Capítulo 11: La Caída del Demonio Nergal
El reloj marcaba las 2:50 de la mañana, las calles y avenidas de Metrópolis se encontraban totalmente vacías y tranquilas, con excepción del Bessolo Boulevard, el cual era la vialidad más importante de la llamada Ciudad del Mañana debido a que sobre esta circulaban los automóviles de los viajeros que solo iban de paso, así como los tráileres que transportaban bienes y mercancías que eran producidas tanto en la ciudad como en otras ciudades de la región, tales como Gotham City, Star City, Central City, Coast City, entre muchas otras más.
Sin embargo, la tranquilidad pronto dio paso a la inquietud y al miedo, pues el Departamento de Policía de Metrópolis comenzó a realizar sobrevuelos en helicóptero sobre la zona debido a que algunos residentes de la misma habían reportado la presencia de una criatura alada, la cual era nada más ni menos que Stella, quien, junto con Zatanna, había decidido apostarse en la azotea de un edificio cercano al Bessolo Boulevard con el fin de prepararse para luchar contra los demonios que el joven Maestro de las Artes Oscuras estaba por liberar para atraer a Nergal, por lo que resultaba necesario cubrir aquel sitio para evitar que se perdieran vidas humanas.
Mientras tanto en uno de los pasillos del Hospital General de Metrópolis, ubicado en el Área Centro y a unas cuadras de la Catedral de Saint John The Baptist, John Constantine y Francis "Chas" Chandler se encontraban caminando hacia la Habitación 616, la cual había sido habilitada como Área de Cuarentena debido a que dentro de esta se hallaban los cuerpos de los pacientes infectados con el Virus del Coma, quienes hasta el momento no habían despertado de su letargo y cuyos pronósticos no eran para nada alentadores.
No obstante, entrar a aquella habitación no era para nada sencillo, pues las puertas de acceso contaban con una cerradura especial diseñada por los mejores ingenieros de LexCorp, la cual solo podía ser abierta por los médicos y enfermeras del área, quienes poseían una tarjeta magnética que les permitía abrir la cerradura y entrar a la habitación, pero lamentablemente la mayoría de ellos ya no se encontraban en el hospital debido a que habían optado por retirarse para así dejar que los familiares de las víctimas lloraran tranquilamente la inevitable perdida de sus padres, hijos y hermanos.
Solo una joven enfermera llamada Sophia había decidido quedarse en el Hospital General de Metrópolis para velar por los enfermos, pues ella aún conservaba la esperanza de que estos despertarían algún día, pero esa visión optimista se desvaneció cuando al caminar por los pasillos pudo notar que los dos chicos (Constantine y Chandler) se dirigían al Área de Cuarentena, por lo que inmediatamente comenzó a seguirlos hasta acorralarlos frente a la puerta de la Habitación 616.
- ¡Oigan! ¡¿Qué creen que estan haciendo?! –gritó enojada Sophia para después acercarse a John Constantine diciendo –Las visitas terminaron hace...
-No te preocupes por eso, amor –interrumpió el joven Cazador de Demonios colocando su dedo índice sobre la frente de la enfermera, la cual se quedó paralizada durante algunos segundos para luego voltear a ver a Francis Chandler, quien al cruzar la mirada con la mujer solo sonrió debido a que él mismo sabía que aquella joven mujer estaba siendo controlada mágicamente por su mejor amigo.
-Ah... No lo haré –dijo Sophia soltando un suspiro para después sacar de uno de los bolsillos de su pantalón la tarjeta magnética que abría la puerta de la Habitación 616, luego se acercó a esta y colocó el objeto sobre el lector scanner de la puerta, la cual se abrió rápidamente para posteriormente cerrarse, pero el Detective Ocultista colocó su mano en uno de los bordes de la puerta para evitar que esta se cerrara completamente.
