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9. Clan [Parte 2]

—¿Felix? —Murmuró observando el cuerpo que había caído justo en la silla de a su lado, para luego dedicarse a observarlo más detalladamente.

Felix tenía puesta una gorra y una mascarilla que cubría casi todo su rostro, pero estaba seguro de que era él, esos ojos tan bonitos nunca pasarían desapercibidos.

—Yeji aléjate de él, es increíblemente peligroso, terminó con casi todos los mordiditas en segundos.

Su hermana menor se separó asustada de él mientras veía fijamente al chico vestido de negro, ella entonces se refugió al lado de las chicas, ellas al parecer estaban discutiendo, Hyunjin no podía escucharlas bien, porque su atención y su mirada estaba fija en Felix.

Él estaba cubierto de sangre desde el pecho hasta las piernas, incluso con la ropa negra podía ser capaz de ver litros y litros de sangre y restos de carne que lo cubrían y se escurrían hasta el piso, intentando adivinar por qué estaba de esa forma.

—Felix, ¿estás bien? ¿qué te pasó? —Su tono de preocupación atrajo la atención de las cinco chicas frente a ellos dos.

—H-Hyunjin, ¿lo conoces? —Yeji preguntó nerviosamente, ella permanecía detrás de Ryujin, como si la más baja fuera una especie de lugar seguro para todas. Y para cuando Hyunjin asintió levemente, las chicas exclamaron del susto en unísono.

—Yeji, tu hermano es amigo de un psicópata. —Chilló una de las chicas.

La mirada de Felix subió, hasta verlo fijamente a él, le estaba exigiendo una respuesta con la mirada hasta que Hyunjin asintió, tratando de decirle que si era Yeji su hermana, pero aún así el chico no entendía nada, estaba completamente perdido.

—¡Quítenle la máscara! —Propuso Lia. —Ryujin, quítale la máscara y la gorra, quiero ver su cara.

Haciendo caso a sus palabras, Ryujin caminó hasta Felix dispuesta a hacerlo, pero Hyunjin gruñó.

—No lo hagas, te vas a arrepentir.

La chica le dedicó una mirada asesina, ¿desde cuándo sigo tus órdenes? probablemente había pensado, entonces le sacó la gorra, dejando al aire el suave cabello rubio y luego quitó la mascarilla, y cuando lo hizo, todas las chicas chillaron a modo de sorpresa.

—Les dije. —Hyunjin rodó los ojos, ellas y él habían tenido exactamente la misma reacción.

—¡Es muy lindo! —Chilló Lia. —¿Nos lo podemos quedar?

—Luce como una muñequita, no puedo creer que él haya exterminado a los mordiditas. —Soltó una de las chicas que lo habían torturado.

—Es un niño. —Soltó la otra, la torturadora 1 la miró indignada.

—Es probablemente mayor que tú, Yuna.

Al menos ya sabía que la torturadora 2 tenía nombre, si le tocaba denunciar su secuestro ya sabía cómo se llamaban 3 de las 4 locas.

—Hoy llegaron dos chicos lindos de nuestra edad, ¡es nuestro día de suerte! —Ella parecía feliz hasta que Ryujin la encaró con el rostro tenso y su sonrisa se esfumó automáticamente.

—Conoces las reglas Lia. —La chica asintió con tristeza, solo para volver a mirarlos a ambos, ellos dos ahora eran su jodido entretenimiento y los iban a tratar como mascotas, o al menos eso creía él.

—¿Qué vamos a hacer con ellos, Ryujin? —Mencionó la única chica cuyo nombre no sabía, por ahora era la única que no le daba tan mala espina, entonces la bruja pareció pensar al aire, probablemente estaba pensando en formas nada bonitas de tratar con él.

—No le hagan daño a Hyunjin, por favor. —Yeji tomó el brazo de la bruja, suplicándole con la mirada, y para su sorpresa, la otra le sonrió con dulzura.

Esa bruja si tenía corazón después de todo.

Justo frente a él, las chicas comenzaron a argumentar qué harían con ellos, como si fueran objetos cualquiera, sin embargo, Felix se llevaba la peor parte, ellas ya lo consideraban un peligro mortal y querían deshacerse de él.

Hyunjin aprovechó que ellas se encontraban distraídas para susurrarle. —¿Por qué estás aquí?

Felix las miró y luego regresó su mirada a él. —Vi cómo te sacaron a rastras de tu casa, así que las seguí para sacarte.

—No tenías que hacer eso.

—Tenía que, lo prometimos. —Pausó, para luego mirarlas con cautela y regresar su mirada a él. —Estás mujeres están locas, tenían una horda de zombies cuidando la entrada.

Hyunjin lo miró incrédulo, ahora cuadraba el por qué traía la ropa ensangrentada. —¿Y te los cargaste a todos? —Felix asintió. —¿Y luego el trío de locas te capturaron? —Bufó y asintió de nuevo.

