32. Casa
Advertencia: smut (escrito sin inspiración)
Los balbuceos de Felix sobre lavar la ropa no eran solo delirios como creyó, Felix de verdad había pedido a las chicas que le prestaran su camioneta para transportar su ropa, aprovechando para llevar todo tipo de detergentes que obviamente se había robado de la tienda.
La razón por la cuál había insistido era porque, según él, habían pasado meses desde la última vez que lavó su ropa y no había tenido una lavadora al alcance desde la catástrofe, teniendo que lavar a mano de forma improvisada, así que en ese momento aprovechaba el tener disponible la de su casa. Por esto mismo, Yeji se había ofrecido a ayudarle, pero Felix se negó rotundamente, en la mente de Hyunjin, su hermana de verdad parecía quitarse el estrés cuando hacía la limpieza, pero no podía culparla de nada, ella siempre había sido la hermana proactiva entre los gemelos. Felix y Yeji eran muy parecidos en ese sentido, ambos eran demasiado limpios o tal vez Hyunjin era demasiado perezoso con la limpieza, ni siquiera le gustaba bañarse.
Sin embargo, allí estaba él, ayudando a Felix a lavar la ropa, porque él había entrado a su habitación y simplemente había cargado con el montículo de ropa sucia acumulada que Hyunjin ni siquiera pensaba lavar para meterlo al agua sin haberle preguntado antes, a causa de esto lo había obligado a ayudarle.
Hyunjin no podía quejarse, se sentía como estar oficialmente casado con Felix y tener que ocuparse de las tareas de su hogar en un perfecto 50/50, aquello era lo más cercano a una tranquila vida de pareja con la cuál solo podía soñar, aquella que le había prometido al menor una vez que las cosas estuvieran mejor.
Lo incómodo había sido colgar la ropa dentro de la cochera, o incluso dentro de la sala, porque colgarla fuera como siempre era una completa estupidez, aún había zombies allí afuera a pesar de que en mucho tiempo no se hubieran topado con ninguno. Hyunjin lo agradecía, porque los odiaba, y aún cuando su subconsciente le decía que era una alarma roja el hecho de que hayan desaparecido tan rápido, no podía más que estar feliz con la idea.
Felix se había dado un breve descanso, y fue entonces que decidió visitar la habitación de Hyunjin, el mayor se sentía extraño teniéndolo allí, y más cuando el lugar estaba hecho un desorden ante la inesperada visita, pero el menor insistió en que no le sorprendía que estuviera así, y que de alguna manera ya se lo esperaba. Era raro para él, tenerlo en su habitación, el lugar más privado y personal que Hyunjin podía tener, y Felix era su prospecto enamorado (aunque novio oficial), y no podía evitar sentirse avergonzado de que viera su desastre.
Después de improvisadamente limpiar un poco, volteó hacia la cama donde había visto a Felix sentarse, este descansaba plácidamente recostado a lo largo de la cama, incluso creyó que tal vez se había dormido, pero al acercarse pudo notar que de hecho, tenía los ojos abiertos mirando al techo.
—¿En qué tanto piensas? —Hyunjin se sentó a su lado, él no quitaba la vista del techo, y luego se revolvió entre las sábanas, hundiéndose y aspirando el aroma. El mayor maldijo ante la hermosa imagen del menor acurrucado entre sábanas que sabía, tenían su olor propio impregnado en ellas, el menor sonrió contra la tela, llevándose toda su cordura con aquel simple gesto.
Hyunjin no tardó nada en llegar hasta donde su cuerpo estaba y buscar la forma de cubrirlo con el suyo propio, abriendo sus piernas para meterse entre ellas, cosa a la cuál el menor no puso absoluta resistencia. Le gustaba hundirse tanto como podía en el cuerpo del menor, respirar el aroma a limpio que su piel expedía siempre, combinado con perfume de vainilla, se preguntaba por qué Felix siempre se tomaba tantas molestias con su higiene personal, incluso sus costumbres y acciones, pero no podía quejarse de ello, porque era parte de su identidad, y esa pureza era lo que lo hacía diferente de cualquier persona con la que hubiera estado antes.
El aroma de su cuello, la suavidad de su piel, Hyunjin era adicto a todas esas sensaciones, así que sin darse cuenta de en qué momento, sus manos ya se encontraban acariciando la piel de la espalda y piernas de Felix, a la vez que llenaba de besos su cuello y clavículas. Fue cuando escuchó un suave gemido, y las piernas del menor se enrollaron en sus caderas que salió del trance, dándose cuenta que sus mejillas ahora se pintaban muy levemente de rosa, y él lo miraba como si lo estuviera culpando de algo.
—Eres insaciable, Hyunjin.
Fue allí cuando el mayor se dió cuenta de la diferencia que aquellos toques significaban para cada uno. Tal vez por la costumbre, pero lo que para él eran unas cuantas caricias y besos, habían dejado a Felix completamente avergonzado.
No dijo nada, simplemente llegó hasta sus labios y los besó tiernamente, ¿cuántos de los besos que le había dado eran dulces? a penas unos pocos, ahora se sentía un total idiota de nuevo. Desde que había dado por hecho que ahora Felix era suyo, nunca se dió el tiempo de llevar las cosas con calma, estaba acostumbrado a relaciones rápidas que duraban a penas una noche, estaba acostumbrado a los besos violentos y llenos de deseo pero poco amor, tan acostumbrado que para él era lo normal, esa diferencia de costumbres parecía abrumar al menor, quien quería llevar las cosas con calma debido a su inexperiencia.
Felix de repente lo alejó sorprendido, tomándolo por sus hombros solo para voltearse y luego meter las manos debajo de la almohada, extrañado por lo que había sentido bajo de su cabeza.
Cuando su pequeña mano salió de debajo de la almohada con un pequeño contenedor de plástico, Hyunjin simplemente quiso que la tierra se lo tragara. La mirada del menor se pasó por la etiqueta de este, a la vez que Hyunjin intentó quitárselo, pero incluso así, fue demasiado tarde, porque después llevó ambas manos a su rostro, cubriéndolo por la vergüenza.
—¿Por qué guardas lubricante debajo de tu almohada? —Murmuró Felix, el mayor alejó el contenedor de él, intentando esconderlo sin mucho éxito.
—Oh Lixxie... realmente no quieres saber eso. —Por último, lo dejó en la bolsa trasera de sus pantalones, incluso así, no quería despegarse de Felix, se sentía tan cálido y reconfortante a su lado, que incluso cuando el menor era un manojo de nervios, no quiso poner distancia entre ellos.
—¿Traías chicas a casa... para... ? —Hyunjin casi se atraganta, la verdad es que nunca le había mentido al menor sobre su pasado como puto de secundaria, incluso bromeaban con eso a veces, pero esta era una situación completamente diferente.
