19. Misión Imposible [Parte 1]
Advertencia: abuso sexual.
Chaeryeong se sentía una digna espía de película, había llegado a la puerta de la casa de Changbin con un bonito vestido de estampados florales, algo con lo cuál nadie sospecharía.
Tocó el timbre una vez, y luego dos veces, hasta que un chico castaño asomó por la puerta, y llegó hasta la reja donde ella estaba.
—¡Hola, Seungmin! —Saludó alegremente, ella recordaba al chico, solía venir mucho a casa de Changbin, puesto que sus padres eran socios. La última vez que lo vió, fue cuando el mayor le había pedido su casa para establecer los dominios de su Clan, se supondría que cuidaría su casa, la cuál se encontraba justo al lado de la del mayor.
—¿Qué te trae por aquí, Ryeong? —Seungmin la miraba extraño, su sigilosa mirada parecía capaz de ver a través de sus intenciones. Contrario a Changbin, Seungmin siempre le pareció alguien impresionantemente inteligente.
—¿Me dejas pasar primero? —Insistió, sonriendo para no lucir sospechosa.
Seungmin la dejó pasar, cauteloso de sus razones. La chica llegó hacia adentro de la casa sin problemas, la suya era igual así que conocía esta por dentro también. Aún así se permitió observar los alrededores de la casa que lucía casi igual a la suya.
—En realidad, vine a prestar una aspiradora, la nuestra se averió. —Mencionó, Seungmin pareció poco convencido.
—¿No tienes una en tu casa? —La chica quedó muda, pero intentó rápidamente encontrar una excusa.
—No es como la queremos... —Respondió. —La de mi casa es pequeña y plana, y necesitamos una con tubo para inflar colchones.
—¿Colchones? —Ella asintió.
—Colchones inflables, las chicas duermen en ellos. Ahora tenemos una nueva integrante, y es más difícil.
Seungmin parecía no creerse su estúpida historia, así que trató de hacer el gesto más indudablemente inocente y adorable, tal vez el chico le creería de esa forma. Chaeryeong siempre se caracterizaba por obtener lo que quería haciendo una cara bonita.
Seungmin suspiró. —Está en el sótano, iré por ella.
Ella lo siguió hasta la puerta del sótano, pero él puso el brazo antes de que ella bajara por las escaleras.
—Te dije que yo iré.
No insistió, no quería parecer sospechosa. Así que para el momento en el que Seungmin llegó hasta abajo y su silueta desapareció dentro, ella puso un pie de forma sigilosa, bajando de puntas hasta que llegó al último escalón. El lugar era amplio, habían varios cuartos, era igual a su propio sótano, porque la casa además era enorme.
Seungmin apareció de pie frente a ella con la aspiradora ente manos, su gesto se enfureció al verla justo allí.
Fueron intensos los segundos en los que sus miradas se cruzaron hasta que un grito los interrumpió, seguido de sollozos y más gritos. Seungmin la tomó del brazo y volteó su cuerpo, empujándola para subir de nuevo por las escaleras.
—Estamos torturando a alguien de un Clan enemigo, por eso no quería que bajaras.
Pero Chaeryeong sabía que mentía, porque él la sacó casi a patadas de su casa.
Y porque esos eran los gritos de Felix.
Escuchó la reja ser abierta, y fueron las fuertes manos de Jeongin las que sacaron su cuerpo, reconocía su toque, fuerte y agresivo. Pero el terror llegó a él cuando escuchó la voz que tanto miedo le producía.
—Agarra sus brazos. —La gangosa e irritante voz de Changbin logró despertarlo de su trance, y por primera vez desde que había llegado allí comenzó a poner resistencia a Jeongin. Usualmente no lo hacía, porque a pesar de todo, ni Seungmin ni Jeongin le habían hecho daño más allá de hablarle de forma horrible.
Luchó para soltarse, pero era imposible, el chico además de ser más alto que él, también era significativamente más fuerte. Sus brazos fueron retenidos con facilidad detrás de su espalda, Jeongin los había entrelazado con los suyos, dejando espacio libre a Changbin, quien estaba parado frente a él.
