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8.- El viejo Asilo Arkham

Con gran eco resonaban por toda la Baticueva, e incluso arriba en algunas partes de la mansión, los acelerados pasos de todos cargando toda clase de artilugios que les resultarán útiles en contra del Santuario Índigo y sus acolitos; mientras que Batman lanzaba una mochila llena de explosivos al interior del bati-tanque, Black Bat y Polka-Dot Man llevaban un enorme ariete con una placa metálica en forma de murciélago al frente, a su vez que Rick Flag y el Comisionado Jim Gordon cargaban armas de todo tipo en dos grandes mochilas que cargaría en sus espaldas. Cada paso dado por Thomas era un grito que se guardaba a sus adentros, el dolor era brutal, y haber tomado la mitad de aquel brebaje que Pamela le había dado no ayudaba, debió beberlo todo, pero su corazón se lo impidió, no siempre pensaba en alguien ajeno a él, pero cuando lo hacía se decía a sí mismo que era Batman quien actuaba; esta vez ambos, Thomas y Batman actuaban, pensando en ella y sus heridas.

«Cassandra»

—¡Black Bat!— llamó de un grito Batman, mientras se dirigía hacia el batimovil y entraba a la cabina del conductor; Black Bat temerosa se acercó —. No has sanado del todo tras pelear con la familia nuclear.

—Estaré bien Batman, yo...— pero una fria mirada de Thomas la mando a callar y asentir

«Es terca»

—Te traje esto, bebelo y sanaras tus heridas, créeme, vas a necesitarlo— confesó Batman, tras darle aquel brebaje a Black Bat y ver, con una alegría interna, el como se lo bebía hasta terminarlo, aunque mostrando gestos de desagrado

—No es delicioso lo se, pero Isley dijo que serviría— contestó Batman, tras verla limpiarse los labios con la manga de su traje —, te ayudará a sanar para lo que viene.

—B-Batman— llamó Polka-Dot Man, mientras se quitaba la máscara —. Se llevaron a Cleo, a Ratcatcher, Man-Bat y esos compasivos, se la llevaron junto a Elizabeth ¿Por que?

—¿Secuestraron a ambas?— pregunto con gran intriga Batman

«Eso es nuevo, hasta ahora mataban o controlaban, esas niñas deben ser importantes por alguna razón»

—Mataban a todo el que se les cruzaba, las calles eran un total caos, Thomas— explicó Rick, mientras observaba unas peculiares granadas de color blanco y con el emblema de Batman en ellas —¿Estas para que son?

—Explotarán y crearán espuma que se solidificara— explicó Batman, mientras trataba de unir los puntos

Pronto, haciendo uso del silencio colosal que reinaba en aquella mansión vacía en la superficie, y también a los incómodos segundos de silencio que se hicieron tras todos callar, pudieron oírlo. Las puertas de la casa siendo derribadas entre su estruendoso golpear contra el suelo. Pero no hubo sonido de pasos o de multitud, sólo un sepulcral silencio que no hizo más que erizarles la piel a todos los presentes, quienes sin duda alguna lo captaron, quien sea que hubiera entrado, no buscaba ser escuchado.

«Ruidos raros en casa tras tomar la decisión de ir. Vamos por buen camino»

—¿Man-Bat?— pregunto Polka-Dot Man, mientras miraba hacia todos lados —¿Pueden entrar por algún lugar? ¿Cueva? ¿Gruta?

—Todas selladas, solo pueden entrar por la cueva si los dejamos— explico Batman, mientras tomaba sus dos armas y apuntaba hacia arriba

«Pero no quiere entrar por aquí»

—Solo entrará por arriba— declaró Gordon, mientras cargaba su arma y apuntaba hacia las escaleras

«Carajo, Alfred»

—¡Alfred!— grito Batman, logrando hacer que todos dieran un pequeño brinco tras tal grito

—¿¡Thomas que estas...!?— pero interrumpiendo a Gordon, un fuerte ruido fue escuchado arriba, quizás una ventana o una vieja lámpara rompiéndose; la tensión se apoderó del ambiente con rapidez

—Él está arriba, no lo dejaré— contestó tajante Batman, corriendo hacia las escaleras con rapidez y entre pasos que dolían cada vez más que el anterior

—¡Van a matarlo en ese maldito estado!— exclamó Rick Flag, lanzado su bolsa con armas al interior del tanque y rápidamente corriendo también hacia las escaleras con un arma cargada en mano

—¡Flag, espera!— llamó Black Bat, tratando de parar al segundo, pero siendo igual de en vano —¡Maldita sea!

