Epílogo: Posibilidad
—Gracias por asistir a nuestra primera reunión en grupo. —Chan se sentó frente a todos, quienes se habían acomodado de forma incómoda en esa pequeña oficina, a su lado, estaban Seungmin y Changbin, al igual que Jeongin, y frente a él, los nuevos chicos y chicas del Clan.
—Si, si, puedes saltarte este paso Bang, dejé a unos adolescentes cuidando la entrada S, así que cada segundo que estamos reunidos es potencialmente mortal para todos. —Todos soltaron risas, pero estaban de acuerdo por lo dicho por Jisung.
Dentro del Clan, ellos tenían puestos altos, y a su cargo, varios adolescentes que se encargaban de distintas tareas. En su caso, Han Jisung fue orientado a hacerse cargo de los grupos de defensa, formados por los adolescentes más fuertes que haya en el Clan, puesto que anteriormente era trabajo único de Jeongin, y ahora de él y otros más.
Anteriormente, las divisiones en el Clan se hacían por edad, encargándose Seungmin de los más jóvenes, Jeongin de los adolescentes y Changbin de los más cercanos a la adultez. Pero este orden era imperfecto, dejaba en desventaja a los más débiles y priorizaba a quienes se enfrentaban a los zombies. Ahora que la pequeña ciudadela estaba cerrada, ya no había necesidad de priorizar el combate sino las distintas tareas y oficios.
—Quería decidir el nombre de nuestro Clan. —Suspiró el mayor.
—¿¿Nos juntaste a todos para una estupidez?? —Jisung se precipitó en su silla, ganándose un toque de Minho en su hombro, el cual lo hizo retroceder tranquilamente. Desde que se había librado del Síndrome de Peter Pan, era una bomba de personalidad, parecido a un chihuahua listo para el ataque.
—También necesitaba hablar con algunos de ustedes sobre sus actividades, estaremos moviendo muchas cosas, así que el trabajo se va a complicar, pero cuento con ustedes. Ahora... —Detrás de él, Seungmin sacó un pizarrón blanco y un plumón, dispuesto a anotar las propuestas. —Díganme sus propuestas.
—¿Por qué no Maniac? Después de todo, todos están locos aquí. —Felix golpeó el hombro de Hyunjin, al momento en que él se ganaba el enojo de varios en la sala.
—El sátiro Hwang Hyunjin ha hablado. —Las chicas rieron en unísono, Hyunjin miró con enojo a Ryujin, quien reía con sorna.
—De hecho, tengo un papel que comprueba que no lo soy, tonta. —Él la apuntó con un dedo. —Pero creo recordar que tú eres la que les pone collares de perro a los zombies y los encadena a la reja.
—Denegado, Hyunjin. Ese nombre es... capacitista. —Bufó cuando oyó a Chan, al igual que Ryujin, ella también creía que era un buen nombre. Ignorando que en los años de servicio del mayor, se había relacionado directamente con personas de capacidades mentales diferentes, y su negativa era gracias a esto.
—Nosotras ya teníamos un nombre. —Yeji levantó la mano, obteniendo la atención de todos. —Nos llamamos Cheshire, el gato de Alicia en el País de las Maravillas.
—¿Por qué no "niños perdidos"? En inglés Stray Kids. —Todos miraron a Seungmin, evidentemente confundidos. —¿Qué? ¿Nunca vieron Peter Pan?
Jisung rió. —Me gusta mucho ese, voto por él.
—Dejemos eso y volvamos al trabajo, dejamos a los niños durmiendo la siesta y si se despiertan y no estamos, harán un caos. —Chaeryeong asintió, concordando con Felix. Haciendo suspirar al mayor.
—Me gusta ese, Seungmin, dejémoslo así. —El chico apuntó el nombre, mientras el mayor maldecía lo poco serios que los demás eran en una reunión grupal. —Pueden retirarse, luego hablaré con ustedes sobre sus actividades. —Todos saltaron de las sillas, dispuestos a dejar la oficina. —Hyunjin y Felix, ustedes se quedan.
Confundidos, los chicos asintieron, despidiéndose de los demás, Felix le dió algunas indicaciones a la pelirroja sobre los bebés, antes de que ella dejara la sala. En ella habían quedado solamente Chan, y sus dos lacayos, Changbin quien ahora se encargaba de la seguridad dentro del Clan y Seungmin quien organizaba minoritariamente ciertas tareas y también ayudaba en la guardería cuando podía, incluso Jeongin se había devuelto a su tarea.
—¿Qué querías hablar con nosotros? —Hyunjin volvió a sentarse, con Felix a su lado. —Joder, necesitamos una sala de reuniones más grande.
—Lo tendré en cuenta. En realidad, no era yo quien tenía que hablar con ustedes. —Ambos le miraron confundidos un momento, dirigiendo su mirada a Seungmin al mismo tiempo que Chan.
—Les tenemos una misión especial fuera de la barrera, les daremos equipo y una camioneta, sucede que necesitamos...
—¿Camas? —Felix le robó la palabra, logrando que el contrario asienta, recordaba la conversación con Seungmin sobre el espacio para los niños. Muchos de estos tenían que dormir en el suelo a falta de camas, o incluso, teniendo colchones de tamaño adulto, se veían obligados a dividir espacios, ocasionando problemas cuando estos se enredaban con otros, la idea de conseguir camas pequeñas estaba en su lista.
—Si, también necesitamos más insumos de guardería, irán ustedes solos, será la primera misión de movilización fuera de la barrera del Clan, ¿están seguros de poder con ello? —Felix asintió felizmente, ansioso de poder ayudar con los niños.
A pesar de ser "voluntario", se sentía como un verdadero trabajo, y estaba feliz por ello, el único problema era lo agotador y demandante que era, solía estar todo el tiempo pensando en los niños cuando estaba en casa, y regresaba muchas veces con Hyunjin para contarle con orgullo lo que había pasado en la guardería, obteniendo historias divertidas del huerto de parte del contrario, haciéndolos sentir como un verdadero matrimonio.
Pero Hyunjin estaba nervioso, podía verlo a la negativa. A Hyunjin le desagradaban los zombies, los odiaba con creces, y contrario a él, el mayor solía ser temeroso de ellos. Había estado tan tranquilo viviendo allí mientras sabía que una barrera de metal y maderas evitaba la entrada de zombies, y ahora, se veían obligados a salir de nuevo después de muchos días de felicidad.