Intentó patear al mayor, pero este le tomó del cuello con fuerza, y acercó su rostro al suyo.
—Será peor mientras más resistencia pongas. —Felix lo miró durante unos cuantos segundos, Changbin había cambiado, ahora era por muy diferente físicamente, su aura era aterradora, sus músculos lucían bien trabajados y sus ojos reflejaban incluso más odio que antes. Si antes resultaba aterrador, lo de antes palidecía mucho comparado con el miedo que sentía ahora.
Changbin llevó la otra mano a su cadera, haciendo que de nuevo intente revolverse buscando distancia, pero el mayor apretó el agarre sobre su cuello como amenaza. Sus manos fueron bajando por sus piernas, apretándolas, luego la misma mano subió hasta dar con el elástico de su short deportivo, y comenzó a tirar de este hacia abajo.
Tuvo un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, haciéndolo sentir enfermo. Su respiración se volvió pesada, sentía que su vista se nublaba por la falta de aire, más por la desesperación que por la mano del mayor sobre su cuello.
Piensa en Hyunjin.
Piensa en Hyunjin, Felix.
Era la única forma que podía encontrar para tranquilizarse a sí mismo, pero servía de poco, porque de nuevo recuperó la consciencia de lo que estaba pasando cuando el short cayó por sus piernas. Cerró los ojos, avergonzado y sintiéndose horrible.
—Pero qué tenemos aquí. —Soltó Changbin, jugando con el elástico de su ropa interior. —¿Es en serio, Yongbok? ¿Encaje blanco? —Tiró de la tela un poquito, Felix temblaba, la única razón por la que no había desfallecido era porque Jeongin lograba mantenerlo parado. —Eso es jodidamente caliente.
El rostro de Changbin fue a dar hasta su cuello, comenzando a chuparlo. Felix se sentía tan incómodo con el toque, tan desesperado que comenzó a llorar, y su llanto fue cada vez ganando volumen, pero el mayor no paró. Sus manos subieron su camisa hasta que su pecho estuvo al descubierto.
Changbin tenía esa mirada, esa que odiaba tanto, la que lo había hecho sufrir tanto desde que era pequeño, odiaba ser mirado así, como si fuera un objeto y no una persona.
El rostro del mayor se acercó a su pecho, su respiración le quemaba sobre la piel. Entonces fue lamiéndolo hasta llegar a sus pezones, y cuando sintió su boca cerrarse sobre uno de ellos, soltó un ensordecedor grito, seguido de fuertes sollozos. Changbin siguió haciendo el trabajo con sus pezones, pese a su llanto, parecía no sentir ni siquiera algo de remordimiento, pero él siempre había sido así, siempre regocijándose del daño que pudiera causar a los demás.
Changbin fue bajando hasta su abdomen y luego más abajo, tomó sus piernas para sujetarlas con fuerza, porque su boca fue a parar a su entrepierna, chupando por encima de la tela. Felix seguía llorando, pero comenzaba a creer que nadie lo oiría, que nadie se apiadaría de él y vendría a su rescate... ni siquiera Hyunjin.
El mayor se separó, para su suerte, ya no era capaz de soportar aquel horror, pero cuando dejó de llorar por un segundo, el mayor habló, haciendo que de nuevo pierda toda la esperanza.
—Voltéalo. —Al segundo en que ordenó aquello, Jeongin giró su cuerpo violentamente, antes de que incluso pueda reaccionar.
El menor sujetó su cuerpo desde su espalda, apegándolo al suyo propio. Changbin por su parte, sujetó sus caderas, y fue pegando su entrepierna a su trasero, podía sentir la dureza del mayor tallándose a él, y eso lo hacía querer vomitar.
Lentamente, sintió su ropa interior de encaje siendo retirada, dejando al descubierto su trasero. No podía verlo, pero la mirada de Changbin seguramente era penetrante sobre él, el mayor estaba viendo todo de él, haciendo que de nuevo sus lágrimas corran, silenciosamente, y mojando la tela de la ropa de Jeongin.
