Bastaba mirarte sonreír y se me alumbraba el día. Recuerdo como si fuera ayer aquella cita debajo los arboles...y tu sonrisa. ¡Ah, tu sonrisa! De pronto, me imagino que eres sol, que eres astro y se me borran los demás planetas. Eres de aquellos pecados que uno osaría cometer, y te cometo una y mil veces. Todo por esa sonrisa.

Me quedó claro al primer instante en que mis ojos divisaron los tuyos que me tendrías así de...¿De enamorado? No, eso no. ¿De embobado? Tampoco. ¡De compenetrado! Sí, penetras en mí cual excavadora y no puedo sacarte. De veras que me encantaría que te quedaras a vivir aquí...

Y te observo.
Y te sigo.
Y no parece importante, pero me tienes.
Creo haber perdido el raciocinio al momento de oír tu voz llamarme y se me antoja tu boca, como tan pocas cosas se me han antojado hasta ahora.

¿Van a hablarme de adicciones?
Adicción es no poder quitar mis pensamientos de ti, adicción es querer vivir entre tus brazos, adicción es morir y resucitar en cada beso, adicción es que poseas mí cuerpo con solo dos palabras. Dos palabras que salidas de tu boca, pronunciadas con tus labios, liberadas con la melodía de tu voz; me llenan el alma.

Ojalá pudiera tenerte un día, ojalá que mañana amanezcas en mis sábanas, ojalá sea nuestro aniversario todo el año.