Capítulo 1
Nota de la autora
Idea inspirada en una situación poco convencional. Pero estoy haciendo una mescolanza de varias cosas. Así que advierto de antemano. Esta es una parodia, adaptación, frikada, etc. o como quieran llamarla. Y sé que a más de un purista de Dragon Ball le va a venir mal ver un ambiente navideño en el universo de Akira Toriyama, pero estamos terminando las fiestas navideñas, así que hay que ser flexibles un poco, sino los Reyes no se acordarán de ustedes... ^^.
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Cuatro años después de las peleas con Majin Boo. A tres días de la Nochebuena, en la Capsule Corp, en la habitación de Trunks
—Ya te tengo entre la espada y la pared.
—Hey, ¡espera!
Trunks de doce años, estaba jugando con su Play Station con Goten en su habitación. Ambos estaban en una batalla de Street Fighter. El niño de pelo morado estaba a punto de ganar una partida al hijo de Goku, ya que su Ryu estaba moliendo a golpes al Ken de Goten. Bastó un sinfín de hadokens para que el luchador rubio gritara victoria en la pantalla, y con ello el hijo de Vegeta comenzó a saltar y a chillar de felicidad.
—¡Te gané, te gané!
—Tramposo —replicó Gotens.
—¿Por qué lo dices?
—Porque te dije que esperaras —reclamó el hijo de Goku.
—¿Y cómo te voy a esperar? Si ya te tenía en la lona.
—¡Qué va! Tenía otros cuantos hadokens en reserva. Estaba a punto de vencerte...
—¿Qué me vas a vencer tú? —lo interrumpió Trunks con una pose de chulería.
Era muy usual que los niños saiyajins siempre se pincharan en este tipo de enfrentamientos. Ya sea videojueguiles, ya sea en las peleas, o en lo que sea. Una muestra de la típica amistad entre niños de esa edad.
—¿Quieres la revancha, Goten?
—Pues vamos a ello.
En ese instante, se escuchó un gran ruido en la habitación.
—¿Qué es eso, Trunks? —preguntó un curioso Goten.
—Mi estómago —dijo el niño sobándose la panza y con una expresión compungida. Una típica señal de que tenía hambre—. Ya quiero cenar.
Nuevamente, el mismo sonido anterior volvió a escucharse.
—¿Tú también tienes hambre, Goten?
—Jejeje —señaló el hijo de Goku, sobándose la cabeza con su mano derecha, en un gesto muy típico de los Son—. Es que, de sólo hablar de comida ya me dio hambre a mí también.
A lo lejos, se escuchó la voz de Bulma.
—¡Chicos, la cena ya está lista!
Con sólo escuchar esas palabras mágicas, los dos niños saiyajines pusieron los ojos grandes, como platos, y se les pusieron los incisivos muy largos.
Como alma que le llevaba el diablo, Goten y Trunks dejaron los mandos de la Play Station y, literalmente, volaron hacia el comedor de la Capsule Corp.
****
En el comedor de la Capsule Corp
—¿Y qué has pedido de regalo para esta Navidad? —preguntó Goten, mientras le daba un mordisco a una pierna de lechón que estaba servida frente a él.
Luego de su sesión de videojuegos, los niños estaban cenando. Bulma, consciente del hambre típico de ambos, preparó la cantidad suficiente para que su hijo y su mejor amigo pudieran saciar su apetito.
—Sho no necheshito tada —señaló Trunks.
—¿Cómo? —le interrogó su amigo.
—Trunks, ¡no me hables con la boca llena! —mencionó Bulma mientras servía el enésimo tazón de estofado para los dos chicos.
—¡Bah! —afirmó su hijo.
—¿Qué dijiste Trunks?—insistió Goten.
—Que no necesito nada. Todo lo que quiero se lo pido a mis papás.
—Verdad. Ustedes son muy ricos, Trunks —dijo Goten mientras le daba un mordisco a una pierna de lechón—. Sho de she pedido a Dapá doel que she be traiba udos shobots.
En ese instante, Vegeta hizo su aparición en el comedor en busca de comida. Luego de sus entrenamientos en la cámara de gravedad que le construyó Bulma, el príncipe solía buscar cualquier cosa que saciara su gran apetito.
