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34. Regla número dos

Había dos cosas que Minho tenía prohibido en la casa de Jisung.

Número 1: Abrir, entrar o limpiar a la habitación de sus padres.

Número 2: Abrir, entrar o limpiar el sótano.

Al principio, ni siquiera había pensado mucho en ello, había limpiado la casa casi enteramente, pero nunca tuvo curiosidad por aquellos dos lugares. En cuanto a la habitación de sus padres, Minho creía que tal vez el menor estaba experimentando una etapa del duelo en donde no quería recordar lo que había pasado, y su naturaleza inocente lo hacía aún más difícil para él.

Minho no intercedió, hasta que lo notó.

Mientras Bang Chan estaba viviendo con ellos, había estado más interesado en reprimir su existencia y su paso por el hogar, ignorando el incesante golpeteo en el sótano que emergía de él noche tras noche.

Ahora, que Bang Chan estaba finalmente fuera del camino, ya no había distracciones que ocupen su atención más que ese pequeño detalle, ese que lo aterrorizaba, para ser sincero.

Originalmente lo había notado una vez que había despertado en medio de la noche para visitar el baño, estaba tan dormido y aún así, sus sentidos se agudizaron al máximo cuando escuchó aquellos ruidos en medio del sepulcral silencio de la noche, porque desde que el virus se había esparcido, estaba más que consciente que ningún momento es seguro, porque los zombies nunca descansan, y algunos humanos tampoco.

Sea lo que sea el ruido, no paraba. Minho en algún momento creyó que tal vez se trataba de alguna alimaña, así que lo ignoró, incluso sabiendo muy en el fondo que tal vez la causa era más horrible.

Pero ya no podía ignorarlo más, así que aprovechaba sus salidas casuales al baño de noche para investigar, dándose cuenta que en efecto, el ruido provenía del sótano. Pero Jisung había sido claro, el sótano estaba prohibido y la relación entre el ruido y la prohibición del menor le daba muy mala espina.

Minho no era tonto, sabía que Jisung le estaba ocultando algo.

Con la ansiedad al tope después de todo lo que había sucedido, despertó una noche solo para investigar de una jodida vez qué estaba pasando, topándose con que, la puerta del sótano se hallaba cerrada con varios candados y sabía que si preguntaba, Jisung haría otra rabieta. Entonces utilizó lo aprendido durante su vida como ex delincuente de escuela media y forzó la cerradura, lo cuál le había tomado varios minutos, tal vez Jisung despertaría, así que regresó a la cama.

Así siguió, durante varias noches, abriendo los candados de la puerta y actuando de día como si nada hubiera pasado, le hacía sentir tan culpable estar mintiéndole a Jisung, pero él haría todo para interponer su seguridad primero, aún si eso significaba romper la segunda regla más importante que Jisung le había impuesto.

Sin embargo, nada preparó a Minho para lo que escuchó al finalmente abrir la puerta. Un horrible y ya conocido siseo se escuchaba debajo de las escaleras que conducían hacia abajo, el pasillo estaba oscuro, así que cerró la puerta, algo shockeado, y cuando recuperó los estribos fue por sus flechas y una lámpara.

Bajaría, y jodidamente se encargaría de lo que hubiera allí debajo.

Cuando volvió a abrir la puerta y con la lámpara apuntó hacia las escaleras, no podía ver nada, pero luego de unos segundos, los siseos se oyeron cada vez más intensos, tal vez la luz de la lámpara los había hecho reaccionar así.

Mientras precavidamente caminaba hacia adentro del sótano, no podía evitar pensar en la situación, aquella que involucraba a Jisung manteniendo zombies en su sótano, ¿Por qué? No entendía por qué algo como podría pasar, había permanecido semanas viviendo con él y hasta ahora se encontraba con la naturaleza más inocente que alguna vez haya visto en una persona, y él no sería capaz de mentirle, porque Minho estaba seguro de haber conocido tanta gente en el mundo que nadie podía tomarle del pelo de esa forma, así que Jisung era real, la faceta que conocía de él era real, pero, ¿por qué?

Ni siquiera estaba en el último escalón cuando visualizó movimiento, pero Minho ya había lidiado con muchos de ellos y los únicos dos que logró ver no le aterraban para nada. Trató se agudizar el oído y se dió cuenta que de nuevo, solo eran dos, no habían más, pero tal vez en número debió ser suficiente para que él sospeche, y aún así, no lo hizo.

