5.- Una noche en familia
—Centro de caridad "Dewitt's Touch".
Sirenas se policia iluminaban las calles mientras avanzaban de apoco en su camino, terminando por frenar su bicolor avance justo frente al centro de caridad, topandose los oficiales de policía con tan colorida escena. Polka-Dot Man, aquel villano que lanzaba puntos de colores con un contrastante y mortal efecto, y Ratcatcher 2, la hija del Ratcatcher original y quien controla las ratas, se encontraban en una encarnizada lucha, aunque una fuera de lo común, pues no eran Batman y Black Bat quienes las enfrentaban, sino un desnudo hombre lila con tentáculos de energía saliendole del cuerpo.
—¿¡Por qué no te puedo matar!?— exclamaba con una naciente desesperación Polka-Dot Man, prácticamente desintegrandole el pecho a Proselyte
—No puedes matar a la compasión, sale desde tu corazón— decía Proselyte, mientras aplastaba ratas y trataba con desesperación atrapar a Polka y Cleo
—¡Salgan ya, salgan todos!— gritaba Cleo, mientras azuzaba a las personas a correr hacia un lugar seguro en el interior del lugar
—El almacén debería servir, es antibombas— decía con calma Elizabeth, poco antes de cargar su arma y disparar de nuevo hacia Proselyte
—¿Ya cesaron con sus vanos intentos de alejar el sentimiento de compasión?— pregunto Proselyte, sonriente ante el seco sonido de las puertas de policía al cerrarse, seguido del multiple clickar de los seguros en sus armas —. Son ellos...
—¡Oficiales nos...!— pero la esperanza en el rostro de Cleo se apago apenas sus ojos se adaptaron a las luces de las sirenas; casi todos llevaban en sus frentes el símbolo del Santuario Índigo —. Mierda...
—¡Abner Krill!— gritaba uno de los oficiales
—¡Cleo Cazo!— continuo otro más con una fluidez y tono tal, que parecía que hablaba aún el anterior tras una pausa
—Detengan su ataque y cesen de una vez— ordenaba el oficial de policía, mientras apuntaba con su arma a Cleo, quien estaba más vulnerable
—¿¡Qué!?— pregunto una mujer que cargaba a su hijo y aplastaba con los pies a uno de estos pulpos —¡Ellos nos están protegiendo!
—Nosotros haremos lo mismo, pero mejor y a sus existencias— confesaron todos los oficiales de policía, menos uno, y Proselyte, al mismo tiempo en un tétrico coro —Qué mayor compasión hay, ¿qué garantizar un eterno e indoloro infinito?
—¿Compañeros?— pregunto extrañado el oficial que no
—Lamentamos decirte que, tus servicios ya no son requeridos, Jim Harper— decía Proselyte, a lo que cada agente de policía comenzó a girarse hacia Jim
—¿Amigos? ¡El monstruo está ahí!— exclamaba Jim, mientras señalaba con su arma a Proselyte, pero sus "compañeros ya no respondían a él
—¡Ahora!— grito Cleo, a lo que Polka-Dot Man, sin pensárselo, ataco con todo el furor de sus puntos a los oficiales de policía y el mismo Proselyte, logrando acabar, momentáneamente, con Proselyte, y terminando de manera definitiva con los policías, cuya carne y uniforme fueron trozados y quemados hasta dejarlos como mera pedaceria y una carne molida sin "forma"
—¿¡Qué hiciste!?— grito Jim, apuntando a ambos con su arma —¡Ellos eran mis amigos, malditos villanos!
—No podríamos traerlos de vuelta aunque quisiéramos, aunque estuviera vivos ¿okey?— declaró Cleo, mientras trataba de calmar al oficial restante
—¿Cómo que aunque estuvieran vivos?— pregunto Jim, poco antes de ver con horror una mórbida escena de pesadilla
—Jim Harper— decía Proselyte ante lo que quedaba de su boca —¿Seguro que eran tus amigos?— añadía, mientras buscaba ponerse de pie —. Sólo detecto miedo, y avaricia por tu propio bien en este momento ¿o no?
—Detecta esto— antes de que se regenerara nuevamente, Elizabeth volvió a estirar las manos y lanzar un grito al aire; un nuevo portal se abrió, luego otro a un par de pasos al interior de este mismo, y del otro, y del otro hasta formar cuatro portales, hacia distintos lugares todos, mismos a los cuales Cleo, con ayuda de sus ratas, mando a Proselyte, deshaciéndose por fin de él, o al menos por unos momentos —Regresa rápido de ahí, asqueroso...— susurraba entre resoplidos cansados Elizabeth, poco antes de que su nariz sangrara y esta cayera los brazos de Cleo, inconsciente
—¿Elizabeth?— pregunto Cleo con temor, mientras trataba de sentir el pulso de esta; aún vivía —S-Sólo, solo se desmayo...
—Llevala adentro, recuestala y salgan de aquí o...— pero Polka-Dot Man fue interrumpido
—¿¡Van a ignorar q-que estoy aquí!?— pregunto entre gritos Jim —¿¡O que mataron a mis amigos!? ¿¡O esa cosa que acaban de mandar a quien sabe donde!?
—Esos no eran tus amigos, al menos ya no, creo— susurro Polka-Dot Man
—Y esa cosa va a volver, necesitanos que pida refuerzos, por favor— pedía Cleo, poco antes de ser ella y Sebastian, abrazados por Harper
—Sabía que me salvarían...— decía Harper mientras hundía su cabeza al regazo de Cleo
—¿Pedir ayuda?
—¡La batiseñal!— exclamó Polka-Dot Man, tras tomar a Jim del hombro y guiarlo había afuera a su patrulla —Wow...— susurro para si mismo, apenas vio el color de las nubes y cielo por sobre de toda Ciudad Gótica
—¿Es mi imaginación o el cielo es...?— intento preguntar Jim
—Morado— susurro Harper, aun abrazada de Cleo y mientras ambas se posaban junto a ambos; mas Polka-Dot y Cleo sabían lo erróneo en la respuesta de Harper: Polka-Dot Man solo pudo clavar la mirada al cielo, notando que había al menos cinco batiseñales ya encendidas, o al menos así fue, hasta que una se apago repentinamente.
—Qué demonios le está pasando al mundo...— susurro Polka-Dot Man, tras darle un vistazo al cielo; era de un oscuro, pero distinguible, color índigo
—Atlantis.
Aquaman, el soberano de la decadente Atlantis, yacía de pie con firmeza y entre un fuerte aire imponente ante los héroes de Gótica y Rotica, cumpliendo su cometido únicamente con Black Bat y Red Robin, pues los otros vigilantes no iban a ceder en ningún ámbito, mostrándose firmes ante las miradas de Aquaman, quien oprimía con fuerza el mango de su tridente, intentando intimidar a alguien más allá de su ejército o ambos jóvenes secuaces.
«Arthur Curry. No acudió al falso llamado de la Liga de la Justicia; quizás también habría muerto junto a Bruce. O quizás no»
—Curry— respondió "respetuoso" Batman, mientras veía fijamente a Aquaman, retandole con la mirada —¿Por que quieres a Cold? Es nuestro.
—¿Se burlo de su falta de mar?— pregunto burlon Green Lantern, poco antes de recibir las miradas fijas de los atlantes y del rey —Pff... publicó difícil ¿Eh?
—No creo que sea el mejor momento, Green Lantern— susurro Red Robin, tratando de callar a Green Lantern
—Calla Robin, se lo que hago— contestó Green Lantern, tratando de calmar a su secuaz
—Mis hidromantes sintieron una perturbación en Ciudad Gótica, similar a la energía que emana la batería de poder central de los Green Lantern Corps, en Rotica— explicó con firmeza Aquaman, mirando ahora a Green Lantern —, este "Commander Cold", está lleno de la esencia de esa energía parecida a la de los Green Lantern Corps o los Sinestro Corps.
—Lo se, también traté de investigarlo pero bueno, nos interrumpieron— explicó falsamente apenado Green Lantern
—¿Hace cuanto han sabido de las cosas raras en Gótica?— pregunto tajante Batman, tomando por sorpresa a Aquaman —. Por qué Black Bat y yo hemos tenido meses difíciles lidiando con ese Santuario Índigo, que no hace más que volverse más retorcido con cada pista que hallamos.
—Superman quería dar oportunidad tras oportunidad para los villanos y la basura en este mundo, al igual que muchos otros más— decía Aquaman con rabia en su voz
«Claro. Evade el tema»
—Mataste al Joker y cuanto super villano se cruzaba en tu camino ¿¡Por que no matar a todos y ya!?— sentenció con firmeza Aquaman, golpeando nueve veces el suelo con su tridente, acto que fue replicado por su armada
«Trata de intimidarme. Claramente es él, quien está intimidado»
—¿Como quienes?— pregunto sereno Batman, dando un paso al frente y notando a los escuderos atlanteanos desenfundar sus armas —¿Cómo Mr Frezze? ¿Un hombre que buscaba curar a su esposa? ¿O como Pamela Isley? Que en vistas generales, lo que ella haría nos daría milenios de vida verde...
«Pero claramente, va a clamar en nombre de su superstición, a pesar de que por su crianza, debería ser católico o uno de sus múltiples variantes»
—Por los siete profundos, Thomas— clamaba Aquaman con rabia en su hablar —. Black Manta tomó la vida de mi amada Mera, el Joker la de tu propio hijo y la basura de Gótica, tomó a tu esposa y madre de tu hijo ¿¡Por qué no apoyarme!?
—Recomiendo te calmes, Aquaman— contestó con frialdad Batman —, tal vez Bruce te daba el beneficio de título y posición. Pero yo soy más un igualista.
—No dudará apalearte— contestó tajante Black Bat entre susurros, acto que hizo a Batman esbozar una pequeña sonrisa; los atlanteanos no hicieron más que reforzar el agarre de sus armas
—Incluso llevar la muerte a los malos, tiene sus niveles, "majestad"— declaró Green Lantern, a brazos cruzados
—Ustedes, montón de hipócritas— exclamó Aquaman, tras apuntar con su tridente a los héroes
«No hay tiempo, con nosotros lejos de Gótica, de todo podría estar pasando»
—¡Cuando el Joker tomó el casco del caos!— exclamó Aquaman, callando de golpe a todos los presentes —¡Tú lo mataste! ¡Y lo aplaudimos!
—Pero se llevó antes a algunos de la liga, Arthur— explicó con pesar Green Lantern, viendo con nostalgia, y algo de dolor, su anillo —. Hal, Bruce, Diana...
—Todos ellos fueron vengados cuando Thomas mato al Joker y lanzó el casco del caos más allá de la zona fantasma es verdad— confesó tajante Aquaman, poco antes de oír como sonaba el comunicador de Batman en su bolsillo —. Pero aún así, hay muchos villanos que no dudaría en intentar algo similar o...— nuevamente, el comunicador de Batman, algo pasaba —¿Contestaras?
—No— confesó tajante Batman, casi intimidando a Aquaman con su mero responder
Arthur Curry, aún más como rey, era obstinado y orgulloso, pero hasta el sabía que si nunca pudo argumentar con Batman, el murciélago original, Bruce, no podría hacerlo con este, no podría hacerlo con Thomas Wayne; rápidamente decidió volver al tema a tratar y por la razón de su reunión actual.
—Este Commander Cold tiene algo en él, algo que lo hace sentir, raro, distinto— explicaba vagamente Aquaman, antes de que todos desviaran sus miradas hacia él
Ahora podían verlo, estando tan lejos de Gótica, podían percatarse de aquella sensación, sensación que era abrumada totalmente en Gótica, la ahora casa del Santuario Índigo; mirar una pared con un hueco, un fuego que amenaza con volverse forestal en un busque, o esa inquietud que te produce mirar hacia un punto especifico en la oscuridad, así lo sintió Thomas Wayne al mirar con atención a Commander Cold en un ambiente tan limpio de la influencia del Santuario. Era como si llamara toda la atención de una manera tétrica en el lugar, cual hoyo negro que atrae y devora estrellas, Commander Cold atraía las miradas cual magneto; mas no lograba ninguno, salvo Jason, entender el que estaba mal con él, o al menos no bien; su traje y físico seguían igual o más impecables que en otros encuentros, su salud era buena y su mirada no era más una de locura, sino una de sumisión y hasta cooperación.