La joven enfermera recorrió la habitación durante algunos minutos para después acercarse a la puerta que se encontraba al otro lado del lugar y la cual comunicaba con otro pasillo del Hospital General de Metrópolis; Sophia colocó nuevamente la tarjeta magnética sobre el lector scanner de la puerta, camino hacia el pasillo y en cuanto la puerta se cerró se alejó de la Habitación 616 dejando a los dos adolescentes solos en aquel sitio.
-Espera afuera, Chas –le ordenó John Constantine a Francis Chandler al tiempo que empujaba la puerta para abrirla aún más y así poder asomarse a la habitación, luego volteó a ver a su amigo diciendo –Y si alguien intenta pasar, golpéalo.
- ¿Golpearlo? –preguntó Francis Chandler sorprendido y a la vez sintiéndose confundido por la orden que le daba su amigo debido a que este nunca le había pedido que golpeara a una persona.
-Créeme, le estarías haciendo un favor –respondió el joven Cazador de Demonios colocando su mano sobre el hombro del adolescente para luego cruzar la puerta y dejar que esta se cerrara, mientras que Francis Chandler se alejó del lugar para dirigirse al cuarto de seguridad del hospital donde esperaba encontrar un arma que le ayudara a defenderse.
El Detective Ocultista empezó a caminar entre las camas de los pacientes, los cuales en su mayoría tenían dibujado en sus rostros una mueca de dolor y sufrimiento, lo que indicaba que todos ellos estaban poseídos por la magia demoniaca de Nergal, quien muy probablemente estaba dándose un festín con las almas de aquellos infortunados ciudadanos.
John Constantine continuó caminando durante algunos minutos más hasta que finalmente se detuvo en medio de la habitación, después metió su mano dentro de uno de los bolsillos de su gabardina y sacó una pequeña caja que contenía sal de mar, la cual abrió para posteriormente vaciar un poco del contenido en sus manos, luego se acercó a la puerta que se encontraba al otro lado del lugar y esparció la sal frente a esta para evitar que la criatura maligna que estaba por invocar pudiera escapar de la habitación.
-Mana A Gran Ga Bua Alcachife –pronunció el joven Maestro de las Artes Oscuras al tiempo que vaciaba un poco más de sal en sus manos para después esparcirla alrededor de él formando un circulo en medio de la habitación, el cual le serviría de protección ante los ataques mágicos de Nergal –Lemuen Rin Muen Ywate Zamo.
Tras pronunciar aquella última frase, el Detective Ocultista arrojó la caja vacía al suelo para después arremangarse las mangas de su gabardina y sacar una pequeña navaja, la cual utilizó para hacerse unas pequeñas cortadas en los brazos con el fin de que su sangre cayera sobre la sal provocando que esta sacara algunas chispas para luego formar un escudo de fuego alrededor del adolescente, quien levantó la vista solo para ver como las lámparas del lugar comenzaban a parpadear rápidamente hasta finalmente explotar una por una.
John Constantine permaneció en silencio y con una actitud despreocupada, pues él sabía que acababa de invocar a su antiguo enemigo, el cual hizo su aparición tan solo unos segundos después, pero su llegada no fue para nada tranquila debido a que este entró por la ventana rompiéndola junto con parte de la pared, lo que generó una nube de polvo y escombros que luego de unos segundos se desvaneció para después mostrarle al chico como Nergal emergía de una nube negra.
- ¿Vudú, John? –preguntó el demonio esbozando una sonrisa burlona para después fruncir el ceño diciendo - ¡Que anticuado!
-Te traje aquí, ¿cierto? –respondió el Detective Ocultista dirigiéndole una mirada desafiante al demonio con cola de serpiente cuyo rostro denotaba que este estaba bastante enojado con el adolescente.
-Cortaste mi cadena de suministros, bloqueaste mi acceso a esos trozos de carne comatosa... ¡No fue agradable!
-Pretdjyajoue... Votwidjna –dijo el joven Cazador de Demonios alzando los brazos e intentando canalizar toda su energía mágica al demonio.
- ¿Qué quieres? Y hagamos esto rápido, tengo una entrevista con un productor –dijo Nergal esbozando una sonrisa maliciosa debido a que él pensaba que el chico solo lo había invocado para solicitarle algún favor mágico.
