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33. Hogar

Felix se aseguraba de doblar cuidadosamente la ropa que había lavado en casa de Hyunjin, luego la metía en los cajones del escritorio de la oficina en la tienda, era su nuevo ropero desde que vivía allí dentro a falta de tener donde meter sus pertenencias. 

Sintió de repente la mirada de Hyunjin a sus espaldas, fue sutil pero algo le decía que el mayor estaba justo detrás de él, que había entrado a la oficina y se había sentado en su cama de cajas para admirarlo. Él nunca había sacado las cajas, solo las había amontonado y al final se había vuelto un lugar para que ambos se sienten o incluso usen aquel montículo como mesa para comer. 

Volteó, confirmando sus sospechas, Hyunjin estaba allí, y solo lo miraba con una dulce y feliz expresión en el rostro, a su lado estaba la bolsa negra llena de ropa limpia que habían traído de su casa, ahora el mayor tendría ropa para usar cómodamente y no batallaría lavando su ropa en el lavabo.

—¿Vas a doblar tu ropa? —Le preguntó, pero Hyunjin solo hundió la mejilla en la bolsa plástica como si fuera una gran almohada. —Puedes meterla aquí, este cajón está desocupado.

—No quiero doblar ropa, iba a meterla así. 

Felix hizo un puchero enojado, de esos que le gustaban a Hyunjin, porque siempre le sonreía tiernamente cuando lo veía enojado de esa forma.

—No puedes meterla así. Vamos, levántate y hazlo. —Por el tono de voz que usó, Hyunjin suspiró hondo antes de levantarse y hacer lo que dijo como si de una orden se tratase. 

Podía darse cuenta de que el mayor siempre hacía las cosas que él le decía, se sentía culpable como si lo obligara a hacerlo, pero su parte racional le decía que él se negaría si realmente no quisiera, y Hyunjin en algún momento le había dicho que de esa forma se mantenía probando cosas nuevas por él y obligándose a ser más proactivo e independiente.

Entonces, a su lado en el colchón inflable, el mayor sacó algunas prendas y comenzó a doblarlas, pero de forma muy desastrosa, luego metió las prendas dentro del cajón y cuando Felix no pudo soportar más de ese martirio, lo detuvo.

—Voy a enseñarte. Mira, doblas acá y luego acá. —Usó una de sus propias prendas para la demostración, entonces el mayor bajó la mirada, como si aquello le hubiera dolido.

—Solíamos tener servicio doméstico en casa, lo siento. —Su voz sonó decaída, y luego, trató de imitar las acciones de Felix, tratando de seguir el proceso de la mejor forma.

—No tienes porqué disculparte. 

Le sonrió una última vez antes de volver a la tarea, a su lado, el mayor doblaba su ropa tal cual le había dicho. En realidad le sorprendía, cuando conoció a Hyunjin, le costaba mucho poner de su parte en las tareas diarias, la limpieza incluso era como una tortura para él, tal vez aún lo era, pero ahora, ponía de su parte para hacerlo bien, aprendía de su hermana y aprendía de él a ser independiente, y eso le hacía sentir muy orgulloso.

El silencio no era incómodo, sino todo lo contrario, era perfecto. Ellos dos solos, haciéndose cargo de una tienda, viviendo en ella y llevando a cabo las tareas diarias, repartiéndose todo a partes equitativas. 

Le gustaba aquello, le hacía sentir feliz

Se había sentido tan decaído los últimos meses, y no, la situación con Changbin no lo había empezado pero sí empeorado. Felix recuerda que su vida desde que llegó a Corea había resultado en una serie de desgracias, primero adaptarse a un lugar y una cultura nueva, no saber el idioma, el acoso que recibió de un montón de chicos en clase y el hecho de que no sabía cómo escapar de ello. 

Fueron esa serie de eventos que lo llevaron a caer poco a poco en un estado depresivo que se vió empeorado por el virus, sus padres se habían convertido en su presencia y tuvo que huir de casa. Se había refugiado en aquella tienda con los dueños, un par de viejitos adorables que le tenían mucha estima, pero luego de pocos días, el virus llegó a ellos, y había tenido que matarlos él mismo.

Después de todo eso, tal vez ya no sentía nada, estaba entumecido por todo lo que había vivido, lo único que hizo durante más de un mes luego de que todo había empezado fue aferrarse a aquella tienda, matando zombies y protegiendo lo único que tenía, sabía que podría sobrevivir de los víveres por mucho tiempo, y que los dueños querrían que él cuide el lugar. Felix se había prometido a luchar contra todo aquel que desee invadir lo único que podía considerar hogar, pero lo único que hacía era sobrevivir.

Todo había cambiado a penas Hyunjin puso un pie dentro de su tienda. Recuerda vívido el momento en el que al levantar su rostro con agresividad, se permitió observar los hermosos rasgos, tal vez era prejuicioso por fijarse en su belleza, pero su corazón había latido tan fuerte en ese momento, que el nerviosismo que sintió hizo que soltara su rostro como si quemara. 

