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2. Sam y Lucy

—¿Recuerdas nuestra fiesta de 16?

Yeji había sacado los álbumes familiares en un intento por encontrar una forma de no aburrirse –o no volverse loca, como el mayor de los gemelos creía–, aprovechando que había comenzado a limpiar lugares de la casa que habían permanecido sucios por años. Por su parte, ella siempre había caracterizado por ser muy limpia y ordenada, un polo totalmente opuesto a Hyunjin, quién en aquellos días donde ya no existía la escuela, ni fiestas, ni obligaciones, simplemente dormía, a veces tal vez se ejercitaba, pero se cansaba y regresaba a dormir.

—¿Cómo olvidarlo? La tía Tiffany se puso tan ebria que empezó a bailar encima de la mesa.

Yeji le sonrió al álbum de fotos, pasando sus dedos por las texturas de cada una, añorando esos momentos en donde la familia Hwang estaba completa y eran felices, pequeños lapsos en donde ambos gemelos convivían aunque sea por compromiso. Ya que desde bebés, la tradición era que ambos gemelos estuvieran juntos al celebrar dicha fecha especial, algo que, después de la adolescencia comenzó a resultar molesto para ellos.

—Extraño a la tía Tiffany. —Suspiró la menor. —Ella nos puso nombres americanos.

—Sam y Lucy. —Sonrió, siempre les habían gustado esos nombres. —Incluso teníamos collares con los grabados.

Ella sonrió, recordando a la loca tía americana que tenían, miró a Hyunjin melancólicamente, hasta que se detuvo al darse cuenta de algo. —Hyunjin. —Llamó, ella llevó una mano hasta acariciar su cabello. —Tu cabello está muy largo, ¿quieres que lo corte? Mamá me enseñó cómo.

—¿Estás segura que no vas a dejármelo como la primera vez que mamá me cortó el cabello?

Ella negó de forma divertida. —Creo que en este álbum hay fotos de ello, podría intentar recrear el corte. —Hyunjin rodó los ojos. —Iré a buscar las tijeras.

Cuando Yeji volvió, hizo que él se sentara en medio de la sala, observando con un espejo mientras ella hábilmente iba cortando mechones enteros de cabello, de repente su frente quedó cubierta con un fleco, como solía tenerlo meses atrás. No le había crecido tanto desde la última vez, así que el cambio era menor.

—Estaba pensando en dejármelo crecer de nuevo. —Admitió. —Pero no habrá nadie para decirme que luzco como un Adonis.

—Tal vez puedas dejarlo crecer luego, al final no sabemos qué va a pasar con nosotros. —La menor siguió recortando diestramente, Hyunjin debía admitirlo, ahora que no estaban bajo constantes comparaciones, se sentía bien saber que su hermana era buena incluso en cosas tan triviales como cortar cabello.

—Tal vez deberíamos pertenecer a un clan. —Yeji gruñó a sus espaldas, sabía lo que la respuesta de la chica significaba, ella había estado muy a la negativa con esa idea.

—Uno donde no haya adolescentes hormonados buscando chicas para follar, tal vez.

Hyunjin bufó ofendido y rodando los ojos. —Mi yo del pasado se habría ofendido mucho.

—Para serte honesta, has tenido tantas novias y ninguna duró lo suficiente contigo, incluso llegué a pensar que tal vez te gusten los hombres.

Él arrugó los ojos, volteando para encararla con incredulidad, y a la vez, sopesando lo que creía que era la estupidez más grande que Hwang Yeji haya dicho en toda su vida.

—Me gustan las tetas, tetas enormes y suaves, como las de Yu Jimin. —Yeji golpeó su hombro, enojada, pero aún así siguió con la tarea de recortar su cabello.

—Hay hombres con tetas.

—¡Pero esos me dan asco! —Se apresuró a responder, de forma asqueada. —Además, nunca encontré atractivos a ninguno de mis mejores amigos.

Yeji apartó el cabello que había caído sobre sus hombros. —Tus amigos eran tan imbéciles que ni siquiera yo podía encontrar atractivo en ellos.

—Les hubiera roto la cara si me hubiera enterado que alguno de ellos estaba interesado en ti.

—¿Por qué la regla no era igual para ti? —Ella lo encaró, por alguna razón sonaba molesta haciendo que de repente se sienta pequeño y desprotegido ante la imagen, lucía como su madre, y él solía tenerle mucho miedo a su madre. —¿A cuántas de mis amigas te follaste?

