VII. Mentiras.
—¿De dónde eres, cielo? —Ashido pregunta, seleccionando de entre la sarta de cosas que quiere saber del pelirrojo, que no son pocas.
Desde que este llegó, ella tiene rato queriendo cuestionarle varias cosas, privadas en realidad. Pero aún está trabajando y, por ser la jefa, dispone de varios labores. Atiende de la barra por si habían pedidos para llevar o entregas de suministros, estando atenta a la entrada, además de supervisar que ningún baboso se propasara con sus camareras y llevar las cuentas de los gastos y ganancias. Por lo que es un cansador trabajo casi de tiempo completo para ella, y se enorgullecía de eso.
De todos modos, sentó a Kirishima en una banca cerca suyo, dejándolo en un lugar no visible para el publico porque notó que la gente lo pone nervioso. Mina es muy perspicaz en ese sentido, y curiosa, muy curiosa.
—Oh, ehm, yo...—Eijirou busca con pánico a Katsuki, sin saber qué contestarle a la mujer. Por un rato, creyó librarse de ella y su interrogatorio y se quedó quietecito y callado en su lugar—. Yo...
—Ashido, déjalo —interviene el rubio de lejos, haciendo que el ex dragón suspire de tranquilidad en sus adentros—. Él es del "otro lado" —inventa.
Se esperaba que la mujer, en algún momento, preguntara por eso en verdad. Y se había improvisado una pequeña historia al respecto en lo que ella estaba ocupada, sin abandonar sus labores de chef, que por suerte ese día no tuvieron tanta clientela. Se auto-felicitó por ser tan listo.
La morena abre sus ojos con asombro, comprendiendo la supuesta situación.
—Oh, sí sí...—musita con discreción—. Mi... bisabuela vino de ahí, ¡con razón compartimos el mismo tono! —dice, poniendo sus brazos a la par de el del chico para comparar el color de su tez—. ¿Y cómo saliste de ahí, eh? ¿Cuál de los tres idiomas debías hablar, o sabes los tres? ¿Eras de la realeza?
—...Oh, bueno, eh...—Rasca su mejilla, evitando la mirada curiosa de ella y esperando que el rubio lo salve otra vez.
—Ashido, por favor. Esto es difícil para él...—Finge empatía por su compañero, acercándose para tomarlo del hombro un segundo—. Eijirou quiere guardar respeto a su tribu.
Y Katsuki agradece en sus adentros que la mujer se lo creyera y se sonrojara por su supuesta indecencia, disculpándose con el pelirrojo dando una reverencia y siguiendo con sus labores. Le parece divertido el mentir tan bien, además.
Tras eso, no hubo tantas preguntas por parte de Mina, al menos no tan personales e invasivas hacia el ex dragón, lo que hizo relajar al rubio a quien casi se le pasan los cuernos de zanahoria por andar parando oreja donde no debía. Y el día transcurrió sin más inconvenientes.
—Hey, Katsuki... ¿qué es, ehm, el "otro lado"? —Se anima a cuestionar Eijirou, acabando con el silencio que se había formado entre ambos. Asegurándose de estar lo suficientemente lejos del pueblo como para hacerlo sin ser descubiertos por alguien.
Apenas está anocheciendo y Kirishima y Katsuki se encuentran yendo a la casa con tranquilidad, un tanto alejados del otro. Las cosas han sido, dentro de todo, no tan estresante (mas sí raras) como el cazador creyó que serían ese día. Y el pelirrojo se había quedado con algunas dudas de lo que Katsuki le había dicho a su jefa.
—Ah, cierto —él muerde su labio, tratando de recordar—. Eh, es el territorio de una tribu de humanos, bastante salvajes a decir verdad. No dejan que nadie entre o salga de su zona y tienen tres idiomas diferentes en base al cargo que posean en su sociedad —cuenta, sin dejar de caminar—. Supuse que me creería porque eres moreno y te pareces a ellos.*
—Oh, eso es interesante...
Volvieron a su silencio habitual tras la explicación. Eijirou ha aprendido a callar cuando se trata de su amo y Katsuki suele ignorarlo por capricho, además de no tener nada más por decir, así que no fue raro para ninguno. Y, es más, lo consideraron hasta cómodo.
Cuando por fin llegaron al hogar, Kirishima corre por la penumbra hasta entrar en el estudio de Jirou con apuro, sin dar motivos. Chocando con un par de cosas en su camino. Katsuki se pregunta qué tanto tenía que hacer el pelirrojo ahí abajo, pero supuso que serían cosas que la bruja le pidió y no debía intervenir.