Hyunjin lo había infectado como un virus, pero de buena manera, desde ese mismo momento, no pudo evitar pensar en él, se repetió a sí mismo toda la noche que podría ser un posible asesino, o alguien que podría herirlo como todos aquellos que lo hicieron en el pasado. Pero su curiosidad por aquel desconocido atrapado en la bodega era mayor a su miedo, ¿a Felix le había gustado Hyunjin desde que lo vió por primera vez? Si, si le había gustado, pero trató de ocultarlo por miedo.

Había estado tan feliz cuando supo al día siguiente que aquel chico no le mentía, al llegar a su casa por la mañana sintió el ambiente familiar casi intacto, aquel ambiente que Felix había perdido y que no sabía cuanto extrañaba hasta que lo tuvo de nuevo frente a él. La habitación de su hermana aún olía a leve perfume femenino, y Hyunjin se había deshecho en el mueble, roto por dentro y por fuera, ante la idea de que su hermana menor hubiera desaparecido.

Lo había ido a buscar a casa de Lia cuando creyó que un clan se lo había llevado, no solo por culpa, sino por la necesidad de querer conocerlo, de querer hablar más con él y entablar algún tipo de amistad, era la primera vez en su vida desde que llegó de Australia que había deseado hacerse amigo de alguien.

Incluso cuando estaban en el sótano de la casa de Lia ambos siendo desconocidos, no pudo evitar sentir curiosidad por él, así que estando él dormido, sus pequeños dedos habían acariciado su rostro levemente, apartando su cabello un poco, oyendo su suave respiración tranquila mientras dormía. Se había retraído con puro miedo al creer que lo había pillado, y luego de eso, sus expectativas habían caído al piso al sentirse observado mientras se cambiaba, la mirada pesada de Hyunjin a sus espaldas lo había matado, creyó que el chico podría ser diferente, pero no lo era.

Aún así, por alguna extraña razón, no se había negado cuando el mayor insistió en ir con él a la tienda, ¡qué imprudente había sido! se avergonzaba de eso. Por Dios Lee Felix, ¿lo permitiste porque el chico te gustaba? Si, la respuesta era clara, no podía evitarlo, sentía curiosidad por él, porque desde que todo había empezado, era la primera vez que tenía contacto humano, era la primera vez que sentía algo que no fuera dolor o vacío, Hyunjin le hacía sentir una variada colección de sentimientos, algunos negativos y otros positivos, desde miedo hasta felicidad, pero le hacía sentir algo, le hacía olvidar su vacío y su dolor.

Al vivir juntos, la escena de las miradas indiscretas en aquel sótano de Lia no había vuelto a suceder, el mayor nunca fue irrespetuoso, nunca intentó hacerle daño, a pesar de que de vez en cuando sentía la lascivia provenir de él en forma muy tenue, podía tratar de ignorarlo con la seguridad de que no le haría nada.

Ellos habían reído, habían comido juntos, habían llevado aquel contenedor al techo y luego se habían remojado allí en agua caliente mientras veían el atardecer y luego las estrellas. Recuerda el incidente del techo, aquel que le había costado a Hyunjin dormir fuera como un cachorro castigado, se había sentido tan incómodo por él, en peligro de ser amedrentado de nuevo como cuando era un estudiante, se había sentido como una débil presa en la mirada de un depredador. Pero a pesar de que nada había sucedido, puso una barrera entre los dos, y ante su sorpresa, el mayor aceptó.

Había estado en un tira y afloja con él, cada vez que Hyunjin hacía algo que lo ponía incómodo, tendía a poner distancia entre ellos, pero su sorpresa fue que él nunca le negó nada, si lo mandaba a dormir en una cama de cajas incómodas y frías, él solo lo hacía y ya, Hyunjin siempre hacía todo lo que él le decía como si fueran órdenes. Y por eso mismo, había decidido comenzar a confiar en él aunque sea un poco, y tal vez Felix no lo sabía, pero el mayor había comenzado un largo camino de pequeños cambios en su vida.

Toda la confianza que empezó a tenerle rebosó cuando despertó justo a su lado en la casa de las chicas, Hyunjin lo había salvado de Changbin, lo había cuidado de cerca durante días, incluso sin dormir correctamente como Yeji le había dicho. Estaba seguro en ese momento que Hyunjin no lo dañaría porque había cumplido su promesa de protegerlo, incluso arriesgándose a sí mismo al salvarlo. Y se había dado cuenta en aquél momento más bajo de su vida desde que la pandemia empezó, que usaba el nombre de Hyunjin para auto tranquilizarse y resistir el dolor que sus captores le hicieron sentir, no era sorpresa para él haberse puesto tan feliz al ser mimado día y noche por el mayor después de que eso había pasado.

Fue tan gracioso para él escuchar "dormido" la conversación con Yeji, en realidad, él ya lo sabía, Hyunjin no era sino demasiado obvio. Pero, ¿qué era lo que Felix sentía? Al principio, curiosidad por el chico, cualquiera con dos ojos de frente sería capaz de captar la belleza física de Hyunjin, y luego, se dio cuenta de que Hyunjin le había gustado desde el inicio, desde que tomó su hermoso rostro entre sus manos e incluso con todo lo que había pasado entre ellos, Hyunjin le gustaba mucho, más de lo que le gustaría admitir, y era lindo saber que él lo sentía de vuelta. 