-Mana A Gran Ga Bua Alcachife... Lemuen Rin Muen Ywate Zamo...
-Le estoy proponiendo un proyecto fantástico... ¡Un musical, claro! ¡Estan de moda ahora! –exclamó el demonio con cola de serpiente al tiempo que con uno de sus dedos formaba un círculo mágico del cual emergió una versión en miniatura de John Constantine que comenzó a caminar sin rumbo frente al chico haciendo que este se distrajera un poco mientras que el demonio solo rio un poco diciendo –La Historia de un iluso fracasado de la alegre Inglaterra que viene a Metrópolis con la cabeza llena de sueños, solo para que esos sueños fueran devorados por un carismático demonio que baila tap –en ese momento, Nergal abrió su pecho para dejar salir una versión en miniatura de Beroul, la cual vestía un fino traje negro acompañado por sombrero de copa y bastón; dicha figura empezó a bailar tap durante algunos segundos para después abrazar a la versión en miniatura del Detective Ocultista y golpearla en la nariz varias veces hasta dejarlo inconsciente para finalmente comerse su cabeza y desaparecer.
- ¡MANA A GRAN GA BUA ALCACHIFE! ¡LEMUEN RIN MUEN YWATE ZAMO! –pronunció John Constantine con rabia y elevando aún más el volumen de su voz.
- ¡Argh! ¿Has pensado que esto es solo una habitación en un Hospital? –preguntó el demonio sintiéndose cada vez más molesto por la actitud del joven Cazador de Demonios, la cual ya lo estaba cansando debido a que él mismo sentía como sus poderes comenzaban a hacerse cada vez más débiles - ¡Hay cientos de Bellas Durmientes más allá afuera y no puedes arrebatármelas todas!
- ¡No te está arrebatando los suministros, imbécil! –gritó Francis Chandler pateando la puerta de la habitación y entrando al lugar con una pistola en sus manos, la cual apuntaba hacia el demonio con cola de serpiente, quien volteó a ver al chico confundido debido a que no entendía que era lo que estaba sucediendo – ¡Te está arrebatando los embrujos de esa Mansión de los Locos Addams en la que vives!
- ¡¿Qué estas tramando?! –le preguntó Nergal a John Constantine debido a que se sentía cada vez más incómodo por la situación que se estaba produciendo tanto en la habitación como en el resto de la ciudad.
- ¡MANA A GRAN GA BUA ALCACHIFE! ¡LEMUEN RIN MUEN YWATE ZAMO! –respondió el Detective Ocultista elevando el volumen de su voz a un nivel casi sobrehumano que provocó que algunos temblores empezaran a producirse en toda la ciudad, los cuales hicieron que todos los ciudadanos se despertaran asustados y salieran de sus casas para ponerse a salvo, entre ellos las amigas de Zatanna, quienes asustadas llevaron a sus familiares afuera mientras que ellas se transformaron en sus alter egos para ayudar al resto de la población y evitar pérdidas mayores.
- ¡Abriste varios portales entre el Infierno y Metrópolis! ¡Johnny está abriendo el resto! –dijo Francis Chandler acercándose al demonio con cola de serpiente y sin sentirse asustado por lo que estaba sucediendo a su alrededor.
- ¡¿Ah?!
-Él, Zatanna y Stella no dejaron de pensar en lo que dijo tu amiguita Ayla, de cómo acabarías con la ciudad si lucharas por ella, pero creen que la ciudad te gusta demasiado como para hacer eso –dijo el compañero de aventuras del joven Cazador de Demonios viendo con seriedad a Nergal para después mirar por una pequeña ventana y ver como algunas zonas de los alrededores de Metrópolis comenzaban a abrirse expulsando llamaradas de fuego y humo.
Zatanna y Stella también fueron testigos de aquel extraño fenómeno, pues el pavimento del Bessolo Boulevard empezó a resquebrajarse hasta formar algunas hendiduras profundas y socavones de los cuales salía humo y fuego, lo que trajo consigo que los autos y camiones se detuvieran rápidamente para evitar caer en ellos.
