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Capítulo 6: La Princesa de la Legión de los Archangelus


Habían transcurrido algunas horas desde el encuentro entre Nergal y John Constantine, los estudiantes de Metrópolis High School continuaron tomando sus clases en un ambiente de aparente normalidad, pues por dentro los adolescentes sentían un enorme miedo debido a que en las últimas horas muchos habían sido testigos de cómo algunos de sus compañeros se desmayaban en clases o en su caso emitían ruidos extraños que parecían provenir de sus vientres, lo cual indicaba que aquellos fenómenos eran producto del Virus del Coma que azotaba a la ciudad y que al parecer no había sido controlado del todo por las autoridades sanitarias y escolares.

Ante estos hechos, el Director Chapin y el resto de los profesores acordaron castigar o mandar a detención a cualquiera que comenzase a esparcir el rumor de que la enfermedad había entrado a la escuela, esto con el fin de evitar el pánico y la histeria colectiva, pero estas medidas no fueron un impedimento para que la joven Zee Zatara y su nuevo compañero Francis "Chas" Chandler pudieran reunirse en el almuerzo para tratar el tema, sobretodo porque para la joven maga resultaba urgente comunicarle al chico el mensaje que aquella extraña chica de los vestidores le había dado.

Finalmente, las clases llegaron a su fin y todos los estudiantes pudieron salir de los salones tranquilos y relajados para posteriormente dirigirse a sus hogares, pero los únicos que decidieron quedarse en las aulas fueron la joven maga y el compañero de aventuras de Constantine, quienes tenían planeado revisar los pasillos y encontrar restos de magia maligna que pudieran servirles para localizar a los rivales de Beroul.

- ¿Has encontrado algo, Zee? –le preguntó Francis Chandler a Zee Zatara revisando un casillero y encontrando dentro de este los objetos personales de un alumno.

-Nada aún, pero tengo la sensación de que algo o alguien se encuentra escondido en alguna de las habitaciones de la escuela –respondió la joven maga soltando un suspiro para después abrir la puerta de la cafetería y entrar dentro de esta siendo seguida por el chico –Al menos logré convencer a mis amigas de que se fueran a sus casas y no salieran para nada de estas, no me gustaría involucrarlas en esto.

- ¿Y por qué no?, ¿Acaso no se supone que también son superheroínas como tú?

-No es lo mismo combatir demonios o seres sobrenaturales que combatir a ladrones y supervillanas de carne y hueso –respondió Zee Zatara al tiempo que iluminaba sus manos con un aura mágica rosada, la cual lanzó contra las paredes del lugar con la esperanza de que esta sirviera como un detector de residuos mágicos –Además, la última vez que me enfrente a un ser oscuro y maligno no termino muy bien para ellas.

-Pues... tal parece que esos demonios asesinos se fueron, ninguno de los salones o pasillos en los que hemos estado apestan a magia negra –dijo Francis Chandler mientras revisaba uno de los conductos de ventilación de la cafetería –Por cierto, ¿Quién era esa fantasma que viste en los vestidores?, ¿Qué es lo que sabe de Isabelle?

-En realidad no es una fantasma, es una Archangelus –respondió la joven maga caminando hacia la puerta de la cocina de la cafetería para asomarse y buscar señales de energía demoniaca.

- ¿Una qué cosa?

-Son humanos que poseen los poderes de los ángeles como mi amiga Ángela, pero está en particular pareciera que no le interesa mucho ayudar a tu hermana –respondió Zee Zatara –Aunque eso sí, está muy al pendiente de los movimientos que hacen John y Beroul.

-Una chica con poderes de luz y que puede vencer al Mal, pero que no quiere ayudarme a recuperar el alma de mi hermana solo porque no le interesa –dijo Francis Chandler recargándose en la pared y sobándose la frente –Quizás John tiene razón cuando dice que el Diablo es un hijo de puta, pero que Dios es el hijo de puta mayor ya que no solo no ayuda, sino que también provoca los problemas.

