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Preocupación y afecto


Comentario : Hola,  lamento la tardanza en este fic, hace un tiempo atrás me costaba mucho el hecho de entrar al word y escribir parte de este fic puesto que pasaba una etapa sensible en mi vida (mi vida es sensibilidad alkdjalkda sorry), estaba terminando la u y tenia el stress a flor de piel por eso, ademas de que después, tuvieron que operarme porque andaba malita de salud, después me cambie de ciudad porque encontré trabajo ahí, y hace poco me mudé a un depa con una amiga, he pasado por muchas cosas estos meses,  pero ahora supongo que estoy mas estable, aunque no sé que pasa que ya no puedo extender tanto el escrito como antes. Bueno, espero les agrade el cap y aclare algunas dudas que tenían algunos lectores. 

Muchas gracias por leer y esperar este fanfic, les agradezco mucho <3

Tengan una bonita noche :D  - dejo su vasito de cloro,  no lo tomen ahora, dejenlo para el próximo capitulo, es una recomendación que deberían considerar-  (nani dejando maldad desde tiempos inmemorables)  :D  eso luvs 


ooooh por cierto, alguien de aquí sigue la mogeko march de este año?  yo lo estoy intentando pero  voy mas atrasada que la chachu, voy en el día 11 y estamos casi a 18  TvT  bueno, si alguien la sigue, mucho animo!!! fighting!!!! 


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Habían pasado unas horas desde que el enfrentamiento de Licorice y Adauchi acabó, Emalf había estado todo ese tiempo encerrado en el calabozo donde se encontraba Satanick, estaba muerto de pánico, tiritaba de tan solo pensar en qué le pudo haber ocurrido a su mejor amigo, en lo que le había ocurrido a Poemi, su corazón saltaba destrozándolo por dentro si se hubiese dado cuenta de que estaba pasando desde antes quizás su amada amiga estaría viva y podrían haber escapado juntos, también recordaba las palabras que el diablo encerrado en la bola de energía le había modulado, se notaba que estaba exhausto, esa poderosa magia seguramente robaba poco a poco su energía y quizás algún día el diablo dejaría de existir, en este momento Satanick dormía tratando de ahorrar la mayor cantidad de energía ya que tenía la esperanza que algún día se reencontraría con Ivlis y volvería a hacerse fuerte para defender a su amado diablo flama, aun si tenia que acabar con la vida de su propio hijo, por ahora Emalf era su única esperanza y rogaba por que pudiese realizar lo que le pidió.

El demonio de vestimenta roquera escuchó la puerta del calabozo de al lado ser abierta, su piel se colocó de gallina, sabía de quien se trataba, sabía que ese tipo de caminar silencioso era de Licorice, su corazón parecía formarse en forma de nudo, le dolía tanto que su alma pareciera querer abandonar el cuerpo en cualquier momento, Adauchi había perdido, su preciado amigo, su preciado hermano había perdido, lagrimas corrieron por sus ojos y cuando todo quedó en silencio, supo que era hora de efectuar el plan, haría todo lo posible por vengar la muerte de Poemi y la de Adauchi, si tenia que entregar su vida también lo haría.

Con el espíritu lleno de valor abrió la puerta, le hubiese gustado poder liberar al diablo de Pitch Black de su prisión en ese momento, sin embargo, el no poseía la fuerza y la magia necesaria para poder hacerlo, su mundo no se caracterizaba por la magia precisamente, sino por el poder del fuego. Abrió sus alas y emprendió vuelo dentro del pasillo, de esa manera evitaría hacer algún ruido indebido y avisar de su presencia dentro del lugar, cerró los ojos cuando pasó por sobre el cuerpo descompuesto de la pequeña Poemi y pronto llegó a la salida, sintió que tuvo su primera victoria en años, no obstante, su alegría no duro mucho, puesto que lo primero que vio al salir de ese horrible lugar fue el cuerpo decapitado de su amigo sobre un charco de sangre.