Pero había algo más, el mayor era influenciable para hacer cosas buenas, con el tiempo aprendía de lo que las personas a su alrededor le enseñaran, fue allí donde Yeji le había explicado el cambio en Hyunjin, y Felix decidió confiar en la chica, confiar en que todo lo que el mayor había hecho era parte de ese cambio, y en tan poco tiempo se había vuelto alguien diferente, alguien que Felix estaría muy contento de amar de forma recíproca.

Tal vez fue la necesidad de sentir algo dentro de su entumecimiento que le hizo decidir querer conocer a Hyunjin, aún si había sido imprudente, le hace feliz haber decidido de forma precipitada, porque antes de que él llegara a su vida, no tenía nada que perder, y ahora, después del tiempo que han pasado juntos, se permite a sí mismo despertar todos los días con un propósito propio, despertar y encontrarse con el precioso rostro del mayor en aquel asqueroso colchón inflable, pero a pesar de sus carencias en la vida, estaba feliz, finalmente se sentía pleno y completo, teniendo todo lo que alguna vez soñó.

Aunque en ese momento, aún tenía algunas de las secuelas de todo lo que había sufrido. Se sentía como una muñeca físicamente, a veces sin vida, a veces sin energía, y en esos momentos de nula emoción, tendía a depender totalmente de Hyunjin. "Ya es hora de comer, Felix", "¿No quieres salir hoy, Felix?", "Vamos a casa de las chicas, Felix", en momentos como esos simplemente se dejaba ser arrastrado como muñeca de trapo por el mayor, y llegado a ese punto, tal vez cada uno dependía del otro y no podían ser separados, Hyunjin también solía estar con él todo el día, separándose por cortos lapsos de tiempo cuando tenía que preparar ramen instantáneo para dos, arreglar algo en la tienda o asegurarse de que todas las puertas estén bien cerradas antes de dormir, y luego, volvería a acurrucarse con él en el colchón para ya no separarse ni salir de la oficina, tampoco iría a casa de las chicas sin él, ni saldría de la tienda, Hyunjin siempre estaba a su lado y nunca parecía aburrido por eso.

Por eso mismo, Felix seguiría a Hyunjin, lo acompañaría a donde sea que vaya, y se permitiría confiar en él tanto como lo había hecho hasta ahora, porque Hyunjin había confiado en aquel chico que lo secuestró durante la noche, a pesar de lo peligroso que podía ser. Y para ese momento, ambos simplemente se habían adaptado tanto a vivir juntos que no se habían separado desde lo que sucedió con Changbin, ni siquiera para ir a casa de las chicas, y probablemente no lo harían, la compañía del contrario les era suficiente para poder ignorar todo lo demás.

Ya no podía imaginarse qué sería de su vida sin Hyunjin, y justo en ese momento, lo único que quería hacer era permanecer a su lado hasta que esté lo suficientemente curado de todo lo que había vivido, o tal vez nunca podría borrar las cicatrices del pasado, solo aprender a vivir con ellas, como sus piernas aún ardían cada vez que hacía un movimiento inadecuado. Pero allí estaría Hyunjin, quien lo amaba y lo aceptaba.

Y no podía estar más feliz con eso.

—Felix... —Escuchó que Hyunjin susurraba en su oído, y luego se pegaba a él sin importarle su poca resistencia, quería terminar de doblar la ropa pero pareciera que el mayor no iba a dejarle hacerlo. —Terminé, merezco mi premio. 

Hyunjin sostuvo su cuerpo por su cintura, haciéndolo caer en el colchón y posicionándose entre sus piernas, tocando sus piernas aún vendadas en algunas zonas y hundiéndose en su cuello para dejar suaves besos, sus manos subían y bajaban, entrando en su ropa y acariciando su piel. El mayor ni siquiera había esperado una respuesta antes de explorar de nuevo cada centímetro de su cuerpo, pero no era como si le disgustara, en realidad, había aprendido la calidez y la inocencia detrás de ese gesto, así era como Hyunjin se recordaba a sí mismo que estaban juntos y a salvo.

Luego siguieron los besos, Hyunjin podía besarlo por tanto tiempo que tendría que apartarse él primero tratando de respirar, succionaba sus labios mientras sus manos no paraban de moverse, y en algún momento, dirigió las suyas a los hombros del mayor para tratar de encontrar estabilidad, pero siempre era inútil, Hyunjin se llevaba todo de él, cada gramo de su cordura incluso, no podía ni siquiera poner resistencia, se volvía mantequilla desde el momento en que las manos del mayor se aseguraban de marcar sus huellas en él, como si estas pudieran borrar las cicatrices del pasado.

Pero aún si quisiera volver a deshacerse en placer en su colchón inflable, estaba demasiado cansado, su cuerpo le exigía dormir, e incluso cuando el cosquilleo de su piel era irresistible, también lo estaba adormeciendo. Lo admitía, tal vez le había estado ocultando a Hyunjin su verdadero estado físico, pero vivir de ramen de paquete y vivires en conserva lo estaba enfermando.

—Hyunjin, detente. —Se oyó a sí mismo balbuceando una vez que el mayor soltó sus labios y se dedicó a su cuello, podía sentirlo jugando con el elástico de sus shorts, y con la orden, se detuvo y lo miró, esperando lo que sea que tuviera que decir. Felix levantó los brazos al aire y luego su cuerpo se curveó, estirándose antes de darse la vuelta y acurrucarse en el colchón. —Estoy demasiado cansado.