Arriba en la mansión, Batman corría despreocupadamente por los polvorosos pasillos de la misma; el murciélago de la venganza mantenía sus dos armas en alto mientras corría en auxilio de su viejo amigo Pennyworth. La tensión palpitaba a través de él con cada paso que daba, y con cada vuelta que daba esperaba encontrarse a la siguiente marioneta del Santuario Índigo, pero no llegaba a pasar, ni un solo sonido, ni una huella o grito en la lengua humana o en cualquier otra.

«Está vez debieron escoger a alguien hábil, no he logrado oír nada desde que salí»

Batman escucho múltiples pasos haciendo eco por los pasillos y habitaciónes de la casa, terminando por perder el miedo a una emboscada tan pronto escucho las voces de sus aliados en su búsqueda, al igual que advirtiendose mutuamente sobre quien sea que pudiera estar en la mansión con ellos.

«Bane»

Se dijo a sus adentros mientras aún buscaba, solo que esta vez, con mucho más cuidado y cautela, dando lentos y silenciosos pasos por el pasillo en el que estaba, intentando escuchar algo más allá de sus acompañantes.

«Man-Bat también fue adoctrinado por lo que me cuentan. Quizás del mismo modo que Commander Cold»

Un rechinido hizo eco por toda la estructura, dificultandoles el saber de donde vino, pero tan fuerte como para mantenerlos alerta, sobretodo a Batman, quien rápidamente se acercó ambas armas y las apunto al techo, preparandose para el siguiente movimiento de su presa, o su cazador. Un rechinido más se escuchó, está vez Thomas supo justo donde estaba, pues había sido tan claro que al murciélago le parecía insultante querer esconderse detrás de un muro, en el cuarto de a lado. De golpe y con gran ferocidad, una pálida mano emergió del muro estruendosamente, sujetando a Batman del cuello mientras buscaba empujarlo al siguiente muro. Batman trató de disparar, pero por algún motivo, las balas no salían.

«Yo... ¿no había quitado ya los seguros?»

Apenas toco el muro paralelo, Batman quito los seguros de sus armas y comenzó a disparar, en consecuencia, su adversario se reveló, nuevamente siendo el Padre Nuclear quien se encargaba de poner a Thomas contra las cuerdas, o los muros. De golpe, y sin pasar ni un par de segundos tras tocar el otro muro, Padre Nuclear puso fuerza en el brazo con el que sostenía a Batman, haciendo uso del dolor infligido por las balas y logrando hacer que este atravesara un segundo muro justo antes de lanzarlo como si nada hacía el suelo de la habitación en la que se habían internado.

«Padre Nuclear, claro ¿cómo no me di cuenta antes? Después de todo el solo desapareció del lugar»

Mas Thomas mantuvo la mirada al aire, sus heridas eran cada vez peores; su lucha contra Bane, y ahora esto, si no fuera por tener aliados en este encuentro, al igual que en el anterior, Batman se daría por muerto y prepararía para caer con orgullo, pero hoy no sería así. Las certeras balas de Gordon y Flag dieron directo en el androide mutante que era ahora Padre, terminando por distraerlo de la atención que podría prestarle a Batman, y simplemente gruñendo entre una macabra sonrisa forzada hacia sus nuevos atacantes.

—Vanos intentos de impedir la voluntad de Proselyte y su señor— decía Natromo, apareciendo entre un casi fantasmal flote —, acabalos, Padre, y no habrá nada más que se interponga entre nosotros y las doce campanadas para la victoria.