Ambas chicas comenzaron a ayudar a los civiles para alejarlos de estos agujeros, pues ellas mismas sabían que los demonios estaban por salir de ellos, por lo que resultaba necesario poner a los habitantes lejos del lugar para evitar que fueran asesinados por las criaturas infernales, pero ninguna de ellas sabía que, en otras áreas de la ciudad, las amigas y amigos de la joven maga estaban también ayudando debido a que aquel fenómeno no era para nada normal.
-Y bien, ¡¿Qué vas a hacer, Nergal?! –preguntó John Constantine con una actitud desafiante y viendo con rabia al demonio con cola de serpiente mientras los temblores continuaban por todas partes – ¡Traer algunos demonios aquí y dejar que destruyan tu paraíso privado, que se adueñen de él o dejaras ir a la niña!
Nergal soltó algunos gruñidos para después crear con su magia unas enormes garras negras con las cuales intentó asesinar al joven Cazador de Demonios, pero estas se quebraron en cuanto tocaron el escudo mágico que el chico había creado.
De repente, una parte del techo de la habitación cayó sobre el demonio provocando que este levantara la vista hacia arriba solo para ver como unos extraños ojos rojos comenzaban a emerger de las sombras acompañados de unos gruñidos misteriosos e inquietantes.
- ¡Puedes ayudarme cuando quieras! –gritó el Detective Ocultista al tiempo que un numeroso ejército de criaturas de piel grisácea y cabello rubio que vestían las mismas ropas que él empezaban a salir de la oscuridad con una mirada amenazante.
-Aquí esta... ¡Johnny! –exclamó uno de los seres esbozando una sonrisa maliciosa para después arrastrarse por el techo siendo seguido por miles de criaturas similares, las cuales salían hasta de debajo de las camas de los pacientes con el fin de atacar al demonio con cola de serpiente, quien intentó combatir a los pequeños seres que mordían y rasguñaban su cuerpo.
- ¡Muchos Constantines sobre ti! –gritó John Constantine esbozando una sonrisa maliciosa mientras observaba como sus demonios internos atacaban a Nergal para debilitarlo – ¡Agradécele a tus amiguitos de la Legión por eso!
- ¡Ah! ¡No lo harás! –respondió Nergal con rabia al tiempo que luchaba contra los demonios del chico, quienes eran lanzados contra las paredes, devorados o aplastados por el ser demoniaco.
- ¡Ya lo hice, idiota! –dijo el joven Cazador de Demonios para luego hacer aparecer una esfera dorada a través de la cual le mostró a Nergal como varios demonios del Infierno estaban escalando las paredes de las grietas del suelo para salir al exterior –Te preocupaban cinco competidores, ¿cierto? Bueno, que te parecen quinientos... ¡O cinco mil!
En ese momento, la imagen de la esfera dorada cambio a una vista panorámica de Metrópolis a través de la cual se podía ver como los demonios emergían del subsuelo para atacar a las personas.
Afortunadamente, Stella y Zatanna se encontraban en las calles haciendo lo posible por devolverlos al Infierno, lo cual no fue fácil debido a que ellas solo podían enfocarse en un área, pero por suerte Superman apareció en el lugar para ayudarlas, aunque el llamado Hombre de Acero no sentía demasiada confianza hacia ellas debido a que él consideraba que ambas chicas habían sido las responsables de aquel desastre.
- ¡¿De dónde salieron estas cosas?! ¡¿Qué son?! –preguntó Superman asustado al tiempo que disparaba su visión de calor a las criaturas para evitar que estas siguieran avanzando por las calles.
- ¡Demonios! ¡Demonios Infernales! –respondió Stella mientras lanzaba su báculo contra los demonios para que estos cayeran en el agujero nuevamente, el báculo regresó a sus manos y a través de él invoco un agujero mágico que succiono a los demonios para tele transportarlos nuevamente a las aberturas por las que habían salido; la Princesa de la Legión de los Archangelus esbozó una sonrisa y se acercó a Superman diciendo –Por cierto... ¡Soy tu fan!