No sabe cuanto tiempo estuvo llorando agónico a su lado, ni cuánto tiempo tardó en darle una sepultura digna fuera del castillo de su señor, tenía miedo que Licorice lo atrapara, pero era lo mínimo que podía hacer por su preciado amigo, después de todo el mismo fue quien lo guio a la muerte, si no le hubiese pedido ayuda esto jamás hubiese pasado, el seguiría vivo, el podría seguir haciendo su vida, todo era su culpa, ni siquiera sabía si la vida de su diablo valía más que la de su amigo o ambas se equiparaban, todo era tan confuso, sin embargo si no le avisaba a Adauchi sobre lo que estaba sufriendo su padre tampoco él le perdonaría, seguramente lo odiaría y aun así, Adauchi seguiría con vida, viviría toda la vida odiándolo, pero seguiría con vida, todo esto era su culpa, su maldita culpa. Lloraba agónico lejos del castillo el cual lo había visto crecer y en el cual había formado su familia, ahora solo le quedaba pedir ayuda y seguir el plan del diablo, no sabía como llegar nuevamente a otro mundo, cuando realizó el viaje fuera del mundo flama desgastó una gran cantidad de energía que había estado acumulando durante meses, no sabía cuánto le tomaría volver a crear un portal para seguir el plan de Satanick, solo esperaba que el señor Ivlis pudiese esperar un poco más, que ya vendrían por ayuda, que el sacrificio de Poemi y Adauchi no fuese en vano, pero realmente necesitaba esperar un poco más.

En Pitch Black las cosas estaban bastante calmas últimamente, el diablo no se había visto presente durante meses, para ser exactos eran siete meses desde su desaparición, en un comienzo Envi, la mano derecha de Satanick, se encontraba en una postura discreta en cuanto a la falta de su señor, cuando pasaron mas de dos meses supuso que quizás se había tomado unas vacaciones mas largas de lo habitual, a veces a Satanick no le gustaba trabajar y simplemente salía a holgazanear por otros mundos, era comprensible. Cuando ya habían pasado cuatro meses, Envi comenzó a plantear que algo extraño había ocurrido, aunque, las cosas en Pitch Black andaban bien, entonces pensó que tal vez su señor si estaba presente en el mundo sin embargo no había vuelto a casa por ir a ver a su nueva pareja a otro mundo, aun así, Envi estaba bastante preocupado por el bienestar de su diablo. Cuando pasaron seis meses la cabra ya no podía aguantar los nervios de no ver a su diablo, por lo que el mismo se decidió a buscarlo, en primer instancia fue donde Glasses el hijo mayor de Satanick, para preguntar si sabía algo de su padre, quizás fuese un intento idiota, puesto que todo se le es contado primero a él antes que a los demás, es decir, el diablo le tenia mucho mas confianza a él que a su propio hijo, después de todo, si algo le pasaba al diablo de Pitch Black, el que tendría que maniobrar el mundo sería Envi, no Glasses, Glasses no reunía las condiciones para ser un buen heredero al cargo de diablo y todos lo sabían.

- ¿Que sucede Envi? - habló el menor al ver llegar a su pieza a la cabra quien poseía una cara de pocos amigos.

- ¿Sabes algo del señor Satanick? -

-Hace tiempo que no lo veo, solo he notado su ausencia por que mi vida es mucho mejor ahora, si no aparece por mi está bien –

-... - tras esto la cabra se fue a un lugar que quizás le podría brindar mas información y era la taberna de Maekami, hizo mucho ruido al llegar puesto que cuando estaba enojado no media bien su fuerza, todos en el lugar se quedaron inmóviles sin hacer nada de ruido, conocían el carácter de Envi y era mejor no molestarlo cuando estaba enojado – ¿han visto al señor Satanick? necesito toda la información posible – preguntó directo al cantinero ya que el era el dueño de todo los chismes o historias de los demonios que iban hasta al lugar, que por cierto eran muchos.

-¿Le sucedió algo malo al señor Satanick?- preguntó de vuelta notando la poca paciencia de Envi, no estaba ahí para entablar una conversación amena, sino que para obtener información concisa de lo que necesitaba y ojalá sin pérdida de tiempo – no... no sé nada del señor Satanick ... - corrigió el barman tratando de evitar una muerte dolorosa, inmediatamente agregó – nadie ha comentado nada acerca de él- dicho esto Envi salió del lugar y dio un fuerte portazo, ¿dónde estaría su diablo? Él no se iría por tanto tiempo sin avisar que andaría haciendo, es un diablo muy divulgador, le gusta que todo el mundo conozca sus hazañas, ¿quién más podría saber de él?.

Quizás está relajándose en el pueblo de Artamos, pensó, teletransportándose de inmediato hasta el reino Tosatsu, entrando bruscamente al lugar buscando al rey de los conejos por todas partes – deténgase ahí – dijo un habitante de aquel lugar, mas bien un guardia del reino, quien lo señalaba con una lanza - ¿quién eres y que buscas?-

-No estoy de humor para pérdidas de tiempo inútiles ¿dónde está Artamos? necesito hablar con él –

-¿Cómo te atreves? – el conejo iba a atacar, pero Envi fue más rápido y lo tomó por el cuello. – si no quieres morir de forma instantánea dime donde está ese conejo- habló Envi sin paciencia, el conejo temió por su vida, pero había hecho un juramento, cuidar a su rey, ante todo, cerró los ojos y miró hacia otro lado dando a entender que no revelaría el paradero de su señor – ¿! que no entiendes!? No me importa tu rey, necesito información sobre el diablo de este mundo, al lado de eso tu rey es una insignificante y patética vida como todas las demás – el conejo se exaltó al reconocer al sujeto, es el tipo que siempre acompañaba a ese diablo que solía acosar a su rey, eso quería decir que su rey era especial para el diablo, la cabra solo quería información de su señor no le haría daño a su rey ¿verdad? quizás no sea mala idea decirle donde estaba, de paso salvar su vida- está en la montaña – señaló por la ventana una montaña lejana – se encuentra en la cima – al escuchar esto Envi soltó al conejo y lo miró con cara de pocos amigos, para luego teletransportarse hasta el lugar, ahí lo vió de inmediato, se encontraba al lado de un frondoso y gran árbol mientras meditaba.

-¿Dónde está el señor Satanick? – habló la cabra asustando a Artamos en el proceso, el rey conejo lo miró una vez repuesto y levantó una oreja - ¿a qué te refieres Envi?¿ No está contigo? Por acá no viene hace mas de un año, incluso se me hace extraño que no venga de visita, aunque no es como que lo extrañe la verdad –

-Ya veo - dicho esto la cabra volvió a desparecer dejando a un Artamos con más dudas. Envi apareció en el inframundo de Pitch Black nuevamente, caminaba entre la gente observando a todos con detenimiento y odio, todos eran sospechosos en aquel lugar, el más mínimo detalle de alguien que pudiese saber algo sobre su señor él lo notaria, sin embargo, solo notaba la desesperación con que la gente observada le devolvía la mirada, sin duda el era un demonio que aterraba a los demás, todos conocían su temple, por lo que ser precavido con el era su prioridad al topárselo.

Caminaba por la ciudad, miraba a su alrededor, todo era como siempre, nada había cambiado, demonios peleando, niños jugando, animales caminando de un lado hacia otro, el cielo no había cambiado hace meses, negro como siempre, es como si su diablo estuviese en una dimensión ajena, como si sus sentimientos ya no estuviesen conectados al mundo, como si el cielo no representara su alma.