Ambos ni siquiera estaban completos, la parte superior se hallaba desprendida de los cuerpos principales en ambos, y sus brazos tampoco estaban completos, aún así, habían logrado arrastrarse por el piso varios metros desde sus cuerpos.

Sin pensarlo mucho, tomó su flecha y atravesó los cráneos de ambos, haciendo que el siseo se detenga, dándole paz mental. Aún así, tuvo la precaución de revisar la escena, las partes inferiores de sus cuerpos estaban atados a muebles pesados, y por lo visto, las ataduras habían sido lo suficientemente fuertes para mantenerse sólidas a pesar de la descomunal fuerza inhumana que aquellas criaturas solían tener.

¿Quién había hecho esos nudos? Y más importante, ¿por qué Jisung mantenía zombies en su sótano? No era como si creyera que él no lo sabía, la regla del sótano era tan obvia pero, ¿por qué se aferraba a ocultárselo?

No se quedó por mucho tiempo, bajaría otro día y limpiaría el sótano con más calma después, ahora solo necesitaba respirar aire fresco después de estar en aquel podrido lugar, y también necesitaba encontrar respuestas.

Lo que Minho no contaba era que despertaría ese mismo día con un chillido agudo proviniendo del sótano. Fue tan claro, y tan horrible para él, que su primer pensamiento del día se centró en Jisung, y de cómo el menor no estaba a su lado, para luego darse cuenta que el chillido había provenido de él, y finalmente reaccionar desde su necesidad de protegerlo.

Se despertó en un segundo y corrió hasta el lugar, dándose cuenta al estar bajando las escaleras que se escuchaban sollozos provenir del sótano, y eso pertenecían a Jisung.

Sin pensarlo mucho, entró al sótano, cuyas pequeñas ventanas que daban al patio reflejaban la suficiente claridad para ver al menor sentado justo frente a los zombies de los cuales se había deshecho esa misma noche.

Jisung estaba llorando, incluso temblaba, y de alguna manera que Minho no pudo entender, sabía que había hecho algo mal, pero no podía saber por qué.

—¿Sung, estás bien? —Intentó acercarse al menor y tomarlo entre sus brazos, tranquilizarlo como siempre solía hacer, pero en lugar de eso, Jisung soltó un grito al oírlo y luego se apartó.

—¡Aléjate de mí! —Minho sentía su corazón latiendo con fuerza, desesperado mientras el menor se rompía, y aún más lo estuvo después de que él le gritara aquello.

—¿Sung? —De nuevo, intentó llamarlo con voz dulce, sentía una horrible necesidad por abrazarlo y consolarlo, pero el menor se alejó tanto que su espalda chocó contra la pared, y luego cubrió su rostro con sus manos, dejándose caer al piso.

—No quiero verte, Minho.

—¿Qué? —Rabieta, Minho creía, o mejor dicho, quería creer que aquello era una rabieta, aunque bien sabía que no lo era. Porque Minho había logrado dar con la respuesta de por qué Jisung mantenía zombies en el sótano, y ahora, sentía que había finalmente hecho la idiotez más grande de su vida.

—Vete de mi casa, Minho. Ya no quiero verte nunca más.

Sintió como si su mente hubiera abandonado su cuerpo, ¿qué había dicho? ¿que se fuera de su casa?

—¿Jisung? —Estuvo a punto de sonar roto, pero en lugar de eso, a penas y logró mencionar el nombre del pequeño. Minho quería creer que eso era una broma o al menos, otra de las infantiles rabietas de Jisung, esas que terminaban en ambos hablando durante varios minutos sobre lo que había pasado, y bebiendo leche de chocolate calientita.

—¡Vete! —Ahora la voz del menor sonaba con rabia, iba a explotar del enojo, Minho lo sabía y quería detenerlo, pero esta vez, de verdad no podía hacerlo.

—Pero... —No sabía qué iba a decir, y sin embargo, antes de que pudiera excusarse, el pequeño volvió a hablar.

—¿Qué más quieres, Minho? Sacaste a Chan de la casa, has actuado como si fuera tuya y ahora... rompiste la única regla que yo había puesto.

—Lo siento. —Se arrodilló en frente de él, pero Jisung solo negó, mientras gruesas lágrimas abandonaban sus ojos.

—Vete de mi casa, Minho. Ya no quiero volver a verte.