-Hablando de John, ¿Qué anduvieron haciendo toda la madrugada? –le preguntó la joven maga al chico al tiempo que se acercaba a uno de los bebederos para tomar algo de agua –No los vi salir de la habitación que rentaron cuando yo me iba a clases, ¿Acaso estuvieron investigando o cazando demonios toda la noche?

-El que anduvo investigando y cazando fue Johnny, yo me quedé dormido mientras desempacaba las cosas –respondió Francis Chandler –No supe nada de John hasta que este me llamo solo para decirme que andaba bebiendo en compañía de un "amigo" llamado Lucifer Morningstar, el mismísimo dueño del Club Nocturno Lux.

- ¡¿Acaso se volvió loco?!, ¡¿Cómo se le ocurre hacerse amigo de un Ser de Oscuridad?! –exclamó Zee Zatara molesta y sintiéndose a la vez preocupada por lo que le decía el compañero de John Constantine - ¡¿Acaso no piensa en las Fuerzas Oscuras que puede atraer solo por juntarse con seres así?!, ¡¿Por qué no simplemente los caza y los encierra?!

-Um... Digamos que Johnny es una persona a la cual no le interesa mucho perder su alma o la propia vida, para él ya es normal juntarse con criaturas así –dijo Francis Chandler viendo con seriedad a la joven maga para luego sentarse en una de las mesas diciendo –Él está consciente de que esos seres son malvados, pero para alguien que ha tenido una vida de mierda como Johnny resultan ser la mejor compañía que pueden tener.

- ¿Y por qué no mejor busca amigos que sean humanos y no demonios?, ¿Acaso les tiene miedo a las personas o qué? –le preguntó Zee Zatara a Francis Chandler sentándose en la misma mesa que él.

-Aunque no lo creas, John ha tenido a muchos amigos humanos –respondió Francis Chandler –Solo que estos han terminado muy mal debido a las energías negativas que atrae nuestro amigo Johnny, es por ello que él prefiere tenerlos lejos para evitar que los demonios les hagan daño otra vez.

- ¿Y qué ha sido de esos amigos?, ¿Acaso no lo visitan o no hablan con él por teléfono?

-Hay un cierto resentimiento por parte de esos chicos y chicas, muchos de ellos perdieron algo importante por culpa de Johnny –respondió Francis Chandler –Aunque si quieres culpar a alguien por su comportamiento grosero y apático es a su padre Thomas Constantine, él era un desgraciado y una basura humana en toda regla.

- ¿Y qué hizo su padre para que John se volviera así?, ¿Acaso lo abandono cuando nació?

-Eh... No creo que te guste escuchar esa parte de la historia, Zee.

-Por favor, cuéntamela.

- ¿Por qué te interesa tanto saber más de él, Zee?

-Digamos que soy una persona que siente empatía por el sufrimiento de los demás, en especial con aquellos que han tenido una vida dura y llena de dolor –respondió Zee Zatara esbozando una tierna sonrisa, la cual desapareció rápidamente debido a que la chica intento ocultar el leve sonrojo que aparecía en sus mejillas.

-Lo amas, ¿No es así?

-C-Claro que no, solo soy una persona muy... empática –respondió la joven maga molesta y tapándose la cara con sus manos para evitar que el chico pudiera verla más de cerca.

-No intentes ocultarlo, estoy seguro que tanto Johnny como tú podrían ser la pareja perfecta –dijo Francis Chandler esbozando una sonrisa burlona para después subir sus pies en la mesa diciendo –Te voy a contar lo que paso solo para que sepas más acerca del pasado de tu "amorcito" –en ese momento, el chico sacó de uno de los bolsillos de su pantalón un cigarrillo, lo encendió y viendo con seriedad a la joven maga dijo –La Familia Constantine se volvió bastante disfuncional después del nacimiento de John, pues su madre Mary Anne Constantine falleció cuando dio a luz a Johnny; él mismo me contaba como su padre lo golpeaba todas las noches culpándolo de la muerte de su esposa y siempre llegaba borracho con una botella de whiskey diciendo: Hola, Asesino; y cuando lo encontraba jugando en la sala lo golpeaba sin razón diciéndole: Esto es por lo que le hiciste a tu madre, asesino.