Changbin llevó sus manos hacia su trasero, apretándolo, luego sus dedos jugaron con su entrada. Felix se tensó, odiaba eso, jodidamente lo odiaba, odiaba a Changbin, odiaba a todos los hombres.
—Es rosa, y luce suave, joder. —Uno de sus dedos se introdujo y poco, sacándole un gemido horrorizado a Felix. —Rosa y libre de bello, eres una jodida puta perfecta para follar, Yongbok.
Changbin había comenzado a sacar el botón de sus pantalones cuando la puerta fue abierta violentamente, y un enojado Seungmin entró en escena. El mayor estuvo a punto de protestar pero el menor lo hizo antes.
—¡Joder, Changbin! ¿¡No puedes ser jodidamente más silencioso!?
—No tenemos vecinos, ¡puedo ser tan ruidoso como quiera! —Seungmin enojado tomó a Changbin por el cuello de su camisa, acercando su rostro a él.
—Chaeryeong vino y escuchó todo tu jodido espectáculo.
El mayir palideció, como si hubiera visto un fantasma.
—¿Qué hacía Chaeryeong aquí? —Casi tartamudea al hablar, no sabía por qué le asustaba tanto la idea de ser descubierto. Nunca nadie lo descubría, Seo Changbin siempre se salía con la suya.
—Vino a prestar una aspiradora, y como la chiquilla entrometida que es, bajó al sótano aunque le dije que no lo haga.
Changbin soltó el aire que había estado reteniendo, por alguna razón sentía como si no importara, Chaeryeong no tenía nada que ver con su Clan, así que no era alguien para temer. Tal vez solo fue una casualidad.
O al menos, eso quería creer.
Seungmin lo había salvado, o al menos momentáneamente, porque después de varias horas de regresar a la jaula, Changbin había venido solo en medio de la noche, sin absoluta compañía de sus dos fieles bufones, y se había desquitado con él, pero no sexualmente, sino físicamente.
Ahora abrazaba sus piernas llenas de heridas que ardían, le dolía el cuerpo por todas partes, sus costillas habían sido amedrentadas, sus piernas probablemente quedarían inválidas por mucho tiempo, tal vez ni siquiera saldría vivo de allí, y ahora tenía frío, su cuerpo solo era cubierto por su camiseta y su ropa interior casi transparente. Ahora era cuando se odiaba por tener la costumbre de usar ropa interior femenina, porque para él era algo común mientras que para imbéciles como Changbin era un fetiche.
Oyó el picaporte de la puerta, y por costumbre y trauma, sollozó mientras se apegaba más a sus piernas. La puerta volvió a ser cerrada, pero la luz permaneció apagada, los pasos sonaban como ruido hueco hasta llegar a su lado, la persona que había entrado no hacía ruido alguno, solo se mantenía a su lado, oyendo su miseria, oyendo sus sollozos en la oscuridad.
—Lo siento mucho, Yongbok.
Lloró, las palabras de Seungmin le dolían, era como si el otro chico no sintiera más que pena por él, pero no era pena lo que necesitaba.
—Solía envidiar tanto tu belleza, que fui cegado por ello. Si hubiera sabido que él te haría eso, yo...
Sus palabras se cortaron, pero Felix lo entendía, y sin embargo, no le respondió, porque lo hecho ya estaba hecho, no había la forma de cambiarlo, Changbin ya le había hecho mucho daño, durante toda su vida, ya nada de aquello podía ser borrado, y ahora seguía sufriendo a causa de él, como si el mayor fuera hierba mala que nunca moría y no podía deshacerse de él tampoco.
Oyó al contrario suspirar, y de nuevo caminó hasta la puerta del cuarto, para desaparecer.
Felix tenía miedo del mañana, miedo de lo que puedan hacerle, miedo de seguir sufriendo, porque ya cada vez podía aguantarlo menos.
K:
¡Perdón!
No pago terapias, advertidas estaban al inicio del capítulo.
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