Alguien carraspeó frente a ellos, y al mirar se toparon con el rostro enojado de las tres chicas que habían capturado a Felix, joder, los habían escuchado. Yeji lo miraba con decepción, tal vez pensando en que estaba intentando por todos los medios salvar su trasero y él lo arruinaba de nuevo.

—Serán comida para mordiditas. —Habló la torturadora 2, o mejor dicho Yuna.

—Ya no tenemos mordiditas, solo queda uno.

—¿Así les llaman a los zombies de la entrada? —Gruñó Felix. —Qué nombre tan patético.

—Lo mismo pensé. —Añadió Hyunjin, ganándose una mirada asesina de las 4 chicas del clan.

—Recuerden que el destino de sus traseros está en discusión, deberían estar rogando justo ahora.

Hyunjin rió con sorna. —¿Como tú me rogaste a mí?

El rostro de la chica se endureció, y lo siguiente que sintió fueron las duras botas de plataforma estampándose contra su rostro, la fuerza fue tal que la silla se ladeó y cayó con todo su cuerpo al piso, aplastando su brazo.

Gritó con fuerza, casi a punto de llorar del dolor, la mejilla le ardía, su hombro había impactado en el piso con fuerza y su peso estaba todo encima de su brazo.

Yeji con rapidez fue a levantar su cuerpo, pero sin lograrlo la chica cuyo nombre aún no sabía le ayudó y entre ambas lograron volver a poner la silla en su lugar, podía verlo en su mirada, la chica era la más arrepentida de las cuatro.

Sin embargo Yuna sostenía a Ryujin con fuerza intentando retenerla, mientras la otra solo lo miraba con odio en su cara. No debió haber dicho eso en voz alta, pero aún con todo el dolor, se sentía tan bien vengarse de sus palabras.

—Joder Ryujin, si mi perfecta cara simétrica tiene un rasguño después de esto, juro que te mato. —Le escupió con rabia.

—¡Púdrete, Hwang! —Yuna la sostuvo más fuerte, podía percibir las intenciones asesinas provenientes de ella y le agradecía a la chiquilla detrás que la sostenía con todas sus fuerzas.

—¡Hyunjin! ¡Ryujin! —Gritó Yeji, a punto de llorar de nuevo. —Por favor deténganse.

Ambos se arrepintieron como cachorros que habían sido regañados, Ryujin se relajó en los brazos de la pelinegra, y Hyunjin tiró su peso en la silla, como si la voz de su hermana fuera un sedante. Felix quien había estado callado durante todo el momento, observaba todo intentando entender algo de lo que estaba pasando.

—Yeji, tienes que sacar al imbécil de tu hermano de aquí ahora o voy a matarlo. —Ryujin se cruzó de brazos, muy enojada.

—Él está atado aún. —Yeji se puso entre él y Ryujin, probablemente en un intento de que ambos corten la mirada de odio que se tenían, y parar a la chica en caso de que intente hacerle daño.

—No vamos a soltarlo, es peligroso.

—Entonces no podré hacer que se vaya. —Yeji en ese momento era su heroína, era su ángel que salvaguardaba su integridad física.

—Lo encerramos durante la noche y se va mañana en la mañana. —Era Lia, de nuevo tan sonriente como había estado, pero algo de esa chica no le gustaba para nada a Hyunjin. —Oh vamos Ryu, hazlo por mí. —Hizo un puchero, colocándose frente a Ryujin para suplicarle con la mirada.

Ryujin bufó enojada. —Hagan lo que quieran. —Y con eso salió de la habitación, Hyunjin entonces sintió que el aire regresó a sus pulmones, se había quitado un peso de encima por ahora.

Yeji se volteó hacia él y empezó a desatar las cuerdas, pero no sin antes mirarlo seriamente. —Prométeme que no le harás nada, Hyunjin.

Rodó los ojos, tratando de evitar la mirada de ella, le recordaba mucho a su madre cuando ella lo regañaba, y eso lo hacía sentir culpable ahora.

—Por mucho que quiera hacerlo, sé que me merezco sus golpes.

Yeji le sonrió. —Has cambiado, Jin. Estoy orgullosa de ti.

Él al fin pudo salirse de esa silla incómoda de metal y sobarse el cuerpo, sentía las nalgas entumecidas por todas las putas horas que había estado sentado allí. Luego miró a las demás chicas que se retrajeron asustadas de él a excepción de Lia, y luego su mirada se dirigió a Felix.

—¿Qué van a hacer con él? —Por alguna razón sintió que debía preguntarle a Lia, a pesar de sus torpezas era como si en la jerarquía estuviera Ryujin primero y luego ella.

—Después elegiremos su destino, tú podrás irte mañana, aunque es una pena. —La chica hizo un puchero, era extraño porque mientras las otras dos se mantenían abrazadas lejos de él, Lia solo le sonreía como si tuviera la confianza de que él no le haría daño, y por mucho que su ego duela, ella tenía razón.

