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14. Notas

—Llévense todo. —Soltó Felix, entonces la chica de cabello negro comenzó a meter los paquetes en una bolsa con ayuda de la peliroja. —De todos modos, soy un hombre y no uso nada de eso.

Unos cuantos minutos después, el área de insumos femeninos estaba vacía, todo estaba dentro de bolsas que las dos chicas del clan y Yeji se habían encargado de llevar a su auto. Pero para la sorpresa de ambos, ellas no se fueron después de conseguir lo que querían en primer lugar, sino que volvieron a entrar a la tienda.

Yuna fue la primera, caminando hasta llegar a Hyunjin, quién la miraba con confusión. Ella inclinó la cabeza un poco frente a él.

—Lo siento mucho por lo de ese día.

Chaeryeong tomó lugar justo detrás de ella y repitió la acción. —De haber sabido que eras el hermano de Yeji, no te hubiéramos tratado así, lo siento tanto.

Hyunjin miró a Yeji, incómodo de tener a dos chiquillas disculpándose con él, pero su hermana estaba a la expectativa de lo que él pudiera hacer. Ella de alguna manera le indicaba todo con la mirada.

—Las perdono siempre y cuando cuiden a mi hermana por mí ¿Si?

Las dos chicas levantaron la cabeza y sonrieron de forma dulce, Yeji también le dedicó un gesto suave y pudo ver cómo Felix también lo hacía.

—Aún siento que tengo una deuda con ustedes. —La peliroja siguió. —Así que si tienen problemas, no duden en que Yuna y yo les ayudaremos. —La otra chica asintió ante lo dicho, pero en vez de ellas, su mirada se situó en Yeji y la agudeza con la que observaba a Felix.

Ella estaba de nuevo haciendo conjeturas extrañas, seguramente.

—¿Y cómo les va viviendo juntos? —Preguntó, ella ni siquiera quería ocultar su creencia extraña de que ellos eran algo. —¿No es molesto vivir con mi hermano?

Hyunjin sabía que Felix no tenía ni idea, porque actuaba con total confianza ante las preguntas de su loca hermana menor. Eso en parte le gustaba, era bueno para él saber que se caían bien entre ellos, arreglaba futuros problemas.

—Es un jodido inútil bueno para nada. —Soltó Felix, haciendo reír a su hermana, Hyunjin se sintió ofendido a pesar de que él lo decía en todo de broma. —Pero es bueno tener algo así como una mula de carga.

Se ofendió, obviamente, pero ninguno de los otros dos le hizo caso a su drama.

—Me alegro. —Ella sonrió, pareciendo querer quedarse a hablar más, pero no le surgía algún tema. —Supongo que ya es hora de irnos.

Y después, ellas se fueron despidiendo sin muchas ganas, luego arrancaron su camioneta y desaparecieron, dejándolos solos de nuevo.

Hyunjin bufó. —Mi hermana cree que somos algo. —Felix lo miró confundido. —Ella cree que soy gay del clóset.

—¿Y no eres gay? —Fue lo que preguntó el otro.

—Soy heterosexual. —Respondió con seguridad, Felix alzó una ceja con mirada divertida. —Joder, cállate. —Volteó enojado, haciendo reír al rubio.

—No dije nada. —Felix se carcajeó de su reacción, el alto ahora caminaba bufando hacia la parte interna de la tienda mientras el rubio regresaba a la puerta.

A pesar de todo, ahora ya eran cada vez más cercanos, ya pertenecían a la rutina diaria del contrario. Ninguno de los dos hablaba de lo que sentían o de los evidentes coqueteos de Hyunjin, solo lo ignoraban para no hacer la situación más incómoda.

Después de aquél día en donde la cagó con Felix, Hyunjin había tenido que hacerse una cama de cajas porque el menor estaba a la negativa de dormir en el mismo cuarto que él, así que se había quedado con el colchón inflable de la oficina mientras el mayor dormía en la bodega, sin embargo, sentía que de esta forma podía hacer guardia para proteger a Felix, o al menos eso quería creer.

—¿Qué es esto? —Susurró Felix una vez que estuvo en la puerta, el pelinegro agudizó la vista, dándose cuenta que él sostenía un papel pequeño entre sus manos.