—No. —Respondió firme, aún se mantenía cerca del menor, sus delgadas piernas abrazando sus caderas, pero Felix seguía manteniendo la cara cubierta con sus manos. —No teniendo a mis padres en el primer piso y la habitación de mi hermana cruzando el pasillo.
Felix respiró hondo, quitándose las manos de la cara, sus pecosas mejillas estaban rojas, luciendo en extremo hermoso y adorable, luego extendió una mano hacia él. —Dámelo. —Hyunjin pareció no entender. —El lubricante, dámelo.
Hyunjin tragó hondo. —¿Para qué lo quieres?
—Solo quiero verlo.
Y fue entonces que, sin protestar pero con nerviosismo, Hyunjin le entregó el contenedor a Felix, la verdad era que se lo daría a pesar de todo, nunca podía negarle nada a su precioso ángel, a pesar de lo avergonzado que estuviera.
Así como había dicho el menor, sostuvo con curiosidad el lubricante entre sus manos, mirando el contenido, el líquido rosáceo y transparente iba de arriba hacia abajo cada vez que él lo volteaba. Luego procedió a abrir la tapa, Hyunjin miraba fijamente cada uno de sus movimientos, queriendo saber qué era lo que Felix tanto pensaba mientras jugaba con el lubricante. Ante su fija mirada, vió al menor poner un poco de líquido en sus dedos y luego jugar con la textura babosa.
—¿Para qué lo usabas entonces? —Preguntó, de forma insegura, debió haber previsto la respuesta que recibiría.
—¿No es obvio? Para masturbarme. —Felix gimió de sorpresa, la respuesta salió tan natural, que no sabía si el mayor era demasiado descarado o él demasiado recatado. —Nunca está de más tener un poco de lubricación extra. —Sus mejillas volvieron a arder cuando Hyunjin le guiñó un ojo. Era tan sincero que lo avergonzaba.
—No pudiste mantener el celibato más tiempo, ¿no es así? —Hyunjin rió por lo bajo.
—En realidad, durante la pandemia, tenía tanto tiempo libre y nada para hacer, ¿qué otra cosa se supone que hiciera?
Felix no podía creerlo. Era tan absurdo que parecía irreal, pero a la vez lo entendía, follar era parte de la costumbre de Hyunjin antes de la catástrofe, estaba en su hábito de vida. Y era algo totalmente normal a pesar de lo mucho que lo avergonzaba, es decir, él también lo había hecho, le costaba admitirlo, pero el mayor era tan transparente y lo admitía con tanta facilidad que no podía evitar sorprenderse.
Sostuvo el pequeño envase de nuevo para observarlo, sus dedos estaban resbalosos, le causaba curiosidad y era la primera vez que sostenía lubricante con sus dedos.
—¿A qué sabe? —Por la cara que puso el mayor, se dió cuenta que en realidad, había preguntado eso en voz alta, para luego sentirse avergonzado de nuevo.
No era como si no supiera lo que era el lubricante, es solo que nunca había tenido tanta curiosidad por aquél líquido tan peculiar, y era la primera vez que tenía uno en sus manos. Antes de Hyunjin, ciertamente había intentado cosas, pero nada que involucre juguetes, condones o lubricante, solo intentaba conocerse y tenía curiosidad sobre su cuerpo, pero ahora era un tanto diferente, porque con Hyunjin había sentido tantas cosas que nunca imaginó sentir.
El mayor era como un gurú del sexo, tan experto que él no podía hacer más que disfrutar en los pequeños momentos subidos de tono que tenían, con Hyunjin había hecho cosas que jamás creyó hacer con alguien. En el pasado, debido a las miradas que siempre recibía, era imposible para él pensar en llegar a algo íntimo con algún hombre, porque le aterrorizaba la idea. Pero con Hyunjin había sido tan suave, tan sutil el cambio, que se había sentido cómodo con lo que habían hecho.
Porque si, tal vez no era considerado sexo como tal, pero habían probado tantas cosas, masturbarse mutuamente en el baño mientras se besaban, o tener a Hyunjin follando el espacio entre sus piernas mientras las apretaba, eran algunas de las cosas que habían pasado entre ellos hasta ese momento.
—Tal vez quieras probarlo por ti mismo. —Hyunjin no lo decía a modo de broma, sino que su tono había sido ameno, de verdad reconfortante.
Lo dudo un poco, pero uno de sus dedos fue a parar a su propia boca, sintiendo la espesa viscosidad mezclarse con su saliva. El mayor lo miró fijamente, esperando una reacción hasta que su cara se arrugó con desagrado, en realidad el sabor a fresa del lubricante era bastante extraño, nada que no pudiera soportar, pero por alguna razón no era lo que esperaba.
—¿No te gusta? —Inquirió el mayor, pero Felix volvió a suavizar el gesto, volviendo a meterse los dedos a la boca y chupar uno, y sin quererlo, hipnotizando a Hyunjin con ese gesto.
Hyunjin tragó hondo, la forma en la que sus labios se envolvían al rededor de sus dedos no era para nada algo digno de horario familiar, a pesar de que Felix no parecía darse cuenta. Cuando alejó los dedos de su boca, un hilo de saliva unió ambos por un segundo, hasta que se cortó y la misma saliva combinada con el lubricante cubrían los labios de Felix, haciendo que luzcan apetitosos.
Hyunjin no pudo contenerse, así que llevó sus labios hasta los del menor, succionando el labio inferior, obteniendo algo del sabor artificial a fresa. Tomó la mano del menor, y la llevó hasta guiar sus dedos a su propia boca, succionando los restos del lubricante rosa ante la atenta mirada avergonzaba del menor.
—Joder, Felix. Creo que me he puesto duro solo con verte chupar tus dedos. —Susurró muy cerca de su rostro. A pesar de su shock inicial, Felix rodeó los hombros de Hyunjin con un brazo, pegándolo más a él. En su otra mano aún mantenía el envase de lubricante.
—Tal vez debamos aprovecharlo. —Hyunjin casi se atraganta de nuevo, sus ojos mostraron sorpresa, en cuanto a Felix, él simplemente no sabía de dónde había obtenido la valentía para decir eso. —Podemos hacerlo... ahora.
—¿No habías dicho que querías... "avanzar poco a poco"? —Inseguro, ahora Hyunjin se sentía de una forma que nunca creyó sentirse. En el pasado no hubiera dudado ni un momento ante la propuesta, pero ahora se sentía inseguro, porque tenía una gran responsabilidad sabiendo que sería la primera vez del menor.
—Estoy listo para dar el último paso, Hyunjin. —Felix lo miraba de forma que, a pesar de verlo evidentemente inquieto, sabía que estaba hablando con la verdad.
