Camila observaba a Miguel y Luis desde la distancia. Ambos seguían actuando extraños, evitando cruzar miradas y hablando lo justo y necesario. Ella, harta de la tensión, tomó una decisión drástica.

Con una sonrisa astuta, se acercó a Miguel primero.

-Camila (fingiendo inocencia)-
"Hey, Miguel, ¿puedes ayudarme a cargar unas cosas del salón vacío? Es para el proyecto grupal."

-Miguel (suspirando)-
"Claro... pero no entiendo por qué no le pides a Luis."

-Camila (rápida, con tono casual)-
"Ya lo hice, él también me está ayudando. Anda, no seas flojo."

Miguel, sin sospechar nada, la siguió. En paralelo, Camila ya había atrapado a Luis con la misma excusa.

Una vez ambos estuvieron dentro del salón vacío, Camila los miró con una sonrisa traviesa y cerró la puerta detrás de ellos, bloqueándola con el pestillo.

-Camila (cruzándose de brazos, con tono mandón)-
"¡Perfecto! Ahora arreglen lo que sea que esté pasando entre ustedes."

-Miguel (parpadeando incrédulo)-
"¿Qué demonios estás haciendo, Camila? ¡Abre la puerta!"

-Luis (con un suspiro de resignación)-
"Déjala, Miguel. Sabemos cómo es cuando se le mete algo en la cabeza."

-Camila (riendo mientras retrocedía del otro lado de la puerta)-
"No salgo hasta que dejen de actuar como unos idiotas tensos. ¡Hablen, arreglen lo que sea, o lo que pasó la otra noche los va a consumir vivos!"

Miguel se quedó helado. Luis también se tensó, aunque intentó no demostrarlo.

-Miguel (nervioso, desviando la mirada)-
"No sé de qué está hablando."

-Camila (gritando desde afuera)-
"¡Claro que sabes! ¡Y tú también, Luis! ¡No soy tonta! ¡Nos vemos en un rato!"

Con eso, Camila desapareció por el pasillo, dejando a Miguel y Luis atrapados.

El silencio llenó el salón. Ninguno de los dos se atrevía a hablar, hasta que Miguel, claramente incómodo, decidió romperlo.

-Miguel (cruzándose de brazos, con tono molesto)-
"Esto es ridículo. Ni siquiera hay nada que hablar."

-Luis (alzando una ceja, con una sonrisa irónica)-
"¿De verdad? Porque parece que estás haciendo todo lo posible para no mirarme desde la fiesta."

-Miguel (con un suspiro pesado, intentando sonar despreocupado)-
"No tiene nada que ver contigo, Luis. No sé qué idea loca te has hecho."

-Luis (dando un paso hacia él, serio)-
"Miguel... no puedes ignorarlo para siempre. Yo tampoco puedo."

Miguel dio un paso atrás, pero quedó atrapado entre Luis y una de las mesas. Su corazón empezó a latir con fuerza, aunque intentaba mantener una fachada de calma.

-Miguel (con un tono defensivo)-
"¿Ignorar qué? ¿Qué demonios crees que pasó? Fue un accidente, una estupidez. ¡No significa nada!"

Luis suspiró profundamente. Se acercó más, esta vez despacio, con una expresión suave en su rostro.

-Luis (en voz baja)-
"¿Y por qué estás tan alterado si no significa nada?"

Miguel intentó apartarse, pero en el proceso, sus lentes cayeron al suelo. Luis se agachó para recogerlos, pero al levantarse, quedó a escasos centímetros del rostro de Miguel. Por primera vez, pudo ver claramente sus ojos heterocromáticos.

-Luis (mirándolo fijamente, con una sonrisa suave)-
"Sabes... tus ojos son increíbles. Es como si estuvieran escondiendo algo más."

Miguel se puso completamente rojo. La mirada de Luis era tan intensa que no podía apartarla. Luis, sin pensar, levantó la mano y tocó la mejilla de Miguel con delicadeza.

-Miguel (susurrando, tratando de mantener su actitud tsundere)-
"¿Qué estás haciendo? Esto es ridículo..."

Pero antes de que pudiera decir algo más, Luis acortó la distancia. Sus labios se encontraron, esta vez sin accidentes ni confusiones. Fue un beso lento, lleno de intención y de todo lo que ninguno había querido admitir hasta ahora.

Cuando se separaron, ambos estaban sin aliento. Miguel miró hacia otro lado, tocándose los labios con una mezcla de confusión y vergüenza.

-Miguel (con una risa nerviosa)-
"Sigues siendo un idiota... pero supongo que podemos seguir siendo amigos."

Luis no pudo evitar reír suavemente. Aunque las palabras de Miguel intentaban mantener las cosas como antes, el leve sonrojo en sus mejillas decía lo contrario.

-Luis (sonriendo)-
"Lo que tú digas, Miguel. Amigos."

Desde el otro lado de la puerta, Camila, que había regresado sigilosamente, dejó escapar un grito de emoción.

-Camila (en voz alta)-
"¡Por fin algo de progreso! ¡Ya pueden salir, tórtolos!"

Miguel y Luis se miraron, completamente apenados. La tensión entre ellos se había transformado en algo más, aunque ninguno estaba listo para admitirlo. Salieron del salón sin decir una palabra más, pero con una sonrisa pequeña compartida que decía más de lo que ambos podían entender.

When te caes

Sabianquemientrasestecapitulosesubeyoestoyenclasedeinformatica?

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