- ¡Será mejor que John se apure! ¡Esto se pone cada vez más difícil! –exclamó Zatanna nerviosa al tiempo que utilizaba su magia para crear varios escudos mágicos con los cuales intentaba proteger a las personas que estaban detrás de ella y quienes incluso lanzaban piedras contra los demonios para evitar que siguieran avanzando - ¡Vamos John! ¡No nos queda mucho tiempo! –pensó la joven maga dirigiendo su mirada hacia una de las pantallas de publicidad donde se podía ver como los noticieros reportaban el desastre que se estaba suscitando en la ciudad, especialmente en el Hospital General de Metrópolis donde la mayoría del personal hacía lo posible por salvar a los pacientes que no tenían síntomas del Virus del Coma.
Nergal continuó luchando contra los demonios internos del adolescente, los cuales eran masacrados sin piedad por el enorme demonio con excepción de uno que corrió a esconderse detrás de un mueble, pero, para la mala fortuna del demonio con cola de serpiente, este se había quedo sin energía suficiente debido a que la presencia de los demás demonios absorbía parte de su poder.
-Ah... ¡Maldición! ¡Cierra los portales! –ordenó Nergal molesto y sintiéndose agotado debido al ataque - ¡Ciérralos! Y te daré a la niña.
- ¡TUEJSIEAJNANAZUNAME! ¡TUEJTUEAJZAMO! –pronunció John Constantine en voz alta provocando que los demonios infernales fueran succionados por una fuerte ventisca que los envió nuevamente al Infierno para después cerrar las grietas y los socavones que se habían formado en las calles y en los alrededores de Metrópolis, lo cual alegró bastante a Zatanna, a Stella y a Superman quienes estaban bastante agotados tras la invasión de los Seres del Infierno - ¡TUEJSIEAJNANAZUNAME! ¡TUEJTUEAJZAMO! ¡PREMIE A TWITJBAME!
- ¡Dame a mi hermanita! ¡Hijo de perra! –gritó Francis Chandler enojado y tirando la pistola para luego acercarse al demonio con cola de serpiente y empujarlo para llamar su atención.
-Voy a matarte, saco miserable de cerveza y de miseria –respondió Nergal esbozando una sonrisa burlona al tiempo que atrapaba al chico con su cola para después empezar a ahorcarlo con está diciendo –Oh... las cosas que le hare a la dulce, pequeña e inocente Isabelle.
-Pero... tú dijiste que...
-Mentí –dijo Nergal soltando algunas risitas burlonas para luego voltear a ver al Detective Ocultista diciendo –Y tú también; Tienes talento, chico, pero no tienes el poder para abrir las Puertas del Infierno –en ese momento, el demonio con cola de serpiente se rascó la barbilla diciendo –Um... Unas cuantas grietas temporales aquí y allá, algunos temblores considerables... pero no puedes engañarme.
- ¡Tenías miedo... lo vi! –gritó Francis Chandler nervioso mientras intentaba zafarse de la cola del demonio que le apretaba cada vez más su cuello.
-Una actuación digna de un Óscar –dijo Nergal sin cambiar su semblante burlón para después voltear a ver nuevamente al joven Cazador de Demonios diciendo - ¿No lo crees, John?
-Chas, ¿Recuerdas lo que dijiste sobre sacrificar todo por Isabelle? –preguntó John Constantine viendo con seriedad a su amigo quien continuaba luchando contra el demonio con cola de serpiente.
-S-Si...
- ¿Era en serio?
-M-Me estoy asfixiando, Johnny...
- ¡¿Era en serio?!
- ¡Si!
-Entonces que Dios te ayude –dijo el Detective Ocultista soltando un suspiro para luego levantar la vista y ver hacia el techo diciendo –Asa, ¿ya estás lista?
