Pide un café negro y un pedazo de pie de manzana. Paga 3 dólares por todo y se sitúa en la esquina habitual, justo al lado de la ventana. Enciende su laptop y termina de leer el itinerario del tour por Italia que tomará la próxima semana.
En todo este tiempo no se ha quitado sus gafas de sol y así será. Fue suficiente la burla que recibió durante sus años de colegio y está cansada que todo quién la mire se le quede viendo a los ojos.

Heterocromía.

Cuando tenía 4 años y su pediatra la vio en un chequeo de salud, sus ojos eran lo anormal. Era tan evidente con esos grandes ojos. El ojo derecho marrón oscuro, casi negro y el ojo izquierdo azul, claro e intenso. Una combinación extraña que se da muy pero muy poco en el mundo y que hizo que Alessandra se convirtiera en una noticia local de Bayside, Queens. 

Cuando comenzó el colegio, muchos niños se le quedaban viendo. Más tarde en la secundaria, a muchos chicos les gustaba, otros susurraban y las chicas envidiosas la llamaban "Dos espíritus" porque decían que un demonio habitaba en su ojo derecho y un ángel en su ojo izquierdo. Desde entonces, cada vez que salía del colegio y fin de semanas usaba constantemente gafas de sol.

Para sus padres es la chica más hermosa del mundo. Su papa odiaba que usara gafas de sol y a escondidas se los quitaba mientras Alessandra dormía.
Alessandra les rogaba para que le compraran lentes de contacto azul para así tener el ojo derecho azul y dejar de usar gafas de sol. Pero sus papas nunca accedieron, le decían que así ganarían las chicas envidiosas del colegio.

Y para su mejor amiga, es una chica normal y preciosa. La ayudó mucho y siempre estuvo ahí para consolarla.

Cuando su papá moría de cancer hizo prometer a Alessandra que nunca usará lentes de contacto ni gafas de sol. Pero aquí la tienen. No soporta las miradas, esas miradas que tratan de descifrar que le pasan a sus ojos. Pero tampoco soporta tenerlos puestos, está faltando a la promesa de su papá y eso le duele.
Se los retira de un golpe y empieza a llorar en silencio.

< ¿Por qué murió? ¿Por que nos deja solas a mamá y a mí ? ¿Qué hizo él mal? >

Pero se da cuenta que no puede cuestionarse eso. No es culpa de su papá, no es culpa de nadie, ni siquiera de ella. Así lo quiso Dios, todo pasa por alguna razón. Y detrás de esa razón hay algo bueno por descubrir.

Nota que un chico situado al otro lado del café la mira. Se limpia rápido las lagrimas con una servilleta y mira hacia la computadora para seguir la lectura.
Con el rabillo del ojo se da cuenta que alguien se acerca a ella.

-Hola Alessandra, ¿Cómo estás?

Es Anthony, uno de los chicos guapos y sociales del colegio. Alessandra de vez en cuando se reunía y salía con ellos, siempre y cuando no estuviera alguien que la mirara raro o la llamara "Dos Espíritus". Salieron un par de meses pero Alessandra no estaba segura de poder quererlo. Anthony en cambio, sigue enamorado de la personalidad y de los ojos de Alessandra.

-Hola Anthony. Muy bien y ¿tú? -Alessandra se pone de pie, le da un beso en la mejilla y lo abraza. Anthony hace lo mismo.

-También, gracias. Pero no me mientas, has llorado hace un rato. -los dos toman asiento y Alessandra lo mira a los ojos. Es un chico muy guapo, alto, fuerte, con ojos verdes muy lindos y una sonrisa de en sueño.
Para Anthony, le encanta la mirada de Alessandra. Es una mirada fuerte y profunda, la que lo enamoró en la secundaria.

-Mi padre murió hace un mes. -Anthony se sorprende. Su ex suegro ha muerto y la chica que le gusta está destrozada.

-Lo siento mucho Alessandra. Puedo preguntar...

-Cancer. Cancer de estómago. Cuando nos dimos cuenta estaba en la etapa terminal.

El silencio se hizo presente. Anthony no sabía que decir, sentía el dolor en sus palabras.

-Sabes que aquí me tienes. Le tengo aprecio a tu madre y obviamente a ti.

-Gracias Anthony.

Otra vez silencio. Alessandra quiere cambiar de tema pero no sabe que preguntarle.

-Y ¿qué estudiarás? -pregunta Alessandra. -NYU, ¿verdad?

-Sí, ahí, tengo la beca deportiva entonces ahí. Estudiaré Administración.

-Administración. Interesante. -Los dos ríen. Alessandra no se ve estudiando Administración, mucho menos una ingeniería. -Pensé que estudiarías una ingeniaría.

-No, para nada -ríe- Mi papá trató de convencerme en eso pero realmente no quise. ¿Y tú?

-Ciencias Políticas.

-Wow, una chica política.

-¿Tan raro es?

-Muchas chicas no estudian eso, estudian ingenierías. -el comentario de Anthony los hizo reír otra vez.- ¿En la NYU también?

-No, en Columbia University, con beca deportiva también.

-¡Wow! ¿Y juegas muy bien al voleibol? -Alessandra se sorprende y le da unos golpes suaves en el brazo. Anthony ríe, sabe muy bien que juega excelente, que cada servicio lo enamoraba y que cada remate hasta lo excitaba.

-No juego muy bien, juego de maravilla. La que se tiene que cuestionar soy yo. ¿Juegas bien al baloncesto?

Luego de un rato de plática y risas, Anthony le pregunta que lee en su laptop. Alessandra no quería contarle a nadie hasta que regresara pero no le quedó de otra. Viajará a Italia la próxima semana para conocer sus raíces. Conocerá a familiares de su madre que viven en Roma y familiares de su padre que viven en la isla de Capri. Además, conocerá Verona, Florencia, Venecia, Asís, Pompeya y Amalfi.

Sus papas han ahorrado para regalarle un viaje y conocer sus raíces después de que se graduara de la secundaria. Ahora que su papá ha muerto, es otro motivo para sentirlo de cerca y conocerlo.

-¿Por qué sigues usando gafas de sol? -pregunta Anthony después de la larga charla y un silencio.

-La gente aún me mira raro.

-Es porque les gusta tus ojos, son ojos que no se ven todos los días.