—Buenas noches, Señor Vegeta —indicó Goten.
—Hum —le respondió el susodicho.
—Trunks y Goten, yo me retiro. Debo seguir trabajando en un proyecto en mi laboratorio —indicó Bulma.
—Gracias, señora —refirió Goten para luego seguir comiendo.
*****
En los pasadizos de la Capsule Corp
—¿Dónde está mi cena, mujer? —vociferó Vegeta.
—En la cocina tienes más comida —dijo Bulma indicándole con una mano en donde tenía que buscar—. Hay estofado, patas de cordero y de lechón para escoger y comer a tu gusto —señaló la fémina, mientras se quitaba el delantal de cocina y salía de la habitación.
—¿No me vas a servir? —le reclamó Vegeta a su esposa al tiempo que la seguía para reclamarle.
—¿No tienes dos manos, acaso? —dijo ignorándolo.
—¿A esos niños les sirves su comida, y a mí, tu marido, el príncipe de los saiyajins, lo ignoras totalmente? —señaló Vegeta, evidentemente fastidiado, quien cruzaba los brazos y se apoyaba en la pared, en su típica pose de hombre orgulloso.
—Estoy muy atareada y con el tiempo justo. Vamos, sírvete tú mismo la cena.
—¿Y por qué debo hacerlo yo?
—Porque estoy ocupada, ya te dije.
—Un guerrero como yo, de clase alta, no debe servirse a sí mismo su comida. Para eso está su mujer.
—¿Ya vas a comenzar de nuevo con tus tonterías esas? Estás en la tierra, por si no te has enterado, "principito".
—No me llames así, grrrr —señaló con su típico gesto de enojo.
Bulma se rió al tiempo que se tapaba la boca con la mano. A ella le gustaba sacar siempre de sus casillas a su marido.
*****
Mientras, en el comedor de la Capsule Corp
—Trunks, tengo más hambre —indicó Goten.
—Yo también. Esto de jugar a la Play hace que me provoque más hambre que cuando entreno con mi papá en su cámara de gravedad.
—¿Hay más comida?
—Seguro. Mi mamá siempre hace una gran cantidad. Seguro que hay más en la cocina.
Trunks se levantó de su silla. Comenzó a husmear en la cocina. De pronto, descubrió que había varios platos más de estofado, con patas de cordero y lechón. De inmediato, los ojos se le iluminaron.
—Goten, ven aquí —señaló con los ojos llenos de felicidad.
****
De nuevo, en los pasadizos de la Capsule Corp
—Bueno, ¿me vas a dar de cenar o qué? —vociferó el saiyajin.
—Que no.
—¿Y se puede saber en qué estás tan ocupada que tienes que desatender a tu pareja?
—Es un secreto —dijo Bulma, guiñándole el ojo.
—¿Secreto? —habló muy sorprendido Vegeta—. ¿De qué diablos estás hablando?
—Ya lo dije. Aparte de que no debes de hacer gran cosa. El estofado y la carne están listas en los bowls. Sólo debes añadirlos a tu plato de comida, según lo que se te antoje.
—¡Bah! —respondió muy malhumorado Vegeta.
—Y si me disculpas, voy a seguir con lo mío. Hazme caso y prepárate tú mismo tu comida.
Diciendo esto, Bulma se dirigió a su laboratorio para continuar con el proyecto que la tenía tan atareada desde hacá días el regalo que su hijo Trunks le había pedido para Navidad: ¡una nave espacial!
La nave que Vegeta había usado años antes para perseguir infructuosamente a Son Goku en el espacio, mientras este se hallaba en el planeta de los Yadorats entrenando, había sido estropeada tiempo atrás. Sin querer, en la enésima explosión de la cámara de gravedad durante el entrenamiento de Vegeta, un rayo de energía de este había caído sobre aquella nave, dejándola inservible.
Cuando Bulma le llamó la atención a marido por lo sucedido, éste la ninguneó por completo, alegando que ella podía perfectamente arreglar la nave. Bulma se negó a hacerlo. Incluso, ella también se opuso a refaccionar la cámara de gravedad del saiyajin.
No obstante, a Vegeta poco le importó la amenaza de su mujer. Ya ahora de poco le servía aquella nave. Le bastaba un par de amenazas a su suegro para que éste accediera "gustoso" a arreglar su adorada cámara de gravedad.
