La luz del sol de la tarde entraba a través de las ventanas del instituto, dibujando sombras largas en los pasillos casi vacíos. Luis caminaba con paso rápido, sosteniendo unos papeles mientras buscaba al responsable de un descuido que había causado problemas en el último evento del Instituto. El nombre de Miguel Ellington estaba, una vez más, en la lista de sospechosos.

No tardó en encontrarlo en el patio trasero del instituto, sentado bajo un árbol y jugando con su encendedor. Miguel no se molestó en levantar la vista al escuchar los pasos de Luis acercándose.

-Luis-
"Ellington, explícame por qué tu nombre aparece vinculado al desastre de ayer en el salón de actos."

Miguel apagó su encendedor con un clic y alzó una ceja, claramente divertido.
-Miguel-
"¿Desastre? ¿De qué hablas ahora, Sherlock?"

-Luis-
"Alguien desconectó el sistema de sonido justo antes de que comenzara la reunión. Y, casualmente, estabas cerca del área en ese momento."

-Miguel-
"¿Y tu brillante deducción es que fui yo porque... existo? Felicidades, Somerset. Seguro ganas un premio por detective del año."

Luis se cruzó de brazos, intentando mantener la calma, pero la actitud despreocupada de Miguel lo estaba sacando de quicio.
-Luis-
"Esto no es un juego, Ellington. Cada vez que haces algo como esto, todos tenemos que recoger tus pedazos. Si no quieres estar aquí, ¿por qué no simplemente dejas el instituto?"

Miguel se levantó lentamente, sus ojos ocultos tras los lentes oscuros, y dio un paso hacia Luis.
-Miguel-
"¿Y tú qué sabes de lo que quiero o no quiero? No todos tenemos vidas perfectas, ¿sabes?"

Luis frunció el ceño, pero no retrocedió cuando Miguel se acercó más. Ambos estaban tan cerca que apenas unos centímetros separaban sus rostros. Miguel bajó la voz, pero su tono seguía cargado de desafío.
-Miguel-
"Dime, Somerset, ¿por qué te importa tanto lo que hago? ¿Es porque necesitas un villano en tu historia de héroe perfecto?"

Luis abrió la boca para responder, pero las palabras se le atoraron al notar algo. Durante un breve instante, pudo ver un destello de los ojos de Miguel al caerle un rayo de luz. Eran de colores diferentes: uno azul profundo, el otro un ámbar cálido. Luis parpadeó, aturdido.

Miguel notó la mirada de Luis y retrocedió bruscamente, cubriéndose los ojos con la mano.
-Miguel-
"Deja de mirarme así, Somerset."

-Luis-
"¿Por qué te escondes? Tus ojos son..."

Miguel no lo dejó terminar. Sacó su encendedor y lo encendió entre ellos como un escudo, interrumpiendo el momento.
-Miguel-
"Déjalo, no es asunto tuyo."

Luis quería insistir, pero el tono cortante de Miguel lo detuvo. El chico volvió a colocarse los lentes, su expresión endurecida.
-Miguel-
"Si terminaste con tu interrogatorio, me voy. No tengo tiempo para tus jueguitos."

Sin esperar una respuesta, Miguel se alejó, dejando a Luis en el patio, con una mezcla de irritación y algo más difícil de identificar. Por primera vez, Luis no podía sacar de su mente lo que había visto: los ojos de Miguel, tan únicos y llenos de algo que parecía ocultar mucho más de lo que dejaba ver.

Mientras caminaba de vuelta al edificio, Luis murmuró para sí mismo:
-Luis-
"Ellington... realmente no entiendo qué demonios haces en mi cabeza."

Buenos días 🧍‍♂️🧍‍♂️ (son las 12 AM ayuda 😭😭😭)