Hyunjin también se sentía intranquilo, la propuesta había surgido de la nada, ni siquiera tuvo el tiempo de preparar las cosas y le avergonzaba tanto estar en su sucia habitación con nada más que un bote de lubricante lleno hasta la mitad. Quería darle al menor la mejor experiencia del mundo, conseguirse un jodido cuarto de motel donde pudiera dar rienda suelta a sus fantasías, pero ahora tendría que improvisar.
Hyunjin suspiró hondo. —¿Estás seguro? —El menor asintió. —¿Seguro seguro?
—Mientras más preguntes, más nervioso me pongo. Joder Hyunjin, solo desnúdame y hazme el amor. —Gruñó el menor, Hyunjin no sabía si reír o salir corriendo, odiaba las responsabilidades pero aún así abrazaba esta como si su vida dependiera de ello. Podía cagarla, y eso le aterraba, pero a su vez, necesitaba eso como nunca había necesitado otra cosa en su vida.
Le sonrió, dándole al menor paz momentánea, ver la sonrisa de Hyunjin era lo único que necesitaba para saber que estaba en buenas manos.
El mayor volvió a juntar sus labios, de nuevo de forma dulce, quería que Felix lo disfrute, tanto que seguramente se volvería en el recuerdo más importante de su vida. Las piernas del menor ya estaban a cada lado de sus caderas, él vestía de nuevo una camisa blanca y un short del mismo color, siempre que él vestía de esa forma era como si tuviera a un mismísimo ángel en frente suyo, tan hermoso que ni siquiera parecía de este mundo.
Sus manos, que habían estado acariciando las piernas del menor, subieron suavemente hasta escabullirlas dentro de su camisa y dar con el elástico de sus shorts, trataba de distraerlo con besos suaves mientras bajaba la prenda, curioso del conjunto de ropa interior que Felix tendría esta vez.
Le sorprendió que, contrario a otras veces donde había visto conjuntos de encaje que podrían resultar escandalosos para las madres más conservadoras, esta vez Felix tenía bragas de una suave tela blanca sin detalles extras, era simple, incluso adorable.
Felix encogió las piernas, cerrándolas cuando se sintió vulnerable ante la hambrienta mirada de Hyunjin, siempre le incomodaba mucho la reacción que los hombres solían tener al conocer ese detalle sobre él. El mayor volvió a hundirse sobre él, besando su cuello y luego sus mejillas.
—¿Alguna vez te he dicho lo caliente que luces en bragas? —Felix gimió, pero no de gusto, o tal vez si le gustaba, porque le encantaba saber lo mucho que Hyunjin lo deseaba, y a la vez, su miedo más profundo odiaba el comentario, aún tenía ese debate mental que lo atormentaba.
—¡No! —Su voz salió en un gemido cuando Hyunjin lamió el lóbulo de su oreja. —Las uso por comodidad, eso es todo.
—Eres un mentiroso. —Le susurró Hyunjin, comenzando a pequeños besos en su cuerpo y bajando hasta sus clavículas. —Te gusta sentirte hermoso, no hay nada de cómodo en esos pedazos de tela semi transparentes, pero a ti te gustan porque te hacen sentir bonito. ¿No es así?
Hyunjin lo miró con una ceja alzada, lo hacía sentir acorralado, sintiendo que el contrario había descifrado algo en él, le gustaba mucho verse al espejo con aquellas prendas que no dejaban mucho a la imaginación, le gusta su cuerpo y la forma en la que ciertas piezas de ropa se amoldaban a él, y aunque esto mismo llegaba a ser desagradable cuando se daba cuenta que atraía miradas asquerosas de hombres groseros, ahora se sentía tranquilo, porque solo existía Hyunjin, y probablemente el mayor golpearía a cualquier hombre que lo mire indiscretamente.
Cuando Hyunjin oyó silencio de él por su pregunta, entendió que había dado en el clavo. —Pero está bien, porque lo haces por ti. ¿Y, te digo algo? No necesitas que nadie ni yo te diga lo hermoso que eres, solo basta con que tú lo creas.
Felix sentía su estómago burbujeando por las palabras de Hyunjin, que calaban muy profundo en él. Era como si toda su vida hubiera esperado escuchar eso, el mayor era como un príncipe de caricatura, sus palabras eran tan reconfortantes que incluso había olvidado su semi desnudez. Entonces, sus manos se colaron por dentro de la tela de sus bragas, tanteando a penas las caderas, Hyunjin no iría más allá de eso, de momento.
—Cuéntame, Felix. Dime qué te gusta que haga. —El menor no contesto, imaginando cosas no sanas de las cuales se avergonzaba. —Te gusta que te bese, te gusta que te toque, te gusta que mi lengua recorra todo de ti, dime ¿qué más te gusta?
—Me gusta que me hables. —Admitió, las manos de Hyunjin solo acariciaban su cuerpo, y su boca recorría su cuello, agradecía que Hyunjin estuviera avanzando lento, porque lo preparaba para lo siguiente y hacía que disfrute tanto el proceso.
—¿Hablarte? ¿Cómo? —Sus manos se adentraron en su ropa interior, logrando que Hyunjin ponga ambas en su trasero, maravillándose por su piel suave.
—Como tú siempre lo haces, indiscreto y desvergonzado. —Hyunjin rió por lo bajo, entendiendo a lo que se refería.
—Joder, ¿te gusta que te hable sucio? —Felix asintió avergonzado, Hyunjin gruñó, sintiendo que finalmente comenzaba a dolerle lo duro que estaba, nunca se imaginó que al menor le gusten sus palabras. —Lo haré, Lix, te hablaré tan sucio que mañana seguirás avergonzado al recordarlo. ¿Alguna otra sugerencia?
Felix pareció pensarlo. —No seas suave, no quiero que te preocupes demasiado por mí solo porque es mi primera vez, yo te diré si quiero que pares.
Hyunjin estaba sorprendido, maravillado por lo que él le estaba diciendo, así que solo alcanzó a sonreírle dulcemente y asentir. Y con eso, sus manos salieron de la ropa interior de Felix, llegando hasta su estómago y luego subiendo su camisa, ya siendo hora de dejar su cuello, bajó la cabeza hasta dar con los pezones del menor, esos pequeños botoncitos que había querido chupar desde el principio, esos que aquél día le dieron tanto en qué pensar al encerrarse en el baño después del jacuzzi improvisado en el techo. Porque Hyunjin no quería admitirlo, pero tuvo que meter mano de obra ante su "problemita" de ese día.
A penas puso tuvo uno en la boca, Felix gimió fuerte y curveó la espalda, haciendo que sus caderas choquen, tuvo que sostenerlas fuerte para que el menor se mantuviera quieto mientras chupaba.
—Joder Felix, ¿siempre eres así de sensible? —Siguiendo con la sugerencia del menor de hablarle sucio, mencionó, para luego atacar el otro botón rosa y sentir al pobre chico quejándose debajo de él. —¿Qué pasará cuando tengas mi gruesa polla dentro de ti?
Felix gimió ante la idea, cayendo en cuenta que efectivamente, estaba a punto de tener sexo con Hyunjin, del real y no solo caricias, besarse o masturbarse. Y que probablemente iba a doler, pero aquel miedo era calmado cuando recordaba que Hyunjin sería lo más cuidadoso posible, confiaba en su promesa, y deseaba tanto aquello como estaba seguro que el mayor lo quería.
Felix estaba fuera de sí cuando Hyunjin se despegó de él para quitarse la camisa. Era como un éxtasis, su piel quemaba, su vientre bajo hormigueaba, sabía que su entrepierna estaba tan dura que amenazaba con salir de entre su delgada ropa interior, ¿era así como usualmente se sentía tener sexo? porque la excitación estaba comenzando a nublarle la mente y ni siquiera habían empezado. Por primera vez en su vida deseaba tanto ser follado, que le sorprendía su reacción propia.
Gimió cuando se dió cuenta que Hyunjin se estaba sacando los pantalones, recordaba lo avergonzado que había estado la primera vez que ambos estuvieron desnudos, pero a diferencia de otras veces, la luz de día que perfectamente iluminaba todo lo hacía diferente. El mayor comenzó a retirarle la camisa después de sus pantalones, y luego ambos estando en ropa interior cuando sus caderas chocaron y Hyunjin comenzó a moverlas creando fricción, se sintió delicioso ese movimiento entre sus piernas, rozando su entrada por encima de la fina tela de sus bragas.
—Levanta las caderas. —La almohada a su lado desapareció, no entendía nada hasta que le Hyunjin ayudó a levantarlas y la suave textura apareció debajo de él. —Es mejor cuando levantas las caderas. —El mayor le guiñó un ojo, tal vez era su experiencia de gigoló hablando, pero de verdad se estaba tomando el tiempo de que sea perfecto para su primera vez.
El mayor le quitó de la mano el bote de lubricante al que se había aferrado tanto, ahora sus manos apretaron las sábanas debajo, intentando tan desesperadamente aferrarse a algo de nuevo. Con su camisa ya retirada, Hyunjin tenía una preciosa vista de su cuerpo, anteriormente lo había visto, pero ahora era claro bajo la luz del día.
Se regresó a su rostro, para darle un casto beso, y luego haciendo un recorrido de besos para parar en su abdomen, Felix se estremeció cuando sus bragas comenzaron a ser retiradas, y la vergüenza fue más aún cuando Hyunjin hundió la cabeza entre sus piernas luego de quitarlas, dejando besos en la zona de piel cerca de su miembro, estaba completamente desnudo y a su merced.
—Abre los ojos, Lix. —No se dió cuenta en qué momento los había cerrado, porque aunque le estaba gustando, la vergüenza era demasiada. —Voy a hacerte una mamada y quiero que veas todo. —Tembló, una de las manos del mayor se dirigió a la longitud de su miembro, comenzando un suave movimiento de arriba a abajo. —Es la primera vez que hago una mamada, tal vez no sea la mejor, ¿está bien?
Asintió, los penetrantes ojos negros del mayor estaban sobre él cuando engulló todo de una vez, Hyunjin le había pedido que mantuviera los ojos abiertos pero no pudo desde el momento que empezó a succionar de forma bestial. Apretó más las sábanas y sus gemidos se volvieron incontrolables, incluso si era la primera mamada que hacía, se sentía tan bien, tal vez porque era la primera que Felix recibía o porque el mayor succionaba con fuerza todo de él.
La boca de Hyunjin estaba llena, y se sintió tan orgulloso de sí mismo cuando vió al menor retorcerse de nuevo, Felix parecía ser tan sensible, siempre vibrando de placer, le gustaba eso, porque se sentía tan desesperado por hacerlo sentir el pico más alto del placer que una persona pudiera sentir. Quería probar tantas cosas con él, recuperaría el mes de sexo desenfrenado que Felix le debía desde que lo conoció.
Paró de succionar, porque Felix estaba temblando tanto que si seguía así probablemente se correría, y lo conocía suficiente para saber que caía rendido una vez que llegaba al orgasmo, incapaz de seguir. Era normal que correrse sea algo cansado, pero el menor tenía nula resistencia, tal vez trabajaría en eso con él.
Ahora seguía prepararlo, así que llenó sus dedos con el lubricante y luego esparció este también por la entrada de Felix. El menor se sentía tan excitado que incluso los simples dedos del mayor recorriendo su ingle hacían que la piel le queme.
Hyunjin tomó suavemente sus mejillas entre su mano. —Voy a usar mis dedos, ¿está bien?
Felix asintió, y entonces suavemente introdujo dos, viendo que el menor se quejara por la incomodidad pero no parecía dolerle, porque sus piernas vibraron de nuevo cuando empezó a mover los dedos dentro y un gemido se escapó de sus labios. Los movió en forma de vaivén dentro, buscando la próstata para palparla y cuando la encontró y pudo tocarla, las piernas de Felix se cerraron al rededor de sus caderas. Sus gestos se volvieron un digno espectáculo para Hyunjin, porque su boquita permanecía abierta mientras suaves gemidos salían de ella, sus ojos trataban de permanecer abiertos pero luego se cerraban por inercia y cuando los volvía a abrir, su mirada se desenfocaba.
Metió otro dedo suavemente, Felix se quejó de dolor al principio pero rápidamente estaba gimiendo de nuevo, podía verlo apretando las sábanas debajo de él y luego por momentos se mordía el labio intentando callar sus propios gemidos, pero le era imposible, había encontrado con el paso de los días el ritmo que a Felix parecía gustarle, y ahora, cada vez que tenía la oportunidad de embestir por dentro usando solo sus dedos, trataba de estimular sus interiores hasta que tuviera al menor incapaz de mantenerse quieto debajo de él.
Felix se sintió vacío cuando Hyunjin sacó los dedos, para luego observar claramente al mayor sacándose la ropa interior. No pudo evitar avergonzarse cuando su mirada dió con la polla dura y orgullosa. El mayor se dió cuenta que Felix lo miraba con sorpresa, incluso miedo y comprendía por qué, así que se acercó a el para dejarle más besos, esa era su forma de tranquilizarlo.