-No puedo creer que su padre haya sido tan cruel y malvado con él, esas cosas no se le hacen a un niño pequeño e inocente –dijo Zee Zatara molesta y derramando algunas lágrimas debido a que no podía creer que la infancia de su aliado hubiera sido tan dolorosa y horrible - ¿Y qué fue de su padre?, ¿Murió o lo encarcelaron por maltratar a John?

-El infeliz jamás pagó por sus actos, pero Johnny se encargó de destrozarle la vida al lanzarle un hechizo que marchitó su alma y el cual termino por matarlo a través de un cáncer de hígado –respondió Francis Chandler expulsando el humo del cigarrillo por la boca –De hecho, fue por esas fechas que John comenzó a interesarse por esas cosas de la magia; él compraba y leía varios libros sobre Ocultismo y Artes Oscuras, pero al final todo ese conocimiento se fue a la basura debido a que Johnny cometió un error terrible.

- ¿Un error?, ¿Qué hizo?

-Él invocó a un poderoso demonio llamado Nergal durante una de nuestras tocadas en el Casa Nova Club, un club nocturno que se encontraba al sur de Newcastle y que era propiedad de un Líder Ocultista local llamado Alex Logue –respondió Francis Chandler –Nergal asesino a ese sujeto y a sus seguidores, pero John fue incapaz de controlarlo y este término por masacrar a varios de los asistentes de nuestro concierto, incluidos nuestros compañeros de la banda.

-Recuerdo que ayer ustedes mencionaron a una chica llamada Astra Logue, ¿Qué fue de ella?

-Era la hija de Alex Logue, ella tenía once años cuando ocurrió el Incidente de Newcastle –respondió Francis Chandler apagando el cigarrillo y tirándolo dentro de uno de los contenedores de basura de la cafetería –Ella... fue tomada por Nergal y este la lanzó al Infierno para después desaparecer; John quedó bastante perturbado por este acontecimiento y tiempo después lo encerraron en el Hospital Psiquiátrico Ravenscar, incluso fue por eso que le costó mucho tomar el caso de mi hermana menor.

-No te preocupes, estoy segura de que tanto él como yo lograremos salvar a tu hermana y a la ciudad –dijo la joven maga poniéndose de pie para después caminar hacia una de las ventanas de la cafetería desde donde pudo ver como el sol empezaba a ocultarse en el horizonte para dar paso a la noche –Creo que nuestra búsqueda ha sido infructuosa, será mejor regresar al Hotel para encontrarnos con John.

-Yo solo espero que la ausencia de Johnny de las clases haya servido para algo, la mayoría de los Profesores y Profesoras me tienen en la mira por su culpa –dijo Francis Chandler soltando un suspiro y poniéndose de pie para acercarse a la chica, pero antes de que siquiera pudiera dar un paso sintió como su celular comenzaba a vibrar indicándole que había recibido un mensaje - ¡Vaya! Parece que John nos tiene noticias y... y... ¡Maldito pedazo de basura!

- ¿Qué sucede? –le pregunto Zee Zatara al chico, quien rápidamente salió corriendo de la cafetería dejando sola a la joven maga - ¡Chas! ¡¿A dónde vas?!

- ¡Te veré en el Hotel, Zee! ¡Allá te lo explicare mejor! –respondió Francis Chandler ignorando a la chica al tiempo que cruzaba rápidamente las puertas para posteriormente salir del plantel educativo y tomar un taxi que lo llevara al Hotel Casino Utopía.