Envi abrió los ojos y volvió a desaparecer, esta vez viajó hasta el cielo de Pitch Black, seguramente el dios de ese mundo podría saber donde se encontraba su hermano, después de todo lo necesitaba para mantener el equilibrio del mundo y para divertirse de vez en cuando, si, Envi conocía la horrible verdad que Satanick ocultaba durante años, porque el lo apreciaba como nadie, porque en secreto lo amaba y sería capaz de entregar su vida para poder rescatarlo de alguna parte donde lo estén haciendo sufrir, porque Satanick se ganó todo su respeto y lealtad durante años, porque el protegerlo era su única pasión y motivo de vivir, sabía que jamás seria capaz de ganarle al dios, pero si pudiese realizar un intercambio por Satanick lo haría, no obstante el a Fumus no le interesaba, no era tan divertido hacerlo sufrir a él ya que era un sujeto sin expresiones, era mejor molestar a su hermano pequeño, su sensible hermano pequeño.

Entro al castillo donde vivía el dios, se topó unos cuantos ángeles en el camino, aunque ese no era impedimento para llegar donde el dios, después de todo esos ángeles eran una basura en cuanto a oponente se trataba, eran poderosos, sin embargo odiaban la guerra y temían de su dios, no luchaban para protegerle, luchaban solo por obligación, ninguno tenía motivación para pelear, solo lo hacían como autómatas que necesitaban obedecer reglas de su superior. Por ende se pudo deshacer fácilmente de ellos tras unos cuantos ataques, tomar sus vidas no era necesario para él, no venia a divertirse solo quería información de su señor, por lo que una vez pasó el obstáculo se acercó a paso rápido hasta el trono del dios, por mala suerte éste no se encontraba, seguramente estaba en la cámara de tortura después de todo era una de las partes favoritas del día para el dios torturar a sus queridos ángeles y arcángeles. Efectivamente encontró uno de sus ángeles llorando en el pasillo, era uno de cabello largo y oscuro de ojos achinados, se encontraba cubierto de sangre y hematomas por todo el cuerpo.

– Hey, tú, ¿dónde está tu dios? – tsurugigozen lo miró con lagrimas en los ojos y solo indicó con la mano hacia una de las habitaciones por donde se notaba un camino de sangre hasta él, no tenia intenciones de batallar, menos en ese estado deplorable y de tristeza, era un ángel muy sensible.

El de mirada rojiza siguió su rumbo y abrió la puerta, entrando sin siquiera anunciarse o decir algo, Fumus se encontraba sobre su ángel jefe quien se tapaba la cara para que no lo viera sea quien sea que se disponía a entrar a la habitación, por el contrario, Fumus parecía ni siquiera inmutarse por la pequeña visita sin anunciar.

-¿Qué quieres? – dijo sin parar con lo que hacía y arremetía contra el cuerpo del rubio, quien intentaba ocultar los pequeños gemidos que salían de su boca.

-¿Dónde está Satanick? –

-¿No lo sabes?- sonrió de lado el hombre mayor.

-¿Tu si? Dímelo-

-Jaja, estas interrumpiendo mi tortura, ¿crees que tienes el derecho a exigirme algo?-

-No puedo esperar, entre más rápido me lo digas, mas pronto puedes continuar torturando a tu ángel- dijo sin siquiera cambiar la cara.

-Tsk – Fumus se quejó, la estaba pasando muy bien con Taffy como para parar por ese estúpido subordinado de su hermano pequeño – no estás en posición para suponer nada, si quieres saber espera, sabes bien que no puedes negarte, a menos que quieras unirte a la diversión-

-No tengo interés de acostarme contigo Fumus –

-¿Conmigo? Jaja, pero que insolencia, quiero que se lo hagas a Taffy –

-... Tampoco tengo interés en ese inútil ángel, esperaré afuera, dese prisa – dicho esto la cabra salió de la cámara de tortura y se quedó de pie apoyado en una pared mientras el dios torturaba a su ángel. Pasada una hora tras gritos, gemidos, y ruidos de distintos metales el dios salió lleno de sangre y con una sonrisa de oreja a oreja, fumándose un cigarro y arreglándose el pelo – ¿qué querías entonces? -

-Saber dónde está el señor Satanick –

-Ven hablemos en otro salón, sígueme – el dios miró a Tsurugigozen con desdén ya que este seguía llorando en el sitio que lo dejó hace un rato – tu, arregla eso de allá adentro y deja de llorar – el ángel asintió y corrió para ayudar a Taffy, que quien sabe en que condiciones lo dejó su dios.