Tomó la mano del mayor suavemente, sonriéndole. —Estaremos bien, no hay ningún problema.
Habían vivido solos durante mucho tiempo encerrados en una tienda, y se las habían arreglado para sobrevivir.
No había nada que pudiera salir mal.
—Si la misión se complica, llama por el Walkey Talkey. Por favor, evita traer zombies, Yongbok. —Changbin le entregó el aparato, alejándose con su característica mirada enojada. Tenía que admitir que desde que estaban allí, él nunca había intentado nada que pudiera llamársele "acoso".
Estaban en una de las puertas, la entrada T se empezó a abrir frente a ellos, Hyunjin encendió el auto, una camioneta con espacio trasero prestada para la misión. Les habían dado uniformes negros con protección en el pecho y cascos, eran incómodos pero seguros para la tarea.
El mayor estaba inquieto, Felix podía verlo, pero estaba con él y lo protegería, y además, tal vez no quería admitirlo en voz alta, pero tanta tranquilidad sin zombies le molestaba, se había acostumbrado a deshacerse de estos como si fuera un juego, y ahora, no poder moler a golpes el cráneo de alguno era estresante, mientras cargaba con la presión de la guardería, pensaba en lo mucho que descargaría sus frustraciones con el cadáver putrefacto de alguno.
Hyunjin conducía, mientras él vigilaba las calles, la camioneta iba a una velocidad no demasiado alta ni ruidosa, tratando de moverse tranquilamente. Para ese punto, muchos de los zombies ya estaban tan deshechos que llegaban a ser un problema menor, aunque no por eso debían bajar la guardia.
Había silencio durante el viaje, hablaban bajo mientras conducían a la dirección acordada, una gran tienda de colchones en una avenida grande, lo cual era peligroso, un lugar que estaba rebosante de gente en el momento en que todo empezó ciertamente estaría lleno de zombies. Pero eso no era un problema para Felix, tenía a su lado su precioso bate con púas, listo para atacar.
Llegaron al lugar, encontrando la gran tienda de colchones exactamente donde se supone que debía estar, y por precaución miraron a todos lados para comprobar. El estacionamiento tenía unos cuantos zombies, pero Felix se movió rápidamente deshaciéndose de ellos. A Hyunjin le impresionaba lo fácil que estos caían a manos del menor, quien los evadía con destreza, si Felix no le tuviera miedo a los humanos, probablemente no habría nada a lo que le tema, esa vez que logró darle un rápido puñetazo a Changbin aún estaba grabada en su mente.
Al abrir la puerta, Felix entró primero, la campana de la entrada atrajo a un zombie, que con el rápido giro del bate, cayó al piso. Salpicando el inmaculado blanco de las losas con sangre y órganos putrefactos. Hyunjin tenía que admitir que al menos los ascos ya los había casi superado, simplemente hizo un gesto de desagrado y siguió caminando por la tienda.
Se quitó el casco, era desesperante tenerlo puesto, escuchó a Felix detrás repetir su gesto y ponerlos en el suelo. Él había cargado con su lanza, que permanecía en su mano, pero aun así, no le gustaba usarla, porque eso significaba tener que luchar contra los zombies, y ese paso siempre quería saltárselo.
Había montones de camas, algunas con colchones envueltos en plástico, otras con sábanas, todo aquel paraíso lucía tranquilizante, así que no pudo evitar tirar su lanza y hundir su cuerpo en una de las camas, sintiéndose succionado por la tela, descansando después de días de arduo trabajo donde era explotado por Minho, ahora incluso en sus pesadillas se repetía la imagen de aquel conejo malvado que le obligaba a regar las zanahorias.
—Tenemos que encontrar la sección de niños aún, Hyunjin. Mientras más rápido lo hagamos, más rápido volveremos. —El menor tomó su mano, intentando despegarlo de la cama, sin mucho éxito.
—No quiero, Lix. En cuanto pise el Clan, de nuevo seré explotado. —Felix soltó una risa, y antes de que el menor se diera cuenta, fue jalado con fuerza, siendo apresado entre los brazos del mayor, obligándole a soltar su bate para que ambos pudieran descansar en la cama.
O eso creía, hasta que Hyunjin volteó ambos cuerpos, haciendo que el menor quede debajo, poniendo sus manos a cada lado de la cara del menor, mientras con la mirada dejaba entrever sus intenciones.
—No, no, no. —Movió su cabeza de lado a lado, ganándose una risa de parte de Hyunjin, su sonrisa malévola era tan transparente. —No podemos, no aquí.
—Oh, vamos, Lix. ¿Nunca has tenido la fantasía de, no sé, hacerlo en un lugar completamente descabellado? Porque yo sí. —Riendo, Hyunjin tomó piernas para rodear su cadera con ellas, llevando las manos hasta sus caderas y luego tratando de escabullir las manos en su ropa. —Además, hace mucho que no lo hacemos, me siento un poco necesitado.
Felix gimió con el contacto de sus manos sobre la piel sensible de su cintura debajo de su ropa, podía sentirlas tratando de llegar hasta su pecho, tal vez en busca de sus pezones. Trató de detenerlo, pero al igual que Hyunjin había dicho, la fantasía sexual era tentadora.
Sintió los besos del mayor sobre su cuello, haciendo que curvee la espalda, ser malditamente sensible era un problema estando en esa situación, era tan peligroso, y a la vez, tan excitante. Ya ni siquiera se trataba de "ser atrapados" como en cualquier tienda, no estaban hablando de personas, sino zombies, estaban en peligro de vida pero la idea era emocionante para él.
—Hyunjin, no, puede aparecer un- un- —Las manos dentro de su ropa y su chaleco antigolpes apretaron sus pezones, haciendo que todo su cuerpo se estremezca, Hyunjin tenía el control de su cuerpo, y no quería parar, pero era justo lo que debían hacer, y su cuerpo no ayudaba.
Hyunjin cayó sus gemidos con sus labios, saboreándolos con ternura, como solo Hyunjin podía hacer. Lo comprendía, había pasado demasiado tiempo desde la última vez, y reconocía lo mucho que él también lo necesitaba, pero el momento no era el correcto, y aun así el vaivén de caderas del mayor era desconcertante, no lograba concentrarse para nada, su mente estaba desconectada de su cuerpo, y sin embargo, un característico siseo pudo ser oído incluso cuando el ambiente era llenado por sus gemidos.