-Ah... No sé por qué tengo la sensación de que John hizo algo muy malo otra vez, ¿Acaso no puede dejar de meterse en más problemas? –se preguntaba a sí misma la adolescente mientras veía como el taxi que había abordado Francis "Chas" Chandler se alejaba de Metrópolis High School hasta perderse en medio del tráfico, pero repentinamente un extraño sonido proveniente de uno de los bebederos le hizo voltear hacia atrás rápidamente –Debe ser uno de los rivales de Beroul, pero no me voy a dejar vencer tan fácilmente –murmuró Zee Zatara en voz baja al tiempo que se acercaba al bebedero, el cual lanzó un enorme chorro de agua sobre ella mojándola y haciendo que su maquillaje se corriera por sus mejillas - ¡Ay! ¡¿Por qué siempre me pasa esto?! –gritó la joven maga molesta saliendo por una de las puertas de la cafetería para finalmente dirigirse a la entrada principal del edificio, luego bajo las escalinatas y se dirigió a una esquina donde abordó un taxi, el cual arrancó para llevarla a su hogar.

No obstante, la chica no se percató que un extraño demonio con piel de reptil, cola y que poseía dos cabezas en forma de serpiente le observaba desde una de las ventanas de la cafetería; el extraño ser sonrió al ver como la chica abandonaba el lugar para después tomar un respiro diciendo con voz chillona:

-Así que tú eres la aliada y amiga del famoso John Constantine ¡EJEJEJE! Pronto... nos veremos.

Al mismo tiempo por una de las calles cercanas al centro de Metrópolis, John Constantine se encontraba caminando sobre la acera hablando por teléfono con su amigo Francis "Chas" Chandler, el cual estaba bastante molesto debido a que el joven Cazador de Demonios le había comunicado que su hermana Isabelle Chandler no se hallaba presa en las garras de Beroul sino en las de Nergal, el mismo demonio que años atrás le había arruinado la vida a ambos chicos y quien era conocido por ser una criatura tramposa en la que ningún ser humano o demonio podría confiar.

- ¡Ya cálmate, Chas! ¡Lo entiendo! –decía John Constantine molesto a través del teléfono mientras escuchaba los reclamos de su mejor amigo y compañero de aventuras - ¡No hagas tonterías! ¡Ya veré la forma de acabar con ese infeliz!

En ese momento, el Detective Ocultista pasó frente a una tienda de autoservicio de la cual salió un niño de ocho años que en sus manos llevaba una malteada de fresa, pero este la dejo caer en cuanto sintió como una extraña energía se apoderaba de su cuerpo junto con una voz femenina que le indicaba que debía empujar a Constantine con el fin de sacarlo de sus pensamientos y llamar su atención para que se dirigiera al Bar Xochiquetzal – Mayáhuel, un establecimiento ubicado al otro lado de la calle y que era propiedad de un joven inmigrante latino que había llegado a Metrópolis hace algunos meses atrás.

- ¿Ves al sujeto sucio de la gabardina? ¡Empújalo y dile que vaya a ese Bar! –le ordenó la voz femenina al niño, quien rápidamente corrió para alcanzar al joven Cazador de Demonios y empujarlo.

- ¡Oye niño! ¡¿Qué te pasa?! –gritó John Constantine molesto y volteando hacia atrás solo para ver como los ojos del niño desprendían un resplandor inusual que era muy similar al que había visto en los ojos de la chica del pasillo y del conductor que los había salvado de los demonios la noche anterior.

-Ahí dentro –dijo el niño esbozando una sonrisa burlona al tiempo que señalaba el Bar Xochiquetzal – Mayáhuel, después el brillo desapareció de los ojos del niño y este comenzó a voltear hacia varios lados confundido, pero en cuanto vio al joven Cazador de Demonios dijo - ¿Qué estas mirando?

-Nada niño, vete –respondió el Detective Ocultista confundido y viendo con seriedad al niño para después cruzar la calle y dirigirse a la entrada del Bar, cruzó la puerta y entró al lugar, el cual estaba habitado por varios hombres y mujeres que se encontraban bebiendo para olvidar sus penas y el estrés; aunque lo que más llamo la atención del chico fue el hecho de que el Bar estuviera decorado con varias pinturas, máscaras y objetos relacionados con la Civilización Azteca.

