3-. Con las estaciones
Los meses del año van y vienen y con ellos las estaciones. Mi existencia depende de ellas, en otoño soy viento y viajo libre por los lugares más recónditos a menos que viaje lo suficientemente lejos como para que las estaciones cambien, por eso procuro no ir de norte a sur, pero si por alguna razón termino en la primavera formó parte de la naturaleza, de todo lo que esté conectado a la tierra, árboles, musgos, hongos, flores y mala hierba.
Cuando soy parte de todo siento los pesados cimientos de los edificios, también percibo el olor a basura del relleno sanitario y cada vez que colman de químicos los bastos campos, también me siento hervir año con año al tiempo que la temperatura global aumenta, pero se resiste; hay un millón de cosas buenas que puedo experimentar en el estado de la primavera, hasta que llega el verano y me convierto en lluvia, soy el agua recorre todo, que sube y baja y vuelve a subir, voy de las montañas al drenaje y me filtro por las paredes y hasta la tierra o el mar, soy parte de aquello que detiene las actividades de cientos de personas, y a veces me quedo atascada en las nubes grises que deambulan el cielo, soy la que resbala por los fríos vidrios de la ventana mientras haces dibujos en la superficie empañada, en verano soy la que despierta el aroma a frescura, el petricor.
Pero en invierno, en invierno el calor de las hogueras y los chocolates calientes alimentan los latidos de un corazón que espero todo el año para existir. Así es, durante tres meses al año tengo la oportunidad de ser una persona de carne y hueso. Tengo el poder andar sobre mis dos pies, y de respirar con mis pulmones, de admirar el paisaje gracias a la vista.
Son los tres meses más difíciles del año, así que a veces agradezco haber viajado de más en otoño, así vivo pacíficamente otro largo periodo de tiempo. Además, porque cada vez es más difícil ser humana. Conforme pasan los siglos es más difícil pasar desapercibida. Pero no me quejo, siempre encuentro una manera de sobrevivir, y por lo menos ahora no persiguen y ejecutan a los seres como yo.
Así viví, por mucho tiempo, vi pasar civilizaciones antiguas, el inicio de la historia, reyes y caballeros, el despertar de la consciencia, la invención de las máquinas, las guerras, la tecnología, todo. Y viviría feliz, como lo había hecho hasta ahora, si no fuera porque el resto nunca supo compartir el hogar, no supieron administrar nada, le quitaron la vida a a millones de especies incluida la mía, ensuciaron los mares, sobrecalentaron el planeta y ahora mi vida equilibrada se ve afectada nada más que por eso, las estaciones han dejado de existir, se confunden con los meses, se adelantan, duran más de lo que debiera, se crean extremos, hace frío donde debería hacer calor y viceversa.
Mi equilibrio se rompió y ahora vivo en un constante cambio, como si alguien hubiera roto el botón y viviera en un infinito modo aleatorio.
Voy de la lluvia al viento y del viento a la tierra y de la tierra a la humanidad, pero no lo controlo, me siento en corto circuito. Y no sé cómo escapar.
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