—¡Pudrete, Lannister!— gritaba Rick Flag, disparandole con su escopeta a Natromo, quien se cubría de las balas con un escudo resultado de una esfera índigo a su alrededor

—¡Lo tengo!— grito Polka-Dot Man, llegando junto a Black Bat al otro lado del pasillo, solo para así disparar sus puntos de energía multicolor, logrando dañar el escudo de Natromo y destruir desde atrás los dos brazos izquierdos de Padre, quien aullo de dolor y rabia —¿¡Qué demonios son esas cosas!?— pregunto apenas se tomo un momento para caer en cuenta del aspecto de sus rivales

—En este punto yo ya no me pregunto nada— decía Black Bat, mientras le lanzaba batarangs a Padre, quien no se vio en lo más mínimo afectado

«Cualquier táctica de ataque no va a servir, tiene que ser brutal»

Batman trato de ponerse de pie, viendo únicamente como Padre daba un rugido ajeno a cualquier sonido que un humano pudiera emitir, logrando llenar de temor a todos los presentes a excepción de Batman y Rick. Padre arremetió en carrera hacia Polka-Dot Man y Black Bat, quienes únicamente lo esquivaron mientras que este trataba de atraparlos con sus puntiagudos dedos; Padre sujeto el tobillo de Black Bat y tiro de esta, girando con ella hasta lanzarla y hacerla atravesar un viejo muro entre quejidos de la fémina. Para su rápida defensa, pues Padre se acercaba rápidamente hacia ella, Rick y Gordon corrieron a espaldas de Padre mientras vaciaban sus cargadores sobre Padre, logrando finalmente hacer que este se girará hacia ellos, únicamente dando una macabra sonrisa que se diluia entre un marcado gorgoteo de su interior.

—¡Comisionado!— grito con un extraño alivio Padre, estirando los cuatro brazos —¡Qué gusto de verle! ¡Son ellos!— grito aún más fuerte, señalando con su brazo superior derecho a Black Bat, quien se tomaba adolorida del estómago, y luego alzando su brazo hacia el pasillo, señalando hacia Batman ¡Puede arrestarlos!

—¿¡Qué!?— pregunto de un grito Natromo, chocando la punta inferior de su bastón contra el suelo —¡La rata rosa esta en el santuario! ¡El murciélago será verde! ¡Matala! ¡Matala y...!— pero una de las pequeñas manos de Padre sujeto el cuello de Natromo

—¡Cállate y deja de decirme que hacer, pequeño morado!— ordenaba Padre, tomando con otra de sus manos el bastón de Natromo y lanzandolo lejos por los aires —Mi familia. Mi decisión.— tras una mirada de pies a cabeza, Padre volvió a sonreír —. Tú cabeza.

«Se que no debería, o deberíamos, pero voy a dejar que esto siga...»

Batman observo desde una esquina aquel suceso, notando con intriga y cierta morbosidad el como, haciendo uso de sus enormes dos manos, Padre ejerció presión casi de golpe a su "aliado" Natromo, quien solo soltaba tenues quejidos ante tal suceso; pataleo en el aire y trato de liberarse de Padre con el golpear de sus débiles y pálidos brazos, no haciendo nada en contra de Padre, quien solo soltó un grito contra Natromo. Casi podía escuchar el rechinar de su propio cráneo ante el agarre de su monstruoso aliado; mas sus gritos fueron callados tan pronto, haciendo uso de su diferencia de tamaño, Padre solo uso sus alargados dedos pulgares para tapar la boca de Natromo, quien únicamente pudo ver con horror el como no solo era atacado por el Padre Nuclear, sino que incluso esto era apadrinado por la inacción de aquellos que en Gótica llamaban héroes. Nadie actuó o movió un solo musculo más allá del requerido para respirar de manera agitada o se tensaba para alistarse en caso de alguna necesidad de lucha. Natromo solo pudo ver una enorme y delgada silueta negra tras de Padre, sabiéndose muerto. La presión en su pequeño y deforme cráneo finalmente fue terminante; entre un agónico grito, los ojos y nariz de Natromo lloraron sangre negruzca, poco antes de oír como su propia carne gruñia mientras se desgarraba tras el quebrar de su cráneo, entre un grito final que se vio ahogado entre el derramar de carne y huesos molidos que eran ahora la cabeza de Natromo, cuyo cuerpecito sólo cayó al suelo cual muñeco de trapo, ante las horrorizadas y asqueadas miradas de los presentes, quienes en ningún momento apartaron la vista o el apunte de sus respectivas armas.

—No va a arrestarlos— declaró como si nada Padre, viendo de reojo a Gordon, quien aún le apuntaba sin ningún titubeo —¿Comisionado?

—Abner...— susurraba Rick, entre un desesperado llamado a Polka-Dot Man, quien lentamente avanzó a paso lento hacia Padre

—¿Ellos cometieron el crimen?— pregunto extrañado Gordon, mientras fingía bajar su arma

—Irrumpieron en mi propiedad— decía Padre, viéndose perdido con tan solo echar un vistazo a sus negros ojos

«No podemos dejar que reaccione»

—¡Krill! ¡Ahora!— ordenó Batman, haciendo que de golpe Polka-Dot Man atacara

Entre un colorido destello mortal, cientos de puntos de colores fueron lanzados hacia Padre, quien indefenso sólo vio venir aquella lluvia arcoíris; Padre rugio, como preparándose para recibir aquel ataque como las balas o batarangs del dueto dinámico, grave error para aquella artificial monstruosidad; cada una de las colorida motas atravesó el cuerpo de Padre, quemando y desintegrando todo a su paso mientras se abrían paso a través del cuerpo de Padre, terminando por atravesarle de lado a lado, logrando así hacer que Padre diera un fuerte grito inhumano mientras cada uno de los puntos desintegraba al artificial; pasando a través del estómago de Padre, algunos de estos alcanzó aquel anillo índigo, quemandolo y desintegrandolo a la par que este se quebraba y apagaba su color lentamente, justo lo necesario para abatirle.

«Con eso basto, muchos más colores, para acabar con uno solo»

Padre soltó un grito aun más desgarrador que logró quebrar los vidrios que restaban en el interior de la mansión y logró hacer que los oídos de todos a su alrededor sufrieran al borde del colapso; de una manera mórbida, la piel blanca y músculos expuestos de Padre comenzaron a fundirse, derritiéndose al mismo tiempo que su vieja piel parecía reemerger a través de la plasmica masa blanca que no hacía más que perder color; sus atisbos de cabello surgieron en su cabeza, no más de aquel artificial castaño, sino ahora eran de un apagado negro; entre una agitada respiración se tambaleó hasta un muro, girandose ido hacia Batman, mientras que trataba de no dejar que los pedazos de piel, carne sintética y circuitos cayeran al suelo, únicamente respirando con dificultad y viendo a cada uno de sus ahora vergudos gasta volver la morada hacia el sombrío murciélago.

—M-Mi familia y yo— su mirada se fijo en el pecho del caballero de la venganza, viendo fijamente hacia el murciélago que se posaba sobre aquel círculo rojo —, solo, solo queríamos, yo solo...

—...solo quería un álbum con fotos...— susurro antes de caer al suelo entre su putrefacto estado, dejando nada más que un sepulcral silencio tras su caída.

—Santuario Índigo.

Una intensa columna de luz índigo entraba por un agujero en el techo del enorme salón del viejo Asilo Arkham en el se mostraba aquella enorme linterna antigua. La luz iluminaba cual estelar en teatro a las inconscientes Elizabeth y Ratcatcher, aunque esta última no del todo inconsciente; entre chillidos y pequeños jaloneos, Sebastian tiraba de la ropa de Ratcatcher, tratando de despertarla entre animalisticos chillidos de desesperación pura al ver su actual situación y a su ama con los ojos cerrados. Tras un largo rato de desesperado jaloneo, Ratcatcher comenzó a abrir lentamente los ojos, viéndose momentáneamente cegada ante la luz de la luna que entraba con gran furor, dejandole ver con temor como el cielo nocturno aún era color púrpura. Tres rápidos párpadeos y Cleo abrió los ojos de lleno, mirando a su alrededor mientras intentaba descubrir a donde había sido llevada, rápidamente tomando como prioridad el aserciorarse de que sus amigos estuvieran bien; sujeto con firmeza el brazo de Elizabeth y lo sacudio en un intento por despertarla, pero no logrando hacer nada más que esta soltara un tenue quejido, demostrando que aún estaba viva y, a primera vista, sana.

—Sebastian, ven— llamó Ratcatcher, estirando la mano para que el pequeño roedor trepara por su brazo, terminado esta por sujetarlo con ambas manos para abrazarlo y, en su inocencia, buscar protegerlo

Cleo vio a su alrededor, siendo su atención llamada principalmente por aquella enorme linterna antigua, siendo hasta hipnóticas las pulsaciones de luz índigo emergentes de su interior; mas la preocupación de Ratcatcher por su amiga evito que está se alejara demasiado de ella, terminando por sólo ver aquel lúgubre y cultista esculpido en los muros que una vez albergaron a múltiples personas cuyas mentalidades prendían de un hilo. Fue entonces que reforzó el abrazo a Sebastian tras oír lejanos cánticos en una lengua que, al menos para ella, era desconocida.

—¡Nok!— escucho entre un grito grupal tan fuerte como para resonar por todo el recinto, haciendo que la anti heroína sintiera escalofríos puros ante un silencio repentino

—Cleo Cazo de la tierra— escucho una voz femenina que se diluia entre un fuerte eco que ocultaba su origen

—Q-Qué es...— trato de decir con temor Ratcatcher, pues lentamente escuchaba múltiples pasos —¿¡Qué es este lugar!?— pregunto de nuevo, esta vez entre gritos que buscaban mostrar una rabia camuflado su miedo

—No debes temer— susurro una voz de viscosa fonética

—Nuestros amos tienen un plan para ti, Proselyte te necesita— hablo una segunda voz, más humana pero a la vez más rasposa

—Y Nekron te necesita también.— está vez, hablo una voz femenina y de escalofriante calma, logrando hacer que Ratcatcher se girara al oírla detrás suyo, al inicio de las escaleras

La oscuridad que reinaba dentro de las escaleras se disipó entre un índigo furor, dejando a la vista múltiples frentes que llevaban tatuado el símbolo del santuario índigo, brillante como los huecos en sus bastones; ya no eran personas, o al menos no había ningún humano entre sus filas, sólo monstruosas criaturas y seres de aspecto "humano", únicamente cambiando sus proporciones o color de piel, que no se alejaba de una coloración rosada o gris. Ratcatcher busco con puro tacto su comunicador de ratas, sin quitarle de encima la mirada a aquellos sacerdotes, encontrandolo y luego alzandolo con temor hacia sus captores, pero no pasaba nada más que el incesante chillar de Sebastian advirtiéndole acerca de algo, un actuar que no pudo pasar desapercibido por ella.

—¿Sebastian?— preguntaba Ratcatcher, desviando de manera intermitente hacia Sebastian y sus captores —¿¡Qué pasa!?

—No hay ratas que respondan a tu llamado aquí, aquí solo está Proselyte para responderte— susurro con cierto orgullo Indigo-1, mientras alzaba su bastón al aire y todos los demás sacerdotes chocaban sus bastones al suelo

—Las ratas encontrarán el camino— declaró Ratcatcher, en búsqueda de verse amenazante y, en el fondo, valentonarse

—Cleo— decía uno de estos sacerdotes, cuyo aspecto era vagamente humano, salvo que piel abierta se mostraba a partir de su nariz, dejando a la vista una carne café en mentón y cuello —, no hay camino hacia aquí, solo hay una destino y todos los caminos llevan a él...

—Es hora, Cleo Cazo— iniciaba Indigo-1, mientras se acercaba más que los otros a Ratcatcher —, de hacer un exorcismo inverso...

—¿¡Q-Qué!?— pregunto Ratcatcher, mientras veía y oía como la enorme linterna índigo pulsaba en energía e incluso se acrecentaba de manera casi imperceptible, solo para volver a su tamaño, como si fuera un anómalo pulmón de roca índigo —Esa cosa... ¿Esta...?

—Proselyte esta listo para salir de la batería central— susurro finalmente Indigo-1, justo antes de que dicha empezará a actuar aún más raro

Una neblina lila comenzó a emanar de la intensa luz azulada que se veía en el centro de dicha "batería"; la misma batería empezaba a hacer que todo a su alrededor brillará con un aura índigo, a excepción de Ratcatcher, quien brillaba en una contrastante aura color violeta.

Fue entonces que se hizo presente, una tenue grieta que empezaba a crecer a manera lenta; mientras más grietas así empezaban a aparecer, translúcidos tentáculos de energía índigo emergían del interior de la batería, atravesandola cuál fantasma. Todos y cada uno de ellos buscaban a quien sea que estuviera cerca para quizás atraerlos a su muerte, o algún destino peor. Ratcatcher rápidamente corrió hacia Elizabeth, buscando levantarla una vez que Sebastian subió a su hombro, dejando libres sus manos. Su respiración se aceleraba, buscaba salvar a su amiga a toda costa, pero también buscaba huir de tal lugar, aún si eso llegaba a costarle el correr y no mirar atrás hasta sentirse a salvo; mas no era lugar para temor, egoísmo o cobardía, ella no era una mala persona.

—¡Despierta! ¡Despierta Elizabeth!— pedía entre gritos Ratcatcher, acompañada de los chillidos de Sebastian

—Tomen su comunicador de ratas y llevenlo con los demás trofeos— pedía Indigo-1, a lo que Slorg, un miembro de la tribu índigo cuyo aspecto era el de una enorme oruga carmesí con el emblema del Santuario Índigo en la frente sobre sus seis ojos plateados, se acercó a rastras hacia Ratcatcher

—Entregala, avatar de Depredador— ordenaba Slorg, mientras le apuntaba con todas sus patas izquierdas

Un fuerte abrazo explosión hizo temblar el lugar y hasta caer el polvo de los muros y techo, logrando preocuparse no sólo Ratcatcher, sino también a aquellos sacerdotes índigo, que rápidamente miraron nerviosos entre sí y hacia arriba, llegando a una rápida conclusión al oír disparos rompiendo el notorio silencio del viejo asilo, estaban siendo atacados finalmente. En la superficie, llamando la atención de los compasivos en el interior; las puertas principales del asilo ardían en llamas tras haber sido voladas, con el furor de las lejanas sirenas de policia aproximandose pues el comisionado había llamado refuerzos para tal suceso.

«Se volvió una batalla que necesitaba refuerzos. Jim Gordon podía esperar»

Batman tomó varias armas y se dispuso a marchar hacia el Santuario Índigo, siendo seguido por Polka-Dot Man, Black Bat y Rick Flag, todos bien armados con sus debidos aditamentos; batarangs para Black Bat, armas de alto calibre para Rick Flag y una bolsa llena de bombas para Polka-Dot Man, listos para entrar disparando.

«Pero nosotros no»

Batman pateo ambas rejas con malesa quemada y entró entre el revolotear de las brazas ante aquella explosión; a sus espaldas los tres vigilantes bien armados siguieron el paso del sombrío murciélago, quien no tuvo el tacto de esperar a que las puertas fueran abiertas, cuando ya había lanzado una bomba con forma de murciélago que se pego a las puertas y estalló, dando entrada al equipo del murciélago.

—Duo dinámico creo que ya no funciona como nombre— decía Black Bat, mientras lanzaba tantos batarangs podía a los compasivos que ferozmente se acercaban hacia ellos

—¿Qué tal batifamilia?— pregunto Polka-Dot Man, mientras disparaba sus coloridos puntos, desintegrando a los mismos mientras quemaba muros y puertas —¿¡Cuál es el plan!?

—Ir por Cazo y matar a todos los índigo — sentenció tajante Batman, quitando el seguro de la enorme ametralladora que llevaba en la espalda, terminando por llenar de plomo a los que se le acercaban

Las balas de tal calibre atravesaban a los compasivos como si fueran nada más que globos de agua en el aire, salpicando de su sangre alilada los suelos y muros, cayendo sin vida, o a punto de perderla, a los suelos, ante la atónita mirada de Black Bat y Polka-Dot Man al ver el salvajismo de este Batman, Batman cuyo cada paso era sufrimiento interno ante sus heridas. Mas Rick Flag no se quedó atrás, disparando también con su escopeta recortada a las cabezas y pechos de los compasivos, también acabandolos de golpe mientras veía sus símbolos índigo en sus frentes apagándose junto a sus vidas.

«Jodieron con el murciélago equivocado»

Apenas sus balas se acabaron, Batman tomó su arma y la uso como garrote contra los compasivos, no parando hasta dejar sus rostros como una amorfa masa de palpitante carne con sangre alilada; rápidamente, los refuerzos del departamento de policía de gotica entro abriendo fuego con balas de goma y las pistolas eléctricas, en un contrastante esfuerzo por reducir a todos los compasivos

—¿¡Qué rayos estas haciendo, Batman!?— gritaba el Comisionado Gordon, mientras veía como Batman, de una manera muy violenta, apuñalaba a un compasivo en el rostro con la punta de un batarang —¡Basta Thomas!— le grito al oído Gordon, apartando a Batman de este compasivo, quien solo cayó muerto

—Mi equipo, mis reglas Gordon, ordenale a tu escuadrón que hacer— decía Batman, apartando a Gordon de su camino y viendo como Rick solo le volaba el estómago a un compasivo con su arma —. Estos le han hecho mucho mal a mi ciudad como para dejarlos vivir...

—¿ ciudad?— pregunto molestó Gordon, pero antes de que Batman pudiera respónderle, una enorme serpiente de luz índigo emergió del suelo rompiendolo, mandando a volar a los agentes de policía ante el asombro de los héroes

«Ya era hora de que salieran los pesos pesados»

—¡Las doce campanadas, es hora de abastecer a nuestros señores!— gritaba un sacerdote que parecía ser un blanco cuervo humanoide, aletenando sus enormes alas mientras sostenía en sus patas plumadas su bastón

—¡Nok!— grito Munk, abanicando su bastón de lado a lado, creando con su anillo y bastón, para dar más solidez, una enorme ráfaga de energía índigo que lanzó lejos a Black Bat, logrando que se deslizará por el suelo de un largo pasillo, mientras Munk se acercaba amenazante a ella —. Eres empatica, Cassandra...

—¿S-Sabes mi nombre?— pregunto Black Bat, mientras se ponía de pie y sujetaba con firmeza un par de batarangs

—De donde vengo, la empatia es un sinónimo de compasión— decía Munk, sosteniendo con firmeza su bastón a dos manos y acercándose a Black Bat con otro par de sacerdotes de aspecto alienigena a su espalda

«Incluso la vegetación y el musgo índigo aquí parece vivo, como si el lugar fuera una criatura más de la secta»

—Abner Krill— exclamó aquel humano poseído por Proselyte, o al menos una extensión de él, mientras se materializaba frente a Polka-Dot Man —¿Listo para unirte a la trib...?— pero múltiples disparos a la cabeza de ambas armas de Batman lo mandaron a callar, al menos hasta que se regenero —Eso es inútil, Thomas Wayne...

—Te distraje ¿no?— pregunto con una sonrisa en su rostro Batman, justo antes de que una ráfaga de aquellos puntos coloridos de Polka atravesarán a Proselyte —¿Puedes con él mientras bajo

«Esta batalla se hace más y más difícil con cada pelea. Debe ser la pelea final sin duda»

—¿La traerás a salvo?— preguntaba Polka-Dot Man, logrando mantener a ralla tanto a Proselyte como a múltiples miembros de la tribu índigo

—Cuenta con ello, Krill— susurro Batman, antes de lanzar múltiples batarangs explosivos hacia sus atacantes —¡Flag! ¡Conmigo! ¡Y Black B...!— pero este se interrumpió a su mismo antes de mirar a su alrededor y no ver por ningún lado a su ayudante —¿¡Donde esta Black Bat!?— preguntaba entre gritos Batman, mirando de un lado a otro antes de escucharlas finalmente; las campanadas iniciaban

Black Bat corría de un lado a otro por los pasillos, atacando a tantos compasivos como pasaban frente a ella, incluso teniendo que pelear contra múltiples creaciones de los sacerdotes índigo, quienes se veían frenadas por apenas unos segundos cuando Black Bat lanzaba tantos proyectiles como podía, aunque no siendo suficiente para pelear con estos. Munk poco tardo en crear un gigantesco ciempiés con el cual ataco y persiguió a Black Bat por pasillos, siendo la única opción para la murciélago el escape. Pronto un puño de ocho dedos golpeó a Black Bat, haciendo que esta atravesara de golpe un muro e incluso, para el temor de la heroína, escupió sangre.