- ¡Vas y chingas a tu madre, Lex Luthor! ¡Ojalá te pudras en el infierno, maldito gringo pelón! –gritaba un hombre de piel morena y cabello negro que vestía playera blanca y jeans rotos, el cual se encontraba sentado en una mesa cercana a la entrada.

- ¿Dios? Dios no existe y si existe tiene el corazón de roca –decía una mujer delgada de piel clara y cabello largo rubio que portaba un fino mini vestido ajustado color rojo cuyo escote llamaba la atención de varios clientes que no dejaban de fantasear con tener relaciones sexuales con aquella joven de la vida galante.

-Hermoso lugar para refugiarse y esconderse, un lugar con borrachos y putas –pensaba John Constantine sacando un cigarrillo de uno de los bolsillos de su gabardina, así como un encendedor.

- ¡Oye imbécil! ¡¿Acaso no lees?! –le gritó desde la barra un chico de piel clara y cabello de tonos azul claro y celeste que vestía camisa de vestir blanca, jeans azules y zapatos de color negro, el cual señalaba un cartel donde se les indicaba a los clientes que estaba prohibido fumar dentro del establecimiento.

John Constantine apagó su encendedor y guardó su cigarrillo para posteriormente dirigirse a la barra donde estaban siendo preparadas dos copas Martini, las cuales fueron tomadas por una chica delgada de cabello ondulado color negro, piel clara, ojos amarillos y que vestía una blusa blanca, falda corta color granate y botas largas marrones de tacón alto; esta se sentó en una de las mesas cercanas a la puerta del baño y desde ahí le hizo un gesto coqueto al Detective Ocultista, quien rápidamente se acercó para luego sentarse en la mesa y ver cara a cara a la adolescente.

-No será tu bebida favorita, pero espero que te guste –dijo la chica esbozando una tierna sonrisa y viendo con lujuria al joven Cazador de Demonios –Me alegra verte de nuevo, John.

- ¿De nuevo? –preguntó John Constantine sintiéndose confundido por las palabras de la extraña chica, quien en ese momento toco con su dedo la frente del chico haciéndole recordar los tres momentos en los que había visto el misterioso resplandor en los ojos de varias personas –Todo eso... todos ellos... ¡Eras tú!

-Eres un humano muy difícil de entender, John Constantine –dijo la chica moviendo de un lado a otro su copa para mezclar los ingredientes que se hallaban dentro de esta –Eres un incomprendido al igual que yo, un humano que quiere salvar a este Mundo Terrenal que se pudre cada vez más, pero que ve cierta esperanza dentro de él.

-Tampoco intentes agarrar mucha confianza, primor –respondió el joven Cazador de Demonios viendo con seriedad a la chica para después tomarse su copa de un sorbo diciendo - ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres de mí?

-Ante los ojos de Metrópolis solo soy una simple estudiante más de Metrópolis High School, una alumna brillante y coqueta de nombre Stella de Angelis –respondió la adolescente utilizando un tono seductor para posteriormente tomar de la corbata a John Constantine diciendo –Sin embargo, detrás de esta chica linda y educada se encuentra la Princesa de la Legión de los Archangelus, la Hija del Líder de los Guardianes de la Luz y Custodios del Bienestar de las Almas Humanas.

- ¿Otra Archangelus en Metrópolis?, ¿Acaso no les basto con jodernos la existencia durante las Cruzadas y la Peste Negra? –preguntó el Detective Ocultista sorprendido y a la vez sintiéndose nervioso por el rumbo que estaban tomando las cosas.

-Estoy consciente de que en esta ciudad hay otra chica como yo que posee los poderes y dones de mi gente, pero ella es una humana y hasta cierto punto una mestiza que no vale nada –respondió Stella de Angelis –Yo en cambio soy un bocadillo más exquisito para ti, puesto que soy de sangre limpia y no te preocupes, no vengo a lastimarte como si lo hicieron mis antepasados hace varios siglos atrás.

-No sé por qué siento que esto va a terminar muy mal para mí, ¿Acaso piensas ayudarme o solo estas en búsqueda de un sucio humano como yo para pecar con tu cuerpo?

-Hablé con tu amiguita la maga durante la mañana y le entregue a ella una serie de instrucciones para que puedas terminar con esos demonios que te pidieron asesinar, pero nada es gratis y necesito cobrarte por mi ayuda –respondió Stella de Angelis tomándose su copa para después ponerse de pie y darle su mano al joven Cazador de Demonios diciendo - ¿Vienes conmigo, John?

-Eh... ¿A dónde?

- ¿Acaso tú también me tienes miedo, John? ¿Crees que yo soy una de ellos? ¿Un ser sobrenatural que busca lastimarte a ti y a tus amigos?

-Tu especie tiene las manos manchadas de sangre y no me gusta juntarme con asesinos, mucho menos cuando estos actúan en el Nombre de su Dios –respondió John Constantine sintiéndose cada vez más nervioso al tiempo que volteaba hacia varios lados tratando de encontrar una manera de escapar de aquella incómoda situación.

-Yo no soy una asesina y te lo voy a demostrar, verás que yo sé mucho más de lo que crees –le dijo la chica al adolescente para luego tomarlo de la mano y llevarlo a uno de los baños del Bar, después lo puso contra uno de los espejos del lugar e inmovilizándolo le dijo –Ahora entiendo por qué esa maga de cabellos violetas siente una gran atracción hacia ti, eres el hombre ideal que cualquier chica desearía tener a su lado.

- ¡¿Qué diablos planeas hacerme?! ¡¿Qué es todo esto?! –preguntó John Constantine nervioso mientras intentaba zafarse de las manos de la adolescente que lo tenía retenido en el baño.

-Esto es una lección de vida y un poco de historia también, es el pago por mi ayuda y la razón por la que yo estoy aquí –respondió Stella de Angelis abrazando fuertemente al Detective Ocultista para después darle un tierno beso en los labios diciendo –Dijiste que conocías nombres, John; cada callejón, cada sombría esquina de las almas humanas –en ese momento, la chica le quitó la corbata al adolescente, le desabrocho la camisa, así como sus pantalones, luego se alzó un poco la falda diciendo –Ahora, ábrele paso a la luz y conóceme... ¡Conoce mi Historia y la Historia de Metrópolis!

Tras pronunciar aquellas palabras, Stella de Angelis se abalanzó sobre John Constantine haciendo que este insertara su miembro viril dentro de su vagina, lo cual provocó que la adolescente soltara un leve gemido al tiempo que una serie de imágenes extrañas comenzaron a rodearla tanto a ella como al chico y las cuales le mostraban al joven Cazador de Demonios varios trozos de la Historia de Metrópolis, desde la Época de las Tribus Indias hasta la Colonización Europea por los Ingleses y desde la Guerra Civil Norteamericana hasta la Época Dorada de las Mafias Italianas en los Años Veinte.

-Los Miembros del Real y Sagrado Consejo creen que ustedes los humanos deben ser puros y limpios de pecado para poder mezclarse con nosotros; ellos creen que su sangre humana es tan sucia que mezclarla con la nuestra destruiría nuestra raza, pero no se dan cuenta que nosotros somos iguales a ustedes –dijo la chica con un tono de voz que denotaba la excitación que sentía al tener relaciones sexuales con el Detective Ocultista; de repente, unas alas plateadas aparecieron detrás de su espalda al igual que una extraña aura mágica de color azul celeste, la cual rodeó todo su cuerpo haciéndolo brillar –Por eso estoy aquí, para demostrarle a mi gente que mi cuerpo al igual que el de los seres humanos es carne y sangre; amo vivir entre la piedra y el concreto; mi mente es capaz de percibir las memorias de sus antepasados; adoro leer las grandes historias que estos plasmaron en papel y espero con ansias ser testigo de las que se escribirán en el futuro.