—Hyunjin, un- un- —Otra vez fue callado, Hyunjin se aferraba a él mientras devoraba sus labios. Sin mucho éxito trató de alejarlo, agarrando sus hombros para empujarlo, pero estaba tan desconectado que su cuerpo perdía fuerza, debajo de Hyunjin siempre se volvía gelatina.
Abrió los ojos cuando el siseo se hizo más fuerte, más cercano, estaba cerca, había desarrollado su oído lo suficiente a los siseos para darse cuenta del peligro en el que se encontraban, y él estaba apresado con todo el peso de Hyunjin encima, incapaz de liberarse, incapaz de tomar su bate y deshacerse del intruso.
Escuchó a Hyunjin gruñir, el horrible ser estaba justo detrás de él, justo frente a sus ojos, todo se sentía tan distante, se sentía tan mareado y fuera de sí. Que lo único que fue capaz de ver y sentir fue el cuerpo del mayor desapareciendo, viéndolo girar, tomando el bate con fuerza y volteando con él, justo para darle un certero golpe en el cráneo a la criatura.
Todo a su al rededor regresó a su lugar cuando vió el cerebro volando como fuegos artificiales, manchando el suelo y las camas, las telas blancas y las losas se teñían con gotas rojas y coágulos de sangre. Hyunjin se paró justo frente al ser que ladeaba del cuerpo de un lado a otro, dando otro certero golpe que terminó por estallar su cráneo, cayendo al piso con un golpe seco y duro.
Todo había sucedido tan rápido, como un flasheo de imágenes pasando frente a sus ojos. Y en cuando tuvo noción de ello, se sentó en la cama, dedicándose a observar silenciosamente al mayor de espaldas a él, esperando reacción alguna, sintiéndose como eternos segundos hasta que él soltó el bate, el ruido metálico resonó de forma horrible, podía ver su pecho moviéndose de forma pesada, a ritmo intranquilo.
Las manos de Hyunjin temblaron, y a sus espaldas, pudo verlo llevando la mano con la que había sostenido el bate hasta tenerla frente a su rostro.
—¿Hyunjin? ¿Estás bien? —Indeciso, decidió pararse, pensando en caminar hasta él, algo en su corazón le indicaba que aquello estaba completamente mal.
Hyunjin volteó, su rostro aún se mantenía incrédulo sobre sus manos, su rostro se había salpicado de sangre y sus manos temblaban, incapaz de creer lo que había hecho. Su rostro parecía oscurecerse, y por un momento, se sintió temeroso de él, temeroso porque jamás lo había visto actuar de esa forma, y temeroso porque, golpear a un zombie podía resultar una tarea fácil para cualquiera, pero no para él.
—¿Hyunjin? —El mayor pareció salir de su ensoñación con su voz, mirándolo fijamente hasta que el brillo regresó a sus ojos. Lo vió caminar a pasos agigantados hasta él, y antes de darse cuenta, de nuevo fue hundido contra el colchón de la cama, con la diferencia de que esta vez, la cabeza de Hyunjin se hundía en su estómago, frotándose como un gato. —¿Hyunjin, estás bien?
Acarició su cabello, su suave rubio descuidado con las raíces negras, bajo su toque, Hyunjin parecía temblar, apresando su cintura entre sus brazos, tan fuerte que casi le robaba el aire. No entendía su actuar, no sabía qué era lo que pasaba por su cabeza justo en ese momento.
—Está bien, Hyunjin. No pasó nada. —Desesperado por el silencio, trató de buscar una forma de reconfortarlo con palabras, pero era extraño para él, había sido reconfortado por Hyunjin muchas veces en el pasado, y jamás había tenido que hacerlo él. —Estás bien, yo estoy bien. Lo hiciste bien, eso significa que te estás adaptando, eso es algo bueno.
—No lo entiendes. —Escuchó su voz siendo callada por su estómago, Hyunjin sonaba molesto, desesperado, de tantas formas que él jamás había escuchado provenir de él. —Cuando se trata de ti, yo- —Hyunjin aspiró profundo, su voz había sonado temblorosa al final. —Yo pierdo el control, Felix.
Hyunjin era consistente, en sus acciones y en la forma que se expresaba con él, tal vez le había costado al principio, pero una vez que el primer "te amo" se había escapado de sus labios, la palabra nunca había faltado en su día a día con él.
—Me enojé tanto porque nos interrumpiera, que creo que olvidé que estaba muerto y no vivo. —Hyunjin soltó una risa melancólica contra su estómago, volviendo a tratar de hundirse en él.
Tal vez, a veces Felix creía que no merecía a Hyunjin. Se sentía más amado de lo que él creía que le devolvía, y aun cuando confiaba en lo mucho que amaba a su rubio Príncipe Azul, las acciones y palabras del mayor dejaban en claro sus sentimientos, mientras que él aún tenía mucho camino por recorrer antes de volver a abrirse como lo hacía en el pasado, antes de ser dañado por tantos, aun así, Hyunjin parecía indiferente a esperar por él.
Aún si creía no merecer a Hyunjin, sabía que tenía que encontrar la forma de merecerlo.
Levantó la espalda del colchón, Hyunjin estaba con las rodillas en el piso, abrazando su cintura. Respiró hondo, tratando de no explotar en lágrimas, teniendo tantos sentimientos acumulados por la simple acción del mayor.
Hyunjin, quién era el mayor temeroso del Clan, había matado a un zombie solo por él.
—Hyunjin. —El mayor murmuró un "mmm", antes de alzar el rostro, sonrió para él cuando los hermosos ojos de cachorrito asustado le dejaron ver su miedo. Acarició su cabeza con dulzura, enredando los dedos entre su cabello, entre el largo rubio que ya necesitaba de un retoque. —Hay algo que querías hacer, ¿no?
El mayor abrió la boca sorprendido, sus pequeñas manos se dirigieron hasta las de él, tomándolas para quitarlas de su cadera, Hyunjin no parecía poner oposición, y tampoco lo hizo cuando Felix se paró de la cama, logrando que él copiara la acción, y tomando solo una de sus manos para dirigirlo lentamente a algún lugar de la tienda.
Hyunjin no estaba prestando atención en lo más mínimo, su mente volaba con las posibilidades mientras Felix lo arrastraba por pasillos, encontrando rápidamente las puertas de un baño, pateando la puerta y levantando el bate de púas con la otra mano, mucho más alerta de lo que él estaba.