No pudo ver la expresión de indignación el mayor a sus espaldas, pero a pesar de que no quería obligarlo a nada, aquel duro bulto dentro de sus pantalones deportivos lo tenía desesperado, tal vez se había hecho a la idea de que ahora podría disfrutar de los placeres que el cuerpo del menor pudiera ofrecerle, pero no había tenido en cuenta lo cansado que probablemente estaría después de dos días de asaltos físicos. 

—Lix. —Se dejó caer encima del menor, aplástandolo un poco, pero sin llegar a ser incómodo. Puchereaba enojado mientras su mejilla se tallaba en el hombro del menor, tratando de convencerlo. —Lo necesito. —Se aseguró de frotar sus caderas en el trasero del menor, logrando sentir que este se ponía tenso y sus mejillas se tornaban rojas aún tratando de fingir estar dormido.

Entonces lo oyó bufar derrotado, y sonrió ante la idea de haberlo convencido, usualmente hacía todo lo que el menor dijera, pero la idea de ir al baño y echar mano de obra no le gustaba.

Felix llevó sus manos hasta el elástico de sus shorts, bajando de estos hasta mostrar su trasero y sus bragas, y oh maldita sea...

—¿Qué es esto? —Estuvo seguro de haber gruñido mientras hablaba, las grandes manos del mayor recorrieron las nalgas hasta dar con el elástico de sus bragas y jugar con él, oyó al menor reír socarronamente por su reacción, y luego, sus pequeñas manos recorrieron su propio trasero, tentando más al mayor.

—Diviértete con esto. —Felix tomó el elástico y lo soltó, logrando que suene al impactar contra su piel.

La imagen que tenía frente a él lo llevaba hacia la locura, haciendo que la piedra en sus pantalones incluso doliera. Había visto la variada selección de ropa femenina que el menor usaba, desde cosas tan simples como un blanco impoluto sin detalles hasta escándalos encajes rojos, no había un patrón, simplemente parecían usar ropa interior a juego con su estado de ánimo.

Pero en ese momento, se deleitaba con una prenda nunca antes vista, encaje negro cubriendo su trasero, de aquella transparencia que le permitía ver su piel sin problemas, con la diferencia de tener elásticos cruzados en la parte trasera, que según su opinión, resultaban en un toque muy travieso de parte de su angelito, y ahora, él se disponía a disfrutar de lo que le ofrecía en bandeja de oro.

O al menos eso quiso creer.

—Aquí. —Felix levantó la tela, creando un espacio entre el encaje y su piel, por un momento Hyunjin no entendió, hasta que sus deditos se escabulleron dentro. —Puedes usar este espacio.

—Debes estarme jodiendo. —Usualmente no solía hablarle de esa manera, pero por primera vez, se hallaba tan frustrado que las palabras simplemente salieron sin darse cuenta.

—Tómalo o déjalo, me iré a dormir si no quieres. —El menor agarró de nuevo el elástico de sus shorts para volver a subirlos, pero la mano de Hyunjin tomó la suya y le arrebató la tela, haciendo que lo soltara.

El menor rió, pero no dijo nada, lo tuvo bufando con molestia mientras bajaba sus pantalones deportivos y sacaba su miembro de su apretada ropa interior, en ese momento haría cualquier cosa, y si Felix no hubiera accedido, tal vez ya lo tendría rogando. Su yo del pasado se cagaría en todos sus muertos si pudiera verlo rogándole a un chico por sexo, de eso estaba seguro.

Siguió las instrucciones como las había entendido, metiendo la punta por el hueco de una de las piernas, y logrando que salga entre los elásticos cruzados. La imagen le gustaba, al menos tenía que admitir que todo eso no dejaba de ser caliente para él, y al estar abierto a nuevas cosas, la propuesta le agradaba.

Sus caderas empezaron a moverse por sí solas, y se tuvo a su mismo frotando la piel de su pene entre el encaje y la suavidad de las nalgas del menor, la sola imagen que tenía era deliciosa de ver, con su precioso y redondo trasero siendo adornado por su gruesa polla entre su ropa interior, y aún si deseaba hacerlo de verdad, podía esperar teniendo en cuenta que el menor lo dejaba masturbarse con sus bragas.

Esa última era una buena idea, tal vez lo hablaría con él, teniendo mucho tiempo libre siempre podían ponerse creativos a la hora de tener sexo, justo como en ese momento.

Hizo presión con la palma de su mano, y haciendo que sea más apretado entre la piel y la tela. Oyó gemir al menor cuando la extensión se frotó contra su entrada, y de forma juguetona, siguió repitiendo aquel movimiento para crear fricción justo en esa zona.

—Esto es bueno, tal vez debas darme tus bragas para masturbarme cada vez que te niegues.

—¡Por supuesto que no, Hyunjin! —El menor soltó contra su almohada. —Soy yo quien va a lavarlas después.

—Entonces hagamos que no se manchen. —Salió del espacio, tomó los elásticos entre sus dedos, y bajó la prenda hasta la misma altura que sus shorts, mostrando su precioso trasero redondo y suave, también mostrando el espacio entre sus piernas con el cual había adorado jugar, y el suave anillo de carne que le resultaba irresistible, y fue este último el que frotó con su miembro, creando una fricción placentera y que, a juzgar por los gimoteos del menor, también le estaba gustando al mismo tiempo que le enojaba.

