18. Intruso
Después de caer dormido por milésimo día seguido en los brazos de Minho, Jisung despertó primero, lo cuál era bastante raro, sin embargo, algo en él se sentía muy mal. Miró al mayor a su lado, durmiendo con un precioso gesto de tranquilidad, quería que esa misma tranquilidad se traspase a él, pero no lo lograba.
Optó por mirar por la ventana hacia la calle, su subconsciente le decía que lo haga, pero automáticamente volvió a colocar la cortina que había corrido de nuevo en su lugar, volviéndose presa del pánico.
—Honnie. —Susurró, esperando que el mayor despierte, pero como no lo hizo, tomó su hombro y comenzó a moverlo. —Honnie... —Sus palabras casi se transformaban en llanto, pero cuando estuvo a punto de volverse loco, el mayor despertó, tensándose de inmediato por la imagen de Jisung asustado.
—¿Qué pasa, Sung? —Tomó las manos del menor, pero este solo se dedicaba a ver la ventana horrorizado.
—Hay alguien afuera. —Susurró, sin quitar la mirada de la ventana.
Lo dicho hizo que Minho sienta todos sus músculos endurecerse y una descarga de adrenalina que amenazaba con desbordarse, recién había despertado pero no le importaba, porque al ver al menor con esa expresión lastimera sintió la ira recorrerle todo el cuerpo. Él mismo movió ligeramente la cortina de la ventana y allí lo vió, exactamente como Jisung había descrito, había un hombre, uno bastante grande y que lucía extrañamente rudo, cargaba con un martillo colgando de sus fuertes brazos, uno que jodidamente lucía como si fuera a destrozarte la cabeza acompañado de la fuerza que parecía tener.
Pero Minho era idiota, y la adrenalina de haber despertado y ver al menor casi llorando le estaba pasando factura, así que se levantó de la cama con el rostro completamente tenso en dirección a su arco que había dejado cerca de él por precaución.
—¿A dónde vas? —Jisung chilló cuando lo vió dirigirse a la puerta de la habitación.
—A hablar con él. —"Hablar", dicho de otra manera, estaba listo para atravesarle el cráneo con una flecha de ser necesario.
A pesar de que Jisung lloró para que no se vaya, Minho no podía oírlo, su subconsciente estaba tan decidido a cuidar del menor que solo podía pensar en una situación violenta como resultado de la "charla" que tendría con el hombre fuera de la reja. Así que sus pies se movieron hasta abajo por inercia y salió despedido por la puerta de la casa, ajustando su arco hacia el hombre antes de que este si quiera le dirija la palabra.
—Te doy 5 segundos para largarte o tendrás una flecha en el cráneo antes de que huyas.
Para su sorpresa, el tipo dejó el martillo en el suelo y luego levantó ambas manos en el aire, a pesar de los rasgos filosos y masculinos que poseía, había dulzura en su mirada, pero Minho no dejaría que aquel aparentemente inocente rostro lo engañe, había conocido personas que lucían dulces y resultaban ser demonios encarnados.
—¿Vive Han Jisung en esta casa? —Minho se tensó, el hombre parecía preocupado, pero en vez de bajar el arco, su rostro se endureció aún más, preguntándose por qué el idiota frente a él mencionaba el nombre de su pequeño.
Iba a preguntar, pero como si tuviera un sexto sentido, volteó a ver la puerta detrás de él y era Jisung quien se asomaba inquieto y temeroso por la puerta, queriendo llegar hasta a él.
—Entra a la casa, Sung. —Ordenó con voz firme, pero a pesar de ello, Jisung negó y se guardó detrás de él, el pequeño miraba fijamente con los ojos entrecerrados al hombre detrás de la reja.
—¿Channie? —La voz del menor salió dulce, dirigida al hombre, Minho volteó a ver a este, incrédulo de que su pequeño lo haya llamado por un nombre, y el tipo le sonrió a su chico, logrando que afiance el agarre sobre el arco.
—¿Quién es él, Sung? —Estaba consciente del enojo en su tono de voz, pero no podía tranquilizarse, no luego de haber oído claramente que su pequeño le había hablado con una preciosa voz dulce y el tipo le había respondido con una sonrisa.
—Puedes bajar el arco, es un amigo. —No bajó el arco enseguida, pero definitivamente lo hizo, como si Jisung le hubiera dado una orden, pero en ese momento realmente sentía como jugar a una ruleta rusa al confiar en el menor, no porque confiar en él estuviera mal, sino porque el hombre frente a él le daba mala espina y durante la apocalipsis había conocido lo peor de la humanidad.
—Hola Hannie, tiempo sin vernos. —El tipo hizo un gesto en forma de saludo militar y luego un guiño, haciendo que el menor salga de su escondite, de la seguridad que estar detrás de Minho le propiciaba, para llegar a la reja y abrirla.
