La biblioteca estaba más tranquila de lo habitual, pero Luis no podía concentrarse. Después del encuentro bajo la lluvia y los extraños momentos que había compartido con Miguel, no podía evitar darle vueltas a lo que sentía. No ayudaba que, cada vez que cerraba los ojos, la imagen de esos ojos únicos —que apenas había vislumbrado— apareciera en su mente.

Luis no era de los que pedían ayuda, pero sabía que había una persona que, aunque probablemente lo molestaría hasta el cansancio, podría darle una perspectiva diferente: Camila Balmoral.

Con un suspiro resignado, sacó su celular y le envió un mensaje:

-Luis (mensaje)-

"Oye, necesito hablar contigo. Urgente."

La respuesta llegó en segundos:

-Camila (mensaje)-

"¿Luis pidiendo ayuda? Esto tiene que ser bueno. ¿Café después de clases?"

-Luis (mensaje)-
"Sí. Pero no hagas preguntas hasta que lleguemos."_

Horas más tarde, en una cafetería cerca del instituto, Luis tamborileaba los dedos contra la mesa mientras Camila lo miraba con una sonrisa traviesa.

-Camila-
"Bueno, bueno, ¿qué es tan urgente como para que el gran Luis Somerset busque a su amiga favorita?"

-Luis (con una mueca)-
"Ni empieces con eso, Balmoral. Mira, necesito tu opinión sobre algo... pero tienes que prometer que no te burlarás."

-Camila (riendo)-
"Sin promesas. Pero adelante."

Luis respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

-Luis-
"Es sobre Ellington. Miguel."

Camila, que estaba tomando un sorbo de su café, casi lo escupe.

-Camila-
"¿Ah? ¿Miguel? ¿El chico de los lentes oscuros y actitud de 'me vale verga la vida'? Esto ya se puso interesante."

Luis rodó los ojos, pero continuó.

-Luis-
"Mira, es complicado. Últimamente, no puedo evitar pensar en él. Y no de la forma en la que suelo pensar en la gente molesta. Hay algo... distinto."

Camila lo miró fijamente, y Luis notó cómo sus ojos brillaban con una chispa peligrosa.

-Camila-
"¡Esto es maravilloso! ¡Mi ship está sal..."

-Luis (interrumpiéndola)-
"No empieces con tus tonterías, Camila. No es nada de eso. Solo quiero entender por qué siento esto. No significa nada."

-Camila (ignorándolo)-
"Por favor, Luis. Esto es como salido de un manga. El chico serio y responsable empieza a obsesionarse con el chico misterioso y problemático. Los malentendidos, las miradas cruzadas, la tensión... ¡Es perfecto!"

Luis se llevó las manos a la cara, arrepintiéndose instantáneamente de haber buscado su ayuda.

-Luis-
"¿Por qué pensé que esto era buena idea?"

-Camila-
"Porque en el fondo sabes que tengo razón. Mira, Luis, lo que sientes es natural. Miguel es... intrigante. ¿Has intentado conocerlo más allá de las apariencias? Quizás hay algo en él que te atrae porque no puedes entenderlo del todo."

Luis pensó en lo que Camila dijo. Recordó los momentos recientes: la lluvia, los choques, y esa sensación extraña cuando sus miradas se cruzaban.

-Luis-
"Es solo que... no quiero sentir esto. Es incómodo."

-Camila-
"Bienvenido al mundo de las emociones, amigo. Pero te daré un consejo: deja que las cosas fluyan. No necesitas etiquetarlo ahora. Y, oye, si necesitas más consejos, mi experiencia como lectora de BL está a tu servicio."

Luis la miró con incredulidad.

-Luis-
"¿BL? ¿En serio? No estoy seguro de qué me molesta más, lo que estoy sintiendo o que tú lo veas como una trama romántica."

-Camila (riendo)-
"Las dos cosas son igual de emocionantes para mí."

Mientras Luis volvía a casa esa tarde, no podía evitar sentirse más confundido. Camila, con todo y sus comentarios absurdos, había tocado un punto importante: quizá lo que lo hacía sentir así era que Miguel seguía siendo un misterio.

-Luis (pensando)-
"Tal vez... debería intentar entenderlo."

Por primera vez, en lugar de evitar a Miguel, Luis consideró la posibilidad de acercarse a él de verdad.