Ahora venía lo que más le preocupaba, porque pudo notar su visible pánico cuando tomó su miembro, lo llenó de lubricante y luego lo alineó hasta tener la punta cerca de su entrada, pero Felix lo miraba fijamente, asintiendo suavemente, demostrándole con los ojos lo mucho que confiaba en él. Sentía la responsabilidad sobre sus hombros, pero sería lo más cuidadoso posible, estaba incluso más concentrado en que el menor lo disfrute que en su placer personal, lo suyo podía hacerlo de lado.
Fue entrando poco a poco, sintiendo las paredes estrechas apretando su polla, era tan delicioso, no recordaba haber sentido algo como aquello nunca en la vida, tan bueno como había fantaseado por días. Se detuvo cuando sintió que el menor respiraba de forma errática, aquello lo preocupaba.
—¿Cómo te sientes, Lix?
Podía ver claramente que parecía dolerle, lo sabía por la forma en la que arrugaba la nariz y trataba de respirar hondo, Felix estaba intentando aguantarlo y eso le enojaba.
—Duele. —Respondió, confirmando sus sospechas.
—¿Me salgo? —Hyunjin estaba listo para terminar todo, lo único que le importaba era el menor, no quería lastimarlo.
—¡No! —Se apresuró a decir. —Voy a aguantarlo, solo... —Respiró hondo de nuevo. —Quédate quieto un momento.
En la mente del mayor, Felix estaba intentando ser complaciente de nuevo con él, se sentía como si hiciera aquello solo porque él quería, si aguantara el dolor solo por él.
—Joder, Felix. Sé que puedes aguantarlo, eres el chico más fuerte que conozco. —Aquello atrajo su mirada sorprendida, el cumplido había salido de la nada. —Pero no tienes que hacerlo solo por mí.
Felix extendió la mano, llevándola hasta su rostro, sus preciosos ojos castaños estaban aguados, tal vez por el dolor, pero el menor sonreía sinceramente.
—¿Eso es lo que creíste? ¿Que hago esto solo por ti? —Felix hizo un puchero, y apretó su mejilla a modo de regaño. —Joder, Hyunjin, hago esto porque quiero, de verdad lo quiero tanto, yo fui quien propuso esto, y no estaría soportando el dolor de mi trasero si no lo deseara tanto como tú.
Aquello logró que el mayor soltara una risita, y visiblemente se relajara. Estaba feliz de saber que no era el único que deseaba tanto aquello. Felix le gustaba demasiado, ni siquiera recuerda un momento en el que se haya enamorado tanto de alguien como de él, todo lo que significaba aquella preciosa criatura le devolvía la felicidad que había perdido con aquella pandemia. Ahora ver hacia su pasado se sentía como haberse mentido creyendo que las chicas lo harían feliz, pero en ese momento, no podía sentir gusto por otra chica, ni mucho menos por algún chico, Felix era simplemente Felix, y su mente había sido ocupada enteramente por él, él era su nuevo propósito de vivir.
Vió a Felix respirar hondo. —Puedes seguir entrando.
Tomó suavemente sus piernas, y con la misma suavidad se aseguró de ir entrando poco a poco, parando cuando estuvo completamente dentro.
—¿Puedo moverme? —Preguntó, pero el menor negó, Hyunjin decidió que haría lo que él diga, en realidad siempre lo hacía. Pero sería bueno tener al menor guiándolo en ese momento, era su primera vez con un hombre y se sentía nervioso por la presión sobre él, no quería lastimarlo ni que se arrepintiera de ello después.
Felix de nuevo tocó su rostro, sonriéndole, era tan dulce aquél simple gesto suyo, y como si el menor supiera que él también estaba ansioso, le ofrecía su apoyo de esa forma. Era como una burbuja, incluso podía jurar que aquél agradable calor que recorría su espalda era producto de lo feliz que estaba.
—¿Cómo se siente, Hyunjin, estar dentro de mí? —El mayor quería comérselo, incluso en una situación como esa lucía demasiado puro, tal vez por eso lo amaba tanto, era tan diferente a cualquier otra persona con la que hubiera estado antes, no era como si le gustara compararlo, pero simplemente lo hacía, porque era tan nuevo para él.
—Joder, yo no sé si tengo la polla muy gruesa o tienes el trasero jodidamente apretado, tal vez incluso ambas. —Hyunjin exhaló fuerte, víctima del placer que sentía solo estando dentro, incluso sin moverse. —Es delicioso estar dentro de ti.
Felix soltó una carcajada, de esa forma tan hermosa que él solía reírse. —Tienes mucha seguridad acerca de tus... dotes.
—¡Claro que si, Lix! —El menor no paró de reírse. —Soy rubio, malditamente apuesto, bueno en el sexo y tengo al novio más perfecto del mundo. ¿Qué más podría pedir?
Felix pareció sopesar lo que había dicho, sonriendo tiernamente ante haber sido llamado "el novio más perfecto del mundo", le encantaba el apodo, porque toda la vida soñó con que llegaría alguien que lo aprecie y lo cuide, solía recibir los peores tratos de los hombres y ahora, frente a él tenía al chico más guapo que había conocido, y además "rubio y bueno en el sexo". No podía estar más feliz con lo que tenía ahora.
—Ya puedes moverte, Hyunjin. —El mayor asintió, acercándose a él para depositar un tierno beso en sus labios y luego reposar el rostro en la curvatura de su cuello, aferrándose a sus piernas para empezar a mover las caderas.
—¿Listo para que te folle tan bien que atraerás zombies por tus gritos de placer? —Felix le sonrió, y asintió.
Se aferró a su cadera y separó las caderas, a penas la primera estocada fue dada, Felix no pudo evitar soltar un gemido bajito que resonó en los oídos del mayor, ignorando el persistente dolor que desaparecía con el tiempo, cuando la polla de Hyunjin alcanzó el punto más profundo, se dió cuenta que aquello era tan diferente a todo lo que había sentido hasta ahora.
Lo tenía dentro de él, y podía sentirlo perfectamente saliendo y volviendo a entrar con tranquilidad, comenzando a golpear preciso, a penas era el inicio y era tan suave, aún le dolía un poco pero los besos que Hyunjin comenzó a darle lograban distraerlo del dolor, haciéndolo concentrarse en lo bien que se sentía.
Estaba feliz, tal vez demasiado.
Cada estocada era más profunda y a la vez más consistente, los golpes agarraban velocidad y fuerza paulatinamente, Hyunjin se aferró a sus piernas, acomodándolas a cada lado de su cuerpo para poder moverse más diestramente. Se acercó a él para juntar sus labios, chupándolos y mordisqueándolos al mismo tiempo que embestía, callando sus gemidos de esa forma, asegurando de tener ocupada cada parte de su cuerpo. Cuando se separó de él, se sentía tan bien que Felix ya no podía callar sus gemidos, pero no le importaba, porque no tenían vecinos, tal vez los zombies podrían oírlo pero no le preocupaba atraerlos.