-No necesito que vayamos a otra parte, ¿sabe o no sabe dónde está? -

-Digamos que si lo sé, pero ¿que gano a cambio si te digo?-

-Tsk... puedes hacer lo que quieras de mi por un mes –

-¿Tu? ¿un mes?... no me atrae, eres muy aburrido-

-Existen niños demonios en Pitch Black que podrían gustarles-

-¿Mmm niños? Tampoco es lo mío –

-También está esa bruja, una antigua ángel suyo, puedo traérsela de vuelta-

-Mmmm eso me parece mas interesante, merece un buen escarmiento, aunque ya fue tocado por otro, ya no es divertido –

-Tsk...- se le estaban acabando las opciones de transacción con el dios, comenzó a pensar que seria apropiado de darle cuando abrió los ojos y lo miro con miedo.

-Ja, por fin lo entendiste ¿verdad? -

-Yo... puedo entregar mi vida si eso es lo que quiere –

-No quiero tu aburrida vida, te diré donde está solo con una condición – Envi ya sabía que pediría el dios y no quería aceptar – ¿aceptas o no?, será poco tiempo-

-Maldición-

-Hey no maldigas, estas en un territorio sagrado ¿sabes? - aspiró su cigarro y botó el humo, por un lado - ¿y qué dices? -

-Seguiré buscándolo por mi cuenta –

-No sé si tengas tanto tiempo para hacerlo, que lastima – dijo Fumus mirando como la cabra frenaba su paso – yo creo que tienes poco tiempo como para estar de testarudo-

-¿Dónde está?-

-Dos meses –

-... Tsk... -

-¿Que dices? –

-Un mes-

-Mmm está bien, dos meses quizás sería muy aburrido torturar a la misma persona, por otro lado, no quiero ver tu cara mientras él esté aquí –

-...- Envi sentía una rabia incontrolada dentro de su ser, ¿por qué no era mas fuerte?, ¿por qué no podía evitar que su diablo tuviese a ese energúmeno como hermano?, ¿por qué debía pedirle ayuda?, solo asintió tragando su furia.

-Está bien, te ayudare a saber donde está tu querido Satanick ¿o debería decir amado? Jaja – Envi lo miró con furia – ¿dije algo malo? Por que mentira no fue... bueno el desapareció hace unos meses, porque su querido hijo lo tiene cautivo en alguna parte del mundo flama -dijo de lo mas tranquilo prendiendo otro cigarrillo – no estoy seguro de esto ya que no son mis dominios, pero al parecer debe estar dentro de algún anulador de presencia y magia, es raro que los habitantes de ese mundo ocupen magia, aunque suponiendo que es hijo de Satanick el que lo encerró ahí, debe ser un conjuro muy fácil para él, después de todo mi querido hermanito es el ser que mejor domina la magia en Pitch Black, sería muy poderoso si no fuese tan idiota, y seguro ese niño heredo sus habilidades, en fin, ahí es donde está –

-Antes de irme, quiero saber ¿qué clase de magia está usando ese mocoso? -

-La mas sencilla de todas, ahora vete antes que te mate, ya no estoy de humor para ver más tu detestable rostro- dicho esto el dios le dio la espalda y comenzó a caminar en otra dirección, Envi por su parte desapareció de forma inmediata.

Horas habían pasado desde la conversación con Fumus y la cabra estaba exasperada, paseaba de un lado a otro impaciente, pensando en como viajaría hasta el mundo de las flamas para rescatar a su diablo, si se precipitaba las cosas saldría mal, el era un veterano en guerra, sabia como derrotar fácilmente a ese mocoso, sin embargo, si moría, quizás Satanick tampoco podría salir de su prisión. Quizás debía sacar primero a su señor de ese lugar y luego deshacerse de la basura, pensó decidido. Fue entonces cuando vió un portal abrirse muy cerca del castillo de Satanick y de éste salia un chico que jamás en su vida había visto.  

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