Pone a calentar la comida que traía del trabajo en tanto se sienta a descansar del no tan ajetreado día. Cuando sobraba algo que podía tirarse, peleaba con las camareras para llevarse lo mejor, y ganaba. Era una forma bastante inteligente (y baja para él mismo) de ahorrar en suministros y dinero.
El pelirrojo estuvo un buen rato allá abajo, hasta que por fin salió con el cabello lacio y mojado, al igual que parte de su camisa. Para entonces, la comida precalentada ya está lista y Katsuki se encuentra comiendo espaguetis de raíz.
—Siéntate a comer, imbécil —ordena— o se va a enfriar.
El otro le dedica un asentimiento y se acerca para comer en la mesada de madera. Ni siquiera fueron al cercano comedor, lo que los hizo estar más próximos en el mueble, pero en acostumbrado silencio. Y luego de terminar y lavar los trastos, se fueron a dormir sin despedirse.
A la mañana siguiente, despertaron temprano y bien, o al menos mejor que el día anterior. Katsuki estuvo más seguro de contarle su supuesta historia a Eijirou Kirishima (muy creativo el apellido, por cierto) y así poder estar ambos de acuerdo. Y el pelirrojo pasó media mañana en el estudio de Kyoka antes de salir para desayunar con el rubio, donde el último aborda el tema.
—Mira. No quiero que le hables a Ashido a menos que ella te pregunte y contesta lo justo y necesario —pide. El otro asiente—. Tienes veinticinco años y vienes del otro lado... Eh, por respeto prefieres no hablar de tu tribu y cada que ella te lo mencione, evitaras el tema a como dé lugar —prosigue—. Yo te ayudé a salir de ahí en una de mis últimas aventuras, ya que no eras muy aceptado por tu color de pelo, eres un extraño mestizo. Y ya está, no des detalles.
Eijirou se dedicó a asentir y aceptar todo lo que su compañero le contaba para memorizárselo. ¿Tenía más opciones aparte de seguir la mentira? No, y eso le provocó un ligero mal sabor de boca. Le disgustaba hacia donde se dirigía el plan de Katsuki y la jefa de éste no parecía tan mala como pensó que sería para hacerle eso.
¿No le había dicho alguna vez Kyoka que mentir está mal y era de cobardes?
Cómo sea. La bruja no estaba ahí con él en ese momento, y solo podía pensar en cómo ayudar a su amo a salirse con la suya.
—Abre bien grande la boca, cielo. Así, aaahm.
Eijirou asiente con susto en el rostro, repitiendo la acción que, ridículamente, Mina hacía para que él la copie. Sintiendo como la cuchara de madera invade su cavidad bucal con un extraño sabor amargo, espeso y, por lo que pudo observar, grisáceo.
¿Qué se supone que está haciendo? Ah, ser un improvisado conejillo de indias para la extraña mujer.
—¡Ashido, deja de darle tus cosas raras a Eijirou! —riñe el rubio, quien se mantuvo ocupado todo ese tiempo con algunos pedidos.
Ella ha entrado en confianza demasiado pronto con el pelirrojo desde que volvieron ese mediodía, teniendo preparados platillos de extraña procedencia y dándole de comer al chico como si de un niño se tratara. Había pasado media tarde así, teniendo en su boca cosas desde ácidas hasta incomibles.
Al menos no había vuelto a tocar el tema de su supuesta vida privada.
—¡Pero mira, a Kirishima le gustó este! ¿Verdad, cielo? —Ella le dedica una mirada medio cínica.
Y él vuelve a asentir con miedo, siendo sumiso. Se sentía raro todo lo que le pasaba. El ocultarle la verdad a Ashido, el como los ojos de ella lo veían. En lo que tenía que engullir, tratando de no arquear porque no quiere enojar a la mujer que apenas conoce.
¿Y sí despedía a Katsuki por su culpa? Él se veía bien en ese trabajo.
¿Por qué los humanos son tan extraños en general? Más de un mes siendo parte de ellos y aún no acababa de comprenderlos. Supuso que jamás lo haría.
—Ashido, corazón, Katsuki tiene razón —una de las camareras entró a la cocina con la bandeja vacía, Hagakure Tooru había escuchado llamarle—. ¡Míralo al pobre, parece que quiere vomitar!
—Ups... Creo que esta vez me pase con las entrañas de caracol molido.
¿Entrañas de qué-?
- capítulo aburrido y cortito, yess.
hice unos planos sencillos de la casa de jirou para que se sepan ubicar.
(el baño es una caseta afuera)
* dudaba de poner eso por el tema del racismo, pero aclaro por las dudas que son cosas ficticias y nada tiene que ver con la realidad.
saluditos uvu <3
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