Hyunjin tomó sus piernas más posesivamente, pegándose más a él, para Felix escuchar sus gruñidos y ver sus gestos de placer le gustaba tanto, lo estaba disfrutando tanto como él.
Internamente, Felix sentía que había ganado esa intensa batalla consigo mismo, nunca creyó que algo como eso podría estar pasando, pero tenía al hombre más hermoso que había visto, haciéndole el amor justo como le gustaba, y lo estaba disfrutando tanto.
Las manos de Hyunjin repasaban su cuerpo, se hundían en su piel, acariciaban tanto como podían, y de vez en cuando, su boca se encargaba de dejar besos y pequeños chupones en su cuello, hombros y clavículas. Atacaba de cualquier forma que pudiera, con la boca y con sus manos, mientras sus caderas no vacilaban en moverse sin parar y sin descanso, golpeando dentro de él con ritmo estable.
Rodeó la cintura del mayor con sus piernas, en un intento por pegarlo más a él, pedirle sin palabras que no se separe. Y gimió alto cuando las caderas de Hyunjin chocaron fuertemente contra su trasero, ya no dolía, simplemente se sentía increíble. Incluso si tal vez no era tan romántico y suave como cualquiera imaginaría que sería una primera vez, le gustaba tanto que fuera intenso, asfixiante y a la vez, el mayor lo miraba como si fuera su pertenencia más adorada.
—Te dije que te tendría gritando de placer. —Felix sintió repetidas veces, la voz de Hyunjin sonó ronca, enviando una corriente de electricidad por todo su cuerpo, su espalda se curveaba sin poder aguantar las oleadas de placer que sentía numerosas veces por cada estocada.
—¡Hyunjin! —Gimió, apretando las sabanas, incapaz de hablar bien. —Te amo.
Pudo verlo sonreír ante la súbita confesión, el contrario no pudo contener su felicidad, y sorprendiendo a Felix, dejó de proporcionar aquellas increíbles estocadas. El menor lo miró esperando una respuesta luego de que saliera de él, pero antes de recibir una, Hyunjin lo tomó del hombro y con un movimiento logró voltear su cuerpo fácilmente.
Colocó la almohada debajo de Felix, haciendo que su trasero se eleve un poco. Jugueteó con su trasero un rato, apresando su pene entre las mejillas, el menor lo miraba a la expectativa, deseando volver a sentirse lleno de nuevo. Hyunjin tomó su polla, dirigiéndola hasta la entrada de Felix, y colocando una mano en la cama para acomodarse, hundiendo solo la punta y logrando desesperar al menor, quien gimió en respuesta.
—Yo también te amo, Felix. —Se hundió hasta la base en una estocada, el menor gimió y apretó las sábanas, hundiendo su rostro en la almohada, teniéndolo todo dentro, aún más profundo que antes.
Las estocadas se volvieron más profundas por la nueva posición, ahora Hyunjin podía darse una hermosa imagen de su polla entrando y saliendo de Felix, brillando por el lubricante que bañaba su entrada. Acarició su espalda, recorriendo con sus manos la suave piel del menor, mientras su otra mano se enterraba en la cama y apretaba las sábanas buscando estabilidad.
Felix gemía continuamente, hundiéndose en la almohada mientras la abrazaba para intentar callarse a sí mismo, cosa que Hyunjin no permitiría, así que tomó la almohada por la orilla y se la arrebató, arrojándola en algún rincón de su habitación.
Pegó su pecho a él, llegando hasta su oreja. —Quiero escucharte. —Le susurró mientras sus manos se aferraban a las caderas del menor, Felix lloriqueó, asintiendo con un puchero en el rostro. —Quiero que incluso los zombies oigan lo fuerte que te hago gemir.
Felix sentía que no podía responder de forma coherente, lo único que llenaba su boca eran gemidos desordenados y lloriqueos, pero le encantaba, todo era perfecto en ese momento. Hyunjin no estaba siendo suave con él, pero a la vez, sabía que el mayor estaba pendiente de él, guiándose de sus reacciones para saber si le estaba gustando, era la mejor primera vez que podría haber deseado tener.
No estaba recibiendo estimulación en su pene, pero tenía la almohada debajo de sus caderas, y a cada estocada de Hyunjin, sus caderas se movían frotándose en la almohada, ese simple frote era lo suficiente, porque si comenzaba a tocarse al mismo tiempo que su próstata era maltratada, se correría tan rápido, y aún así, tenía que apretar las piernas fuerte para evitar venirse.
Hyunjin le mordía muy levemente los hombros, tan sutilmente que el leve pinchazo de dolor era casi imperceptible y a pesar del dolor, qquello resultaba estimulante. El mayor siempre sabía qué mover en él, se sentía tan indefenso, tan drenado de energía que su cuerpo no reaccionaba a sus pensamientos sino a los estímulos, su espalda se arqueaba sin su control, alzando el trasero para permitir que el mayor se hundiera profundo en él, mientras apretaba más las piernas tratando de contener los temblores de su orgasmo próximo, queriendo retener aquella sensación lo más que podía.
Justo en el momento en que sus piernas temblaron, anunciando que se correría pronto, Hyunjin salió de él sin aviso, iba a reprocharle cuando sintió que el orgasmo se escapaba de él ante la falta de estimulación, pero el mayor lo miraba de reojo con una sonrisa de lado en su rostro.
—Tienes poco aguante. —Le susurró burlonamente, la voz de Hyunjin era ronca, le producía escalofríos.
—Se sentía tan bien. —Balbuceó de vuelta en forma de berrinche, Hyunjin sonrió de lado de nuevo.
Sintió una textura babosa y dura escurrirse entre sus piernas apretadas, reconocía esa sensación, Hyunjin estaba usando ese apretado espacio para él, y a pesar de no ser estimulación directa, la última vez que habían intentado aquello, fue tan caliente que se había corrido con solo eso y la estimulación de la mano de Hyunjin en su pene, su colchón inflable se había ensuciado ya varias veces de esa forma y similares, que tendrían que cambiarlo.
—Esto también te gusta, ¿verdad? —Hyunjin besó su hombro, él asintió, sintiendo la longitud del mayor abrirse paso entre sus piernas, frotándose entre su entrada y su pene, le gustaba la viscosidad resbalando y frotándose, pero en ese momento no era suficiente, se sentía vacío y de nuevo quería tener al mayor llenándolo, le enojaba que su orgasmo hubiera sido interrumpido y aquel toque solo lograba desesperarlo. —¿Puedes apretar más las piernas por mí?