—Este idiota, irradia energía índigo— explicó Green Lantern
—¿Te lo dijo tú anillo?— pregunto Batman, con una sonrisa de ¿orgullo?
—No hace falta, con el tiempo aprendes a sentir los espectros emocionales— decía Green Lantern —, mira, ese idiota irradia una vibra tan buena que da mala vibra ¿Me hago entender?
«Bruce le enseñó bien»
—Demasiado bueno para ser real ¿no?— pregunto Aquaman, a lo que estos asintieron —. Energia índigo ¿Es un Índigo Lantern o algo así?
—Trabajamos en ello, de hecho— confesaba Rick Flag, mientras veía de reojo a los atlanteanos
—Encontramos un anillo, así que si es o no una corporación, no me importa— decía Batman, poco importandole que más tuviera que decir —, solo voy a...— nuevamente, su comunicador sono —, voy a salvar mi ciudad.
—¿Quién sigue? ¿Superman?— pregunto extrañado, y burlon, Green Lantern
—No lo menciones Todd, él podría oírte— advirtió Batman, mientras seguía su camino de regreso —. Siempre puede.
—¿Sólo vas a darme la espalda a caso?— mas no hubo respuesta para Aquaman, más allá de ver como Green Lantern, haciendo uso de su anillo, tomaba a Commander Cold y se lo llevaba flotando cual niño a un globo —¡En el nombre de Marianas! ¿¡A donde crees que llevan a mi prisionero!?
—¿Querías que hiciéramos algo, no?— pregunto Rick, sosteniendo superficialmente el mango de su arma —. Vamos a ver que le podemos sacar.
—En el nombre de los siete profundos, mi rey, ¿¡Permitirá que se lleven al prisio...!?— pero aquel consejero fue callado, por el rápido crear de un arma en manos de Green Lantern
—Tu decides, pez palabras— contesto Green Lantern —, lidias con nosotros, y tal vez nos maten por mayoría de números...
—¿¡Qué!?— exclamaron Black Bat y Red Robin
—Pero no querrás lidiar con lo que vendra luego, de Gótica, Rotica y quien sabe donde más...— añadió con una sonrisa Batman, mientras miraba por sobre de su hombro —. Toma mi consejo, Arthur, Atlantis sobrevive, aun sin mar, ¿por qué no la disfrutas mientras puedes?
—¿Es una amenaza, Wayne?
—Tómalo como quieras. Pero por Cetaceus juro que si algo sale mal en Gótica por que te dejamos a este Cold aquí, vendré por ti— declaró Batman, extrañando y asombrando a los atlanteanos —. Así es, yo también se sobre sus dioses.— finalizó, tras seguir su camino sin alguna traba, incluso con Commander Cold en su custodia.
—Eso fue salvaje, abuelo— decía con una sonrisa Green Lantern, aun mirando hacia atrás, esperando alguna respuesta violenta de
—Cetaceus es el dios atlante de la majestuosidad y los juramentos, mayormente en Atlantis son religiosos, no nos atacarán por haber yo jurado en nombre de su dios— informó con una sonrisa Batman, alejándose del lugar junto a los héroes entre ágiles pasos, logrando ver su jet en el medio de un gran jardín —. ¿Qué harás con él?
—¿Eres adivino o que mierda, abuelo?— pregunto falsamente extrañado Green Lantern —¿Cómo sabías que me lo iba a llevar? O al menos que quería...
—Tienes una biblioteca con lenguas que alguien perteneciente al Santuario Índigo podría entender, hay más de un linterna en Ciudad Rotica— informaba Batman, dejando boquiabiertos a los presentes —, además de una batería de poder que irradia una energía similar pero distinta a la del santuario en Gótica— explicó este murciélago, dejando apantallado a Red Robin —. Era un conclusión lógica a la que llegar, hijo.
—Wow...— susurro Red Robin, mientras veía a Green Lantern empezar a crear un jet propio
—¿Cómo le sacaras la información?— pregunto Black Bat, con especial atención a Red Robin —Al último que intentamos interrogar, bueno...
—Está muerto en una plancha en la Baticueva— confesó tajante Rick Flag, mientras veía bajar la compuerta
—Tal vez no sea el más paciente, pero hay algunos lanterns con paciencia en Rotica, además claro, de Black Canary, su hija— aquello último pareció captar especial atención de Batman, pero Jason decidió finalizar sin darle importancia —, bla, bla...
—Si no lo hacen, tal vez en isla paraíso tengan algo, a Artemisa seguro le gustará verte Green Lantern— bromeaba Red Robin, poco antes de varios cables verdes salieran del jet y lo metieran en este, casi tragandole cual bocadillo
—Estúpido niño mantequilla— susurro Green Lantern, poco antes de elevarse envuelto en un aura verde
—Espero volverte a ver, Todd— expresó Batman, mientras se tomaba del pistón en la plataforma —. En circunstancias menos violentas...
«Bruce debió hacer a este su sucesor, no a Grayson»
—O más— añadió Green Lantern, mientras se alejaba lentamente —¿Le doy tu saludo a Babs y Dick?
—Por favor— pidió a secas Batman, mientras la compuerta se cerraba poco a poco, cortando de golpe dicha conversación
Ambos jets se alzaron y tras el intenso encender de sus motores, despegaron en dirección a sus ciudades. Un vistazo, si es que se le podía decir al atisbo de ello, fue dado por una joven atlante que cortaba madera para flechas, pues a falta de fauna marina, había que buscar modos distintos de cazar, y a su vez comida distinta. Dicha joven tardo más en volver a su tallado que lo que le tomó mirar, justo antes de finalmente abrir la boca.
—"Cuidado con la guadaña que oscila detrás de la lejana puerta, por que los moluscos la quieren a ella"— susurraba una joven pelirroja en su lengua materna, el atlante, tras ver fugazmente por poco menos de un segundo el partir de ambos jets, sabiendo que no todos se volverían a ver. El nombre de aquella joven era Andriana Curry, y por apodo, la Soñadora.
De un segundo a otro, Thomas Wayne se encontraba vistiendo su bata de opaco color ladrillo, y freno su avance por el pasillo en dirección a la biblioteca apenas despertó, si se le podía decir así; Thomas Wayne miró a su alrededor, no como si se encontrara en un lugar desconocido, era más como no recordar el momento en el que habías decidido actuar, más específico para Thomas, cualquier decisión que lo llevara a este momento.
«Yo...»
Thomas tenía un vaso de whisky en la mano, pero al igual que su decisión por ir a la biblioteca, o ponerse su esponjada bata con el grabado: T.W, en la solapa. La mano que sostenía su vaso de whisky se encontraba mojada, pero fresca, como si en el momento que regreso a estar del todo consciente de su actuar, hubiera dado un brinco; Thomas miró hacia el frente y hacia atras, buscando algún detalle que su captor no supiera el había memorizado, si es que había sido raptado psíquicamente, pero todo estaba ahí: desde la tabla rota que había roto en el suelo de manera específica, hasta el polvo que la cubría. Rápidamente se pellizco el cuello, sentía el más mínimo dolor; finalmente este dio un trago a su whisky, nunca sabía igual, ya que su trato propio era ese, no acabar con una botella en una noche, por lo que esta vez, había tocado un whisky barato que el nunca compraría, lo compro Cassandra, no estaba en hipnosis, realmente había perdido algunas horas de noche.
«¿Cuando llegue a aquí?»
Thomas miro con recelo la puerta de su biblioteca, si bien era la entrada a su cueva, también era algo más. Una vez al mes, él cruzaba la puerta, pero no seguía su paso hasta la guarida "heroica", del murciélago; se tomaba un momento para tomar algunos libros en específico y leerlos por horas, una vez al mes, hace dos años. Todo empezó poco después de la muerte de Martha Wayne, tanto él, como su hijo Bruce, comenzaron a adiestrarse en todo tipo de conocimiento y arte marcial, para así no repetir tal tragedia. Con los años no hizo más que aumentar, y con el nacer de Batman, no hizo sino aumentar aún más, incluso llegando a pasar más de una vez a la semana, pero esto paro en seco una vez Bruce Wayne murió, y poco antes de que el Joker también lo hiciera, este último a manos de Thomas. Thomas entró y se acercó hasta uno de los escritorios frente a la ventana, encendiendo la lámpara y posando su vaso sobre el mismo, dejando sus manos libres para así tomar ambos lados de aquella escalera, solo para así empezar a subirla.