Con sus manos juntó ambas nalgas del menor, deslizándose en medio, podía resbalar mejor a causa de el presemen que empezaba a brotar de la punta, simulaba embestidas aún si no había penetración, la imagen era deliciosa, su culo alzado y dispuesto para él, si tan solo pudiera...

Tal vez había follado tanto con él en aquellos dos días desde su primera vez, que el trasero del menor necesitaría un tiempo para recuperarse del exceso de fricción, pero no podía evitarlo, desde que rompieron con aquella barrera, se había vuelto un desquiciado con la idea de aprovecharlo, queriendo tenerlo de desayuno, almuerzo y cena sin parar, pero no era lo mismo que el contrario pensaba.

Y allí estaba su pequeño, dejando que use su trasero para simular follar mientras él "dormía", porque en ese momento, claramente podía escuchar los pequeños gemidos y suspiros del menor mientras hundía la cara en la almohada, lo de fingir dormir no le salía nada bien.

A pesar de sentirse un poco arrepentido por rogarle tanto hasta que accediera, estaba disfrutando de tentarlo, molestarlo hasta tal vez quebrarlo, porque no había nada mejor que hubiera experimentado en la vida que su apretado trasero, y nada más adictivo que empujar dentro de él hasta tenerlo deshaciéndose en gemidos, ni siquiera le importaba el lugar o la hora, ahora querría follarlo en cada lugar de la tienda, aprovechando que vivían solos y sin vecinos vivos.

Su juego de molestarlo parecía estar funcionando, porque el menor se apartó de él, bufando y negando con un puchero enojado, no pudo evitar sonreír victorioso.

—Eres un maldito terco. —Su infantil tono de enojo sonó como todo menos que un regaño. Felix apuntó el colchón, mientras se subía las bragas de nuevo, tomándolo por sorpresa. —Acuéstate allí.

Al verlo vestirse de nuevo, se sintió confundido, pero la mirada del menor de nuevo le indicó que se acostara, y haciendo caso omiso de su confusión, tiró su cuerpo en el colchón a su lado, y luego miró con cautela las acciones del menor, quien con sus brazos arrastraba su cuerpo hasta estar cerca de él, y una vez a su lado, acarició su pecho de forma suave, lo cual fue codificado por su cerebro como increíblemente seductor.

—Hyunjin. —Soltó un sonido de confusión cuando escuchó el llamado por su nombre, y más aún cuando las manos del menor se pasearon por su pecho, bajando hasta tocar cerca de su entrepierna, contrario a Felix, él no se había vuelto a vestir. —Es la primera vez que hago esto, así que probablemente sea malo en ello.

¿Hacer qué?

—Por favor, ten paciencia conmigo.

La forma en la que sus pequeñas manos se movían por su pecho, acercándose peligrosamente justo en donde Hyunjin deseaba que él tocara, su concentración ni siquiera estaba en el menor como tal, sino en sus manos.

Cuando estas se posaron en toda la extensión de su pene, se sobresaltó por un segundo, había estado creyendo que él se sentaría en su regazo y lo montaría o algo así, no que sus manos empezarían a balancearse con destreza por todo el largo, Felix realmente conocía el juego de manos perfecto.

Sin embargo, su conocimiento sobre masturbación masculina no era proporcional a su experiencia, pudo darse cuenta que a pesar del diestro movimiento, las mejillas del menor estaban profundamente coloradas, la postura de su cuerpo era también demasiado rígida, y apartaba nerviosamente la mirada cuando sus ojos hacían contacto por microsegundos.

Su rostro se acercó hacia sus manos mientras estas se movían en aquel delicioso vaivén, Hyunjin comprendía lo que Felix estaba a punto de hacer, pero no podía creerlo, y aún así lo deseaba tanto, pero no podía presionarlo a hacerlo.

—No sé cómo debo de empezar. —Tuvo que respirar hondo cuando el caliente aliento de su boca chocó contra su piel, maldita sea, incluso aquel leve contacto se sentía bien cuando se trataba de Felix. —¿Qué debería hacer, Hyunjin?

—La punta. —Trató de ahogar un gemido, entonces los dedos del menor empezaron a presionar esa zona. —Empieza por la punta. No tiene que ser perfecto, estoy seguro de que me gustará.

—Haz recibido tantas mamadas en tu vida que me da miedo no llegar a la altura. —Hyunjin gruñó, y despegó su pecho del colchón, quedando sobre sus codos, para apreciar mejor visualmente lo que Felix estaba haciendo.

—Me gustará por la sola idea de que eres tú. —Elevó su mano hasta tenerla en una de las mejillas del menor, y con el pulgar jugueteó sus labios de corazón, escabulléndolo dentro y jugando con los interiores de la cálida boca, que delicioso sería tenerla al rededor de su polla, cálido y resbaloso. —Vamos Lix, abre la boca. —Con la instrucción, el menor lo hizo, sus labios se abrieron a la vez que Hyunjin pasaba el pulgar por ellos. —Abre más grande. 

