...yo...no...que-quería
— Cielo...tranquilo....respira y me cuentas mejor que paso ¿Vale? —trato de hacer lo que una preocupada Roma le recomendó.
— N-no pue-puedo.
— A que si puedes Pablo —se escuchó una puerta abrirse y no era de menos pues la castaña había salido de la habitación del canario mayor para hablar mejor con Gavi.
En ese momento Roma se había preocupado tanto que era capaz de coger un vuelo directo a Los Angeles para asegurarse que Gavira estuviese bien, solo había escuchado tan roto al menor en dos ocasiones y no fueron precisamente los mejores recuerdos con su mejor amigo.
Flashback...
2017...
En una habitación de la Masía en su cama abrazando sus piernas y con la cabeza escondida entre su brazos se encontraba un Pablo Gavi de 13 años cubierto probablemente entre más lágrimas que sábanas, había estado así desde hace mucho rato ya.
El horario de visitas estaba en curso pero agradecía plenamente que nadie hubiera notado su ausencia o al menos eso pensaba hasta que las puertas de la habitación fueron abiertas.
Con sus ojitos llenos de lágrimas y vista borrosa pudo reconocer la silueta de un Fermín de 14 años y una Roma de 15.
— Mi Cielo —murmuro la ahora peliazul mirando preocupada al menor.
—...qui-qui-quiero...est-est-estar so-so-solo —susurro entre hipos.
Si, estaba roto y de la peor manera de la que le podría pasar a un niñato de 13 años, lo habían corrompido de una forma descomunal.
Todo era su culpa.
El rubio y la peliazul intercambiaron miradas temiendo lo peor. Después de una intensa lucha de miradas quien termino por acercarse al castañito fue Roma, que cuidadosamente tomo asiento en la cama junto al menor, quien al sentir el colchón hundirse instintivamente se alejo levantando la cabeza de su escondite.
Dejando a plena vista una imagen deplorable que lastimaban a los ojos, su cabello estaba desordenado, la nariz junto con los ojos estaban completamente rojos, sus mofletes tenían rastros de lágrimas recientes el derecho con varios arañazos rojizos debido a la sangre que comenzaba a formarse en ellos y sus labios resecos ligeramente agrietados con manchas diminutas de sangre fresca. La ojigris pestañeo negándose a creer lo que veían sus ojos, estiro lentamente la mano para apoyarla sobre el moflete izquierdo del menor, pero este al ver aquella acción esquivo la mano de la mayor cerrando con fuerza los ojos y temblando.
—...tranquilo...soy yo Roma. No te voy a hacer daño, Cielo —murmuro bajando la mano dejándola un poco cerca del menor pero no demasiado.
Su estado era similar a la de un gato indefenso empapado por la lluvia.
—...yo...yo...yo...no...que-que-que-quería —susurro abriendo lentamente los ojos — en...en...serio.
—¿Lo hizo de nuevo? —pregunto Fermín tomando asiento lentamente en la silla del escritorio del menor.
—...le pedí que se detuviera —las lágrimas comenzaron a caer, la ojigris llevo su mano al moflete del menor quien esta vez no se alejo y dejo que la mano cálida de esta le acariciase cuidadosamente transmitiéndole un poco de paz.
—...menudo hijo de puta, lo voy a matar en serio —susurro el rubio apretando los puños con fuerza.
Las alarmas de Gavira se dispararon, se alejo del tacto de su amiga.
— ¡No! —exclamo girando la cabeza en dirección al rubio que se exalto al oír al menor.
Algo que no paso desapercibido por la ojigris fue aquella marca roja estirando ya a morada en el cuello del menor, prácticamente envuelta toda la garganta en morado hasta la tan famosa manzana de Adán. La mayor le lanzo una mirada preocupada a Fermín.
— Gav...esto tiene que parar.
— Cielo...Fermín tiene razón. Tienes que decírselo a un adulto.
El menor negó con la cabeza frenéticamente.
— Solo empeorare las cosas.
— Claro que no. Pablo es en serio esto tiene que parar —le quito las sábanas que cubrían sus caderas para abajo —...no puedes continuar así —señalo con su mano al maltratado estado del menor.
2023...
Eran más o menos las 12 am y la lluvia afuera caía despiadada, nadie en su sano juicio andaría por las calles de Barcelona con el clima así o al menos eso creían aquellos jóvenes que vivían en esa enorme casa. En el hogar Roux-López se respiraba paz con una mezcla de ambiente fiestero y divertido, dado que la música reproduciéndose por los altavoces del lugar opacaba totalmente el ruido generado por la mansa lluvia de afuera. En la cocina se encontraban Roma y Fermín, la primera preparando un cóctel o intentadolo mientras que el otro simplemente estaba sentado en la encimera de mármol proporcionándole apoyo moral.
El sonido del timbre inundo el lugar.
— Ese fue el timbre o sólo estoy muuuy cuete ya—bromeo el rubio balanceando en el aire las piernas.
— No tengo tanto alcohol en mi sistema y escuche lo mismo, idiota —bajó en la encimera la botella de ginebra que tenía en las manos — ¿Quién será a estas horas? —ambos dirigieron la mirada al reloj que tenían en la pared.
— Tal vez se han equivocado de casa —le resto importancia el rubio cogiendo su móvil para cambiar de canción.
Al cabo de unos segundos el ruido del timbre de nuevo inundo la casa. ambos se miraron entre alarmados y confundidos.
— ¿A dónde vas? —pregunto mirando a la ahora castaña caminar en dirección a la puerta principal de la casa.
— Pues a ver quien es. No es obvio.
Al abrir la puerta menuda sorpresa se llevó al ver a su mejor amigo Pablo Gavi tras esta totalmente empapado desde la cabeza hasta los pies.
— ¿Pablo?
— Ho-hola...—susurro quitándose la capucha de la sudadera marrón dejando a la vista su rostro lleno de lágrimas, el labio lo tenía rasguñado con sangre fresca al igual que sus mejillas, pequeños cardenales al rededor de la nariz y la cuenca del ojo derecho.
— ¡Joder...! —exclamo sorprendida.
Fermín creyó oír la voz de Gavi y dejando su lugar en la encimera fue a investigar, al ver a su amigo en ese estado el alcohol abandono su sistema, cosa que también le paso a la castaña.
Lo hicieron pasar, por más preocupados que estuvieran primero se aseguraron que se duchase y se cambiara la ropa para que no se resfriara, la ropa que el rubio le dejó le quedaba un poco ancha pero realmente no le importaba mucho eso.
Roma lo guió a la cocina sentándolo en la encimera donde anteriormente el rubio estaba sentado.
— Fermín trae el botiquín para limpiarle las heridas a Pablito.
Una vez el rubio abandono la cocina, inspecciono al menor con la mirada aparte de los golpes tenía la mirada apagada y perdida, el color había abandonado su rostro remarcando más sus oscuras ojeras.
— ¿Me quieres contar qué paso? —dejo una dulce caricia en el dorso de la mano del menor con su pulgar.
—...me ech-echaron de casa —su labio inferior tembló.
— ¿Les...dijiste?
— Si...—una lágrima rebelde resbalo por su mejilla.
Fin del Flashback...
— ¿Recuerdas aquel ejercicio qué te enseñe hace unos años?
— Si...
— Vale —suspiro — Quiero que cierres los ojos y vayas a tu lugar favorito. A tu lugar seguro.
El menor cerro los ojos.
— Ahora quiero que te concentres y me digas que ves.
— Veo...un campo de...fútbol...el césped es verde...muy verde...
Por un momento Pablo podría jurar que olía el césped recién cortado.
— ¿Y qué más, Cielo?
— Hum...pues...creo que es el...Camp Nou....estoy sentado en medio...con un balón....no hay personas...pero...
— ¿Pero?
—....corean mi nombre....y el...de...Pedri —su respiración comienza a normalizarse.
Gavi...Gavi.
Pedri...Pedri.
Gavi...Gavi.
Pedri...Pedri.
Gavi...Gavi.
Pedri...Pedri.
Hellooooo. Bueno saben que quise dejar de escribir y tal pero pasa, resulta y acontece que varios de ustedes me mostraron su apoyo con respecto a la historia entonces quise continuar.
Pero quiero agradecer sobre todo a una personita que siempre esta presente en los caps dando su apoyo en los comentarios y esa personita es para quien esta dedicado este cap.
Sin más me despido
Lai <3
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