Tiempo después, Vegeta se había ufanado ante su pequeño hijo de las aventuras de sus viajes espaciales. Trunks había quedado fascinado con el relato de los entrenamientos y peripecias por las que su padre había tenido que pasar, mentalizándose que en un futuro debía emularlo.
Con las proximidades de las navidades, Bulma le preguntó a su hijo qué era lo que deseaba que le obsequiaran. Y para esta ocasión, el pequeño no tuvo mejor idea que pedirle lo que había ansiado tanto: una nave espacial.
****
En la cocina de la Capsule Corp.
Cuando el príncipe de los saiyajins fue a la cocina para servirse su comida, se dio con una mala sorpresa. El estofado y pedazos de carne que estaban hasta hacía nada en la mesa, habían desaparecido.
Goten y Trunks tenían una cara de alegría y satisfacción. Ambos se sobaban su gran estómago con sus manos. Una muestra de que su gran hambre había sido por fin saciada, para pena de Vegeta, quien veía con escepticismo que la comida que minutos antes estaba ahí servida, había desaparecido para siempre.
—Ahhhh, ¡qué rico cocina tu mamá! —indicó Goten.
—Tienes razón —dijo Trunks con su cara aún llena de felicidad.
—Bueno, ¡quiero mi revancha en el Street Fighter! —añadió el hijo de Goku.
—Bien. Pero te advierto que no te será tan fácil ganarme.
Cuando ambos niños se disponían a retirarse del comedor, fueron detenidos por Vegeta, quien los cogió a ambos del cuello de sus camisetas.
—Mocosos, me pueden decir ¿EN DÓNDE DIABLOS ESTÁ MI COMIDA? —vociferó Vegeta, quien tenía una cara endemoniada y sentía que su ki estaba a punto de elevarse para convertirse en SSJ.
—¡¿Comida?! —añadieron a la vez Goten y Trunks, con un gesto de sorpresa.
—Tu madre me indicó que me había dejado la comida en la cocina. ¡MI CENA!
—¿Tu... tu cena? —dijo dubitativp Trunks.
—Sí, enano. ¡MI CENA! ¿DÓNDE ESTÁ? —gritó Vegeta.
Una gran flecha imaginaria indicando a los grandes estómagos de Goten y Trunks podía verse en el ambiente, a modo de respuesta a su pregunta.
—Ooops —dijo Goten pasando saliva, dándose cuenta del problema en el que él y su amigo se hallaban.
—¡SE LA COMIERON, ENANOS! —gruñó Vegeta, mirando a ambos niños con cara de enojo.
Goten se rió con nerviosismo.
—Míralo por el lado bueno, papá —mencionó Trunks con una gota de sudor que bajaba por su rostro.
—¿CÓMO? —gritó Vegeta.
—¿No dijiste el otro día que te apetecía probar la pizza de la nueva tienda que abrió en la esquina? Pues puedes probarla —bromeó Trunks con lo primero que se le cruzó por la mente, tratando de aliviar la tensión que se vivía.
—GRRR...
En ese instante, Trunks recordó que Son Goku, años atrás, había relatado en una reunión cómo fue que rescataron a él, a Goten y a los demás del estómago de Boo. Y en esa ocasión, se había enterado del gran miedo que tenía su padre. ¡A los gusanos!
—Papá...
—¿QUÉ QUIERES?
—Tienes un gusano en el pelo —señalóTrunks con su dedo índice al pelo pincho de su padre.
—ARGHHHH —gritó Vegeta con una voz de pánico, soltando a los niños, mientras trataba de buscar al gusano imaginario que su hijo le había advertido.
—¿Un gusano? —preguntó un incrédulo Goten.— ¿Dónde que no lo he visto?
—¡Idiota! No hagas preguntas inoportunas —le increpó el hijo de Vegeta—. ¡Huyamos!
En ese instante, Trunks haló del brazo a su amigo, mientras ambos literalmente salían volando de la cocina y escapaban del asedio de Vegeta.
—¡Qué asco! ¿Dónde está ese gusano? ¿Dónde? Arghhh —exclamó Vegeta, mientras movía su cabeza y se la sacudía con las manos encima de ella.
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