Con un movimiento del pulgar dentro de su boca, imitó la acción de obligarlo a abrirla, aunque la fuerza que usó no llegó a ser suficiente. Levantó bien la espalda del colchón para sentarse, los ojos del menor siguieron sus movimientos, aún tenía el pulgar abriendo su pequeña boca cuando con la otra mano tomó su miembro, rodeando las pequeñas del menor en toda la extensión, y se encargó de dirigir la punta hacia sus labios, topándolos un poco. Felix no se apartó en ningún momento, él incluso parecía más confiado teniéndolo a él guiando sus movimientos.

—Ahora saca la lengua, y recorre la punta con ella. —Nerviosamente, el menor hizo lo que le pedía, sintió la caliente y húmeda lengua haciendo contacto tímidamente, y este mismo se intensificó segundos después. Pero solo duró segundos hasta que de nuevo, Felix se apartara, su gesto era pensativo mientras veía sus labios removerse. —¿Te dió asco el sabor? —Se preocupó por un segundo, pero ver al menor negar disipó sus dudas.

—Es extraño pero soportable. —Su rostro se acercó de nuevo, entreabrió la boca, y antes de hacerlo, sus ojos se dirigieron a Hyunjin, cuestionando qué paso seguía con la mirada.

—Cuidado con los dientes. —Felix asintió, y con visible nerviosismo, abrió la boca y en vez de sacar la lengua, sus labios rodearon la punta, y suavemente succionó, bajando hasta tener todo el glande cubierto por sus labios, Hyunjin sentía la suave y caliente lengua moviéndose por la punta, haciéndole imposible callar un gemido.

Apretó las manos de Felix que rodeaban la base, y comenzó a guiar estas para que se muevan de nuevo de arriba hacia abajo, estimulando la extensión al mismo tiempo que sus suaves labios de corazón se cerraban sobre la punta. 

—Eso es Lix, lo estás haciendo muy bien. —No pudo evitar gemir de nuevo, tirando la cabeza hacia atrás por unos segundos antes de regresar su mirada al menor. 

Era fascinante lo bien que se sentía, explotaría en su boca fácilmente aún si solo tenía la punta dentro, la excitación le nublaba la mente, y la idea de saber a quién le pertenecía esa suave y cálida boca era la cereza sobre el pastel, pero trataría de aguantar lo mejor posible para disfrutarlo.

Felix de vez en cuando succionaba, dejaba escurrir un poco de saliva y engullía toda la punta, su lengua recorría los pliegues debajo y la hendidura del glande, era increíble lo bien que se sentía, palideciendo totalmente en comparación con la primera mamada que él le había hecho, ahora se sentía avergonzado de su intento, siempre recibía mucho más de él de lo que creía darle.

Apartó las manos del menor de la extensión dejando únicamente la suya propia, y tomó con dulzura su mentón para apartarlo de su polla por un segundo. Sus preciosos labios de corazón estaban brillantes, sus pecosas mejillas rosadas por la vergüenza, no había imagen más hermosa que haya visto alguna vez.

—Lo estás haciendo bien Lix. ¿Quieres intentar llegar más a fondo? —Sonrió ligeramente, tampoco quería sonar como un maldito desesperado, pero en ese momento, lo único que pensaba era en llenar aquella caliente y pequeña boca hasta el fondo, aunque eso sería demasiado.

El menor tragó hondo, como señal de tomar valor, solo faltaba un importante último paso, ¡lo estaba haciendo bien! Sus pecosas mejillas aún se mantenían calientes, pero esa vergüenza inicial era lo que lo hacía íntimo, tener que vencerla para dar el siguiente paso, habían estado haciendo eso desde que se conocieron.

Tomó un último respiro antes de asentir, Hyunjin vió aquellos apetecibles labios abrirse, y con la diestra llevó de nuevo la punta hacia su boca, y luego la mantuvo más cerca de la base, sin parar de moverla mientras Felix se encargaba del resto, desde la mitad hasta la punta, dejaría que él avance lento, aumentando la profundidad tranquilamente.

No pensó en que su angelito sería más ambicioso, y después de dejar correr su saliva por la extensión como lubricante, tratara de tragar hasta el fondo en una profunda estocada, separándose al instante para respirar hondo y toser un poco.

—Con cuidado, Lix, no te forces demasiado. —Sus cristalinos ojos lo miraron con culpabilidad antes de apartar la mirada con vergüenza. 

—Pero tú hiciste lo mismo antes. —Su voz sonó levemente irritada, se había lastimado a sí mismo la garganta pero no demasiado.

—Tengo la boca más grande, y hay otra cosa que también tengo más grande, pero quisiste tragarlo todo de un solo bocado. —Paseó sus manos de nuevo por su rostro, la sensación de meter el pulgar dentro era adictiva, así que quiso repetirla. —Te indicaré el ritmo, ¿okey? no te sobreexijas.

Esta vez, el menor se arrodilló justo entre sus piernas ocupando un lugar allí, cosa que maldijo internamente, su pequeña cabeza estaba justo en medio, tan cerca que su caliente aliento le producía escalofríos. Su mano pasó de estar en sus mejillas hasta tomarlo de los cabellos, en algún momento había hecho eso con chicas a las cuales probablemente había tratado de ahogar, pero con Felix, incluso el tacto sobre su cabello era temeroso, como si fuera a lastimarlo con cualquier movimiento.