—Él viene conmigo. —Objetó con voz dura, intentando parecer intimidante, pero Lia no se movió ni un centímetro de su lugar.

—Lamento decírtelo, pero tú no eres quién decide eso. —Ella se acomodó los lentes y miró hacia su libreta. —Él exterminó a 27 zombies en un minuto con 53 segundos, así que lo hemos considerado un peligro mortal.

Miró hacia Felix, él mantenía el rostro agachado, lo había hecho casi todo el rato, ni siquiera había intentado soltarse, lo único a lo que Hyunjin podía asociarlo es que intentaba hacer lo mismo que él hizo en su tienda: dar pena a tu secuestrador.

Luego dió un vistazo a su ropa, y joder, aunque el chico intente dar pena, su ropa delataba "asesino en serie", había conocido a Felix a penas un día antes y no era grata la sorpresa de saber que había estado viajando con un posible psicótico, pero por muy agresivo que parecía, no sentía intenciones asesinas viniendo de él cuando estuvieron solos, inclusive le había parecido muy humano, había sentido pena por él y se había preocupado por venir a buscarlo.

—Escucha. —Se regresó a Lia. —Este chico me estuvo ayudando a encontrar a mi hermana cuando creí que alguien la había secuestrado, y vino a rescatarme a mí cuando vió que ustedes cuarteto de locas me sacaron inconsciente de mi propia casa. Si alguien aquí necesita una disculpa es él.

Lia aún no se movía de su lugar. —Ya es tarde, mañana lo decidiremos. Chaeryeong, Yuna, traigan cartones y dos mantas, ellos dormirán en el piso. —Ambas chicas se movieron de su lugar ante su orden. —Yeji, tu primer trabajo aquí será cuidarlos en lo que los instalamos para pasar la noche, haz lo que creas pertinente. —Le guiñó un ojo, y con eso Lia se esfumó del cuarto.

Después de irse, Yeji se volteó a ver a Felix, poniéndose nerviosa, ella aún sentía miedo por el rubio, Hyunjin podía sentirla tensa.

A él no le importó si Yeji ahora era la autoridad de la habitación, él simplemente se volteó hacia Felix y comenzó a retirar las cuerdas de sus brazos y manos.

—¿Qué haces? ¿Por qué lo desatas, Hyunjin?

—Él no es peligroso, Yeji. Eso puedo prometértelo. —Siguió retirando las cuerdas, ante la mirada fija de Felix, esos dulces ojos oscuros lo estaban matando.

—¿De dónde lo conoces?

Suspiró, sintiéndose un idiota por lo que iba a hacer. —Es un amigo de la escuela.

Le mintió a su hermana, joder, será mejor que Felix resulte tan inofensivo como él creía que era porque estaba arriesgando su cuello por él, por un chico que acababa de conocer y en el cual confiaba solo por su cara bonita.

Cuando terminó de soltarlo, Felix solo sobó sus muñecas, no se movió de la silla y tampoco habló.

—¿Por qué has estado tan callado? —Inquirió, Felix que miraba con detenimiento el cuarto le dirigió la mirada.

—¿Y tú no sabes mantener la puta boca cerrada?

Escuchó a Yeji reír, ella solo volteó la mirada cuando la confrontó, fingiendo inocencia, así que volteó los ojos y siguió al pendiente del rubio. A pesar de todo, Felix se mantuvo recluido en esa silla, Hyunjin deseaba saber qué estaba pasando por su cabeza en ese momento.

—Lo siento por las molestias. —Yeji le dijo a Felix. —Creo que necesitas una explicación. En realidad no fuí secuestrada como Hyunjin creyó, lo siento si eso te metió en problemas.

Felix suspiró, alzando la mirada con un gesto dulce, era la primera vez que Hyunjin no lo veía con cara de enojado.

—No tienes por qué disculparte, entiendo que todo fue un malentendido. —Él le sonrió, y ella le sonrió de vuelta, por alguna razón Hyunjin se sentía molesto.

—Y... —Titubeó ella. —¿De dónde se conocen?

—De la tienda. —Murmuró Hyunjin, Yeji lo miró confundida y Felix lo fulminó con la mirada. —Me refiero a que... me lo topé ayer en la tienda.

—Dijiste que te habían secuestrado.

—Él me salvó. —Mintió de nuevo, esperando a que su hermana se trague esa estúpida explicación, ella titubeó pero pareció aceptarlo, aunque la conocía tanto que seguramente ella sabía que él mentía.

Casi pudo ver la media sonrisa burlona formándose en la cara de Felix, la situación incómoda había empezado a asfixiarlo hasta que las dos chicas cruzaron por la puerta, trayendo lo que Lia ordenó: cajas y dos mantas.

Oh, de nuevo dormiría entre cajas.



K:

Honestamente, en vez de enojarme con Ryujin, me da satisfacción agsfdasghdfg

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