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16. La última nota

—¿Qué idiota lanzó fuegos artificiales? —Susurró Hyunjin, con un Felix medio adormilado a su lado, ambos veían por el cristal de la puerta incrédulos.

Hyunjin estaba enojado, porque le habían arruinado su bonita noche durmiendo en la oficina con Felix. Pero a este no pareció importarle, solo agarró la manga de su sudadera y lo guió de nuevo hasta la oficina para seguir durmiendo.

—Ellos alertarán a los clanes de su ubicación. —Le dijo una vez que Felix cerró la puerta.

—Ellos son ellos, Hyunjin. —El menor se tiró de nuevo a su colchón después de decir eso, y se acurrucó abrazando su manta.

Hyunjin quería estar en el lugar de esa manta.

Cuando despertó a la mañana siguiente, Felix no estaba a su lado, y por alguna razón que desconocía, todo su sueño se esfumó al darse cuenta de ese detalle, se levantó como un revivido de las cajas y corrió en búsqueda del menor.

Soltó una respiración de alivio cuando vió su silueta parada justo frente a la entrada, su pequeño cuerpo aún tenía encima el pijama de pollitos.

—Lix. —Lo llamó, haciendo que él brinque en su lugar, y luego lo mire con un rostro preocupado. Felix tenía en su mano de nuevo otra nota, y ahora de verdad quería saber qué era lo que le asustaba tanto de aquellas notas. —¿Qué es eso? —Dió zancadas para llegar rápido a donde Felix estaba.

Negó. —Nada, Hyunjin.

Pero este no le importó, y encontró la forma de quitarle la nota, ganándose empujones del menor, este trataba de quitarle la nota pero sus cortos brazos y sus centímetros de diferencia de estatura no le dejaban.

Bajó la nota para leerla cuando recibió una patada en la pierna, soltó un quejido por el dolor pero a Felix solo le importó retirarle la nota, y lo vió destruirla en pedacitos para violentamente tirarla en el bote de basura cerca del mostrador.

—Te dije que no es nada. —Soltó enojado, caminando hasta regresar a la parte trasera de la tienda.

Ese mismo día, Felix nunca volvió a salir de la oficina. Hyunjin sabía que algo le pasaba porque había permanecido en su pijama todo el día, acurrucado en su colchón, ni siquiera había salido para comer, así que al dar el medio día, el mayor fue quien se ocupó de llevarle ramen instantáneo, y algunas galletas de chocolate que había agarrado de la tienda. El rubio comió sin decir palabra alguna, ya no lucía como su adorable Lix enérgico de siempre, y se sentía impotente por no saber qué le pasaba y cómo ayudarlo. 

Además de eso, él siempre rechazaba su cercanía física, y se había prometido ya no obligarlo, a pesar de que en esos momentos realmente quería abrazarlo, demostrarle apoyo y protección de esa forma. Pero sentía que si lo hacía, Felix volvería a mostrar lejanía como lo hacía cada vez que Hyunjin la cagaba. Ya había descubierto el patrón, era como si tuviera que ganarse la confianza de él poco a poco, y con cada súbito acercamiento, él volvería a mostrar lejanía durante unos días hasta volver a la normalidad.

Hyunjin estaba durmiendo cuando sintió un escalofrío recorrerle toda la espalda, un sentimiento horrible de que algo andaba mal. Cuando despertó, Felix no estaba, porque su primer pensamiento fue mirarlo a ver, luego pararse a velocidad récord y revisar la oficina, sabía que pudo haber ido al baño pero ese pensamiento de que algo pasaba no lo dejaba dormir.

Fue así como salió de la oficina, y al llegar a la bodega se detuvo, escuchando el sonido de un motor fuera de la tienda. Lo siguiente que hizo fue volver a entrar sigilosamente a la oficina y tomar su lanza, sintiendo que la necesitaría.

Sus pasos en la noche se oían pesados, más sonoros de lo que le gustaría, encontró la forma de llegar sigilosamente hasta la tienda, como Felix le había enseñado, y lo único que pudo ver entre la oscuridad de la noche le heló la sangre. Eran dos siluetas altas, y una pequeña, las altas casi tenían la misma estatura que él, y una de ellas volteó en su dirección, casi consciente de su mirada en la noche.

—¿Hay alguien más contigo? —Habló una de ellas, lo suficientemente alto para que él lo haya escuchado perfectamente.

—No, nadie.

Hyunjin palideció.

Era la voz de Felix.

Su corazón dio un vuelco ante lo que había oído, la silueta pequeña ¿era Felix?

Cuando su mirada fue a dar de nuevo hacia las siluetas, la misma que había volteado ya no estaba, con el corazón bombeando con fuerza miró hacia atrás, dándose cuenta de la cercanía de la misma silueta, esquivándola en el momento correcto, y parándose justo para intentar asestarle un golpe con la lanza.

Pero la otra persona lo esquivó perfectamente, el hombre cuya altura era casi la misma que él también poseía un buen físico, y además cargaba con una pequeña guadaña de jardinería, lo suficientemente grande para darle pelea.