Una de sus pequeñas manos lo tomó por la base, abriendo aquella deliciosa boca para cerrarla en la punta, y se dedicó a lamerla y chuparla por breves segundos hasta que profundizó un poco, engulló unos cuantos centímetros por un momento muy corto para volverse a la punta y trazar las venas inferiores con la lengua.

Desde arriba, las cortas miradas que le dirigía eran preciosas, se percibían como inocentes, mirando hacia arriba y con los ojos brillantes. El contacto solo duraba segundos hasta que Felix volvía a apartar la mirada y concentrarse en el dulce que tenía en la boca, podía observar sus preciosas pestañas negras revoloteando con su mirada, y las pecosas mejillas aún rosas. Lo mejor de todo era cuando él trataba de succionar, haciendo que sus mejillas se hundan y la presión sobre su pene aumente.

¿Y sus gemidos? Ni siquiera se preocupaba por callarlos, sus gruñidos de placer, entre gemidos y suspiros eran perfectamente lo que el menor necesitaba para saber que lo estaba haciendo bien, y Hyunjin no estaba fingiendo en lo más mínimo, solo dejaba que los sonidos de su boca fluyan sin filtro, indicándole sin palabras lo bien que se sentía lo que él estaba haciendo.

Con la mano que estaba sobre la cabeza del menor, hizo presión para que él entendiera que necesitaba más profundidad, entonces la cabecita descendió un poco más al fondo, haciendo que con un gemido su cabeza se doble hacia atrás. Era caliente y resbaloso, y aunque de vez en cuando sus dientes se entrometían por error a causa de su falta de experiencia, él perfectamente podía ignorar eso y concentrarse en las deliciosas sensaciones.

Abrió más las piernas, dejando que su cuerpo se acomode mejor entre ellas, permitiendo que el menor tenga mejor control de sus movimientos. La vividez con la que él movía la lengua por toda la punta y luego intercalaba aquello con los intentos de profundizar le hacían creer que no solo él, sino que Felix estaba disfrutando de ello. ¿Lo estaba? O al menos eso parecía, lo veía esforzarse cada vez más por lo que estaba haciendo, y lucía orgulloso al escuchar su descontrol de gemidos.

Apretó un poco su cabeza, y luego comenzó a empujar de a poco, no para obligarlo a tragar, sino para indicarle la velocidad, y Felix parecía estar entendiendo, porque se movía casi en el ritmo perfecto, incluso esa leve diferencia entre lo que recibía y cómo lo quería podía ser ignorada, porque era Felix y porque era la primera vez que lo hacía, y eso lo tenía muy satisfecho. Como todo, tendrían tiempo de practicar y probar, tal vez él sería quien se asegure que la próxima mamada que Felix reciba sea mejor que simplemente succionarle hasta el alma.

Tomó la mano del menor que estaba agarrada a su pierna, y la dirigió hacia sus testículos, agradecía haberse puesto curioso con la crema depilatoria pocos días antes, sin duda eso le había facilitado la tarea actual a Felix. 

—Ninguna zona debe quedarse sin ser atendida. —Esa era su última indicación, y mientras el menor esparcía saliva de forma vertical en toda la extensión, su otra mano fue a parar hacia estos, empezando a acariciar de forma suave, si, Felix sabía cómo hacerlo porque él también era un hombre, y a pesar de su vergüenza, sabía lo que le gustaba de forma natural.

Su pequeña mano se adueñó de la base, y luego, rodeando todo con su puño, empezó a masturbarlo, mientras con la otra se encargaba de acariciar debajo. 

Su angelito se sentía avergonzado, como siempre, probablemente tardaría mucho en cambiar eso de él, y a pesar de esto, nunca se negaba ante sus descabelladas ideas sexuales, tal vez en algún momento futuro despertaría de madrugada con intensas ganas de follar y el menor no podría ni negarse, pero no porque estuviera siendo obligado a ello o tuviera una especie de deuda sexual con Hyunjin solo por estar juntos, sino porque tenía genuino interés en ello, interés que demostraba, y que también disfrutaba tanto como él lo hacía, más que sexo podría verse como un intercambio de placer.

—Voy a correrme Lix, quiero correrme en tu boca, ¿puedo? —Echó para atrás el cuerpo, pero usando sus brazos con las manos clavadas en el colchón para mantenerse con el pecho en vertical, y así poder capturar con detalle todo lo que sucedía entre sus piernas.

El menor pareció pensarlo, apretando los labios con inseguridad, luego trató de eliminar toda muestra de nerviosismo en su rostro y asintió, para de nuevo hacerse cargo con su boca y no con sus manos.

—No es necesario que lo hagas si no quieres. —Él sí que lo quería, correrse dentro de su boca sonaba tan bien así como correrse dentro de él, pero no podía obligarlo a algo que se consideraba tan desagradable.

Felix se apartó de nuevo. —Lo intentaré, y si no me gusta, lo escupiré.

No pudo evitar reírse, en cualquier contexto eso le hubiera sonado como algo normal e inocente, pero en ese resultaba todo lo contrario, su angelito tenía la habilidad de hacer que las palabras más sucias suenen como algo inocente, mientras que él tenía la habilidad de encontrar el lado sucio de cualquier expresión inocente.