—Okey, eso dolerá mañana, creo...— susurraba Black Bat para si misma, justo antes de tomar bombas de su cinturón y lanzarlas por aquel hueco que había creado para entrar —¿Qué demonios es... es esto...?

En aquel enorme salón al que Black Bat había entrado, no encontró más enemigos o prisioneros, sino trofeos; partes de los trajes y armamentos de los internos que una vez fueron prisioneros del lugar; una viejo lanzallamas aún unido a sus tanques de combustible y una máscara amarilla, las armas y traje helado de Mr Frezze, las ridículas armas del Joker, etc. Pero más allá de los artefactos de los viejos internos, encontró reliquias más allá de las fronteras de la tierra.

—Santos artilugios espaciales, Batman— se dijo para sí misma Black Bat, prestando atención a todas las reliquias que desconocía

Una empuñadura con tres orificios fue lo que llamó su atención, teniendo el orificio mayor en la punta y dos más pequeños a los costados; en la lejanía del estante, había monedas, o lo que parecía serlo, de todo tipo y forma, incluso podria decirse que de todo material; rápidamente, y como si entre un ruidoso silencio le gritara, una enorme placa de piedra llamó su atención cubierta en una manta al fondo de la habitación, en una esquina y de manera llamativa tras un enorme tubo de cristal roto. Black Bat se acercó y pudo ver que, cubierta tenuemente por la manta, las letras "sil", impulsandola a quitar la manta, logrando ver la pintura que aquella roca mostraba. Un árbol simplista a medio pintar se posaba en la roca, teniendo lo que parecían ser doce ramas, las tres superiores a la izquierda sin estar completas; de manera extraña veía una rama, la segunda rama del lado izquierdo, misma rama tenía pintado encima el símbolo del Santuario Índigo, mientras que varias ramas arriba, y del lado derecho, veía con rareza un rectángulo vertical de oscuro color púrpura.

«Lo que sea que enfrentemos, debe terminar hoy»

Antes de que Black Bat pudiera ver más símbolos en las ramas de tal pintura, que ya descubierta de la manta decía "Yggdrasil", fue interrumpida por filosos tentáculos índigos cuyas puntas tenían una cubierta afilada de hueso; todos estos tentáculos trataron de acabar con ella si importarles ya en lo más mínimo los trofeos, buscando destrozarla al son de las campanadas de media noche; entre acrobacias y piruetas Black Bat esquivaba los ataques índigo de los sacerdotes cuando finalmente vio un bastón dorado cuyo símbolo sobresaliente era uno conocido por ella: un relámpago.

—¡Momentos desesperados...!— grito para si misma Black Bat, mientras estiraba la mano en búsqueda de aquel bastón dorado con punta en forma de relámpago a la par que lanzaba sus batarangs

Un fuerte relámpago se escucho y surgió de las entrañas del asilo, destrozando el techo sobre dicho salón e hizo temblar el resto del recinto, interrumpiendo la novena y décima campanada, logrando hacer que estas se perdieran entre el estruendo y relampaguear de los lilas cielos.

«Ahora que viene...»

Apenas el relampagueo cesó, la última campanada sonó de manera estruendosa ante el silencio que vino en consecuencia a tal suceso. Fue entonces cuando el temor se acrecentó en los policías y los propios vigilantes, pues apenas el relámpago y las campanadas callaron, todos los individuos pertenecientes al Santuario Índigo, empezaron a cantar a todo volumen su juramento en aquella lengua desconocida. Las doce campanadas habían sonado en el Santuario Índigo; noche buena había terminado.

Ya era navidad.

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