🍓🍓🍓
La nieve y el viento parecían haberle dado una tregua a los ciudadanos de Seúl, al menos por unas horas.
Jimin y Jungkook volvían a sus casas nada más salir de aquella tetería, en un incómodo silencio.
Jimin ya no se aferraba al brazo de su amigo o enterraba su rostro en su cuello para protegerse del frío. Le daba vergüenza.
Ahora que ambos sabían la verdad sobre el otro, actuar como actuaban antes, resultaba en cierto modo extraño.
Era una tontería, por supuesto, ¿por qué no iban a seguir tratándose igual?
Bueno, quizás porque ninguno quería revelar más verdades aún, como que Jimin no tenía tanto frío como para tener que agarrarse a Jungkook, o como que a éste no le había preocupado tanto la quemadura en los labios del mayor y sólo quería tocarlos.
Ahora todo sería distinto.
Al fin llegaron a la casa de Jimin, y la incomodidad entre ambos aumentó.
—Bueno...gracias por la tarde, lo he pasado bien, siento que pagases por mi té y yo lo derramase...soy un torpe. La próxima vez invitaré yo.- comentó Jimin.
Jungkook negó con su cabeza.
—No tienes nada por lo que disculparte, y estaré encantado de ir una próxima vez contigo.
Ambos se miraron intensamente a los ojos, ninguno quería despedirse del otro en aquella fría tarde de viernes.
—¿Quieres...quieres entrar? -dijo Jimin señalando la puerta de su casa con la cabeza- Podemos ver una película.
Jungkook miró al cielo, fingiendo observar las nubes.
—Bueno...parece que pronto volverá a nevar, así que...sí, ¿por qué no?
Ambos se sonrieron algo tímidos y entraron a la vivienda.
Enseguida Jimin preparó distintos snacks para comer mientras veían la película y refrescos.
Cuando puso todo sobre una pequeña mesa que había en el salón frente al sofá, desapareció por unas escaleras para regresar a penas un minuto después con una manta rosa pastel.
—¿Quieres que la compartamos?
Jungkook asintió y Jimin se atrevió a acurrucarse a su lado, cada vez más y más cerca a medida que la película avanzaba, hasta que finalmente, el mayor se quedó dormido con su cabeza en el hombro del menor y sus manos aferradas al borde de la manta.
Jungkook miró a Jimin y se aseguró de que estuviese completamente dormido antes de acariciar su cabello y posar sus labios en su frente durante unos segundos.
Qué bello era Jimin, qué afortunado se sentía de conocer a un ángel.
Jimin se removió un poco tras el beso y su cabeza fue cayendo lentamente desde el hombro hasta el abdomen de Jungkook.
Parecía tan frágil, tan etéreo...
Jungkook no podía despegar su vista de Jimin y de sus pequeños pero gruesos labios.
Suspiró.
Ojalá algún día pudiera tocarlos con los suyos.
🍓🍓🍓
458 palabras en este capítulo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro