Capítulo 2
Luego de que Vegeta terminara de buscar al imaginario gusano, del cual su hijo le había advertido, volvió en sí
—Grrr... ¡malditos mocosos! Me han timado...
El saiyajin buscó dentro de la Capsule Corp, con su ki, a los niños para cobrárselas por el mal rato que le habían hecho pasar, pero fue infructuoso. Parecía que los dos chicos se las habían ingeniado para ocultar su energía para no ser detectados por el padre de Trunks.
—Maldita sea, ¿dónde diablos están? —vociferó Vegeta, mientras buscaba en vano te a su hijo y a su mejor amigo en el dormitorio del primero.
En ese momento, un sonido muy fuerte de su estómago se oyó en la habitación, un indicativo de que el hambre lo apremiaba sin piedad.
—Mierda. ¡Por culpa de esos enanos me he quedado sin comer!
Vegeta salió del cuarto de su hijo para dirigirse al laboratorio de Bulma. Su misión: insistir con su mujer para que le preparara la cena, a pesar de su negativa inicial.
*****
En uno de los laboratorios de la Capsule Corp.
—¡Tonto saiyajin! —dijo Bulma con fastidio, luego de escuchar lo que su marido le había relatado.
—Hmpf....Esos críos tienen la culpa —señaló Vegeta con su típica pose de brazos cruzados.
—Pues en el refrigerador y en las alacenas de la cocina hay mucha comida. Caliéntate y sírvete lo que mejor te apetezca —indicó Bulma mientras cogía un destornillador y lo dirigía a la nave espacial que estaba construyendo.
—¿No puedes hacerlo tú?
—¿No puedes ser capaz de buscar en la alacena de la cocina o en el refrigerador lo que tenemos? ¿Debo hacerlo todo por ti? ¿O sólo eres bueno para dar patadas y puñetes a cualquier enemigo?
—¡No me hables en ese tono de voz, mujer! —respondió Vegeta, sintiéndose muy ofendido.
—¡Es el colmo! ¡Eres el número uno entrenando en esa estúpida cámara de gravedad, pero no eres capaz de estirar la mano para prodigarse el alimento por sí solo! —exclamó Bulma cada vez más enojada y caminando a donde se encontraba su pareja.
—Un príncipe de los saiyajins no se prepara la comida por sí mismo —dijo con su clásica pose de cruce de brazos y mirando hacia un costado.
—N-O M-E V-U-E-L-V-A-S A I-N-S-I-S-T-I-R C-O-N L-O M-I-S-M-O, ¿O-K? —indicó la mujer con su paciencia al límite, dejando caer el destornillador que tenía en su mano derecha al piso.
En ese instante, se podía observar que una de las venas de la frente de Bulma estaba a punto de explotar. Una mirada llena de enojo y con los ojos rojos se podía apreciar en su rostro.
Si su mujer hubiera sido de raza saiyajin, en ese mismo instante se hubiera convertido en el súper saiyajin legendario; y con un imaginario Big Bang Attack hubiera mandado a su marido al otro extremo del planeta para que la dejara en paz.
—Pero, mujer... —mencionó Vegeta con una cara de angustia.
—¡EN ESTOS MOMENTOS ESTOY MUY OCUPADA Y LO MENOS QUE ESPERO ES QUE VENGAS A INTERRUMPIRME CON TUS ESTUPIDECES! ¡ASÍ QUE VE A COMER LO QUE ENCUENTRES, SI ES QUE NO QUIERES QUEDARTE SIN CENAR POR EL RESTO DE TUS DÍAS! —gritó con todas sus fuerzas haciendo temblar la Capsule Corp.
—¡Huy! —dijo muy compungido.
—¿TE QUEDÓ CLARO? —vociferó por última vez mientras tenía, literalmente hablando, a su marido entre la espada (o sea ella misma) y la pared.
—Ehhh, sí —contestó en voz baja, sintiéndose derrotado y saliendo rápido de la habitación, alejándose del "peligro" que representaba su esposa cuando se enojaba y le gritaba de ese modo.
‹‹¡Es el colmo! ¿Cómo es posible que me deje mangonear por una mujer de esa manera?››, pensó al tiempo mientras se alejaba del laboratorio.
*****
En la cocina de la Capsule Corp.
Vegeta comenzó a abrir todas las puertas de las alacenas. Ahí encontró alimentos de todo tipo: caja de cereales, bolsas de café, botellas de gaseosas, etc.