—N-No esta...— susurro Thomas para si mismo —¿¡Alfred!?— pero no hubo respuesta, cosa que extraño al último Wayne —¿¡Donde esta el libro...!?— aún no la hubo, esperaba que le interrumpiera a media pregunta, pero ni dejando de hablar, paso.
«Pennyworth. La edad debe empezar a afectarte»
—¿Thomas? ¿Todo bien?— preguntaba Cassandra, que venía desde la cueva, perdiendo la energía en su rostro apenas vio a Thomas en las escaleras —¿Buscas algún libro?— pregunto Cassandra, forzando la vista para ver si encontraba algún libro del interés de Thomas, pero esto no ocurrió
—¿Donde está él?— pregunto Thomas, sin voltearla a ver, con la vista clavada en sus estantes —. No me escucha y ya lo he llamado un par de veces.
—El duerme, el frío y cansancio, incluso tú y yo hemos tenido suficiente por un par de días ¿No crees?— pregunto Cassandra, a lo que Thomas bufo con entendimiento, sin dejar de buscar, hasta que se topó con un espacio entre libros, con sólo una hoja de papel doblada a la mitad y cubierta de tanto polvo que ya tenía aspecto de roca
«¿Q-Qué? ¿Qué es esto?»
—¿Thomas?— pregunto Cassandra, conteniendose para no romper del todo el silencio y la paz en el lugar
«Debería... debería estar aquí...»
—¡Thomas!— exclamó más fuerte Cassandra, haciendo que Thomas finalmente se girará hacia ella —¿Te puedo hacer una pregunta?
«Una más para el saco»
—Cuando nos fuimos a Atlantis— inicio Cassandra, al no tener mayor respuesta que la mirada de Thomas —, fue como, como quitarme un peso de encima, como una gran mochila pesada pero no físicamente como cansancio, sino...
—¿Cómo si te quitaran una venda de los ojos?— pregunto Thomas en respuesta. Él compartía tal sentir; Cassandra asintió —. Salir de la ciudad, fue un punto de partida.
—Algo está mal con Gótica, lo se, y no es lo normal, como si...— pero no pudo terminar, por lo que Thomas la miro fijamente; como si de un impulso se tratara, ella contestó a esta mirada —, es como si no fuera algo que notas, hasta que...
—Hasta que dejas de sentirlo, y entonces lo notas— decía Thomas; ella le asintió con pesar —. Y cuando vuelves a ello, no dejas de notarlo.
—S-Sí, así se siente estar en Gótica otra vez— decía Cassandra, poco antes de ver bajar a Thomas con prisa —¿Qué estás hac...?
—Necesito encontrar ese libro, Cassandra— contestó tajante Thomas, interrumpiendo a Cassandra —, si Alfred no está disponible ahora, debo buscarlo y no tengo más que esta estúpida nota que...
—¿¡Qué!?— pregunto Cassandra, extrañada totalmente de las palabras de Thomas, y con una preocupación creciente al ver la reacción de Thomas al leer la nota —¿Q-Qué dice?
«Ese bastardo»
—"Creí que a alguien le hacía falta un álbum familiar, así que les di algo parecido. Espero que no te moleste, bati-papá. Ja.. ja... ja..."— leyó Thomas, con una creciente rabia —. Ese psicótico bastardo de pelo verde, me dejó un último dedo medio— contestó para sí mismo, tras terminar de leer y arrugar la hoja y lanzarla al suelo —. Ve por tu traje, no hay tiempo de ir por Flag.
«Y me estoy retrasando al esperarla a ella»
—Alguna parte en el bosque de Gótica.
La nieve caía con gracia y elegancia sobre una casa de lujoso mirar en el medio del bosque; las distintas músicas navideñas sonaban con fuerza y se entre mezclaban en una orquesta que solo los oídos las agudos, podrían lograr desenmarañar; las agudas canciones navideñas procedentes de las luces que adornaban la casa por fuera y por dentro, la música visperina que era reproducida desde un viejo tocadiscos y los cánticos de villancicos que cantaba la familia en su interior, pues era veintidós de diciembre, y la navidad estaba a todo esplendor. Su aspecto era claramente atemporal, al igual que toda la casa pues, si bien era lujosa, tenía a luces todos aquellos artículos que una familia completa de los años cincuenta habría añorado tener; una chimenea "moderna", cuya forma era la de un enorme y metálico balón volumetrico, sofás y sillas a juego con los colores apagados de los muros y suelo; las paredes, más allá de tener fotografías de ellos, tenían una especie de fotografías genéricas con los rostros de la familia pegada encima, al mismo tiempo que en algunos cuadros, habían pegado completo a algún miembro de la familia; algo que resaltaba, más allá del arte abstracto que decoraba casi todos los muros, eran los constantes símbolos atómicos; el modelo de Rutherford abundaba no sólo en papel tapiz, alfombras y vajilla, pues cara miembro de la familia llevaba este atomo dibujado en alguna prenda, siento la única distinta la madre de familia, pues su bien todos lo llevaban en el pecho de sus suéteres de estambre, con distinto color por cada miembro, la mujer lo llevaba en la solapa de su mandil rosado.
—¡Es un árbol hermoso, querido!— exclamó alegre la madre, dando pequeños brincos mientras aplaudía con asombro ante su árbol; aquel árbol era de plástico, un reemplazo para no cortar árbol alguno, su color era plateado, simulando ser metálico
—¡Conseguiste uno genial, Padre!— exclamó el Hijo menor, mientras se limpiaba las manos en su verde suéter
—Las esferas ¿donde las has conseguido, Padre?— preguntaba el Hijo mayor, de suéter azul, abrazado a su hermana, la Hija mayor
—Me alegra saber que este año también estamos juntos mis hijos— pregunto el Padre, posando su mano sobre el hombro del Hijo menor, a la vez que con su otra mano tomaba el borde de su suéter color mostaza —. Los amo a todos, familia.— termino el Padre, sin responder ninguna de las preguntas, en una especie de respuesta automática; Padre acaricio al perro de la familia, mismo, que estaba disecado en una pose que emulaba estar sentado
—Está será sin duda una navidad inolvidable, querida madre— declaró alegre la Hija mayor dando pequeños brincos y girando de alegría, mientras lucía su opaco suéter rojo —¿Madre? ¿Hueles eso?
—Huele a que algo se quema, cielo—de añadió tajante Padre, señalando hacia la cocina mientras se llevaba la pipa a la boca
—¡Valgame dios! ¡Mis galletas!— exclamó la Madre, con una expresividad tal, que parecía más un ser intentando imitar las emociones humanas, que una reacción real
—Cielos, aquí vamos otra vez— declaró el Hijo menor, mientras se asomaba por el pasillo para ver a su madre correr hacia la cocina
—¡Ja, ja, ja!— exclamó Padre entre un atisbo de risas
—Oh Padre— inicio el Hijo mayor —¿¡Veremos el álbum de nuevo!?— pregunto emocionado, mientras veía hacia un estante con libros
—¿Quieren ver nuestros recuerdos de nuevo?— pregunto con una enorme sonrisa el Padre, mientras se ponía de pie y, entre movimientos, dejaba ver que tenía una especie de cordón en el cuello, mismo, que atravesaba un anillo y lo lucía como collar o amuleto, un anillo del Santuario Índigo —. Vamos a ver el álbum...
El Padre entonces se acercó hacia sus tres hijos, a quienes les dio el libro, con el grabado: Familia Wayne. Los niños lo abrieron con suma rapidez y alegría, logrando ver que este había sido modificado; al igual que en las fotografías en los muros, había caras recortadas y pegadas en las fotos del mismo, sobre puestas para tratar de "integrar" a la familia en dicho álbum, además que en las fotografías que tenían a todos los Wayne, Thomas, Martha y Bruce, tenían también pegados dos niños a los lados, los hijos mayores. Mientras estos hojeaban el álbum, la puerta fue tocada con educación y pasividad, quizás algún amigo de la familia; Padre se puso de pie y se acercó a la puerta, abriéndola de golpe.
—¿Si diga?— pero el asombro lleno a Padre, pues sus invitados no eran ni esperados, ni amigos —¿B-Batman...?
—Y Black Bat— susurro Black Bat, intentando no pasar desapercibida
—Te lo voy a pedir una vez, y solo una vez, Padre— declaró tajante Batman, posando amenazante su mano sobre su arma —Yo...
—Oh, rayos— intervino de un grito la Hija mayor, tras tirar por accidente el álbum y dejar a la vista la manipulación que habían tenido sobre este —, rápido hermanos, levantelo y...
«Un buen hombre les habría dado un sermón, y se los habría pedido o hasta dejado. Pero yo, yo no soy un buen hombre»
En un ágil y casi imperceptible movimiento, Batman sujeto con fuerza su arma y la levanto, apretando el gatillo justo al frente de Padre. La cuerda de su "collar" fue rota y la bala se encarnó en su cuello, solo para salirle por la nuca y dejar a la vista un hueco hacia su sintética tráquea. Los ojos de los hijos nucleares rápidamente se tornaron en faros carmesí con la intención de cegar a sus enemigos, en este caso a Batman, quien sin pensarlo dirigió su arma hacia la Hija mayor, y dio tres disparos a la misma dos al pecho y una a su justo entre los ojos, apagando de golpe así a la Hija mayor, quien solo cayó al suelo, para una especie de furia y miedo de los otros dos hermanos.
—¿Niños?— trataba de decir Padre, antes de recibir otro par de disparos al cuello, y nuevamente, alzar Batman la pistola hacia los hijos nucleares, quienes corrieron hacia la sala, sin que Batman deje de dispararles
—¿¡Thomas!? ¿¡Qué mierda haces!?— grito Black Bat, llevándose las manos a la boca aterrada del actuar del murciélago, tratando de frenarlo
—Disparar— declaró con rabia Batman, tras ver como el Hijo menor tomó el álbum y se lo llevó, poco antes de trepar la pared y y luego llegar hasta el techo, cual araña
—¿¡Qué carajo!?— pregunto Black Bat, al ver como el otro hjo trepaba de igual manera
—Hijos...— la columna vertebral sintética de Padre había sido destrozada por los disparos de Batman, no podía ponerse de pie; Padre se meneaba, intentaba hacer que las conexiones de su cuerpo se unieran por el tiempo suficiente como para ponerse de pie, pero esto fue inútil —¿¡N-Niños!?— gritaba a duras penas Padre, mientras movía la cabeza, logrando que el anillo índigo rodará hasta los huecos en su cuello, cayendo hacia su garganta
Lo único que Padre podía ver, era a Batman persiguiendo a sus dos hijos por toda la casa, entre los disparos y los gritos de Madre, que rápidamente se abalanzó contra Black Bat, a quien rápidamente tomó de la espalda y lanzó contra un muro, rápidamente está sacó los batarangs y los lanzó hacia la Madre, logrando clavarle uno en el rostro. Un repentino furor emergió de su interior y su cuerpo se levantó en contra de su voluntad apenas el anillo cayó en su estómago tras rodar por su garganta; su familia, la familia nuclear, si bien eran todos androides, estaban programados para emular aquello más acercado al amor que su inteligencia artificial les permitió; una mezcla y opción que por sí misma, era material para aberrantes hipótesis. El anillo en el interior de Padre comenzó a alimentarse del sucinto sentir en su interior, alimentandose de un sentimiento que nacía de su artificial amor, una artificial compasión. El poder del anillo tomó de huésped a Padre, pero no como un anillo que le poseía totalmente, uniendole a una mente colmena, es su lugar, Padre se volvió, o más bien volvió, al anillo como una retorcida extensión suya, y él del anillo. La réplica de sus músculos se expandieron más allá de su piel sintética, rasgandola desde dentro y dejando a la vista sus músculos, que eran de putrido color gris tan claro que casi era blanco, dándole así un aspecto de ultratumba; la capa translúcida de látex que cubria la poca cantidad de músculos color rosado se había teñido ahora de un intenso índigo. El cabello se le caía por montones junto a trozos de su piel dejando a la vista un macabro intento de rostro, ya con aquel símbolo del Santuario Índigo en la frente. Batman aún perseguía a los hijos de la familia nuclear, hasta que fue interrumpido por un puerte golpe que incluso lo hizo atravesar un muro, dejando a la vista de Thomas Wayne, una vista pura de pesadilla.
—Nok, Batman...
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