Felix lo soltó estando dentro y una vez que se aseguró de no tener a ningún ser podrido rondando el lugar. Tiró su bate y se aseguró de ponerle seguro a la puerta, o al menos eso creía Hyunjin, demasiado distraído por otra cosa. Aun temblando por lo acontecido, pero cambiando de estado en segundos.
El menor de nuevo tomó su mano, guiándolo a un cubículo, no era la primera vez que hacía algo como eso en un baño público, pero a pesar de no poder ser pillados esta vez, la idea no hacía más que emocionarlo.
Felix rodeó su cuello con sus brazos, juntando con necesidad sus labios. No necesitaba otra señal para aumentar el toque, pegando su cuerpo al menor automáticamente, acorralándolo a la pared del cubículo mientras se aseguraba de dejarlo sin aire y recorrer su cuerpo con sus manos, olvidándose de lo que había hecho como si Felix fuera su cura.
Escuchaba sus pequeños gemidos ahogados entre el beso, sus caderas chocaban mientras sus manos trataban de controlar el movimiento en las caderas del menor. Felix apretó sus hombros, ligeramente empujándolo, lo ignoró, tratando de profundizar con la lengua, adueñándose de los dulces labios que tanto amaba. Hasta que la fuerza sobre sus hombros lo hizo retroceder.
—Esto será rápido, Hyunjin. Terminaré contigo y nos encargaremos de la misión para volver cuanto antes a casa, y allí haremos lo que tú quieras, ¿okey?
Quiso preguntar a qué se refería, pero antes de eso, las manos del menor estaban en la orilla de sus pantalones, sorprendiéndose cuando las rodillas de Felix cayeron al piso, con la cabeza a la altura de sus caderas.
Los botones de sus pantalones cedieron con rapidez, el cierre tampoco ofreció resistencia. Una de sus manos fue a parar a la puerta del baño, tratando de encontrar estabilidad en ese claustrofóbico espacio. Sintiendo como si el aire se le escapara por el calor del momento.
—¿Qué- qué vas a hacer? —Felix jugueteaba con el elástico de su ropa interior, y en ese momento, miró hacia arriba directo a él, y perfectamente pudo observar la sonrisa divertida que el menor tenía en la cara.
—Sabes perfectamente lo que haré, y si colaboras, prometo esforzarme más. —Ronroneó Felix, agarrando la orilla de su camisa, jalándola y luego, tratando de deshacer los botones del chaleco antigolpes.
—Joder. —Murmuró, entendiendo que Felix le indicaba que se quitase la ropa, antes de tratar deliberadamente de arrancar los botones del chaleco, arrojándolo dentro del cubículo y luego sacándose la camisa a horcadas.
La falta de ropa le daba mayor visibilidad de lo que Felix hacía, el menor se divertía con el bulto entre sus manos, acariciando suavemente, logrando despertarlo, haciéndolo sentir tan desesperado que podría rogarle si no se apuraba.
Por suerte, lo hizo. Su ropa interior bajó de golpe, teniendo a su polla semi dura saltando fuera, muy cerca del rostro del menor, su mirada hambrienta se paseó desde la punta hasta la base. Felix ya lo había hecho varias veces, y había aprendido tan rápido, que, a decir verdad, las mejores mamadas de su vida las había recibido de él.
Su mano se dirigió hasta la cabeza rubia del menor, entrelazando los dedos entre su cabello y sosteniéndolo con fuerza, gruñendo cuando sus pequeñas manos apresaron la base y comenzaron un compás breve.
Sin preguntarle, Felix abrió la boca y pasó la lengua por toda la extensión, desde la base hasta la punta, profundizando en la sensible cabeza en cuanto la tuvo entre sus labios, succionando la suave piel rosa entre sus delicados labios. Hyunjin gruñó cuando sintió la caliente cavidad succionar la punta hasta que unos cuantos centímetros estuvieron dentro, la lengua del menor acariciaba los pliegues y venas, asegurándose de saborear todo cuánto pueda.
Hundió los dedos en el cuero cabelludo del menor, aferrándose a su cabello, inmovilizando su cabeza para embestir su boca muy suavemente, brevemente antes de volver a salir, y luego, embistiendo de nuevo, llenando la boca del menor lo suficiente pero sin llegar demasiado profundo.
Una de las manos de Felix se aferró a la tela de sus pantalones, y la otra apretaba la base de su polla, ayudándose de ambas para marcar el límite al fondo de su garganta antes de que aparezca el reflejo nauseabundo. Hyunjin siempre combatía contra las ganas de arremeter hasta el fondo de su garganta, y siempre le sorprendía lo mucho que se controlar, incluso cuando el interior de la boca de Felix era cálido, demasiado bueno, demasiado adictivo.
Felix chasqueaba los labios mientras su polla comenzaba a llenarse de saliva, las pequeñas manos del menor resbalaban con facilidad mientras su lengua se centraba en la punta, asegurándose de darle atención con su lengua mientras su mano se encargaba de la base.
—Hyunjin. —Su nombre salió de sus labios en forma de un gemido, miró hacia abajo, teniendo los preciosos ojos de ciervo del menor mirándolo fijamente mientras chupaba la punta como si fuera un dulce. —Termina rápido, tenemos que movernos de aquí.
Tomó con más fuerza su cabello, sin lastimarlo pero lo suficiente como para sacarle un pequeño gemido de molesta a Felix, con la otra mano tomó la base de su polla, marcando él el ritmo desesperado que necesitaba para correrse rápidamente, aun cuando prefería la idea de tomarse su tiempo y disfrutar todo lo que pueda del menor, reconocía que ese no era ni el momento ni el lugar indicados.
—Abre la boca. —Soltó, de tal manera que su voz sonó grave, incluso parecía demandante, y por eso mismo, el menor no esperó más indicación para aferrar sus manos a los pantalones de Hyunjin y abrir la boca como él había pedido.
La cabeza de Hyunjin chocó contra la pared del cubículo, apoyándose en ella para descargar la fuerza y rapidez de su brazo directo a toda la extensión, disfrutando del hermoso gesto que el menor hacía, abriendo la boca y esperando pacientemente por la carga que liberaría.
Su cuerpo y sus músculos se tensaron, poniendo más presión sobre la cabeza del menor en cuanto sintió su liberación cerca. Felix entreabría los ojos, con la boca abierta y la lengua ligeramente fuera, aferrándose a sus pantalones mientras esperaba pacientemente por su liberación.