Bajó la mirada y con sus dedos comenzó a contar, Yeji no se lo podía creer, la rabia subió hasta su rostro mientras lo veía balancear los dedos y balbucear números.

—¿Si quiera te acuerdas de sus nombres, Hyunjin?

Uno de sus dedos se levantó. —Ryujin, me acuerdo de ella, tenía el cabello rosa y comenzó a gritarme cuando llegué a la escuela. —Entrecerró los ojos, intentando pensar. —Había una chica, ella era china y era muy amiga de Jimin, recuerdo haber querido acostarme con Jimin pero solo conseguí a su amiga.

Yeji levantó su mano, y lo siguiente que Hyunjin sabía es que su rostro apuntaba para otro lado y la mejilla le ardía, ella le había golpeado y no podía hacer nada, porque sabía que se lo merecía. La miró, ella tenía los ojos acuosos y el rostro rojo de la rabia, Yeji pasó de tener los ojos acuosos hasta enojarse tanto que las lágrimas comenzaron a correr de sus mejillas, y cuando se dió cuenta, la chica ya se encontraba arrodillada en el piso mientras cubría la cara con sus manos y lloraba.

A Yeji le provocaba demasiada ira saber la clase de hermano que tenía, los daños que había hecho a muchas chicas, y a pesar de que aquello había quedado en el pasado, aún se sentía tan claro para ella lo que había sentido cuando fue rechazada de igual manera.

Hyunjin sabía que la había cagado y no podía enmendarlo, le había hecho tanto daño a Yeji sin siquiera saberlo y probablemente lo hubiera seguido haciendo si el virus no hubiera parado todo. No sabía qué hacer, no sabía si confesarle todo a pesar de que eso la rompería más o guardárselo, pero eso se sentiría como mentirle. Así que hizo lo que su corazón le indicaba que debía hacer: confesarse. Tal vez no era la mejor forma, pero quería depurarse y volver a hacer todo de manera diferente, el tiempo junto a su hermana le había servido como su curación, tal vez, podía tomar la catástrofe como un nuevo inicio.

—Lo siento. —Murmuró, Yeji ni siquiera lo miró, solamente siguió llorando en el piso, incluso temblaba mientras sollozaba. —He sido un hijo de puta, he sido un hermano horrible, pero te prometo que si salimos de esto vivos, jamás lo volveré a hacer. —Hyunjin se levantó de la silla, y suavemente se fue arrodillando frente a la chica a medida que hablaba.

—Ni siquiera sé si creerte. —Hyunjin cerró los ojos, sintiéndose culpable.

—Estoy siendo sincero contigo ahora, estoy tratando de ser un mejor hermano y protegerte. —Intentó tomar su mano, sintiendo cómo ella temblaba, no sabía qué hacer para reconfortarla. —Podemos empezar de nuevo, Yeji. Yo sé que tanto tú como yo queremos esto, es por eso que estoy siendo tan sincero contigo justo ahora. —Ella comenzó a respirar de nuevo, aferrando su pequeña mano a la de él, muy por dentro, era lo único que ella necesitaba. —Yeji no llores, voy a llorar yo también.

Ella alzó el rostro, aún con lágrimas cayendo. —Somos demasiado inmaduros aún, no podemos hacer esto, no podemos ni siquiera cuidarnos a nosotros mismos.

Hyunjin sentía sus ojos picar, eso era algo que tenían en común, eran tan distintos uno del otro pero si algo los unía era llorar. Si un gemelo Hwang lloraba, el otro también. Con el tiempo, él había aprendido a aparentar ser un tipo duro, porque sus amigos y sus relaciones, todo se basaba en apariencias y engaños, pero estaba feliz con eso porque era una vida tan despreocupada, la única que lo recibía con los brazos abiertos.

Ahora todo era tan diferente, ya no tenía a nadie más que a su hermana, y ambos se estaban rompiendo poco a poco, incapaces de soportar la realidad a la que se enfrentaban.

Tan jóvenes y tan desolados, así se sentían.



Ya pasada la tarde, Yeji había preparado palomitas de maíz para cenar y pasar el tiempo junto a él, Hyunjin se había dado cuenta de que esa era la forma en la que ella mostraba interés en enmendar su relación. Ella siempre se estaba moviendo, incluso cuando no existían los zombies, ella siempre estaba haciendo algo, siempre estaba metida en concursos escolares, en actividades, ella era Hwang Yeji, la destacada alumna del curso, mientras él era Hwang Hyunjin, su hermano imbécil.

Había poco que hacer en casa, tenían electricidad viniendo de los paneles solares que su padre había contratado tiempo antes, pero debían usarla sabiamente, así que muchos aparatos electrónicos estaba prohibidos, entre ellos la televisión o el microondas.

Ella había encontrado varios juegos de mesa en el ático, los había limpiado y llevado a la sala de estar, él entendía la indirecta, ella quería pasar tiempo juntos. A pesar de no haber sido tan cercana a ella durante años, la entendía perfectamente, no sabía cómo pero podía entender perfectamente las cosas que ella quería decir a través de sus acciones, tal vez porque eran gemelos y a pesar de su lejanía, se conocían tan bien.

Yeji abrió la lata de alcohol frutal, el que él había traído después de varios viajes a aquella tienda de nuevo, pero habían cosas que faltaban, como medicamentos o tratamientos de heridas, artículos que habían acordado conseguir después.

Bebió un sorbo, deleitándose con el sabor azucarado. —¿Te parece si jugamos Uno? —El mayor negó, ese juego comenzaba a ser ya demasiado fastidioso para él. —¿Verdad o reto?

Él alzó una ceja y bebió de su cerveza. —Interesante juego, me trae recuerdos de fiestas adolescentes.

Yeji entendió claramente lo que él quiso expresar. —Entonces podríamos solo preguntarnos cosas, a veces siento que no sé nada de ti. —Su voz sonó desilucionada al decir lo último, haciendo que una punzada de culpabilidad se instale en él también.

—Pero prométeme que ya no me golpearás, la cachetada que me diste dolió mucho.

Yeji sonrió. —Lo prometo, debo admitir que me gusta tu sinceridad.

—Okey, primera pregunta. —Comenzó él primero. —¿Alguna vez sentiste envidia de mí por algo?

A pesar de la naturaleza profunda de la pregunta, ella pareció pensar durante unos segundos, hasta que contestó. —Siempre me enojó que fueses más alto que yo.

Era estúpido, pero lo aceptaba.

—Tu turno.

—Hyunjin, quiero saber la verdad. —Ella levantó un dedo en su dirección, sonriendo de forma sospechosa. —Y nada más que la verdad sobre aquella vez que te besaste con Daehwi.

Hyunjin enmudeció, sus ojos se abrieron y su rostro perdió color como si hubiera visto un fantasma, Yeji entonces comenzó a reírse en su cara, mientras él se volvía cada vez más presa del pánico y el horror.

—¿Cómo sabes tú eso? —Yeji rió más fuerte.

—Todo el mundo sabe sobre eso Hyunjin, me quedé en casa estudiando y al día siguiente todo el mundo en la escuela estaba hablando sobre eso. Ya dime, ¿Te gustó?

—¿Era esa tu pregunta? ¿Ahora insistes en que soy gay? —Ella asintió como si fuera obvio, él suspiró derrotado. —Estábamos jugando verdad o reto y yo estaba muy borracho, solo recuerdo tenerlo a él en mi regazo mientras nos besábamos.

—¿Te gustó? —Ella inquirió, burlándose.

Hyunjin tomó nervioso de su cerveza, tomando su tiempo para no parecer sospechoso. —El hijo de puta besaba muy bien. —Yeji gritó, estaba feliz de estarlo humillando. —Pero me acuerdo imaginándome una chica mientras lo besaba, él era pequeño y tenía la cintura muy pequeña también, era como tener a una chica encima, una con el pecho muy plano.

Yeji resopló y volteó los ojos, como si fuera a creerse esa excusa estúpida.

—Daehwi era adorable.

—Era una zorra. —Yeji abrió la boca sorprendida. —Nunca lo conociste en fiestas, solía acostarse con todos los chicos que pudiera, pero admito que su versión de estudiante era bastante amigable. —Bebió de nuevo. —Mi turno, ¿alguna vez pensaste que tu vida sería mejor si fueras hija única?

Yeji bajó la mirada, como una niña pequeña que había sido regañada, eso logró ponerlo nervioso, pero confiaba en que ella le diría la verdad.