Oyó a Felix liberar un gemido de susto, haciendo que voltee por inercia y observe a la otra silueta con el brazo al rededor del cuello del rubio. En ese mismo instante sintió un golpe en las piernas, lo suficientemente fuerte para hacerlo caer al piso.

—¡No le hagan daño! —Soltó Felix, él mantenía la mirada fija en Hyunjin, temeroso de que algo le hubiera pasado.

—Te dimos suficientes días, ahora vendrás con nosotros, o él no se salva. —Le dijo la persona detrás de él. Aún con miedo, Felix asintió, no quería que nada malo le pase a Hyunjin, incluso si tenía que separarse de él a la fuerza. —IN, déjalo.

—¡Pero-! —El contrario iba a protestar, pero el chico detrás de Felix gruñó, callándolo en un segundo.

Hyunjin se sintió un idiota, un inútil. Porque mientras ambos se llevaban a Felix lejos de él, lo único que pudo hacer es quedarse mirando, trató de pararse y pelear, pero uno de ellos lo había amenazado con la guadaña y no pudo hacer más.

Felix lo miró fijamente mientras se lo llevaban, con un gesto lastimero, pero antes de salir de la tienda, él levantó la mano y le mostró a Hyunjin el dedo meñique.

Ni siquiera tuvo tiempo de pensar, porque a penas los rayos del sol comenzaron a salir, sus pies corrieron a toda velocidad al único lugar que podía acudir ahora.

Volvería al Clan de Ryujin.

Y no le gustaba la idea, porque probablemente esa bruja se burlaría de él o le haría rogar su ayuda, pero en aquellos momentos poco le importaba, no sabía qué más hacer y jodidamente necesitaba ayuda. Sus lágrimas corrían mientras sus cansadas piernas ardían de tanto correr, pero la descarga de adrenalina hizo que llegara hasta la casa, aún cuando amenazaba con desmayarse a cada segundo.

Entró por la puerta trasera, y golpeó la puerta de la casa tan fuerte que si tuvieran vecinos, alguien hubiera llamado a la policía. La que le abrió afortunadamente para él fue Yeji, asustada al ver a su hermano con los ojos rojos e hinchados, desfalleciendo frente a ella al momento de abrir la puerta, ni si quiera había despertado bien cuando lo primero que salió de la boca de Hyunjin fue un:

—¡Se lo llevaron! —Él respiró de nuevo, mirándola desde el suelo, ella se había asustado y no sabía qué hacer. —Ellos se lo llevaron, Yeji...

Ella tomó sus hombros, intentando darle apoyo. —¿A quién se llevaron?

—A Felix... ellos... —Respiró, absorbiendo sus mocos, después comenzó a balbucear cosas que la menor no entendió, pero había escuchado lo importante para saber que era un problema mayor y necesitaban moverse rápidamente.

Yeji lo llevó hasta la cocina de la casa, ofreciéndole asiento, ella misma fue a despertar únicamente a Chaeryeong y Yuna, a sabiendas de que ellas eran las más adecuadas para escucharlo primero, no planeaba ocultárselo a Ryujin y Lia, pero en aquel momento, llevar las cosas de esa forma resultaba mejor según ella.

Las dos menores ni siquiera habían terminado de despertar, mientras se quejaban de que aún no tenían nada de maquillaje encima cuando Yeji rápidamente mencionó lo mismo que había escuchado del mayor, sorprendiendo a ambas hasta que las dos quedaron pálidas.

Hyunjin entre lágrimas, les relató lo ocurrido, incluyendo la parte en donde Felix parecía haberse ido por su cuenta, tal vez esto fue una mala idea porque la menor de todas había repetido.

—¿Se fue por su cuenta? —Ambas chicas la miraron sigilosamente, naturalmente no sabían qué creer.

—Pero él no quería irse. —El miró la mesa, vacío por dentro, pero con seguridad sobre sus palabras, aún así las chicas permanecían con cierta parte de incredulidad en su mirada.

—¿Estás seguro? —Volvió a mencionar la menor.

Golpeó la mesa, asustando a todas. —Jodidamente seguro. —Entonces se empezó a tallar la cara, desesperado. —Ustedes no entienden... él había estado tan asustado, no era él desde que empezaron a llegar esas notas... esas...

—¿Notas? —Esta vez fue su hermana, ahora las chicas habían devuelto su interés ante sus balbuceos sin sentido, porque en su estado le resultaba difícil describir la situación.

Asintió. —Empezaron a aparecer notas, pero Felix nunca me dejó leerlas.

Silencio. Hubo silencio durante unos segundos, las chicas parecían estar pensando, hasta que Chaeryeong habló.

—¿Quieres que vayamos a ver?