No tardó en sentir los espasmos del orgasmo recorriéndole el cuerpo, logrando que suelte un gruñido antes de liberarse en la cara del menor, llenando sus labios y piel del blanquecino líquido, manchando sus mejillas y bañando principalmente su boca y lengua, logrando llenar su boca con cada carga.
Sintiendo sus músculos relajarse, soltó el cuero cabelludo del menor, pero este siguió aferrado a sus pantalones, usando la estabilidad para acercar su rostro a su polla y atrapar la punta con sus labios. Tragando todo lo que podía y succionando de la punta lo más que podía. Sabiendo perfectamente en qué momento debía tomar por terminada la tarea y alejarse.
Hyunjin tuvo que colocar sus manos en las paredes del baño, mareado por el lío de emociones que era. Recordando que, momentos antes, sus manos habían sido bañadas de sangre y ahora la sangre había sido reemplazada por su propio semen.
Si algo unía a Hwang Hyunjin de su pasado adolescente con él en ese momento, era el arrepentimiento. El arrepentimiento que surge después de masturbarte por puro aburrimiento y no por ganas, pero su arrepentimiento adulto no tenía nada que ver por un capricho adolescente, había dejado atrás aquellos vanos sentimientos inmaduros, y de hecho, ya había dejado atrás hace mucho el arrepentimiento después de tener sexo, así que la cosa no iba por allí.
Había matado un zombie. Solo por ser interrumpido cuando había querido follar con su precioso novio en una cama de una tienda, y a pesar del miedo y el shock, lo había olvidado tan fácilmente luego de una mamada dentro del baño de la tienda.
Tal vez Ryujin tenía razón, estaba enloqueciendo.
—¿Te pasa algo, Hyunjin? —Era como si el angelito frente a él lo intuyera, Felix sabía que lo que había hecho le había afectado, y aún si lo había olvidado por un segundo durante una mamada, aquella horrible experiencia no era algo que dejaría ir tan fácil. Felix tomó sus mejillas entre sus manos, poniéndose de puntitas para apresar sus labios suavemente. —Está bien, Hyunjin, vámonos a casa.
Como si fuera una muñeca de trapo, Felix se aseguró de vestirlo. Y mientras recorría con él por la tienda, el menor se aferraba al bate de púas mientras vigilaba que no hubiera ningún otro intruso no vivo, Hyunjin seguía sus pasos detrás, tratando de "estar alerta" aun cuando no podía ni siquiera conciliar la idea de lo que había hecho ya varios minutos antes.
Cuando estuvieron de nuevo en la cama, Felix dió un vistazo al lugar. Hyunjin extendió la mano en la cama, de espaldas a ella, tratando de dar con su lanza o por lo menos, donde recordaba haberla puesto, pero lo único con lo cual se encontró fue con la suavidad de la cama.
Volteó, encontrándose la cama vacía, desconcertándolo enormemente. No había equivocación, Hyunjin recuerda haberla tirado encima de la cama en cuanto se hundió en ella, antes de apresar a Felix debajo de él, ¿o estaba imaginando cosas?
—Toma. —Cuando volteó de nuevo, Felix la tenía entre sus manos, se la estaba entregando. —No te separes de ella por mucho tiempo. Vamos, creo que encontré el área infantil.
No le hizo mucho caso, simplemente se dedicó a seguir sus instrucciones como una muñeca sin vida. En ese momento, tal vez incluso Felix había notado su silencio, pero el menor era tan intuitivo para saber que no debía hablar de ello, y Hyunjin lo agradecía, aún necesitaba respirar tranquilamente y pensar en lo que había pasado, tal como recuerda que hizo la última vez meses antes que le había abierto la cabeza a uno con una lata.
Llevó colchones uno tras otro, sintiéndose ligeramente débil y mareado, y aun así, la explotación laboral por la cual pasaba todos los días le hizo suficientemente bien a la hora de cargar aquellos pequeños colchones de bebé, colocando 7 en el espacio trasero de la camioneta antes de que Felix le dijera que parecían ser suficientes por el momento.
Respiró hondo, por fin volvería a casa y daría por terminado ese sufrimiento. Tendría a Felix por el resto del día, podría hacer con él lo que quisiera, y se aseguraría de pasar con él un buen día, sintiendo que ha había olvidado demasiado darle atención a su precioso novio desde que vivían allí.
Porque, joder, él era Hwang Hyunjin, campeón deportista de la escuela, no importa qué tan pesado sea un campeonato, siempre se iría de fiesta y tendría sexo con una chica. Y ahora, a pesar de que prometió tener a su precioso chico de desayuno, almuerzo y cena, los últimos días solo llegaba a casa a quejarse de su rutina laboral, y caer dormido mientras hablaba con él, como si toda su estamina y resistencia deportiva se hubiera esfumado de su cuerpo. Tal vez, a sus 22 años, la edad ya comenzaba a pegarle.
—Conduce tú. —El menor le entregó las llaves, se preguntaba si confiaba en él en ese momento, probablemente ya había notado que se hallaba un poco fuera de sí, Felix lo conocía mucho.
—¿Qué pasa si chocamos?
—Concéntrate en conducir, yo me concentro en el camino. —Colocó las llaves en el seguro de la puerta, abrió la camioneta y ya dentro, abrió la puerta del lado del copiloto. Felix entró a su lado, cerró la puerta y esperó a que salga del estacionamiento.
Había dado reversa, cuando sintió la gran camioneta chocar contra algo, y luego, un estruendo en la parte trasera.
—Te dije, creo que choqué contra algo. —A pesar de reírse, el menor parecía haberse dado cuenta de algo que él no, su mirada se tornó asustada, logrando que él mismo deje de reírse.
—Hyunjin, sal de aquí lo más rápido que puedas. —No preguntó por qué, intentó esquivar lo que sea que había chocado, la tarea había sido difícil y lenta, y cuando por fin pudo rodear el estacionamiento, se dió cuenta que detrás de la camioneta aparcada, había una vieja motocicleta de la cual no se había percatado antes.
No, eso no estaba allí cuando llegaron.
Entendiendo el susto del menor, aceleró lo más que pudo para huir de allí, pasando por breves segundos de paz en donde pudieron respirar una vez saliendo del estacionamiento a toda velocidad, hasta que, de diversos puntos rodeándolos, escucharon provenir ruidosos motores de motocicletas, logrando que ambos chicos se estremezcan en sus asientos.
