La torre de la locura
DE AQUILONIA A EQUESTRIA
Capítulo 4: La torre de la locura
Fleur de Lis no sólo se sentía temerosa al atravesar el temible bosque maldito, también se sentía enojada consigo misma ya que ella era una guardia de la capital de Equestria, Canterlot, la primera yegua en un puesto sólo para machos y sin embargo, se sentía muy insegura en ese momento.
En medio de sus cavilaciones, su acompañante musculoso y ella divisaron la tétrica torre de Ghost Face, el nigromante loco. La torre era muy alta, pese a esto no sobresalía de la arboleda oscura ya que se encontraba en una gran depresión por donde pasaba un riachuelo.
―Veo una entrada en lo alto. Habrá que escalar ―señalaba Conan, con lo que a continuación ambos viajeros bajaron la pronunciada pendiente.
―Cielos, no puedo ver nada en esta espesa niebla roja. No te adelantes mucho por favor ―le pedía nerviosa pero decidida Fleur de Lis.
La niebla se disipaba en la base de la torre y Conan ya preparaba su cuerda y el garfio para escalar.
―Tranquilo, eso no será necesario ―dijo la pony, y a continuación, hizo levitar al hombre hasta la cima de la torre.
―¡Por Crom! ―ahogó un grito Conan, pero se recompuso al verse ascender de manera calmada.
Una vez en la cima, el bárbaro espero que Fleur le siguiese, lo cual tardo un poco pero al final ambos ya en la cima, decidieron bajar por la maligna estructura.
La torre era mucho más grande al interior de lo por fuera daba a entender y recinto tras recinto, piso tras piso se encontraban artilugios mágicos como alquímicos que Conan ya conocía debido a sus previos enfrentamientos con hechiceros diversos.
―Conan, ¿qué son esas cosas?
Sumergidos en varios tanques de vidrio que estaban conectados a artilugios mecánicos varios, se hallaban varias criaturas, parecían niños, tanto varones como mujeres, salvo que poseían colas y orejas de gato.
Los infantes chicos y chicas gato parecían respirar el líquido en el cual estaban sumergidos, inconscientes pero sin el menor rastro de daño alguno.
Siguieron descendiendo y fueron testigos de experimentos con humanos y licántropos que hicieron revolver el estómago al duro guerrero, ni que decir que la pony se enfermó en un par de ocasiones, devolviendo el contenido de su estómago.
Llegaron a la recamara del nigromante, las sabanas cubrían su cuerpo dejando al descubierto ese pavoroso rostro blanco sin rastro alguno de cabello, cejas, pestañas o vello alguno facial.
El bárbaro y la unicornio se prepararon para la lucha. Conan se dispuso a sacudir al hombre para despertarlo para a continuación obligarle a develar sus secretos, sin embargo, la mano del bárbaro sintió tocar más una masa gelatinosa que los músculos de un ser humano, retirando de esta forma su mano de fuertes dedos.
El pálido rostro abrió los ojos de improviso, y la cabeza empezó a recorrer la superficie de la cama y luego todo el piso mediante lo que al parecer eran unas fuertes patas de araña.
―¡Amo, amo. Intrusos! ―chillaba estruendosa la cabeza mientras se perdía en un agujero en la pared.
―¡Crom! ¡Por Celestia! ―exclamaban atónitos ambos aventureros cuando en eso por la puerta principal de la recamara y otras entradas ocultas, ingresaban varios esqueletos, zombis y humanoides deformes. Prestos a reducir a los extraños que se habían atrevido a ingresar a la torre de su señor y creador.
Los dos viajeros acababan con muchos de sus contrincantes ya sea a fuerza de puños y espadazos, o a fuerza de embestidas y coces. Para mala suerte de ellos, Gosht Face, el nigromante loco, entraba en escena y abrió las mandíbulas de manera antinatural, profiriendo un grito espectral de naturaleza mágica que tumbó en el suelo a los dos valientes, sin poder resistirse a continuación.
―Vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí? ―fueron las palabras de burla que profirió un par de labios marchitos con un tono de voz que hizo helar la sangre tanto al bárbaro como a la unicornio.
CONTINUARÁ...
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