En forma de protesta, hizo todo lo contrario, abriéndolas para que Hyunjin no pudiera usarlo. En ese momento solo deseaba venirse, era tan frustrante que el mayor se estuviera burlando de él en ese momento. Él siempre le repetía sobre su falta de aguante, pero en realidad, aprovechaba el sueño que sentía luego de un orgasmo para dormirse en los brazos de Hyunjin, aunque su ropa interior se sintiera húmeda y pegajosa, no le importaba.
Pero Hyunjin era insaciable, no podía de ninguna manera seguirle el ritmo, lo atacaba en todo momento o en cualquier lugar, había sido un error permitirle "avanzar poco a poco" porque había usado esa excusa de numerosas maneras, y aún así, Felix no podía negarse, su propio cuerpo reaccionaba al simple toque de Hyunjin, evitando que pueda poner resistencia y termine accediendo a cualquiera de las fantasías que el mayor tenía, incluso si estaba a punto de ceder al sueño, Hyunjin sería quien abuse de su adormilado cuerpo mientras no ponía oposición alguna, era inútil resistirse si al finar siempre abría las piernas para Hyunjin.
Sintió los largos dedos del mayor acariciando sus piernas, y luego subiendo tortuosamente hasta tantear su entrada. Felix gimió en respuesta, casi rogando, pero no necesitaba sus dedos, lo necesitaba a él dentro, algo más duro y grueso que sus delgados y delicados dedos.
Entonces sus falanges se introdujeron, Hyunjin tenía unos muy largos y delgados, fácilmente lograba meterlos y alcanzar profundidad, justo como en ese momento. Lo sintió palpando por dentro, casi podía ver la sonrisa de suficiencia que se formaba en su rostro, lo estaba probando, mientras que con precisión palpaba su dulce punto, Hyunjin sabía en dónde tocar para tenerlo gimiendo sin mucho esfuerzo.
Lloriqueaba en respuesta al estímulo, quería gritarle que eso no era lo que quería, pero probablemente Hyunjin ya lo sabía, solo se estaba burlando de él, tal vez quería que le rogara, pero eso era vergonzoso, y aún así, la idea era caliente, ¿le rogaría? tal vez algún día lo haría, se imaginaba al mayor obligándolo a rogarle, y la idea solo lograba ponerlo más caliente y sensible, se avergonzaba de sus fantasías más profundas.
Hyunjin lo volteó con cuidado, sacando los dedos y posicionándose entre sus piernas, ansió que de nuevo le hiciera el amor en esa posición, pero el mayor solo empezó a atacar su cuerpo a besos, y luego comerse sus labios, sus caderas chocaron y ambos miembros se tallaron juntos por la cercanía de sus pieles, debía admitir que aquello le gustaba, pero era insuficiente.
Entonces, cuando se dió cuenta, Hyunjin estaba debajo de él, y con la fuerza de sus brazos había logrado que Felix se posicione sentado encima de él, no sabía cómo había llegado a esa posición. El mayor tomó sus caderas con fuerza, y comenzó a hacer que su entrada se frote encima de su miembro, moviendo su trasero y haciendo que su entrada se frotara con el duro pedazo de carne entre sus piernas.
Desde arriba podía verlo, Hyunjin tenía las mejillas rojas, una leve capa de sudor hacía brillar todo su cuerpo, y por sus gestos, lo estaba disfrutando demasiado. Lucía demasiado atractivo ante su mirada, él siempre tenía esa aura sensual y atrevida, y el brillo húmedo de su piel era tan atractivo que le robaba el aire, su pálida piel tenía un leve tono dorado que lo hacía lucir exquisito, bello como una estatua renacentista.
—Levanta el trasero. —Le dijo con voz ronca, Felix le dirigió un puchero confundido por la nueva posición. —Vas a montarme Felix, vas a hacerlo tú mismo.
Negó, pero una sonrisa socarrona se formó en el rostro de Hyunjin, Felix no podía estar más complacido, le gustaba la forma en la que Hyunjin actuaba cuando tenían algún tipo de intimidad sexual, era seguro de sí mismo, y era dominante, al mismo tiempo de preocuparse con él. Si no le gustaba algo, Felix se negaría y entonces, él se detendría, esa era la regla que habían impuesto, pero a pesar de sentirse avergonzado, no quería que eso terminara, le gustaba cómo jugaba con él.
Hyunjin llevó una mano al pene de Felix, comenzando un lento y tortuoso vaivén de arriba a abajo, que hizo que sus caderas se muevan encima de él de forma inconsciente, luego colocó un dedo en la punta, y de nuevo, sonrió socarrón.
—Lo harás si quieres venirte. —Felix gruñó, pero de forma insegura llevó las manos al respaldo de la cama para tener estabilidad al alzar su trasero, Hyunjin tomó su propia longitud, acariciando su entrada con la punta y luego poniendo la cabeza dentro.
Felix bajó lento, sintiéndose lleno de nuevo, y ahora, Hyunjin estaba estimulándolo por delante, pero sin retirar el pulgar de la punta. Esta debía ser jodidamente la definitiva, porque ya no podría aguantar, y sus lloriqueos lo demostraban.
—Vamos Felix, haz sentadillas encima de mí. —La mirada de Hyunjin era completamente oscura sobre él, pero no lo hacía sentir incómodo, porque había respeto y consenso, al mismo tiempo que se sentía deseado también se sentía amado, de la forma más pura que existe.
Alzó las caderas, y gimió fuerte cuando dejó caer todo su cuerpo de golpe, empalándose a sí mismo, volvió a repetir la acción, esta vez procurando no dejar ir la fuerza en sus piernas, maldiciendo a Hyunjin por conocer su falta de condición física y deseando que sus muslos no le fallaran.
—Vamos Felix, mueve bien ese lindo trasero. —Lo miraba de forma divertida, ganándose un ruido de protesta.
La mano del mayor abandonó su pene, para luego sentir ambas en sus caderas, apretando fuerte para ayudarle a subir. Estaban pegajosas, una por rastros de lubricante de fresa y la otra por el líquido pre-seminal que se había escapado de él mientras lo masturbaba, pero aún así lo sostenía fuerte.
Con la ayuda de las manos de Hyunjin, fue más fácil para él levantarse y comenzar a rebotar, logrando que el sonido de su trasero chocando con las caderas del mayor se oiga fuerte y claro, llenando la habitación junto al sonido de sus lloriqueos de placer, el solo pensamiento de que ni siquiera habían colocado seguro a la puerta era gracioso, porque no habría nada ni nadie que los interrumpiera.
Sus rodillas comenzaban a dolerle, los músculos de sus pantorrillas y muslos se estaban cansando, pero se sentía tan bien que lo ignoró, estaba tan cerca de su orgasmo, podía aguantar más hasta venirse. Entonces de momento, sus piernas temblaron, haciéndolo jadear y perder el agarre sobre el respaldo de la cama, entonces sus manos fueron a parar a los hombros de Hyunjin, tratando de buscar estabilidad.