—Sabía que algo andaba mal, ¡tu lanza no estaba en el lugar donde la dejaste! —Felix no pudo evitar gritar, exaltado y aterrorizado.
Más allá del Clan disuelto de su hermana, y el Clan Stray Kids donde ahora vivían, el conocimiento de Hyunjin sobre clanes era poco o nulo. Minho le había dicho que muchos de estos clanes tenían integrantes muy jóvenes, y a excepción del Clan de Changbin, todos los demás eran inofensivos.
Aun así, el mayor había sido claro ante la posibilidad de que allí fuera, hubieran Clanes más grandes o mucho más peligrosos que el suyo.
Y tal vez, se habían encontrado con esa posibilidad.
—No te preocupes, Lix. Tal vez solo son niños queriendo asustarnos.
A diferencia de él, quien había vivido una buena vida antes y después de la catástrofe, Felix había vivido lo peor de la humanidad en ambos momentos. A pesar de la felicidad temporal que habían vivido en un techo bajo el nuevo Clan que habían formado, la posibilidad de que algo peligroso pasara aún era latente, y Felix más que nadie lo sabía.
—Le diré a Changbin. —Antes de que Felix pudiera abrir la guantera, la ventana a su lado se partió en pedazos ante un horrible golpe de un objeto que no pudieron identificar. Para su suerte, los cristales de la camioneta eran lo suficientemente duros para no explotar como lo hubiera hecho un cristal normal. Changbin les había dado un duro vehículo para la tarea, previendo esa mínima posibilidad.
A pesar de que unos segundos antes se hallaba en un limbo mental, la sensación de adrenalina lo había despertado por completo. Sus sentidos no solo estaban en la carretera frente a él, sino que vigilaba los espejos de las puertas, y agudizaba el oído ante el rugido de los motores.
—Felix, precioso, el Walkie Talkie, tómalo y habla con Changbin. —Felix estaba asustado, sabía que si él tuviera la opción de entrar en un cuarto lleno de desconocidos o uno repleto de zombies, su pequeño angelito se sentiría en menor peligro estando con zombies. Porque era obvio que en ese momento, eran atacados por humanos, y Felix aún le temía a los humanos.
Sus temblorosas manos abrieron la guantera, rebuscando dentro para tratar de encontrar el Walkie Talkie, liberando pequeños gritos de susto cada vez que las ventanas eran de nuevo golpeadas. Hyunjin ya no podía ver por los espejos de los lados, las ventanas rotas le imposibilitaban la tarea.
A pesar de lo rápido que conducía, sentía como si los motores estuvieran cada vez más cerca. Incluso podía escuchar risas detrás.
—Changbin. —Felix se hundía en el asiento, a pesar de su pánico, estaba siendo tan fuerte como podía. Su voz salió de forma dificultosa, cualquiera que lo hubiera oído podría untuír que algo pasaba.
El ruido de interferencia del Walkie Talkie resonó, abriendo paso a la densa pero preocupada voz del mayor. —¿Qué pasó, Yongbok?
Tal vez era el tono en el cual Felix había hablado inicialmente, pero la respuesta del mayor fue seria, incluso preocupada. Hyunjin creía que la preocupación que Changbin demostraba falsamente por ellos era porque ahora los veía como sus soldados, potenciales armas de defensa, y cualquier cosa que les pasara ponía en riesgo al Clan. Aunque, incluso si su interés estaba en ello, preocupación era preocupación.
—Nos están siguiendo. —Felix sujetaba el aparato con fuerza, a pesar de lo asustado que estaba, trataba de recomponerse y no fijarse en la idea de que podrían estar siendo atacados por humanos. Hyunjin lo admiraba, en su lugar, difícilmente podría estar tranquilo si fuera perseguido por zombies.
—¿Zombies? —Inquirió desde el otro lado de la línea, Felix murmuró un pequeño "no", antes de oír al mayor explotar. —¿¡Humanos!?
—No podemos contarlos, tienen motos y trataron de romper las ventanas con algún tipo de arma. —Hyunjin escuchó revuelo, después a Changbin dirigiendo gritos inentendibles, rápidamente empezó a escuchar varias voces más.
—Haz tiempo, Hyunjin. —Murmuró en asentimiento. —¿Qué tipo de armas? ¿Armas de fuego?
Las armas eran ilegales en su país. Incluso antes de la pandemia, era casi imposible toparse con una en cualquier lugar, y ahora, si bien cabía la posibilidad, querían mentirse creyendo que sería imposible.
—Jamás he oído un disparo, pero creo que no es eso. —Felix tembló, y aun así se aventuró a mirar hacia la parte trasera de la camioneta, esperando ver por las ventanas traseras lo que sea que estuviera pasando.
Entre el revuelo del mayor del otro lado de la línea, pudieron oír las voces entrecortadas por la interferencia de Bang Chan y de IN.
—Escuchen bien, necesito que entren por la puerta T, es la entrada más vigilada y estamos mandando refuerzos. ¿Por dónde están?
—Estación de Sanseong. —A pesar de conducir a toda velocidad, Hyunjin era bueno recordando el camino o ubicándose. Le debía eso a sus locas noches de fiesta en donde estar desorientado era normal, uno aprende de supervivencia cuando se tiene la estabilidad de un gato sin bigotes.
Los motores detrás ganaron velocidad, Felix pareció sobresaltado, enterrándose en el asiento mientras él también aumentaba la velocidad, tal vez no era lo recomendado, pero en un momento como ese, no creía tener elección.
Frente a ellos había un puente, Hyunjin pensó en la posibilidad de deshacerse de sus perseguidores, posibilidad que a Felix probablemente no le gustaría, o tal vez lo odiaría, pero en un momento en donde su vida y la del menor peligraban, elegía sobrevivir.
Subió el puente, y sin hacerlo evidente, disminuyó la velocidad lo suficiente para que las motos detrás de ellos los alcancen, arriba del puente quería ponerlos contra la espalda y la pared, o mejor dicho, contra el vacío y la camioneta.
—Agárrate bien, Felix. —Las palabras se escaparon de su boca como un susurro, los motores tronaban a cada lado de la camioneta, eran incapaces de ver bien a través de las ventanas estrelladas.
Escucharon el estruendoso golpe de algo pegando a corta distancia directo a la ventana, el impacto fue suficiente para romper parte de los cristales y luego, un objeto pesado impactó directo a la ventana del lado de Felix. Antes de permitir que algo más pase, Hyunjin volteó el volante con fuerza hasta chocar peligrosamente con el borde del puente, se había asegurado de atrapar la motocicleta y a sus pasajeros.
Incluso si pareciera que directamente estaba tratando de cometer asesinato, entre el miedo y la adrenalina ni siquiera podría preocuparse por ello. Los clanes, posibles clanes enemigos, quienes trataban de romper las ventanas de su camioneta, ¿qué era lo que ellos querían? no quería averiguarlo en ese momento.
Antes de darle tiempo a la otra motocicleta de escaparse, giró el volante para el lado contrario, intentando golpear a los otros, consiguiendo impactar con menos fuerza que con la anterior, la motocicleta casi se escapaba completamente del impacto, un metro menos y la camioneta hubiera chocado directo con el borde.
Ya estaba cerca, la pequeña ciudadela cerrada estaba a la distancia suficiente como para lograrlo, aun así, no debía bajar la guardia ni un segundo.
—¿Qué entrada dijo? —El rugido en su voz devolvió la consciencia al menor, haciendo que el Walkie Talkie se le escape de las manos al escuchar la profunda voz exaltada de Hyunjin.
—La T, la T. —Sus manos temblaron antes de presionar de nuevo el botón. —¿¡Changbin!? ¡Maldita sea!
En un entorno cualquiera, le hubiera divertido tanto escuchar al menor maldiciendo de esa forma, pero ahora, tan asustado mientras se aferraba al aparato por un lado, y a Hyunjin por el otro, podía comprender más que nadie lo asustado que estaba.
Felix nunca había sido especialmente bueno confrontando humanos, incluso esa vez en el sótano de la casa de Lia cuando fue atrapado por las chicas, admitió haber estado tan aterrorizado que se limitó a bajar la mirada y callarse. En ese momento, no era chicas desarmadas a lo que se enfrentaban, incluso Hyunjin estaba nervioso.
—Yongbok, Lee Know escondió bombas molotov en el asiento trasero, ¿puedes verlas? quiero que las lances a la carretera en la última desviación antes de llegar a la ciudadela, ¿entendido? —Antes de siquiera escuchar al menor confirmar, Changbin colgó. La mirada vidriosa del menor se dirigió a él, esperando una respuesta.
—¡Tú puedes, Felix! Confío en ti. —Confiar era lo único que le quedaba, detrás de ellos el ruido de motores era persistente, pero parecía haber reducido. A su lado, Felix pareció obtener energías de sus palabras, tirándose a la parte trasera mientras Hyunjin conducía a toda velocidad.
—¡Las tengo! —En una bolsa, había explosivos caseros hechos por el segundo mayor del clan, usualmente solían evitar comentar acerca de su piromanía, pero en ese momento, agradecían a todos los cielos tener un experto en fuego en el equipo.
Unos metros más, el mayor le indicó en dónde arrojarlos, el menor había encendido las mechas, bajó las ventanas rotas de la camioneta y dejó caer los explosivos en donde veía una mancha aceitosa en el pavimento.
Tiempo después, se desviaron del camino principal, justo de la calle por donde doblaron vieron numerosas pequeñas motos desplegarse en dirección opuesta a ellos. No supieron más acerca de lo que pasó, y tampoco les hubiera importado. En ese momento, lo único que ambos chicos hicieron fue respirar hondo una vez que estuvieron frente a la entrada indicada, la cual estaba completamente abierta, permitiendo que entren sin problemas con la camioneta.
Había gente, gente de su clan, chicos uniformados de negro, los cuales revisaron la camioneta apenas estuvo estacionado dentro. Hyunjin abrió la puerta de su lado, cruzando hacia la otra puerta y abriendo la de Felix, sin permitir que nadie se acerque mucho a él, entre la adrenalina y el haber sido atacado por humanos, gruñiría como un perro a cualquiera que se acercara a él.
—¡Yongbok! Alza las manos. —Antes de detenerlo, Changbin ya había puesto las manos a cada lado del cuerpo del menor, palpando su silueta mientras Felix se mantenía inmóvil. Estuvo a punto de empezar una pelea con el mayor, pero su mano había sido tomada por alguien, al voltear, identificó el grisáceo cabello, y luego la expresión seria y preocupada del segundo mayor lo detuvo.
Antes de voltear, sintió unas grandes manos repasándole el cuerpo, frente a él,
Changbin repetía la acción de palpar su silueta. De alguna forma, incluso con su rabia, logró reconocer los movimientos, Changbin estaba cateándolo, intentando encontrar algo para preocuparse. No tardó mucho con ello y luego dirigió la mirada a la camioneta.
—¡Revisen bien! —Su grave voz gruñó hacia los chicos que revisaban la camioneta.
Felix chocó contra su pecho, escondiendo el rostro, suspiró hondo una vez que pudo rodearlo con sus brazos, asegurándose de que el menor estaba con él y estaba sano.
—Vayan a casa, nosotros nos encargaremos. —Usualmente, cada uno tenía tareas propias, y Minho no era la excepción. En ese momento, saber que probablemente el mayor había sido llamado de improvisto porque aún conservaba su overol de jardinería, en vez de causarle gracia, le daba una idea de la situación.
No era una broma, y a pesar de barajar la posibilidad durante mucho tiempo, ahora podían confirmar que había clanes peligrosos allí afuera.
Pero ¿qué era lo que querían?
Los pesados pasos del hombre resonaron en el living del edificio apenas entró. Detrás de él, un pequeño grupo de hombres de edades similares le seguían, como si su sola presencia y la idea de seguirlo como un capitán les hiciera sentir tranquilos.
Lo que habían hecho fue peligroso, casi pierden integrantes y los menores del grupo habían resultado heridos, pero a pesar del riesgo, consideraban aquello necesario para sobrevivir.
Ellos llevaban una vida tranquila ocultos en un gran edificio, cada uno de los miembros del Clan conformado por poco menos de 30 personas hallaban paz en su fortaleza impenetrable, o al menos, todos podían asegurar que no importa quién intente traspasar la puerta intentando dañarlos, sea humano o zombie, estaría acabado antes de poner un pie dentro.