-Ah... ¡¿Acaso te encomendaron ser la Guardiana Espiritual de esta ciudad o solo te escapaste de casa para estar con nosotros?! –preguntó John Constantine sintiéndose aún más confundido por las palabras de la chica y a la vez disfrutando de aquel momento íntimo que no había experimentado desde hace meses cuando había sido dado de baja del Notre Dame Preparatory School debido a que había sostenido relaciones sexuales con una de las miembros del equipo de porristas.

-Las Princesas no podemos ser Guardianas Espirituales debido a nuestro título, pero tuve que escapar para poder sentir y ver que había más allá de las nubes que rodeaban a nuestra ciudad –respondió Stella de Angelis moviendo lentamente sus caderas y gozando cada vez más de la compañía del joven Cazador de Demonios –Mi padre siempre ha intentado reconciliar a ambos Mundos, pero ni mi madre ni ninguno de sus subalternos lo apoya y por ello decidí escapar para así ayudar a la gente tal y como lo hace la mestiza a la que muchos llaman La Renegada –dijo la chica clavando sus uñas en la espalda del chico haciendo que este soltará algunos gemidos de dolor debido a los rasguños que la adolescente le hacía –Metrópolis es un lugar a donde la gente llega buscando un mejor futuro o intentando redimirse de su pasado, sé que esta ciudad al igual que yo no somos perfectas porque en muchas ocasiones hemos sido incapaces de defenderla de las Fuerzas del Mal que la atacan diariamente, pero aún con todo ello, Metrópolis es un sitio lleno de esperanza y luz y con un futuro brillante por delante, por lo que no pienso permitir que esos demonios la maten o la contaminen con su maldad.

-Entonces eres tú, tú hiciste que esos demonios salieran de mi cabeza –dijo John Constantine sintiéndose un poco mareado y recordando lo que había ocurrido días antes en su departamento de Londres cuando sus demonios internos lograron escapar para materializarse físicamente.

-Solo buscaba en la oscuridad de tu psique, buscando a los pequeños monstruos que habitan dentro de ti –respondió Stella de Angelis separándose del Detective Ocultista para posteriormente descender lentamente en el suelo con ayuda de sus alas, las cuales desaparecieron rápidamente mientras que la chica se acomodó su falda para posteriormente ayudarle al joven Cazador de Demonios a vestirse.

- ¿Por qué?

-Tenía que estar segura –respondió la chica esbozando una sonrisa juguetona al tiempo que le abrochaba la camisa a John Constantine para después iluminar sus manos con un aura mágica color azul celeste y con la cual le mostró al chico las imágenes de cuatro demonios que al parecer se trataban de los rivales de Nergal –Verás, necesito que tus demonios luchen con estos demonios para que puedas cumplirle a tu amigo Nergal y así salvar a la niña que yace dentro de su cuerpo.

- ¿Y cómo se supone que los voy a encontrar?, ¿Mandándoles un mensaje a sus celulares?

-Yo los atraeré al lugar que tú indiques, pero hasta entonces estaremos en contacto –respondió Stella de Angelis esbozando una sonrisa burlona para finalmente salir del baño dejando solo al joven Cazador de Demonios.

-Um... ¡Diablos! –exclamó John Constantine llevándose la mano a la cara, luego tomo su corbata y salió del lugar solo para darse cuenta que el Bar ya no estaba lleno y que el lugar se encontraba totalmente abandonado y en vías para ser demolido por LexCorp.

El Detective Ocultista sacó el cigarrillo que había guardado al igual que su encendedor, lo encendió y posteriormente se dirigió a la puerta trasera del Bar, la cual lo llevó a un oscuro callejón por el que comenzó a caminar hasta llegar a la calle donde tomó un taxi para que este lo llevara de vuelta al Hotel Casino Utopía; el auto arrancó y se alejó del lugar hasta perderse en medio de la oscuridad de la noche.

Continuara...

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