Al mismo tiempo en la habitación de Isabelle Chandler, ubicada en el penúltimo piso del Hospital Saint Thomas, Asa la Enfermera Espectral se encontraba sentada frente a la cama de la niña observando su espejo de mano mágico, a través del cual pudo ver como su aliado estaba totalmente preparado para llevar a cabo el mayor sacrificio que una persona podía hacer por un amigo o por un ser querido, un sacrificio que ya había sido planeado desde días antes de la llegada de Constantine a Metrópolis y el cual solo se realizaría en caso de que las cosas no salieran como lo habían planeado.
Sin perder más tiempo, la Enfermera Espectral se levantó de su asiento y se acercó rápidamente a la Señora Chandler para despertarla, pues esta se había quedado dormida en uno de los sillones de la habitación.
- ¡Emily! ¡Levántate! –le ordenó Asa a la mujer al tiempo que tomaba su mano para levantarla y llevarla hasta la cama de su hija.
- ¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?! –preguntó confundida la Señora Chandler debido a que no entendía porque la chica estaba tan nerviosa.
- ¡Levántate! ¡Vamos! –respondió la Enfermera Espectral mientras colocaba la mano de la mujer sobre el pecho de la niña para después colocar la suya sobre está diciendo - ¡MOWJLICAFILIA! ¡MOWJLICAFELIA! ¡KWITIJHAYARANJSENOBUA!
Mientras tanto en la Habitación 616 del Hospital General de Metrópolis, la batalla contra Nergal aún continuaba, pues el joven Cazador de Demonios había desaparecido el escudo que lo protegía de los ataques del demonio para así poder acercarse a Francis Chandler y tomarlo de la mano, aunque esto trajo consigo serios problemas para el chico debido a que Nergal invocó unas enredaderas mágicas con las cuales lo atrapó para ahorcarlo y evitar que escapara.
No obstante, John Constantine logró agarrar la mano de su amigo y sujetándola fuerte soporto todos los tormentos que el demonio le infligía en su cuerpo al tiempo que escuchaba en su cabeza las palabras mágicas de la Enfermera Espectral quien continúo conjurando el hechizo hasta lograr que un resplandor mágico apareciera en la mano de Francis Chandler y el cual fue conducido hasta el cuerpo del Detective Ocultista para finalmente impactar en el pecho de Nergal, quien soltó a los chicos mientras lanzaba un fuerte gemido de dolor.
- ¡Ah! ¡¿Qué has hecho?! –preguntó Nergal gimiendo y chillando de dolor debido a que no entendía que era lo que había sucedido.
-No te diste cuenta, ¿cierto? –respondió el joven Cazador de Demonios tomando con una de sus manos las enredaderas mágicas del demonio con cola de serpiente al tiempo que sujetaba con la otra la mano de su mejor amigo –Que el arma más grande que teníamos en tu contra, estaba dentro de ti todo este tiempo... ¡Ahora Asa! –le ordenó John Constantine a su aliada, quien canalizó rápidamente toda la energía mágica hacia el alma de Isabelle Chandler, la cual soltó un fuerte resplandor blanco que afectó a los órganos internos del demonio.
- ¡Argh! ¡No lo entiendo! –gritó Nergal asustado debido a que se sentía bastante confundido por lo que estaba pasando con su cuerpo, el cual sentía como se quemaba poco a poco.
-Es la Maldición de Kāmadeva, Nergal –respondió John Constantine viendo con seriedad a su viejo enemigo cuyo cuerpo comenzaba a presentar granos, llagas y postulas que carcomían lentamente su piel –Es amor lo que sientes, el amor de Isabelle y su madre por Chas, todo está dentro de la niña, todo está dentro de ti y para una criatura como tú es un cáncer propagándose en cada célula de tu repulsivo cuerpo.
- ¡Detenlo, John! ¡Detenlo! –suplicó Nergal sintiéndose cada vez más nervioso debido a que aquellas llagas eran un signo de que estaba a punto de morir - ¡Y te prometo que te la devolveré! ¡Por favor!