—Está bien, Lix. —Volvió a tomar el falo entre sus manos, y el menor entendió el gesto para volver a chupar. —Encárgate de la punta, yo haré el resto. —La suave y cálida cavidad se concentró en el glande, sus mejillas se hundían en torno a esa área. —Si vas a tragarlo, ten cuidado, es espeso y puede ahogarte.

Sus manos empezaron un violento vaivén, para acabar de una vez, ya lo había retenido por mucho tiempo solo para disfrutar de la cálida boca en aprendizaje, y esta misma era tan suave y deliciosa, caliente y casi tan buena como estar dentro de él, pero eso definitivamente era mejor, nada superaba el apretado culo asfixiando su polla mientras entraba hasta la base. 

La resbalosa lengua se paseaba por los pliegues y las hendiduras, y a pesar de ser su mano la que se encargara de la extensión, le era suficiente mientras mantenía su fantasía en mente.

Cuando no pudo retenerlo más, sintió cada nervio de su cuerpo enviando escalofríos hasta que tuvo que dejar el cuerpo rígido para evitar querer embestir su boca o hundir su cabeza por reflejo. Tiró su cabeza hacia atrás, sintiendo la boca del menor ponerse aún más resbalosa al ser llenada por su semilla, sus manos no pararon aunque perdiera el control de ellas por los espasmos del orgasmo, era como si quisieran extraer cada gota que luego sería engullida por el menor, y este no se había separado, sino que trataba de retener en su boca todo el espeso líquido.

Cuando regresó la mirada una vez que creyó acabar, Felix aún mantenía las mejillas infladas en torno a la punta, dejando escapar un rastro por la comisura de sus labios. Observaba con curiosidad lo que él haría, si le daba tanto desagrado que lo escupiría o encontraría la forma de tragar el asqueroso contenido, en su caso, había tenido la boca en lugares de cuerpos humanos ajenos tan particulares que tragar semen le resultaría molesto, pero no asqueroso. Sin embargo era la primera vez que Felix hacía algo como eso, y sus ojos se cerraban con una mueca de desagrado aún negándose a tragar.

El líquido brotó en gotas de sus labios cuando su garganta se movió, sus mejillas se fueron desinflando antes de que abriera la boca jadeando por aire, Hyunjin estaba impresionado.

—¿Es asqueroso? —Felix aún trataba de respirar hondo, conocía la sensación de haberla visto en chicas, era tan espeso que resultaba difícil de tragar.

Felix negó. —Tu dieta de mierda casi me ahoga, el sabor fue lo de menos.

Soltó una estruendosa carcajada, y luego, sorprendiendo al menor, tomó su cintura y se aseguró de aventar su cuerpo justo al lado de él en el colchón inflable, casi temiendo de que explote, rebotando hasta tenerlo acurrucado encima de él, y ponerse los pantalones y la ropa interior con mucha dificultad.

Lo abrazó fuerte, casi tanto que podría dolerle, pero a Felix le gustaban esos abrazos de oso con fuerza casi bestial, por pequeño que su cuerpo fuera, su estructura masculina aguantaba sus pequeños momentos de rudeza, y había tantas de esas pequeñeces que hacían a Felix perfecto para él, como si estuviera hecho para él.

—Ahora si puedes dormir Lix. —Besó su frente y luego sus labios de corazón con sabor a semen, aunque esto realmente le daba igual, y luego revolvió su nariz en su suave cabello rubio con olor a limpio. 

Estaba seguro de estar sonriendo como un idiota, un idiota feliz, feliz de tener a un bello chico dormitando encima de él, dejando caer todo el peso de su menudo cuerpo, y haciéndolo sentir seguro durante esos prolongados periodos de contacto físico que tanto amaba. 

Gracias a él, ahora sabía lo que era experimentar amor de verdad y no falsos romances de secundaria, sabía lo que era amar tanto a una persona que nunca se aburriría, y tampoco sentía la necesidad de recordar aquellas chicas por las cuales había pasado antes de él, Felix había borrado por completo los nombres de todas aquellas conquistas o noviazgos fugaces, y se había apoderado por completo de su mente y alma.

Y, contrario a lo que su yo de secundaria creería, el amor verdadero era real, y se sentía muy bien.


La verdad era que este capítulo realmente no existía, pensé en que había tanto de la historia de Lix que no se estaba contando, pero Hyunjin y su putería se robaron el capítulo y terminó siendo smut, aunque sigue sirviendo para expresar la profundidad de los sentimientos de ambos con respecto al otro, para aclarar realmente qué es lo que sienten

Igual a ustedes les encanta que sea smut, pero ya, este es el último capítulo smut por el momento, aquí se retoma la historia mis estimadas 😬

¿Recuerdan que les dije que esta historia se divide en arcos? Bueno, aquí termina el segundo, viene el tercero, el más largo y el último, pero no se preocupen porque aparentemente vamos a terminar en más de 50 💕

Y por cierto, mi hermosa EisDame sube fic más rápido de lo que actualizo este, así que ya saben 💕 ojito que para leerse este es importante leer primero 2 Lies & 1 Truth y Pretty Little Criminal o no van a entender nada

Ya casi somos 800 seguidores y 21k+ de lecturas 😭😭😭 ¡no puedo estar más feliz!

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