—Recuerdo que a veces pensaba "¿Por qué tengo un hermano tan imbécil?" —Suspiró, eso también le había dolido al mayor. —Pero también recordaba cuando éramos pequeños y solíamos ser muy cercanos.

Hyunjin bebió de nuevo de su cerveza, gastándola. Yeji siempre había tenido esperanzas con que algún día serían cercanos de nuevo, eso le partía el corazón, sabía que si el mundo no hubiera cambiado él no hubiera estado interesado en cambiarlo, era la parte buena del apocalipsis, necesitaba enfocarse en lo bueno.



—Esto debería funcionar de esta forma.

Hyunjin se sentía un completo imbécil, y además un inútil viendo cómo su hermana menor manejaba herramientas mucho mejor que él. Ya era costumbre, ella simplemente parecía saberlo todo, y ahora ella resolvía su vida mientras él dormía todo el día, su única contribución era salir de casa y ella ya consideraba eso como una hazaña.

Ella comenzó a martillear y ajustar las maderas con clavos, no lucía perfecto pero era más de lo que él pudiera haber hecho solo. Yeji le pidió cortar madera con un "serrucho" –ella incluso sabía su nombre–, todo a causa de que él era físicamente más fuerte, al principio él se negó, pero ella lo manipuló diciendo que tal vez el campeón deportista del curso no era tan impresionante después de todo, su orgullo no podía verse mancillado de esa forma así que terminó aceptando, dándose cuenta minutos después que ella era buena incluso manipulándolo a su favor.

—El martillo suena demasiado, vas a atraer zombies.

Ella le dirigió una mirada asesina y dijo. —No es tan fácil como decirlo.

La puerta de la cochera estaba abierta mientras ellos trabajaban, por pura suerte su padre mantenía un montón de cosas dentro, cosas que ya no servirían a menos que ellos construyan una barricada con ellas, una que rodee toda la casa y los proteja definitivamente, habían trabajado en ello durante un tiempo pero ya era hora de comenzar a agrandarla definitivamente.

Escucharon un siseo y ambos se detuvieron en seco, paralizados del miedo. Una de esas criaturas apareció caminando por la carretera frente a la casa, Yeji caminó lentamente hacia él, alejándose de la entrada de la cochera, con mucha precaución.

—Si nos movemos lento tal vez no nos vea. —Susurró a su lado, creyendo que solo Hyunjin podía oírla, pero la criatura volteó en su dirección y comenzó a caminar hasta ellos.

—Genial, Yeji. —Susurró, la criatura se acercaba y él no podía moverse del miedo.

Vió a Yeji moverse y tomar su lanza, ella había tenido la idea de mantenerla cerca de ellos, idea que merecía un Nobel en esos momentos, y cuando la criatura se acercó a la entrada de la cochera, ella tomó la lanza como un bate de béisbol y golpeó a la criatura por la cabeza, haciendo que esta se separe del cuello y ruede por el césped, con su cuerpo cayendo hacia atrás, sonando en un golpe seco. Sin embargo, la cabeza y el cuerpo aún se movían por cuenta propia, lo cual traía a ambos muertos del miedo.

—¡Cierra la cochera!

Su grito sacó a Hyunjin del trance, rápidamente tomando la cortina metálica de la entrada desde arriba y bajándola con toda su fuerza, la cuál cayó en un estruendo, demasiado ruidoso pero estaban a salvo, porque estaba cerrada finalmente.

Yeji cayó al piso en shock, con la respiración sonando violentamente, sus oídos pitaban y podía oír sus latidos claramente como si sus oídos estuvieran al lado de su corazón.

—Yeji... tú... —Su respiración entrecortó lo que dijo, ella aún seguía en el piso sin procesar realmente lo que había hecho. —¡Yeji, eres increíble!



K:

Por si se preguntan, Hyunjin trae el cabello negro corto en esta parte de la historia. 

¡Yu Jimin es Karina de aespa! Creo que proyecté algo de mi envidia en su increíble visual aquí, estoy segura que ella es el delirio de los hombres heterosexuales. 

Ahora, ¿Cómo creen que saldrá Fefi? las leo 👀👀👀 adoro leer teorías y comentarios. 

Como este es un capítulo de introducción, es algo aburrido, pero les prometo que el siguiente se pone emocionante 👀

Quedaron 🤡 las que creían que Yeji era la débil

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