-Ya la hemos recuperado, imbécil –dijo John Constantine sin sentir compasión por el destino de aquella oscura criatura que le había arruinado su vida hace tres años.
- ¡No! ¡No Isabelle! ¡Astra! –respondió Nergal sujetando el pie derecho del chico para luego esbozar una sonrisa maliciosa y escribir en su brazo con sus garras unos glifos extraños diciendo –Un pacto vinculante... sellado en mi propia... carne.
En ese momento, el Detective Ocultista empezó a recordar varias escenas de su pasado que iban desde su triste e infeliz infancia hasta su trágica pubertad, pero la escena que más destacaba era la de Astra Logue, la cual aparecía cayendo en el vacío del Infierno al tiempo que soltaba un grito de terror.
-Yo... te llevare con ella... la liberare –dijo Nergal soltando el pie derecho del chico para después verlo con seriedad debido a que él esperaba que su oferta fuera aceptada por el joven Cazador de Demonios.
-Johnny... ¡No! –gritó Francis Chandler asustado y temiendo que su amigo tomara la equivocada decisión de perdonar al demonio con cola de serpiente.
-Tu redención, John –dijo Nergal intentando persuadir al adolescente para que este aceptara el trato –Después de todos estos años... ¡Ejejejeje!
-Púdrete –respondió John Constantine con rabia y dejando a Nergal sin palabras debido a que este no podía creer que su intento de sobornar al chico hubiera fallado - ¡Ya tuve suficiente redención!
Tras pronunciar aquellas palabras, el joven Cazador de Demonios soltó las enredaderas de Nergal, el cual comenzó a soltar quejidos y alaridos cada vez más fuertes debido a que la luz de su interior estaba quemando cada vez más su interior provocando que las llagas y los granos explotaran para liberar la energía mágica que se acumulaba dentro del demonio con cola de serpiente.
John Constantine y Francis "Chas" Chandler se cubrieron el rostro debido a que el resplandor era cada vez más fuerte hasta que finalmente el cuerpo de Nergal explotó lanzando sus órganos y su sangre a las paredes de la habitación, la cual quedó bastante sucia mientras que los chicos fueron testigos de un fenómeno sobrenatural que sin lugar a dudas era bastante curioso, pues el alma de Isabelle Chandler apareció frente a ellos esbozando una tierna sonrisa.
Francis Chandler intentó abrazar a su hermana, pero sus manos solo atravesaron el alma de la niña, lo cual provocó que el chico llorara un poco debido a que él esperaba hablar con ella, pero esta solo se alejó flotando hasta desaparecer entre la oscuridad de la noche dejando a ambos chicos solos.
Francis Chandler lloró amargamente mientras que su amigo John Constantine simplemente sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos de su gabardina, lo colocó en su boca y posteriormente lo encendió para luego caminar hacia el hueco que se había hecho en la pared y ver como la luna se reflejaba en los cristales de los edificios de Metrópolis.
Al mismo tiempo en la habitación de Isabelle Chandler, Asa la Enfermera Espectral aún continuaba canalizando el alma de la niña provocando que el Escudo de Armet se rompiera mientras que la chica soltó un fuerte gemido lastimero para posteriormente retroceder unos pasos y caer de rodillas en el suelo agotada al igual que la Señora Chandler, quien cayó sobre la cama de su hija igualmente cansada debido a la energía mágica que había absorbido.
Sin embargo, la felicidad y el júbilo muy pronto se apoderaron de la habitación del Hospital Saint Thomas, pues la madre de la niña sintió como la mano de su hija tocaba la suya haciéndola reaccionar; Emily Chandler se puso de pie y llorando abrazó a su hija diciendo:
- ¡Isabelle! ¡Mi bebé! ¡Volviste!
-No está mal, pequeño estafador –dijo Asa la Enfermera Espectral esbozando una tierna sonrisa para después elevarse en los aires y desaparecer del lugar en medio de un resplandor morado diciendo –Nada mal.
Continuara...
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