Él lo miró, frunció las cejas y luego tiró el papel fuera de la tienda, para luego cerrar las puertas detrás de él.

—¿Qué era? —Felix se encogió de hombros.

—Nada importante.

Pero a juzgar por su actitud extraña, Felix lucía preocupado por ello, pero no tanto como para sobre reaccionar, así que lo dejó de lado. Si él no lo consideraba importante, entonces Hyunjin tampoco lo haría.

O al menos eso quería que el menor crea, pero entonces cuando lo vió distraído, salió de la tienda a hurtadillas y logro dar con la pieza de papel post-it pegada al suelo, fue rápido, pero alcanzó a ver de lejos las palabras "vendremos por ti, Yongbok" escritas en ello.

Tal vez como Felix había dicho, no era nada importante, así que se encogió de hombros y regresó a la tienda, olvidando por completo el tema de las notas.

Felix descansaba, como un ángel encima de su colchón inflable y rodeado de una manta, su gesto era tan apacible, casi formando una suave sonrisa mientras dormía.

Él probablemente se enojaría su supiera que lo estaba viendo dormir, en una de sus siestas de la tarde, pero no podía evitarlo. El menor se sentía cada vez más importante para él, ¿qué haría después? se preguntaba, ¿podría ser amigo de Felix para siempre? ¿se separarían una vez que el mundo mejore? no lo sabía, pero jodidamente deseaba estar a su lado toda la vida, no le importaba si era su amigo o un vecino casual, quería asegurarse de que Felix sería feliz después de que todo acabe.

¿Qué harían una vez que todo acabe? Se repitió a sí mismo, pero eso tendría que hablarlo con Felix después. Entonces el mismo de sus pensamientos rodó por la cama y luego se estiró, liberando un bostezo seguido de una preciosa sonrisa, luciendo como un gatito recién despierto. Sus ojos se fueron abriendo mientras los tallaba con sus dedos, pero ya después de que su estado adormilado se había ido, lo miró con un puchero enojado.

Otra vez tendría que buscar una tonta excusa, una que de todos modos Felix no creería, porque tampoco era que quisiera ocultarlo. Le sonrió al recién despierto, pero el contrario no quitaba ese gesto de su rostro.

—¿Me estabas viendo mientras dormía? —Su voz sonaba aún más ronca después de dormir.

Asintió. —Estaba haciendo guardia para que nada te pase. —Bromeó, o al menos creyó que en su mente sonaba como una excusa tonta.

Creyó que Felix se enojaría y le lanzaría algo, pero en lugar de eso se quedó atónito, casi asustado, confundiendo a Hyunjin con su reacción. Luego de eso suspiró y de forma desganada se levantó de la cama, pasando a un lado del mayor, ignorándolo para luego irse. Pudo ver su rostro por unos segundos, su angelito lucía como un muerto en vida, como si lo que había dicho le hubiera drenado toda energía del cuerpo, ¿había dicho algo malo?

Siguió a Felix hasta la tienda, no tenía otra cosa mejor que hacer que estar todo el día pegado a él, incluso inconscientemente había desarrollado un sentimiento que solo describía como maternal por él, deseaba en todo momento saber dónde estaba y qué hacía solo para tener la seguridad de que él estaba bien.

Chocó con el marco de la puerta, y Felix saltó del susto en su lugar, mirándolo luego y respirando del alivio. A Felix le pasaba algo, y jodidamente necesitaba saber qué era.

Su vista fue a dar hacia lo que él tenía agarrado... otra nota. Felix la miraba fijamente, pero al momento que él quiso acercarse, el menor solo la arrugó y la metió en la bolsa de su pantalón.

—¿Te pasa algo? —Preguntó suavemente, no quería obligarlo a hablarle sobre ello, pero estaba comenzando a asustarse por la forma en la que Felix estaba actuando. Habían pasado unos cuantos días desde la primera nota, y creyendo que era una casualidad lo ignoró, pero cada vez era más evidente que era algo para preocuparse, porque el menor ya no parecía el mismo.

Felix negó, y se acercó a él, parándose a pocos centímetros de él, luego subió la mirada hasta dar con la suya, y como si en cámara lenta hubiera sido, la mano del menor fue a dar a su mejilla, acariciándola suavemente.