—¡Mierda! —gritó Vegeta al botar, sin querer, tres botellas de vidrio de "Coca Cola", las cuales cayeron al suelo, derramando todo su contenido con pedazos de vidrio alrededor.
‹‹¡Demonios! ¡Bulma se va a enojar cuando vea todo este desperdicio!››, meditó el saiyajin al ver todo lo que había ocasionado su falta de pericia y cuidado en la cocina.
Lentamente se agachó para limpiar lo que había botado, cuando su orgullo le hizo recordar algo muy importante:
—Grrr... ¡Pues ella se lo buscó! ¿A quién se le ocurre mandar a hacerme la comida? ¡Que lo limpie ella! ¡Sí, señor! Así me vengaré del mal rato que me hizo pasar antes... —señaló en voz alta.
Cuando proseguía con su búsqueda, encontró otra cantidad de comestibles en la alacena de la cocina: paquetes de fideos, latas de leche, jugos, etc.
—No, esto no me sirve para comer ahora. No me va a llenar —señaló exasperado mientras lanzaba al suelo el enésimo sobre de chocolate que encontró en una de las alacenas mencionadas.
—Y esto ¿cómo diablos se prepara? —se preguntó al tiempo que sacaba un sobre de sopa instantánea.
Con detalle, leyó la parte de atrás del sobre, donde estaban las instrucciones de preparación de la sopa:
-Hervir dos tazas de agua (medio litro) en una olla pequeña.
-Colocar los fideos y cocinar por tres minutos, moviendo ocasionalmente.
-Apagar el fuego. Agregar la sopa instantánea contenida en el sobre, mezclar y servir inmediatamente.
—Uhm, no creo que sea tan difícil prepararlo —mencionó cuando terminó de leer las instrucciones—. Si está hecho para que los insignificantes terrícolas puedan prepararlo, un príncipe de los saiyajins podrá hacerlo ¿o no?
Decidido a prepararse la comida, sacó de las alacenas todos los sobres de sopas instantáneas que encontró, ya que, para su apetito de saiyajin un simple sobre de sopa era insuficiente para saciarlo.
Con alrededor de treinta sobres de sopa sobre el mueble al lado de la cocina, el guerrero se propuso a hervir el agua. Buscó por todos los cajones de la cocina hasta que encontró una olla arrocera.
‹‹Supongo que si cojo esta olla grande y la lleno de agua será suficiente para cocinar todos estos sobres››.
Sin darse cuenta del error tan grande que cometía, procedió a llenar de agua la olla blanca de arroz.
—Hasta el filo de la olla llena de agua. Con eso debe ser suficiente —dijo con mucho orgullo—. Si un débil terrícola puede usar estos aparatos, el príncipe de los saiyajins no puede ser menos y debe ser capaz de usarlos.
Rió con orgullo mientras terminaba de llenar el agua.
‹‹Uhm... Y ahora ¿cómo hago para hervir esta olla?››
Tratando de hacer memoria, recordó que había visto varias veces a Bulma apretar una perilla roja al lado de lo que ella llamaba "balón de gas". Posteriormente, la había visto coger un pequeño dispositivo que ella llamaba "mechero", dirigirlo a uno de los objetos llamados "hornillos", voltear una de las perillas de la cocina y encender el fuego.
‹‹Pues así debe de ser, muy sencillo. ¡Eso haré!››, pensó mientras encendía el balón de gas y buscaba el mechero para encender la cocina.
Sin embargo, no tomó el debido cuidado que debía en la cocina. Sin percatarse de que el balón estaba encendido, con el gas escapándose rápidamente, Vegeta procedió en su búsqueda.
En un santiamén, el gas se había dispersado por toda la habitación y Vegeta percibió su característico tufo.
—¡Qué olor más raro! —exclamó al sentirlo—. Debe de ser que alguien está contaminando el ambiente. ¡Estos estúpidos humanos! ¡No saben cuidar a su planeta, después de lo que Kakarotto y nosotros hicimos para salvarlo de las manos de Boo! Grrr....
En ese instante Vegeta, por fin, divisó en el cajón de abajo, a la izquierda de la cocina, el tan buscado mechero
—¡Por fiiiiiiiin! ¡Te encontré! —gritó de felicidad—. Ahora, vamos a prepararme la comida, que tengo un hambre atroz.
En ese momento, prendió el mechero y salió el esperado fuego del extremo de ese aparato...
¡BOOOOOMMM!
Un ruido estruendoso se escuchó en toda la casa. La explosión del gas, debido a la poca pericia y cuidado de Vegeta en las labores de la cocina, no se hizo esperar.
