Yoongi estaba en su departamento empacando sus cosas en cajas de forma desanimada. Mientras guardaba las cosas del living, se encontró con la cámara de video, la admiró por unos segundos. La conectó a la television y dio play. La imagen de Jimin riendo a carcajadas acostado en la cama mientras se cubría con una sábana apareció en la pantalla.
—Vas a….— se escuchó la voz de Yoongi.
—¿Hablar?
—Si.
—Si claro— dijo mirando a la cámara. —Hola a todos, hola. Soy Park Jimin— Yoongi observó su sonrisa dejándose caer en el suelo frente a la televisión. —Estoy por tener un delicioso y reprobable sexo con...— la risa del mayor se escuchó en el video. Jimin miró detrás de cámara con el ceño fruncido. —¿Cómo te llamas?
—Ay por favor…
—Ah, si, si. Min algo. Y grabamos esto para que él siempre recuerde lo sexy que soy. Era— se corrigió. —Niños, si están viendo esto devuelvanlo al lugar secreto de papá ahora o lo van a lamentar— amenazó pensando en un futuro con Yoongi y él como padres. —Habrá consecuencias— dijo y empezaron a reír.
—¿Qué más?— preguntó Yoongi.
—Y lo feliz que soy— dijo luego de unos segundos con una brillante sonrisa en el rostro mirando al mayor a los ojos. —Justo en este momento… la forma en que la luz te da en la cara… hay una ligera brisa entrando por la ventana y no importa si tengo diez mil momentos como este o sólo uno porque es lo mismo… si, sólo eso… Ahora, en este momento tengo este— dijo muy emocionado.
Yoongi tomó su chaqueta y salió corriendo de su departamento luego de ver el video. No podía seguir así, no podian seguir así.
Condujó al departamento del menor. Estacionó frente a la cafetería donde Jimin trabajaba e intentó abrir la puerta pero estaba cerrado.
—Maldición— comenzó a golpear la puerta y vio al dueño limpiando dentro del local. —Richard!— lo llamó. —¿EN DÓNDE ESTA ÉL?— preguntó gritando a través del vidrio de la puerta.
El hombre le dijo que Jimin había salido hace una hora a otro viaje con los abuelos que ayudaba. Yoongi le agradeció, subió a su auto y condujó a gran velocidad para tratar de alcanzar el autobús. Esquivando autos logró divisarlo en la carretera.
Se colocó junto al vehículo, comenzó a gritar y tocar la bocina para llamar la atención.
—JIMIN— gritaba el pelinegro. Los abuelos lo miraban como si estuviera loco.
—¿Yoongi?— preguntó viendolo gritar desesperado desde su auto pero realmente no escuchaba que decía. Comenzaron a hacer gestos. El mayor quería que pare y el menor decía que vuelva a casa.
—Necesito hablarte— decía el pelinegro mientras hacia gestos con sus manos tratando de que lo comprenda.
—Yo no— Respondió el menor con señas y se sentó de espaldas a la ventana enojado.
Luego de unos minutos conduciendo, el autobús paró en un retorno en la ruta.
Yoongi se bajó rápido de su auto y corrió al vehículo. Al abrir la puerta lo golpeó en el rostro.
—AAAH, gracias— dijo tomándose el rostro y subió rápidamente. —Te necesito— dijo agitado.
—Por favor, vete— lo detuvo.
—Vengo desde muy lejos para decirte esto— Jimin se tapó la cara con las manos frustrado.
—¿Qué? ¿Y debo impresionarme?
—No sé. Si.— dijo arrodillandose en el asiento vacío frente al menor, él revoleo los ojos. —Mira, baja del autobús para que hablemos. Sólo un segundo, Jimin.
—Pero tenemos un horario.
—Cinco minutos. Por favor— rogó. —No les importa si bajamos cinco minutos, ¿verdad?— preguntó a los abuelos.
—Que guapo muchacho— dijo una de las abuelas golpeando el hombro de Jimin.
—Si lo es— dijo el menor sonriendole a la mujer.
—Cinco minutos y te dejo ir— volvió a pedir. El menor terminó aceptando.
Bajaron y se pararon un poco alejados del autobús.
—Soy un ímbecil— empezó Yoongi. —Yo reconozco que lo soy porque… porque… jamás, jamás me importó nadie ni nada. En toda mi vida. Y el asunto es que todos aceptan eso, dicen: “así es Yoongi”. Y entonces tu...— se detuvó sin saber como continuar. —dios— exhaló. —tu no me viste así.— Los ojos de Jimin comenzaron a llenarse de lágrimas. —No he conocido a ninguna persona que realmente creyera que yo era suficiente, hasta que te conocí. Y luego tu me hiciste creer eso. Así que, por desgracia te necesito y tu a mi.
—No, yo no— dijo llorando.
—Si, tu si.
—No, yo no.
—Si. Tu si.
—Ya basta, deja de decirlo.
—Necesitas alguien que te cuide.
—No lo necesito.
—Todos lo necesitamos— respondió con sus ojos rojos aguantando sus lágrimas.
—Voy a necesitarte más que tu a mi.
—Está bien.
—NO LO ESTA— gritó. —Esto no es justo. Tenía muchas cosas que hacer— dijo llorando con más fuerza.
—Y las harás. Tal vez tenga que ayudarte.
—No puedo pedirte que hagas esto.
—No lo haz hecho. Hey— dijo tomandolo de los hombros. —Digamos que en un universo alterno hay una pareja como nosotros. Sólo que el menor es sano y el mayor es perfecto. Y que su mundo es ver cuánto dinero gastarán en vacaciones— Jimin sonrió. —O quién esta de mal humor ese día o si te sientes culpable de tener seis sirvientas— ambos rieron. —No quiero ser esas personas. Sino, nosotros. Tu. Esto— el castaño rió entre lágrimas y lo abrazó.