—Te has portado bien, Hyunjin. —Él estaba confundido, no sabía por qué el menor hacía aquello, pero lo estaba disfrutando mucho. —¿Quieres dormir en la oficina hoy? 

El corazón de Hyunjin dió un vuelco, y sintió que su respiración se detuvo por un momento. Desde aquel día cuando dijo cosas que se arrepintió de haber dicho, Felix lo había evitado, hablando físicamente, y eso le dolía, más aún sabiendo las razones. Pero ahora le estaba pidiendo de nuevo volver a dormir juntos en el mismo espacio, estaba recuperando su confianza y era ahora cuando no planeaba volver a perderla.

Asintió, cerrando los ojos ante el toque de las suaves manos del menor. —Entonces trae tu cama de cajas, te retiro el castigo.



Hyunjin se había dedicado a llevar la pila de cajas de nuevo a la oficina, tal vez no dormiría con Felix pero entendía que no era lo correcto, ni siquiera para él se sentía bien. La cama de cajas no era tan incómoda, eran tantas que resultaba tener unos cuantos centímetros de altura, el único inconveniente era el tamaño, su cuerpo era muy grande y sus pies seguían saliéndose durante la noche, pero no era un mal mayor, podía con ello, incluso sentía que su espalda se había vuelto más recta a causa de la superficie.

Como a diario, realizaron unas cuantas tareas relacionadas a la tienda, tomaron turnos para ducharse –porque convenientemente, el baño de la tienda tenía una regadera–, cenaron ramen instantáneo y se alistaron para dormir. Felix ahora llevaba un pijama azul con pollitos amarillos, era la primera vez que lo veía usar algo como eso, así que rió ante lo que veía, pero no de mala gana, sin embargo, el menor si pareció molestarse, porque le dijo:

—Si vas a reírme de mí, me lo quito.

Tuvo que explicarle que su risa no era a causa de encontrarlo vergonzoso, sino que resultaba extremadamente adorable, incluso le recordó las primeras veces que se habían encontrado y el contraste en su personalidad una vez que se conocieron mejor.

—La gente siempre cree que soy alguien débil. —Le confesó. —Entonces para cambiar eso, tengo que lucir intimidante.

—Y lo lograste. —Respondió Hyunjin, desde su cama de cajas, situada a unos centímetros del colchón de Felix. —Casi me cago del susto aquella vez.

Aquella vez... Felix lo recordaba perfectamente, aquella vez que al tomar el mentón de Hyunjin, se había topado con el rostro más hermoso que había visto en su vida, aquella primera impresión que tuvo fue acertada, porque mientras más conocía a Hyunjin, más se daba cuenta de que el mayor era así... hermoso.

Pero nunca lo admitiría frente a él.

Luego de unos minutos conversando, la plática se fue apagando, ambos tenían sueño, a pesar de que Felix se había tomado una siesta en la tarde, pero aún cuando Hyunjin ya había cerrado los ojos y lucía como si se hubiera dormido, el menor no podía hacerlo, no podía parar de pensar en él mientras lo veía dormir.

—¿Qué tanto me miras? —Le susurró Hyunjin, al parecer no estaba dormido aún, y se había dado cuenta de los minutos que pasó mirándolo. El quiso usar de nuevo la frase que había escuchado de Felix días atrás, pero en vez de resultar divertido, él reaccionó de forma más seria a lo que creyó que haría.

—Hyunjin, ¿recuerdas que prometiste protegerme? —No sabía a qué venía esa pregunta, pero asintió, entonces Felix alzó una mano hacia él, mostrando el dedo meñique, un gesto infantil, pero aparentemente significativo. —Promételo de nuevo.

Hyunjin sin dudarlo, llevó una de sus manos hacía la de Felix, y entrelazó ambos meñiques, sonriéndole.

—Lo prometo.

Pero aún cuando sonreía, feliz por prometerlo, Felix no lucía de la misma forma, él solo suspiró y regresó a su colchón, envolviéndose con las mantas en posición fetal.

Hyunjin había prometido que lo protegería, de nuevo. Pero Felix no estaba seguro, no sabía cuánto de su promesa realmente podía cumplir, porque sabía que el mayor no estaba consciente del tamaño de la promesa que estaba haciendo.



K:

Nunca dije que de aquí salgan con estabilidad mental

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