Prólogo: Una Heroína Alada
Era una noche hermosa como cualquier otra del año, la luna brillaba junto con las estrellas mientras un ligero viento soplaba en el ambiente llevándose las hojas que los arboles habían dejado caer durante la semana.
En medio de un frondoso bosque ubicado al oeste de la Ciudad de Puebla se encontraban unas grandes instalaciones industriales propiedad de la empresa Olympus Industries, la cual era una empresa trasnacional de origen norteamericano dedicada principalmente a la fabricación de armas y tecnología militar.
El lugar se hallaba resguardado por varios guardias de seguridad armados con ametralladoras y equipo táctico además de estar apoyados por drones, cámaras de seguridad, así como varios vehículos terrestres no tripulados que eran controlados a través de la inteligencia artificial.
De repente las alarmas del lugar sonaron poniendo en alerta a todo el personal que cuidaba de las instalaciones, los reflectores que estaban ubicados en los techos y torres de vigilancia se encendieron iluminando el camino de terracería que comunicaba a las instalaciones con el Periférico Ecológico.
- ¡Vamos! ¡Muévanse! –ordenaba un hombre que llevaba puesto un traje táctico a varios guardias de seguridad para que se colocaran detrás de unas cajas de madera y apuntaran sus armas hacia la puerta.
Uno de los guardias de seguridad saco unos binoculares y fue entonces que pudo ver como una enorme luz brillante se acercaba a toda velocidad al lugar, por lo que saco su radio rápidamente y dijo:
-Aquí soldado 220997 comunicando a Base que un objeto brillante se acerca a toda velocidad, cambio.
-Recibido –dijo una voz a través de la radio para después de unos segundos decir –Las ordenes de la Base son tirar a matar, repito, tirar a matar.
-Entendido –respondió el guardia de seguridad guardando el arma para luego gritar en voz alta a sus compañeros - ¡Tirar a matar! ¡Las ordenes son tirar a matar!
Tras escuchar las ordenes todos los guardias prepararon sus armas para el combate, pero justo antes de que siquiera jalaran el gatillo una esfera de fuego traspaso la reja que servía de entrada a las instalaciones impactando en las cajas haciéndolas explotar y lanzando a los guardias de seguridad por el aire.
- ¡Mantenga la posición! ¡Mantengan la posi...! ¡Ahhhh! –grito el guardia de seguridad mientras salía volando de los aires en cuanto una esfera hecha de aire impacto en su cuerpo haciendo que cayera sobre unas cajas.
- ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego! –ordenaba otro guardia de seguridad a sus compañeros quienes empezaron a disparar sin darse cuenta que detrás de ellos una raíz vegetal comenzaba a salir del suelo.
Cuando todos ellos voltearon hacia atrás recibieron un fuerte golpe por parte de aquella extraña raíz que además termino por aprisionarlos al igual que a los otros guardias que se encontraban en la instalación.
Fue entonces que un grupo numeroso de vehículos terrestres no tripulados salieron de las bodegas del complejo con sus armas listas para destruir al o los responsables de atacar las instalaciones.
-Preparando misil –dijo uno de los vehículos mientras una compuerta que estaba en la parte de enfrente del vehículo se abría mostrando varios misiles listos para ser lanzados contra el objetivo.
Pero justo antes de poder disparar un rayo color dorado traspaso al vehículo destruyéndolo y haciéndolo explotar, el resto de las máquinas intentaron responder al ataque disparando sus misiles, pero de forma increíble estos regresaron nuevamente hacia ellos como si algo o alguien los hubiera tomado con las manos como si fueran pelotas de béisbol para regresarlos a sus lanzadores.
Los vehículos fueron destruidos por sus propios misiles y en medio del fuego producido por estos apareció una misteriosa chica de cabello lacio color negro, piel clara, ojos cafés, tenía unas alas de ángel en su espalda, en sus brazos tenía un extraño tatuaje con forma de enredaderas mientras que en sus palmas tenía un extraño símbolo de forma circular. Ella estaba vestida con una armadura plateada que tenía el símbolo de unas alas grabadas en el pecho mientras que en sus piernas utilizaba unas botas del mismo color pero que en las puntas tenía pintadas unas lunas menguantes de color dorado.
La misteriosa chica camino hasta llegar al patio principal del complejo en donde se encontraba parado un hombre de piel clara, cabello rubio, ojos color azul y que usaba un elegante traje negro.
-Vaya, vaya, vaya –dijo el hombre sonriendo de forma maliciosa –Miren a quien tenemos aquí, al ave rapaz destruye máquinas y que además me ha hecho perder mucho dinero.
-Se acabó el juego Dr. Valknut –respondió la chica mirando enojada al hombre de cabello rubio –Es momento de que respondas por todo el daño que tus armas han provocado.
-Mis armas mantienen la paz mundial –dijo el Dr. Valknut al tiempo que sacaba una rosa del interior de su traje –Acaban con todas aquellas amenazas que representan un peligro para la humanidad.
-Bonita forma de pensar proveniente del sujeto cuyas armas son vendidas principalmente a los grupos terroristas y del bajo mundo –dijo la chica mirando con odio a aquel hombre.
-El dinero mueve al mundo niña y de ese dinero viven mis trabajadores que se encargan de arriesgar sus vidas por la paz del mundo, en cambio tú solo destruyes empleos y arruinas los sueños de cientos de personas.
- ¡EJEJEJEJE! ¿Trabajadores con sueños? Como los millares de empleados que tienes en China, en Corea del Sur, en África o aquí en México cuyos sueldos son tan miserables que no pueden comprar lo básico para vivir, ¿De esos trabajadores hablas?
-Ah... ahora resulta que incluso eres una líder social ¡AHAHAHAHA! –dijo riendo burlonamente el Dr. Valknut para luego decir –He de reconocer que tus poderes han sido todo un problema para mí y para mi empresa, pero hoy... –decía el hombre al tiempo que presionaba un botón que estaba en el reloj que llevaba puesto en su muñeca derecha haciendo que el suelo del patio principal se abriera y de este saliera un enorme robot color gris con tentáculos mecánicos en su espalda –...Tú me darás ese poder pequeña ave rapaz.
- ¡EJEJEJEJE! ¡Adelante Dr. Valknut! –dijo de forma desafiante y sonriendo la chica haciendo que los tatuajes de sus brazos y el símbolo circular de sus palmas se iluminara - ¡Da tu mejor golpe!
-No sabes cuánto ansió hacerlo –respondió el Dr. Valknut sonriendo y presionando el botón del reloj con lo cual hizo que el robot comenzara a funcionar.
La chica abrió sus alas y comenzó a lanzar varios rayos color dorado hacia el robot sin producirle un fuerte daño, fue entonces que con sus manos hizo aparecer varias esferas de fuego que lanzó contra la maquina sin producir en ella ningún rasguño.
-Mi turno –dijo el Dr. Valknut presionando el botón de su reloj haciendo que el robot golpeara a la chica haciéndola estrellarse contra una pared - ¡EJEJEJEJE! ¿Cansada mocosa?
- ¿Eso es todo? –pregunto la chica de forma desafiante poniéndose de pie y volviendo a abrir las alas para volar.
El robot nuevamente intento atacarla, esta vez con los tentáculos, pero la chica consiguió esquivarlos fácilmente durante unos segundos haciendo que los mismos se terminaron enredando entre ellos.
- ¡¿Qué?! ¡Imposible! –exclamo incrédulo el Dr. Valknut al ver que su creación estaba siendo humillada por la chica.
- ¡Ey Valknut! –grito la chica desde el cielo mientras hacía aparecer una esfera dorada y que al lanzarla se transformó en una alargada cadena - ¿Quieres ver como destruyo a tu creación?
-No te atreverías –respondió el Dr. Valknut enojada y mirando con odio a la chica.
- ¡Si me atrevo! –grito la chica lanzando la cadena dorada hacia una de las chimeneas del complejo industrial amarrándola para luego tirar de ella provocando que la misma se partiera y cayera sobre el robot destruyéndolo.
La máquina al recibir el golpe exploto mientras que el Dr. Valknut se ocultó detrás de unas cajas para después comenzar a toser debido al humo y los escombros que se habían provocado a raíz de la pelea.
-Bueno Dr. Valknut –dijo la chica volando y sacando un celular que tenía guardado en una de sus botas para tomarle una foto al hombre de cabello rubio y al robot destruido –Se me hace tarde y por hoy te salvas de la cárcel, pero no dudes en que volveremos a vernos en alguna de tus chatarreras –la chica le mando un beso al hombre y con un tono burlón le dijo –Adiosito Doc.
- ¡Vuelve aquí cobarde! –gritaba el Dr. Valknut enojado - ¡Esto no ha terminado! ¡Pagaras tus burlas con tu sangre! ¡Nadie se burla del Gran Dr. Valknut! ¡Nadie! –en ese momento una pequeña caja calló en la cabeza del hombre, el cual al recibir el golpe comenzó a tambalearse diciendo - ¡Ay mamá! ¡Veo estrellas y pajaritos!
El hombre cayo en el suelo inconsciente mientras que la chica se alejaba volando de las instalaciones al tiempo que observaba desde el cielo como varias patrullas de policía y camiones de bomberos se dirigían rápidamente hacia el complejo industrial.
-Ah... otra misión cumplida –dijo ella con satisfacción mientras volaba rápidamente en dirección al Periférico Ecológico dando vuelta a la izquierda dirigiéndose hacia una zona llena de rascacielos y zonas residenciales de clase alta –Ah... Angelópolis, hogar dulce hogar –dijo la chica tomando un respiro de alivio para volar hacia una de las zonas residenciales que estaban en el área.
Angelópolis era una zona llena de edificios, centros comerciales, escuelas particulares y zonas residenciales donde vivía la gran mayoría de la clase alta de la Ciudad de Puebla, la cual era una ciudad llena de innumerables problemas, especialmente la delincuencia que era la mayor de todas como en todas las ciudades de México, solo que Puebla se había distinguido por el incremento en secuestros, robos, asesinatos y demás actos delictivos que la colocaban entre los lugares más peligrosos del país.
La chica había hecho el esfuerzo por combatir dichos problemas, muchas veces con éxito, pero para su desgracia cada criminal que capturaba era liberado de inmediato por los jueces que siempre se basaban en el argumento de no tener pruebas suficientes o denuncias contra aquellos transgresores de la ley.
-Ah... creo que es la última vez que estoy aquí –decía con un tono triste la chica mientras descendía en el techo de una elegante casa color crema - ¿Qué hará sin mi esta ciudad? Podría huir si quisiera, pero mis padres saldrían a buscarme y no quiero hacerles pasar un mal momento –decía la chica mientras abría una compuerta secreta que estaba en el techo y el cual daba acceso al ático –Más mi padre que está enfermo del corazón, desaparecer sería algo que no podría digerir –la chica bajo al ático y estando en él cruzo los brazos haciendo que su traje, alas y las marcas tanto de sus brazos como de sus manos desaparecieran para dar paso a una chica normal, la cual usaba un uniforme colegial compuesto por suéter color azul rey, falda tableada color gris, calcetas blancas y zapato escolar negro -Ah... solo espero que esto de la mudanza no me cause muchos problemas.
- ¡Ángela! ¡Ángela! ¿Dónde estás Ángela? –interrumpieron unos gritos provenientes de la casa.
- ¡Aquí estoy mamá! –respondió la chica asomándose por la compuerta que llevaba al ático.
-Ángela –dijo un poco enojada una joven mujer de piel morena, cabello lacio color café, ojos cafés y que usaba una blusa de vestir blanca, falda negra y zapatos de tacón del mismo color –Te he estado buscando por todos lados, ¿Dónde estabas?
-Yo... lo siento mamá –dijo la chica apenada –Es solo que con la mudanza solo quería pasar un poco de tiempo en el ático para... recordar mi infancia.
-Ya no la regañes amor –dijo con un tono comprensivo un hombre de piel blanca, cabello negro y que tenía un marcapasos en su pecho –Para una adolescente como ella es muy difícil dejar atrás todo esto.
-Ah... lo sé Rafael –dijo la mujer tranquilizándose –es solo que me preocupa el bienestar de nuestra hija.
-Confía en ella como yo lo hago Tonantzin –respondió el hombre dándole un beso a la mujer –Ella es una chica fuerte y sé que puede cuidarse tanto aquí como en otro lugar, ¿verdad Ángela?
-Si papá –dijo la chica quien bajo por las escaleras del ático para darle un abrazo a su padre –Te quiero mucho papi.
-Yo también mi amor –dijo el padre correspondiendo al abrazo de la chica.
-Señor –dijo un hombre vestido de manera elegante –El vuelo a Metrópolis saldrá en unas horas por lo que debemos estar en el Aeropuerto lo más pronto posible.
-Gracias Carlos, ve a arrancar el coche –ordeno el padre de Ángela a aquel hombre.
-Si señor –dijo el hombre asintiendo con la cabeza.
- ¿Metrópolis papá? –pregunto impresionada Ángela ya que, aunque su padre había dicho que se mudaban, jamás pensó que sería a dicha ciudad.
-Metrópolis cariño –respondió el padre sonriendo y caminando hacia las escaleras en compañía de su familia para después salir de la casa, subir a una limosina que les aguardaba y dirigirse al aeropuerto rápidamente dejando atrás su antiguo hogar.
Continuara...
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