Minho observó cómo el tipo recogía su martillo del piso, y a penas este tuvo un pie en el pasto del patio, ordenó con voz fuerte:
—Baja el arma. —Ambos, tanto Jisung como el tipo lo miraron incrédulo. —No voy a dejarte entrar con un arma a este terreno, Sung puede conocerte pero yo no.
El menor quería protestar, argumentando que en realidad ellos no se conocían cuando Minho comenzó a vivir con él, pero llevaban casi dos semanas viviendo juntos y sentía que solo podía confiar en el mayor, tal vez eso era lo que Minho sentía en ese momento, que solo podían confiar entre ellos porque como le había dicho días antes, eran ellos contra el mundo.
El tipo le dirigió una mirada de súplica al menor, y este solo le respondió: —Él es el jefe de la casa, son sus reglas, no las mías.
Y entonces, derrotado dejó su martillo a un lado del césped y siguió a ambos dentro de la casa, Jisung parecía tan alegre de su visita, comentando que era bueno para él saber que estaba vivo, pero el contrario lo miraba de vez en cuando con la mirada densa, tratando de analizar sus acciones.
—Quiero presentarte a Bang Chan, es un viejo amigo del colegio, solía darme tutoría en Historia. —El mencionado dio una leve reverencia, a Minho le gustó sentir por un momento que se estaba postrando ante él. —Y él es Lee Minho, ha estado cuidándome desde hace días, lo conocí en la calle mientras yo buscaba paquetes de ramen instantáneo.
El denominado Chan miró con ojos sorprendidos al menor. —¿Hace cuánto fue eso?
—Casi dos semanas, tal vez. —Esta vez casi logra que él se atragante.
—¿Y vive contigo? —El menor asintió inocentemente. —Joder Hannie, eres demasiado imprudente.
—¡Pero él me salvó! Debiste haberlo visto, se deshizo de unos 50 zombies en segundos. —Jisung saltó entre emocionado y enojado por la reacción del que era el mayor de todos. Minho solo sonrió de lado cuando Chan lo miró, ahogando una risa socarrona, las palabras del menor le hacían sentir superioridad en ese momento.
—Gusto en conocerte, Bang Chan. —Minho no sabía de qué parte de su carta Astral estaba saliendo aquella pedantería, pero lo atribuía a que era un Escorpiano sintiendo que su territorio estaba siendo invadido y su aguijón necesitaba deshacerse del intruso rápidamente.
En aquél momento se sentía tan seguro de sí mismo, entre la descarga de adrenalina minutos antes y las palabras del menor, incluso se le había olvidado que vestía un pijama azul de estrellitas, pero eso ni siquiera era importante.
—¿50? —Inquirió el hombre, no había incredulidad en su tono, sino que lo estaba retando. —¿Cuál es el contador total?
—No lo sé. —Pensó al aire, mirando hacia arriba mientras trataba de contar y volviendo su mirada a él a la vez que encontró la respuesta, ese ya era su conocido tic al pensar. —Unos ¿600? Tal vez incluso más.
Jisung abrió la boca, y a Minho le gustó saber que el menor parecía ciertamente impresionado.
—¿Has pertenecido a algún clan? —Soltó el mayor de todos, Minho de alguna forma sentía que estaba buscando información útil sobre él, y eso no le daba confianza.
—Eso ya quedó en el pasado, ahora me dedico a cuidar del pequeño adorable que ves acá. —Minho dirigió una sonrisa al menor, y este se la devolvió de forma aún más preciosa y dulce, incluso cuando tenía la mandíbula dura por la mala sensación que el tipo le producía, no pudo evitar sentirse más relajado cuando el menor sonrió.
—¿Por qué?
—¿Eres así de preguntón siempre? —Ya estaba harto, así que fastidiado le respondió, haciendo que el mayor se callara y suspirara.
Más tarde ese día, se habían sentado a comer los tres juntos, y Minho estaba harto. Le molestaba tanto tener que cocinar para aquel extraño hombre que le daba mala espina, y odiaba que Jisung lo adorara tanto, porque el menor había estado muy emocionado mientras hablaba con él sobre todo lo que había pasado, al menos de lo poco que Minho escuchó, eran temas bastante triviales como la escuela o el apocalipsis.
Quería que se vaya, se sentía como un perro rabioso desesperado por marcar su territorio con la casa y con Jisung, pero no podía simplemente hacerlo, por otra parte entendía que el menor no había tenido compañía humana en mucho tiempo y ahora estaba emocionado por haber encontrado a un viejo amigo.
Minho se sentó justo frente a ambos, logrando interrumpir la conversación con su sola presencia pedante.
—¿Y cómo es que llegaste aquí? —Minho entrecerró los ojos, demostrando que no confiaba en él.
—Vi los fuegos artificiales hace un par de noches y seguí la dirección.