En el primer piso había silencio, aunque, incluso en pisos superiores, al no haber mucho qué hacer en el edificio, todo solía ser tranquilo. Estaban conformados por adultos, incluso los miembros menores del Clan ya superaban los 20 años cumplidos.
El segundo mayor del pequeño grupo, y el que todos seguían como su capitán de equipo se acercó a los menores una vez que estos pudieron sentarse en los sofás del living del primer piso, ya habiendo asegurado las puertas por las cuales habían ingresado. A su lado, su pareja se apresuró a constatar el estado de ambos antes de que él pudiera acercarse, suspirando hondo cuando estuvo seguro de que no corrían peligro de muerte.
—Eso fue peligroso, la próxima vez tomaremos más medidas de seguridad. Nunca esperé que esos dos estuvieran tan locos como para intentar arrojar a Jisung por la orilla del puente.
El chico era el estratega del grupo, o al menos de la pequeña unidad que ellos habían formado. Cada uno cumplía una función específica, cada uno desempeñaba su labor, sin errores. Incluso cuando habían perdido a su anterior líder, a causa de una diferencia de opiniones, habían tenido que acomodarse nuevamente para que la formación no sufra desperfectos, si algo habían aprendido de los mayores del Clan, era que no había espacio para errores.
Por su parte, él, el nuevo líder, o como prefería llamarse, capitán, ahora tenía a su cargo no solo su función anterior, sino que ahora tendría que organizarlos, aun así, el peso que recaía sobre sus hombros no era suficiente para derribarlo, sino todo lo contrario, podría demostrar su valor como miembro del Clan sobrellevando perfectamente su nueva posición.
Además, a pesar de ser el nuevo "líder", no era liderazgo lo que él buscaba en el grupo, sino ser capaz de organizar las habilidades de cada uno.
—¿Estás bien Jisung? —El chico asintió, con una adorable pero tímida sonrisa en el rostro. El menor había recibido el impacto directo de una camioneta sobre él, y aun así, sonreía con ternura fingiendo estar ileso. —¿Y tú, Chenle?
—Quiero morirme. —El chico tiró su cuerpo sobre el sofá, expandiendo sus brazos con comodidad. A pesar de las quemaduras de menor grado que tenía, y los chillidos de dolor al moverse, aún tenía la energía suficiente para quejarse de todo. —Tal vez deba tomarme una semana de descanso, sí, eso, podría pasar una semana recuperándome de mis heridas.
—¿Recuperarte? Estoy seguro de que jugarías videojuegos día y noche sin descansar.
—¡Cállate! —Ignorando sus quemaduras, el chico extendió una mano para intentar agarrar al menor del grupo, siendo interceptado por uno de sus mayores, parando la pelea antes de empezar.
—Y estoy segura de que Ning te destruiría, tendrías que caminar desnudo por el pasillo de nuevo, como la última vez que te ganó.
Rodó los ojos, incluso cuando ambos menores tenían heridas de la misión más reciente, aún encontraban energías suficientes en sus cuerpos para pelearse, creía que incluso si ellos se convertían en feos y apestosos cadáveres caminantes, destrozarían sus podridos cuerpos a mordidas si llegaran a encontrarse.
La puerta de las escaleras se abrió estruendosamente, se maldijo internamente ante lo que sabía que estaba por venir.
—¡Jeno! ¿Puedes explicarme esto? —Ni siquiera volteó a verlo, el antiguo líder del pequeño grupo creía que aún podía opinar sobre las decisiones que ellos tomaban, aun sabiendo que ese era el camino que ellos habían decidido.
—No hay nada que explicar, Mark. —Hizo una seña a los menores para levantarse, aún con las heridas lo hicieron, demostrando no solo que seguían sus órdenes, sino que eran lo suficientemente fuertes para soportar el dolor.
—Claro que lo hay, no puedes llevártelos y ponerlos en riesgo, sabes que los mayores no quieren esto.
—¿Los mayores? —Su fría mirada se dirigió al antiguo líder, aun cuando él le llevaba unos pocos centímetros de altura, el mayor no vaciló ni apartó la mirada de él cuando estuvieron frente a frente. —¿Siquiera te importan los mayores? No estarías en contra de esto si te importaran.
—Ellos no quieren esto, Jeno. —Su voz no sonó temerosa, sino comprensiva. Odiaba su tono de amabilidad, el tono suave que usaba con ellos como si fuera un padre, después de meses viviendo juntos y años de conocerse antes de todo, Mark era respetado por el pequeño grupo aún después de las diferencias entre ellos.
Jaemin tomó su hombro, haciendo que su atención recaiga en él, en vez del ex líder, probablemente se había dado cuenta de lo enojado que estaba con Mark.
—Vámonos, Jeno.
Jaemin tomó su muñeca, hizo un gesto a los demás para que lo siguieran hacia dentro del edificio, los otros dos chicos del pequeño grupo tomaron cada uno un brazo de los dos menores heridos, ayudándolos a caminar, decidiendo todos por cuenta propia ignorar al antiguo líder.
—¿Es esto necesario, Jeno?
Paró en seco, volteando hacia el ex líder. La respuesta era clara, y ya se había encargado de repetírsela en numerosas veces.
Incluso si Mark estaba en contra, incluso si los mayores no estaban de acuerdo, si allí afuera había algo que podrían llamar "una cura" o al menos algo parecido, ellos la encontrarían. Porque su gratitud por aquellos que los habían recogido de las calles en el peor momento de la humanidad era tanta, que pondrían en riesgo sus vidas solo por ellos.
—Totalmente necesario.
¡Finalmente!
Les recuerdo que aún quedan extras por publicar, pero finalmente después de más de un año ya puedo decir que esta historia ha finalizado.
Sé que el final les ha caído de sorpresa, ¿qué estará pasando? se preguntarán. La cosa es que, si se preguntan sobre una segunda temporada... muy improbable, honestamente. Ni siquiera yo misma sé qué haría con una segunda temporada, y no me gusta empezar a escribir algo si no tengo una idea clara de hacia a dónde quiero orientar las cosas.
Lo único que les puedo decir con certeza, es que unas cuantas personitas del pasado de Hyunjin aparecerían para complicarle la vida, y que otros muy peligrosos llegarían para amenazar la paz del Clan de los niños perdidos 🤧
En fin, nuestros papis son la definición de imprudencia. El Hyunjin se enojaba solo porque lo interrumpieron 😭
Es todo por hoy, nos leemos próximamente~
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