*****
En la terraza de la Capsule Corp.
Bulma se encontraba sentada en una silla, tomando una bebida Pepsi y fumando un cigarro Lucky Strike, en un descanso de sus labores en la construcción de la nave espacial. Cuando, de pronto, se escuchó en todo el ambiente el sonido de una fuerte explosión.
La mujer se ensució con la bebida en todo el rostro, debido a que el líquido de la botella de gaseosa salió disparado, gracias al fuerte sonido que retumbó en todas las paredes de la Capsule Corp.
—¿Qué demonios fue eso? —gritó mientras cogía un pañuelo y se limpiaba la cara manchada de la bebida.
Rápidamente, Bulma fue a donde le indicaban sus oídos que había provenido el ruido de esa explosión.
*****
Nuevamente, en la cocina...
Al entrar a la habitación, Bulma se resbaló con los restos de una gaseosa que estaban desparramados en la cocina.
—Ayyyy —chilló de dolor, al caer de espalda—. ¿Qué ha pasado aquí? —preguntó al observar el panorama que le enseñaban sus ojos.
Vegeta estaba en un rincón de la cocina, con su ropa de entrenamiento hecha jirones. Tenía encima de su rostro pedazos de salsa de tomate desparramados, leche derretida, partes de fideos sin cocinar de los treinta sobres de sopa instantánea. La olla arrocera cubría partes de su cabeza mientras estaba enterrado en un sinfín de otros utensilios y muebles de la cocina.
—¡Vegeta! ¿Qué te ha ocurrido? —gritó Bulma mientras se dirigía donde su marido para quitarle las cosas que tenía encima y desenterrarlo poco a poco.
—¡Te dije que un príncipe de los saiyajins no se prepara su comida, mujer! —respondió de mala gana al tiempo que era auxiliado por ella.
—¿Qué ha pasado? ¿Por qué ha explotado así la cocina? ¿Qué has hecho?
—Seguí las instrucciones que indicaba uno de esos sobres de sopa instantánea. Decía ahí que debía hervir el agua. Prendí el balón de gas, como te he visto hacerlo varias veces y...
—¿Y? —le interrumpió Bulma imaginando la causa de aquel desmadre.
Luego de relatarle lo sucedido, de nuevo podía apreciarse que una vena de la frente de la fémina estaba a punto de explotar.
—¿No notaste que había un olor extraño? —preguntó mientras contenía las ganas de gritarle y de retarle por su descuido.
—Ahora que lo dices, sí —respondió para luego mirar para un lado tratando de hacer memoria—. Imaginé que seguro tus estúpidos vecinos estaban quemando porquerías...
—¿No imaginaste que ese olor tan peculiar podría ser el olor a gas? —interrogó Bulma mientras sentía que la rabia la invadía, a punto de convertirla en la versión femenina de SSJ2 de Majin Vegeta.
—¿Ehhh? —contestó con gotas de sudor bajándole por la frente, consciente de la equivocación que había cometido.
—¡LA EXPLOSIÓN DE GAS SE PRODUJO DEBIDO A QUE DEJASTE PRENDIDO EL HORNILLO DE LA COCINA DURANTE MUCHO TIEMPO SIN ENCENDERLO! ¡MIRA LO QUE HAS HECHO CON LA COCINA! —vociferó al terminar de "desenterrar" a su marido e indicarle con el rostro todo el destrozo que había en la habitación.
—Te dije que esas insulsas labores triviales lo hacen los estúpidos humanos, no un guerrero de mi clase —contestó Vegeta volteando su rostro, en su típica pose de brazos cruzados.
—¡NO ME VENGAS CON ESAS IDIOTECES! —contestó mientras imaginaba que quería ahorcarlo.
En ese instante, Bulma se percató de un detalle. La pared de la cocina que estaba destrozada daba justo al lado derecho del edificio, muy cerca de donde estaba la nave espacial que estaba construyéndole a su hijo.
—¡Dios mío! —señaló con el rostro evidentemente desencajado—. No me digas que...
Salió de la cocina echa un rayo.
****
En uno de los laboratorios...
Cuando llegó a la habitación, sus sospechas estaban confirmadas. La explosión de la cocina había destrozado por completo la nave espacial, la cual con tanta dedicación había construido como regalo para su hijo Trunks como regalo de navidad.
—Maldición, Vegeta. ¡¿Qué has hecho?! —gritó Bulma con mucha rabia e impotencia al ver el escenario de desastre que tenía delante de sí.
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