—¿Quién va a ir a dónde? —Mencionó una voz a sus espaldas. Hyunjin se tensó, la bestia había despertado. —Qué desgracia verte hoy, Hwang. Creí que me había librado de ti. —Ella rodeó la mesa, Hyunjin sentía sus auras agresivas, pero no fue hasta que ella le puso un ojo encima y a su deplorable gesto que su aura cambió totalmente, volviéndose seria. —¿Qué te pasó?

Volteó la mirada, no quería que ella lo viera así. Ella suspiró y llegó hacia Yeji, jalando su brazo para llevársela, ambas salieron de la cocina, el silencio perduró por minutos hasta que ambas volvieron.

—¡Joder, Hwang, sé más directo la próxima vez! —Gritó ella entrando a la cocina de nuevo. —Si hubieras dicho que se llevaron a tu noviesito y tu corazón quedó roto, nos hubiéramos ahorrado mucho tiempo. —Ryujin miró a Yuna y Chaeryeong. —Váyanse, nos llaman a Lia y a mí solo si es necesario.

¿Había escuchado bien? ¿Esa bruja despiadada tenía en realidad corazón? ¿Estaba alucinando?

Las dos chicas aplaudieron felices, y salieron de la cocina junto a Yeji, volviendo minutos después con sus uniformes totalmente negros ¿es que todo el clan tenía un jodido arsenal de guerra? Incluso habían tomado un auto para llegar a la tienda, se preguntaba de dónde sacaban tantas comodidades, pero a la vez le alegraba ver a su hermana totalmente adaptada a ellas, y eso estaba bien para él.

Saliendo del auto, buscó por doquier la nota, hasta que después de varios minutos de búsqueda, la encontró pegada al piso a unos 5 metros de la puerta de la tienda. Ya tenía una de esas. Las chicas lo miraron extraño cuando vació el contenedor de la basura y comenzó a buscar los pedazos de papel.

—Tal vez ya enloqueció. —Mencionó la menor, esa niña era bastante descarada a veces.

Los papeles que había juntado fueron a dar al mostrador, y luego desapareció para ir hacia la bodega, no le enorgullecía lo que estaba a punto de hacer pero era de vida o muerte. Así que llegó al montículo de ropa sucia de Felix, y rebuscó entre todo hasta que dió con los pantalones que traía ese día, al meter la mano en las bolsas, tocó el papel y se sintió aliviado momentáneamente al sacarlo y ver la pequeña nota blanca.

Ahora ya tenía las tres.

—"Vendremos por ti, Yongbok." —Leyó Chaeryeong de la nota, para luego desdoblar la del pantalón. —"Te damos 3 días." —Ella pareció consternada por lo que acababa de leer, luego entre todas comenzaron a unir las piezas del último.

—¿"Cha...bin quiere verte."? —Mencionó por último Yuna.

La nota estaba rota, tenía piezas faltantes, pero por alguna razón no lograba encontrarlas dentro de la basura, y eso lo estaba desesperando.

—¿Quién es Yongbok? —La misma chica preguntó, ganándose un gesto de duda de las demás.

—¿Cuál es el nombre coreano de Felix, Hyunjin? —Le preguntó su hermana, él negó, dándose cuenta por primera vez que en realidad no sabía aquello.

—Cha...bin, ese nombre se me hace conocido. —Mencionó Chaeryeong, ella había estado pensativa desde que había oído aquello. —Cha... bin... ¡oh! —Tres pares de ojos se posaron en ella cuando pareció feliz, como si hubiera hallado la respuesta. —Mi vecino de al lado se llama Changbin.

—¿Changbin? Eso es muy diferente.

—¡No lo es! —La chica le respondió a Hyunjin con un puchero. —Mira, si pones un círculo acá, dice Changbin*, ¿cierto?

Ella tenía razón, pero aún parecía una pista vacía.

—¿Entonces crees que tu vecino lo hizo? —Ella miró al aire, pensativa.

—Changbin era un tipo raro, una vez me pidió que sea su novia, y me dejó animales muertos por un mes luego de que lo rechacé.

Las tres personas la miraron fijamente, ni siquiera sabían de qué forma reaccionar, pero eso claramente sonaba como algo que haría la misma persona que se llevó a Felix.

—¿Y como sabes que aún está vivo? —Le preguntó su hermana.

—Él tiene un Clan, me pidió la el terreno de mi casa cuando vine a vivir con las chicas, le hice prometer que cuidaría de mi casa.

—¿Tu casa, dices? ¡Es una mansión, Chaeryeong! —Chilló la menor, la peliroja la miró con odio.

—¡No lo es! Es una casa normal.

—No se desvíen. —Ambas chicas parecieron recobrar la seriedad cuando Hyunjin habló. —¿Cuándo podemos ir a partirle la cara a ese tal Changbin?

—Tenemos que diseñar nuestra misión aún. —Chaeryeong aplaudió, ella estaba feliz con la idea de parecer super espías al rescate.

Pero Hyunjin rodó los ojos, no se podía hacer nada con aquel dueto de niñas... o al menos eso creyó de momento.



* En coreano, el "ng" al final de la sílaba se escribe con un círculo.



K:

Una disculpa jeje

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