Minho ahora se quería revocar en una tumba por ese particular detalle, pero su parte Escorpiana logró que mantenga la calma aún cuando estaba enojado consigo mismo, sobre todo por posiblemente poner en peligro a Jisung.
—¿Quién los lanzó? —Inquirió el tipo, entonces Jisung elevó un dedo y apuntó a Minho, él ahora se quería morir. —Eso fue muy imprudente.
Era como si lo estuviera regañando, ¿quién rayos se creía? llegaba a su casa y empezaba a regañarlo... oh...
Minho estiró el cuerpo, demostrando seguridad con la forma de sentarse.
—Estoy seguro que puedo con cualquier imbécil al que se le ocurra venir a esta casa con malas intenciones.
Aquello era también una amenaza, pero en vez de que el contrario la capte, este solo cerró los ojos tranquilamente. El tipo era muy tranquilo y callado, eso le molestaba, porque la gente callada siempre era maligna.
—Hannie, ¿podrías traerme tu libro de Star Wars? Ese que solía gustarme mucho. —Chan dedicó una mirada dulce con los ojitos brillosos al menor, este asintió alegremente y luego se paró para caminar hasta su habitación, ignorando que cuando estuvo lo suficientemente lejos, el rostro del mayor se tornó duro hacia el de cabello morado. —¿Cuál es tu maldito problema?
Lo sabía, ahora su verdadero rostro se estaba mostrando.
—¿Cuál es el tuyo? Vienes a mi casa y amenazas con derrumbar todo, ¿podrías largarte? —La mirada de Minho demostraba un juego de poder, uno que Chan no pensaba perder.
—¿Tu casa? Vives aquí desde hace dos semanas, yo he conocido este lugar por años.
—Allí está tu respuesta, yo he vivido aquí, he limpiado la casa, he hecho la comida, he lavado la ropa y cuidado a Sung, ¿qué has hecho tú? —Chan entonces se paró enojado, tomándole del cuello de la camisa para encararlo.
—Estoy seguro que no tienes ni idea de cómo cuidar a Hannie.
Minho quería escupirle la cara, quería aventarse encima de él y golpearlo hasta que su perfecto rostro masculino quede desfigurado. El tipo no solo venía a joder todo sino que ahora quería dar a entender que Minho no sabía cómo cuidar del pequeño, ¡jodidamente sabía cómo cuidar a una persona! lo había estado haciendo durante años y era lo único que lograba mantenerlo cuerdo y sin querer explotar un auto.
Pero unos pasos animados bajando por la escalera hicieron que ambos chicos se separen, ambos tratando de poner el rostro más dulce que podían, Chan lográndolo mejor que el pelimorado.
En lo que el menor entregó el libro a Chan y este fingió prestarle atención, Minho se calmó cuando Jisung tomó asiento a su lado en lugar de estar con el mayor.
—¿Vas a quedarte, Channie? —Ambos chicos casi se atragantan, pero Jisung no pudo observar el rostro horrorizado que tenía Minho.
—¿Quieres que me quede? —Chan preguntó inseguro, recibiendo un alegre movimiento de cabeza del menor.
—No hay habitaciones disponibles. —Fue la excusa más tonta que pudo dar, porque claramente las había, la de los padres de Jisung estaba desocupada, pero no estaba seguro que el menor permitiera al mayor quedarse allí, él tenía una especie de recelo con esa habitación y ni siquiera le había dejado limpiarla al igual que el sótano.
—Puede quedarse en la tuya, de todos modos, tú duermes conmigo. —Minho vió la impresión en el rostro del mayor cuando mencionó lo de dormir juntos, se regocijaba de los hechos. —Por favor, Honnie.
Jisung puchereó, y joder, deseaba besarlo justo en ese momento al ver ese gesto tan precioso.
Entonces, solo porque el menor era tan insistente con aquello y también, implícitamente había dejado en claro la superioridad de Minho, este accedió.
—Pero solo por unos días.
K:
Y finalmente, Chan aparece en el fic, con él ya tenemos a todos los perdidos juntos, qué emoción sjkdhksjadghsag
A pesar de que los capítulos del Minsung siempre tienen menos lecturas y votos, yo les tengo cariño y amo demasiado los personajes en esta historia, ¡aunque en realidad los amo a todos! (Incluso al trío de enfermitos que ya conocieron recién).
Les sorprendería que este fic nació porque un día me dije a mí misma "tengo ganas de escribir un fic de zombies" y cuando me di cuenta, ya había escrito varios capítulos seguidos~
Releyendo mientras publico (usualmente les doy una última corrección) me di cuenta que el cambio en los personajes se da tal cuál yo lo quería transmitir, así que ahora que nos adentramos más aún en la historia, realmente espero que les esté gustanto tanto como a mí me gusta uwu
Y por último: las únicas normales en este fic son las itzy, con eso les digo mucho...
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