Minho quería decirle, que todo lo hizo para protegerlo, pero las palabras simplemente no salían de su boca, no aguantaba la lastimera y rabiosa mirada que el menor tenía puesta encima de él, como si lo odiara o mejor dicho, Jisung verdaderamente lo odiaba, y lo peor de todo era que se lo merecía.

De repente sintió todo su cuerpo arder, estaba enojado, muy enojado consigo mismo y también enojado con Jisung por no ser capaz de entender cuánto había hecho él por protegerlo. Durante todo el tiempo, solo había estado pensando en su seguridad, se había encariñado tanto con él al punto de que si algo le pasaba, estaba seguro de no ser capaz de seguir viviendo después.

Sus manos se hicieron puños, su respiración se aceleraban y entonces, la voz del menor taladró su cabeza, como si fuera gas cayendo encima de él antes de prender en llamas.

—Vete de mi casa, Minho.

Aquello fue suficiente para encender las llamas que había estado reteniendo, por tanto tiempo que ni siquiera recuerda cuándo fue la última vez que lo dejó salir, y en vez de lágrimas de enojo, salió corriendo de aquél sótano y tomó su mochila de explosivos. Ni siquiera le importaba llevarse sus cosas, ni siquiera le importaba despedirse, porque lo único que necesitaba en ese momento era arder, y dejar salir todo lo que había estado guardando.

Minho llegó a un auto cuyo conductor se hallaba dentro, zombificado, lucía seco como si estuviera encerrado durante meses en el vehículo. Con una roca rompió la ventana y con la misma, el cráneo del zombie. Abrió el vehículo y fácilmente logró sacar el cuerpo, entonces abrió la tapa y llenó todo de gasolina, para encender las llamas y luego arrancar el auto con la llave que aún estaba puesta en su lugar. Quitó el freno y lo echó a andar, solo para dejarlo correr directo a la gasolinera más cercana. Era de esperarse que al chocar, las mangueras caídas creen un incendio que difícilmente podría apagarse.

Y allí se quedó, parado mientras veía todo arder, y todo su cuerpo se relajaba de nuevo mientras las llamas subían y el calor quemaba, sus pensamientos hechos líos de repente se acomodaban, y de nuevo, se sentía en paz consigo mismo.

Regresaría a casa, se disculparía de buena manera, lo arreglaría todo, estaba dispuesto a hacerlo. Era consciente de la estupidez que había hecho, y Jisung tenía todas las razones para odiarlo. Pero esta vez, le hablaría de todo, acerca del clan en el que estuvo, acerca de las razones detrás de su paranoia cuando vio la pulsera de dientes que Chan tenía, y acerca de él...

El sol ardía cuando finalmente decidió regresar, o tal vez el calor de las llamas hacía que su piel arda, pero no le importaba. Minho estaba caminando tranquilamente cuando oyó el canto de un pájaro.

Y sin embargo, bien sabía que eso no era un pájaro.

Así que su primer impulso fue el de correr, en dirección a su casa, abrió la reja con violencia sin importarle si estaba cerrada, y cuando desde la puerta oyó un chillido provenir de Jisung, abrió la puerta principal de un portazo.

—¡Suéltame! —Oyó provenir del menor y temió lo peor, justo cuando estaba parado en la sala, vió una silueta de alguien vestido completamente de negro sacando a Jisung mientras lo tomaba del pelo.

Caminó a zancadas hasta intentar derribar a quién sea que se llevaba a su pequeño, porque de nuevo estaba enojado, pero esta vez en vez de querer hacer arder todo, quería golpear al tipo que hacía llorar a su pequeño.

Pero alguien lo tomó del cuello, e incluso cuando forcejeó, la persona detrás de él era tan fuerte que le costaba incluso moverse de su agarre, vió a Jisung mirarle, mientras su mirada parecía fija en la persona detrás de él y un gesto de pánico y horror se formaba en su adorable rostro.

Minho luchó con todas sus fuerzas, y sin embargo, fue inútil.



Actualización doble porque soy buena... y por supuesto no porque no tengo nada preparado para los 800 y me siento culpable por no traerles nada nuevo, y porque fantasmeo mucho

Este es el capítulo que más deseaba publicar, era imposible resistirlo, porque a pesar de lo corto que es me ha encantado escribirlo, y el resultado me gusta, te destruye y esa es la idea 💕

Con este nuevo arco es donde les recuerdo que el fic es de zombies 👀

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