Se sentía completamente lleno mientras saltaba, la intrusión dentro de él era deliciosa, abriéndose paso por sus interiores, chocando en zonas erógenas dentro, se sentía mucho mejor de lo que alguna vez pensó, y se sorprendía mucho estar aguantando el cansancio. Iba a su ritmo, él mismo marcaba el compás y era justo eso lo que hacía temblar sus piernas, cerrándolas de imprevisto por los calambres para luego intentar retomar las sentadillas, su pene saltaba con el movimiento de sus caderas, creyó que Hyunjin lo masturbaría de nuevo pero en lugar de eso, apresó fuerte sus caderas levemente levantadas.
—Quédate allí. —Forzó sus caderas a mantenerse momentáneamente, Felix iba a protestar por la interrupción, pero él le indicó: —Pon fuerza en las piernas y mantente allí.
Antes de preguntar por qué, las caderas del mayor se elevaron, chocando contra su trasero, y luego empezó una tanda de embestidas violentas, que se sentían perfectas justo en ese momento donde estaba a punto de correrse. Sus caderas eran aplastadas por las manos de Hyunjin con tanta fuerza que lastimaba, y le costaba mucho no ceder ante el peso, pero forzó a sus muslos a quedarse justo donde estaban mientras era el mayor quien hacía todo el trabajo.
Lloriqueaba sin forma alguna de callarse, se estaba sintiendo cada vez más sensible, y a pesar de que la presión en sus músculos retenía los calambres, sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo, para luego, apretar la cintura del mayor con sus piernas, y dejando que borbotones de líquido blanquecino cayeran encima del pecho del contrario. A este pareció importarle muy poco que haya sido manchado, porque aún sin bajar la velocidad, no se detuvo, logrando mancharse más cuando el orgasmo de Felix no paró y su entrada se cerró sobre su polla, apretando más.
Una vez que todo había salido de él, Felix se sintió aún más sensible, sus interiores palpitaban con fuerza, sus músculos querían rendirse, estaba agotado y las piernas le dolían después de aquél trabajo.
—Mantente allí. —Gruñó Hyunjin, cuando sus músculos comenzaron a perder fuerza, apretando las caderas del menor para recordarle que debía quedarse fijo pese al cansancio.
Fueron lentos los segundos en que las violentas embestidas no pararon, estaba sobreestimulado, era incluso incómodo lo abrumador que se sentía, nunca antes había seguido después de un orgasmo, y esta vez estaba siendo obligado.
No fue hasta que sintió descargas de líquido caliente dentro de él, que recordó que hasta ese momento, Hyunjin no se había venido, pero estaba tan agotado y con las piernas tan adoloridas que simplemente no se había dado cuenta. La viscosidad en su interior comenzó a salir, mientras el mayor daba los golpes finales, chocando sus bolas en su trasero mientras remanentes de semen se escurrían de dentro.
Cuando Hyunjin dejó caer su peso muerto en la cama, Felix hizo lo mismo, empalándose de nuevo sin querer. El mayor debajo respiraba cansado, tratando de conseguir aire, y sintió cómo el cuerpo del menor cayó encima de él grácilmente, pero aún sin despegarse de él para salir de sus interiores.
Lo apresó entre sus brazos, escuchando su respiración agitada. Sus rubios cabellos le hacían cosquillas en la cara mientras él usaba su pecho como almohada.
—Te viniste dentro. —Balbuceó Felix, mientras su rostro era apresado en su pecho, no se movía, solo se había dejado caer encima de él, completamente agotado.
—Lo hice. —Respondió, sonriendo más para sí mismo. Era diferente, todo con Felix era nuevo para él, incluso lo que había sido la primera vez entre ellos.
Ahora solo se dedicaba a repasar su pequeño cuerpo con sus manos, acariciando sus piernas y su delicada cintura, sus brazos y su espalda, deleitándose con la suavidad de su piel con leve aroma a vainilla.
—¿Era costumbre tuya... venirte dentro? —Hyunjin arrugó las cejas cuando pudo entender la pregunta del menor, pero él no parecía molesto, ni tampoco celoso, Felix a veces incluso se tomaba con humor todo acerca de su pasado, aunque tal vez la falta de emociones en sus palabras se debía a su evidente agotamiento.
—No Felix, nunca me vine dentro de ninguna chica ni tampoco lo hice sin protección. Puedes irte seguro de que no tengo ningún hijo ilegítimo por allí y que tampoco tengo ninguna enfermedad de transmisión sexual. —El leve fastidio en su tono de voz logró se Felix se abrazara más a él, con arrepentimiento.
—Lo siento. —El menor talló su rostro en su pecho, como un gatito buscando su perdón. —No debí haber preguntado eso.
Besó su frente. —No Felix, era necesario que lo supieras.
Felix estaba cansado, ya ni siquiera podía pensar bien acerca de la conversación que había tenido con Hyunjin, pero entonces, la curiosidad fue demasiada.
—¿Por qué conmigo si...? —Las palabras quedaron a medias, ni siquiera sabía qué era lo que estaba preguntando o si Hyunjin lo entendería, pero a pesar de todo, él lo hizo, y le sonrió dulcemente al verlo tan adormilado.
—Tú no vas a quedar embarazado, Felix. Pero si quieres, podemos seguir intentando. —El menor gimoteó en desaprobación, demasiado dormido para pelear con él.
Pero entonces, Hyunjin comenzó a levantar el pecho de la cama, y tomó a Felix para intentar levantarlo junto a él, logrando una pequeña lucha sin mucho éxito de parte del menor, quien quería seguir recostado durmiendo.
—A bañarnos, Felix.
Gimoteó en desaprobación. —Suéltame.
Quiso soltarse y devolverse a la cama, necesitaba dormir y por dios, estaba tan agotado después de lavar tanta ropa y aquella cansada sesión de sexo, que se sentía como si pronto se desmayaría del agotamiento, pero Hyunjin tenía otros planes y fácilmente logró tomarlo entre sus brazos y levantarlo para salir ambos desnudos de la habitación en dirección al baño.
—No puedes dormirte aún Felix, acabo de romper el celibato y necesito otra ronda en la bañera. —Oyó un gruñido como respuesta. —Es tu culpa, nos conocimos hace un mes y ahora tendré que cobrarte esa deuda de sexo desenfrenado.
K:
Capítulo fanservice, pero ¡hey, son 8,4k de palabras! el capítulo más largo de este fic tenía que ser puro sexo.
Honestamente no estaba segura de esto, sé que me caracterizo por escribir puro horno pero al estar tan metida en la trama sentía que esto no era lo que debía hacer... y luego me acordé que tengo una deuda con ustedes 😀
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro