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3.- Robin & Hood

La nieve caía con una lúgubre y elegante pasividad sobre la desolada feria de ciudad Gótica; cubriendo con su blanco velo desde la primer carpa del abandonado puesto de algodón de azúcar, hasta la inservible y corroída montaña rusa junto al muelle. Más allá de su muelle, el hace mucho tiempo drenado mar Atlántico, pues algún villano en una agónica broma poco antes de morir había creado murallas para que algunas partes del país, entre ellas Ciudad Gótica, perdieran su acceso a este, mostrando únicamente una interminable vista de claro color beige cubierta por capas de nieve. Entre firmes pasos amortiguado por la nieve, un grupo de personas entraban a la abandonada feria de Gótica, viendo a su alrededor hacia los juegos mecánicos, puestos de comida y atracciones ya abandonadas, pero aun bien cuidadas.

—¡Señorita Quinn!— llamaba un hombre vestido como trabajador de construcción, pero con una peluca afro verde; aquel hombre subia rápidamente por una escaleras de caracol hasta una enorme calabaza blanca en la cima de una alta torre que un día sirvió como juego mecánico, llamado Megadrop, ahora solo sirviendo como el de candente trono de la duquesa arlequín del crimen: Harley Quinn.

Harley Quinn pasaba los días en su torre, lejos del crimen y sólo siendo testigo del estado de su amada feria desde la sonriente boca de calabaza halloweenezca que servía como ventana; Harley Quinn perdió a su amado un día hace ya mucho tiempo, a manos de un murciélago más oscuro, tras una serie de eventos desafortunados que llevaron a mucha muerte y sufrimiento, se aparto del crimen y del estrafalario mundo del heroísmo; poco tiempo después, Harleen Quinzel perdió a su amada, cuando está en búsqueda de resarcir sus actos de villania, se alió con el murciélago que mato a su primer amado; entonces ella se aparto del mundo. Esta noche invernal, Harley Quinn observaba el reflejo en su espejo, notando el ceñido traje bicolor que uso en sus inicios, y que a pesar del significado inicial que tuvo, aún guardaba con más cariño para ella misma y su carrera, que como un regalo de su amado, el Joker.

—¡Hey! ¡Aún me queda!— exclamó Harley, deslizando sus manos por las curvaturas en su cuerpo, dándose especial atención a caderas y glúteos, con una enorme sonría

—¡Señorita Quinn!— insistió aquel hombre, abriendo de golpe la puerta y haciendo que Harley diera un pequeño brinco

—¡Demonios Milton!— pregunto molesta, mientras daba un pisotón infantilmente y colocaba ambas manos con fuerza a sus costados —¿¡Quieres que me de un maldito infarto!?

—L-Lo siento, Señorita Quinn, es solo que...

—¿¡Qué, que!?— pregunto entre un molesto puchero Harley

—Alguien vino por usted, y busca a...

—¿A quien?— pregunto Harley, algo intrigada mientras le daba la espalda y se dirigía hacia la sonrisa que fungía como ventana

—Al pequeño Otik— declaró apenado Milton, poco antes de escuchar el fuerte sonido de la mano de Harley estampadose contra la mesa, únicamente con su caricaturesco revolver

—¿¡Quienes vienen por mi pequeño Otesánek!?— pregunto con rabia Harley Quinn, poco antes de quitar el seguro de su arma y girarse hacia la ventana, logrando ver al grupo de personas que habían llegado a la feria

—Última vez que lo pregunto, maldito payaso de décima— iniciaba Commander Cold, al frente de lo que parecía ser un equipo de soldados o mercenarios, todos con vestimenta de camuflaje o color púrpura bajo sus prendas de protección contra balas; además del arma helada de Cold, todos estos soldados veían fuertemente armados; a su vez, todos estaban rodeados por secueces de Harley Quinn —, llevanos con esa cosa, esa abominación de avaricia y miedo, y déjanos acabarla.

—En primera, ninguna bala suya podría acabarlo— decía Gaggy, un enano con colorido traje de bufón en diseño a rombos color naranjas y morados —y segundo, para llegar al niño, deberán pasar por mi, Snart.

—Creo que me confundes, bufón, yo no soy Captain Cold— expresó tajante —, Leonard Snart no es mi nombre...— decía a la par que, con el cañón de su arma helada, señalaba sus placas en hombros y solapa

—Soy Commander Cold para ti— expreso Cold, dando amenazante un paso al frente, al igual que todos sus acompañantes —, sabemos que esta oculto aquí, esa aberración no debería estar viva, es incontenible e impredecible.

—Olvidaste con gusto por la carne humana, hombre de los helados— expresó Harley Quinn, emergiendo de entre todos los secuaces en compañía de Milton y Punchline —. Aún así esta bien donde está, y nadie se lo llevará.

—Mucho menos tu grupo de cultistas esos del Santuario Índigo— añadió Punchline, quitándole el seguro a su ametralladora

—No somos un culto— expreso uno de los soldados —, somos más una tribu...

—Y una tribu que vela por los demás, así que apartense, y dennos a la aberración— ordenó otro de los soldados

—Bu, bu, bu...— contestó burlona Harley, fingiendo limpiarse las lágrimas del rostro —¿Y que más, sectarios?— aquello dibujo un par de muecas furias en sus enemigos —¿Van a decir que escucharon el rumor de que está en el cráneo de la atracción tesoro pirata o que?

—Bueno, no teníamos una atracción en concreto, pero esa indicación nos sirve— declaró tajante Cold, apuntando con su arma a los secuases a la par que los hombres armados apuntaban con sus armas y el símbolo del Santuario Índigo se dibujaba en sus frentes, aquel combate estaba por iniciar.

—Refugio Botánico de Gótica.

Unas horas más pasaron, Batman y compañía ahora estaban en el interior de la cabaña de Pamela; Black Bat y Rick Flag mientras tanto se encargaban degustando café caliente a la par que se encontraban viendo, atentos, como Batman y Pamela señalaban puntos "al azar" en un enorme mapa de Ciudad Gótica y sus alrededores; puntos significativos para villanos o puntos clave en la ciudad, o eso creyó Flag hasta que fue sacado de sus pensamientos, pues este escuchó a Black Bat interrumpir la charla de Batman y Pamela.

—Yo agregaría el acuario de Gótica, hace una semana fui y algo no estaba bien,— decía Black Bat, acercándose al mapa para golpear aquella dirección con su dedo —sus ojos, era como si estuvieran ciegos, pero actuaban raro...

—¿Cómo raro?— pregunto Pamela, algo extrañada

—Bueno, no se, un comportamiento raro para pulpos, he ido toda mi vida y nunca los vi así— añadió —¿Cómo se comportan los pulpos normalmente?

—Cassandra, yo soy botánica, no zoologa— explicó Pamela, entre un suspiro de molestia

—Malacólogo— intervino Batman, llamando la atención de los tres presentes

—¿Qué?— pregunto Pamela, logrando sentir duda ante tal declaración del mayor

—Los malacólogos son los que se especializan en moluscos— explicó el murciélago, solo para quedar serio, en total frialdad —. Cassandra me hizo saber de los pulpos, y en efecto, eran raros, ya no soltaban tinta por que nada los asustaba, e incluso se movían en grupo, algo raro sin duda...

«¿Por qué solo afecta a los pulpos»

—¿Me estas diciendo que hace semanas que esto ha pasado en Gótica, y no me lo habías mencionado antes?— pregunto Rick Flag, teniendo por respuesta únicamente su silencio y estática mirada

—Con un carajo Wayne— se quejo Flag, llevándose las manos a la cabeza —, carajo, de haber sabido podría haberles dicho sobre el día que llegue en mi camioneta.

—¿De que hablas?— pregunto extrañada Black Bat

—El día que llegue a Gótica, una sensación rara me invadió, era como una rara calma— único Flag, con una expresión de leve temor o incomodidad —, cuando pase cerca de un grupo de esos Compasivos, sentí como si,como si hubiera alguien a mi espalda, con una mano sobre el hombro, pero era raro, ese alguien no parecía incomodarme, solo, se sentía como algo que quisiera...

—¿Evitar?— pregunto Pamela, con una mirada perdida al mapa; Flag asintió —. Esta noche algo ocurrió, aquí, en la casa, escuché la voz de Harley llamándome desde el pasillo, luego la de Selina hacia la sala, y luego— una breve pausa se hizo presente en Pamela, quien tomó aire antes de volver a hablar —, luego mi propia voz me llamó a mi habitación, y entonces el pasillo se iluminó de una voz que, te juro, pensé que podría haber jurado era rosa, o púrpura en cualquier momento pero, esta noche, sólo podía tener un color en mente

«Índigo»

—I...— trataba de decir la pelirroja —Índigo.

—Veo los puntos, pero no las conexiones— declaró extrañada Black Bat —Santuario Índigo, el color, las sensaciones pero... ¿Y los pulpos por que? ¿Los hongos y la plaga en el verde?

—Todo empezó el día en que él cayó, el color que cayó del cielo— decía Batman —, hay algo en ese meteoro que no vimos a tiempo.

«De hecho, ni siquiera se si ya lo vimos»

—¿Una infección? ¿Parásito?— preguntaba Rick, mientras se acercaba al mapa y señalaba al Asilo Arkham —¿Algún control mental?

—¿Cómo en "La facultad" o la "Invasión de los usurpadores de cuerpos"?— añadió extrañada Black Bat

—Aún no lo sabemos— declaró tajante Batman, dándose la vuelta hacia la habitación de Pamela, tratando de ponerse en sus zapatos ante el temor de lo que vivió. No pudo lograrlo.

«Hasta donde se, quizás ya estemos más allá de una solución donde no haya decesos»

—Pero en meses aún no tienen ni la mitad de Gótica, eso nos ayuda con un estimado de tiempo de acción— añadió Rick Flag, poco antes de sacar su arma y apuntar instintivamente hacia la puerta, pues alguien entró corriendo —¡Dios! ¿¡Es que no saben tocar aquí!?

—¡L-Lo siento señor, y-yo...!— aquella era una joven de piel morena y copete, además de una distintiva camisa negra con lo que parecia ser un ave echa de hojas, impresa en su camisa —¡Soy Priya, no quiero problemas, solo...!

—¿¡Qué ocurre, Priya!?— pregunto Pamela, mientras ocultaba las fotografías del Santuario Índigo con disimulo

—Tiene que ver esto— declaró Priya, acercándose hasta el televisor en la sala para así encenderlo y poner el canal de las noticias; una vista aérea de un conflicto armado en la feria abandonada de Ciudad Gótica, en la que se podía ver una especie de rayo de hielo siendo disparado

—¿Qué quiere Snart con Harley?— pregunto Black Bat, mientras miraba extrañada al gélido personaje en pantalla, atacando a los secuaces de Harley Quinn —, digo, aunque sea su faceta de anti héroe, ella ha estado calmada hace mucho.

—De hecho ese es Commander Cold, un miembro del Escuadrón Suicida de Waller, él y un par desaparecieron hace unos meses en...— pero Flag freno antes de seguir, sabía que ahora Batman le interrumpiria

—Hiciste una misión confidencial hace meses en ciudad ¿Y no pensaste en mencionarlo, Flag?— pregunto algo molesto Batman, poniéndose imponente de pie frente a Flag

—Era de reconocimiento a Arkham, y bueno, al no verlos muertos por ahí pensé que poco importaba— declaró, buscando disculpar su actuar —, además imagine que los cadáveres de este y Bane en el Santuario cuando entraramos...

—¿Bane también fue enviado?— pregunto impresionada Black Bat —Yey...— añadió con desgano —Eso no explica por qué Cap..., digo, Commander Cold, está ahí— retomo Black Bat, en un intento de aliviar la situación

—Sondra Fuller— susurro a ojos cerrados Pamela; su voz y respiración dejaron salir un dolor que buscaba ocultar

—¿Lady Clayface?— pregunto Batman, algo extrañado de tal mención, pues hacia años, incluso aún cuando su hijo llevaba el manto, que no oía ese nombre —¿No estaba muerta...?

—Joker— declaró en seco. Black Bat sintió escalofríos —, las cosas que hizo, él la tuvo encerrada hasta que encontró algo "divertido" que hacer con ella, y encontró que, luego de matar a...

«Dilo. Pamela, dilo. Déjalo salir»

—¿A quien, Doctora Isley?— pregunto Rick, tratando de hacerla saber en confianza y seguridad

—Burt...— dijo fríamente entre un titubeo que anuncia un sollozo bien contenido

«Belker»

—Burt Belker— añadió Pamela, dando por acertado el pensar de Batman y dejando salir una especie de piedra en el zapato al poder mencionarlo tras tanto tiempo —, mato a Burt Belker y le quito el casco del caos, antes de...— todos callaron esta vez, incluso Batman —, van por lo que el hizo con Lady Clayface...

—¿Qué pudo haber hecho?— pregunto Black Bat, con cierto asco al final de su garganta

«No es algo que él malnacido hizo con ella»

—Eso iremos a ver— contestó finalmente Batman, tras girarse y ondear su capa, en orden de retirada. Irían en ayuda de Harley Quinn

«Si no por la aberración que ella parió»

—Feria de Gótica.

En aquella feria, no estaba ya desolada, pues balas de ambos bandos corrían de un lado hacia otro, todo mientras trataban de abrirse paso en dirección hacia las atracciones donde se ocultaban los secuaces y aquella criatura. En los rostros de los compasivos, el símbolo de su santuario se iluminaba ya en un brillante neon, al contrario que Commander Cold, quien parecía normal pero se mantenía cubierto con su blanca capucha y azules lentes, congelando a todo aquel que se le ponía al frente; Commander Cold hacia retroceder a los secuaces de Quinn con el calor de su violencia, irónicamente, pues el más leve rose de su rayo helado bastaba para hacer quemaduras en frío, logrando así dañarlos sin necesidad de matarlos o atacar directamente; aunque los compasivos armados eran útiles para retener y hacer retroceder a los secuaces de Harley, además de ser Commander Cold quien realmente los hacía retroceder, no sería el caso con Punchline, y su rifle de francotirador.

—Traten de retenerlos y alejarlos del "Tesoro Pirata"— pedía Punchline al radio, mientras apuntaba a los compasivos; su única respuesta fue el "honk honk", de múltiples narices de payaso como confirmación —, así me gusta— Punchline apunto directo al centro del círculo en sus frentes, y tomando el tiro

El primero de los cayó en seco sobre la nieve, dejando caer su arma a la par que se desplomaba hacia atrás atras y la sangre de su cabeza se empezaba a vaciar sobre los suelos. Otro más de estos cayó cuando Harley, entre acrobacias y sigilo, se acercó hasta el costado de uno, el que llevaba una escopeta de doble cañón, y apunto a su cien con su revolver abombado, de un disparo su cabeza estalló y no quedó rastro alguno del símbolo índigo en su frente, o su frente. Rápidamente el fuego enemigo se centro el Harley, pero esta escapo entre brincos y carcajadas, poco antes de destrozarle el rostro a uno de los compasivos con el maso, terminando por quitarle su ametralladora y comenzar a devolver el fuego, hasta que recibió hielo; sin que siquiera se lo esperara, fue atacada con shurikens de hielo en forma de enormes copos de nieve, los cuales casi la hieren e incluso, uno estuvo por matarla, de no ser por un disparo de Punchline al hombro de Commander Cold que le hizo soltar el mismo, y así, salvar a la duquesa arlequín de Gótica.

—¡Corre Quinn!— ordenó Punchline, disparando tan rápido como podía para así dispersar a los compasivos, justo antes de jalar el gatillo una última vez y atravesar el cuello de un compasivo, acabando con su vida, y su cartucho de balas —¡Argh! ¡Carajo!— grito Punchline, tratando de buscar con rapidez un nuevo cartucho en su bolsa, poco antes de escuchar los pasos detras de ella

Un compasivo más, armado con un cuchillo la ataco, tratando de apuñalarla y esta, en un intento de defenderse, dejó caer el rifle por el borde curvo de la calabaza, terminando por caer hasta el suelo varios metros debajo; Punchline forcejeaba con aquel hombre, viendo los ojos de este tornarse lilas frente a los suyos, y mientras recitaba una especie de poema en un idioma que la fémina no logro entender, todo mientras sentía la punta del cuchillo clavarse lentamente en su pecho, buscando fervientemente su corazón; ella no pudo evitar escupir un par de veces con el esfuerzo que mantenía para evitar su apuñalamiento, al menos hasta que la vio: luz verde. Entre un destello esmeralda, la tapa de los cesos del compasivo voló hacia abajo, terminando por llevarse consigo el cadáver del mismo, gracias a la gravedad y altura, terminado por estrellarse contra una vieja carpa de hot dogs; su mirada se centro en su "salvador".

—Lo siento. Tal vez no era necesario matarlo...

—¿¡Tú!?— pregunto incrédula Punchline, tras descubrir a su salvador. Su salvador, con un atuendo atípico de lo que se esperaría de uno de sus miembros, era una vestimenta de estilo militar con cuello bordes rojos en el saco, su negra cabellera amarrada en coma de caballo y con una máscara de verde metal reluciente cubriendo su rostro, del mismo modo que sus brazos y piernas

—Pero mamá no crío ningún patán— decía el Green Lantern, Jason Todd, mientras su revolver desaparecía lentamente tras haber cumplido su meta —¿Qué quieren estos idiotas y por qué mi anillo no deja de chillar de una energía índigo?— pregunto de nuevo Green Lantern, tras ver que de pronto, el fuego enemigo solo se centro en él

—Vienen por él...— susurro Punchline, señalando hacia el cráneo que servía únicamente como "adorno" en la atracción del tesoro pirata

—¿Él?— pregunto extrañado el una vez Robin, tras ver hacia la atracción, sin inmutarse ante las balas que le daban y rebotaban sin importar el calibre

En la atracción "Tesoro Pirata", un grupo de seis compasivos bien armados, se dirigían hacia el enorme cráneo que parecía ser una jaula, en cima de una especie de paseo en carrito de feria. Entre pasos lentos, y todos bien armados, se escucho desde su interior un plasmática croar, que alertó rápidamente a estos, haciéndolos apuntar sus armas hacia la jaula, antes de escuchar una ronca e hiposa risa que lograba derretirse entre una respiración que claramente anunciaba una especie de dificultad para respirar; todos estos se acercaron tan lento como les fue posible poco antes de ser interrumpidos por el noquear del último de sus miembros, haciendo que el resto se girará hacia atrás, viendo al causante.

—¡Hola malosos!— gritaba un joven pelicorto, de traje rojo y negro, con un cinturón amarillo en forma de equis en el pecho con una joya roja en el centro y hombros —Les doy un cordial saludo desde Rotica— añadió Red Robin, antes de dar un gran salto apoyándose en su bastón para dar un gran salto, logrando que su roja capa, con diseño de largas plumas rojas, ondeara en el aire hasta caer sobre los primeros dos, logrando derribarlos con su bastón y rodando en el suelo para lanzar dos batarangs, derribando así a otro más, que cayó mientras trataba de arrancarse los batarangs ya con sangre —¿¡El siguiente!?— pero los dos restantes corrieron hacia la jaula con rapidez, logrando quedarse fríos ante la criatura que se mostraba —¿Qué es esa cos...?— incluso Red Robin quedó pasmado ante lo que veía al frente

—Haw... Haw... Haw...— reía alargadamente entre un intento de risa la criatura en su interior, mientras pasaba de ser una grisácea masa amorfa  a un intento de forma humanoide

La criatura se puso de pie en su intento de tomar forma, levantándose con su raquítica figura tomo los barrotes y vio con sus ojos negros a los compasivos y Red Robin, generando lentamente una boca que se abrió y torno su contorno en un pálido rosa, un vano intento de tener una boca humana; sus dientes parecían no decidirse en una figura o forma, terminando por ser de varios tamaños, formas e incluso encimarse por sobre de los otros, una sensación que para alguien normal, debería ser agónica, pero para este ser, no hacía más que causarle gracia ante la reacción de horror en los rostros de los presentes.

—Ay dios...— susurro Red Robin, dando pasos hacia atrás de manera inconsciente, tras ver como es que este se pasaba a través de la reja, importandole poco el ruido y caos del exterior

—¡Clownface, no!— grito Punchline, tratando de correr hacia él, alertando a la criatura que sin pensarlo, estiro uno de sus brazos para tomar del cuello a uno de los compasivos, estrellandolo contra un poste de luz, dejando a la gusta como este tenía algunos huesos humanos en su interior, no siendo totalmente una masa de arcilla blanca

—¿¡Qué es esa cosa!?— exclamó Red Robin, lanzandole batarangs a la criatura, de apodo Clownface, tras ver como rompió el cuello del compasivo como si nada

—Solo corre, chico mantequilla— ordenó Punchline, viendo como el rostro de Clownface se volvia "líquido" y se internaba en la boca y garganta del último compasivo, volviéndose sólido hasta destrozarlo la tráquea y cuello, justo antes de soltar un intento más por carcajear —¡Clownface, alto, para por favor!— gritaba Punchline, corriendo junto a Red Robin de la bulosa criatura, poco antes de ver como un jet privado rociaba balas sobre la criatura, pero esta no se resentia en lo más mínimo

—Ahí estas— dijo Commander Cold, tras ver a la bulbosa y raquítica criatura Clownface bajo la luz de la luna —¡A él!— ordenó, comenzando su ataque hacia la criatura, que sólo se movía de un lado a otro, entre un mórbido andar y su gorgoteante intento por reír

—¡Otesánek! ¡Corre!— gritaba Harley, tratando de herir a Commander Cold con su enorme revolver, pero este fue más rápido

Clownface, u Otesánek como lo llamaba Harley, corría y se balanceaba tambaleante entre la nieve y las atracciones de la feria, entre el asqueroso espectáculo que era el tenerlo corriendo de un lado a otro; los pliegues de arcilla que emulaban ser piel y carne se desprendían y reincorporaban entre una viscosa danza, ocasionalmente dejando a la vista esos pocos huesos que poseía en su interior. El baño de la luz lunar sobre de el solo hacia más que notar cada detalle más repulsivo que el anterior; verdes uñas en sus "pies" y mano derecha, desprendiéndose y volviéndose a unir tras ser sorbidas por la arcilla y esculpidas en su posición "original"; una que otra pustula verde le aparecía por el cuerpo, reventando como del vapor en un guiso se tratara; finalmente estaba su cabeza, que no sólo mostraba dos ojos asimétricos incluso de entre sí, sino también un atisbo de cabello que perdió la batalla por crecer incluso antes de salirle; finalmente, un atisbo, o intento fallido, de labios le colgaba, desde donde deberían de estar unidos, colgando como su estuvieran a duras penas unidos a su boca.

«Esa aberración, únicamente podría salir de la semilla de él»

Clownface tomó aire hacia y se flexiono hacia atrás, quizás quebrando su espalda si es que tenía huesos en ella, y soltó una fuerte y aguosa carcajada que logró herizar la piel de todos los presentes, incluso aquellos en el bati-jet; Clownface trató de volver a una postura tan normal como pudiera, azotando su deforme mano derecha contra el cuerpo de un compasivo, destrozandole al instante entre carcajadas y el quebrar de sus propios huesos.

«Debería matarla, o dejar que Cold lo haga, hijo por hijo»

Los huesos rompiéndose de Clownface quedaron a la vista por fuera de su cuerpo, poco antes de que su viscosa masa los cubriera y uniera entre una putrida escena. Rápidamente varios shurikens de Cold dieron en su cuerpo, logrando quedarse ahí mientras enfriaban y endurecian la masa de Clownface.

«Pero, esa criatura no pidió ser enjendrada, ni tener una existencia tan aberrante»

De un salto, y tras dejar a Rick al volante, Batman y Black Bat planearon con sus capas hasta caer sobre la blanca superficie del suelo en la feria, tomando ambos sus respectivos batarangs y lanzadolos hacia todos los que se mostraban frente a ellos, secuaces de Harley Quinn o Compasivos, no importaba, solo importaba sacarlos de combate y contener a la criatura. Pero Black Bat, con todo y lo que había visto, no pudo más que quedarse pasmada, helada, petrificada ante la aberrante imagen que tenía de frente: Clownface.

—¡Black Bat, diez en punto!— gritó Green Lantern, disparando a un compasivo, que venía por Black Bat, con un mosquete que este había construido; la murciélago asintió y tomó rápidamente sus batarangs, lanzandolos hacia los shurikens helados de Commander Cold

—¡Es mío!— exclamó Batman, anunciando su avance e intención de acabar con el villano frío

«¿Sería justicia? O sería una venganza cruel en contra de una criatura cuya mera concepción fue un acto de depravación»

—¿¡Commander!?— pregunto a secas Batman, dando una patada a la mano de derecha de Commander Cold, no sólo arrebatandole su arma, sino rompiendole también su muñeca —He visto a Mr Freeze, a cualquiera de las Killer Frost ¿Pero Commander?— pregunto sarcástico Batman, mientras trataba de derribar con cada golpe a Commander Cold, que solo ignoraba sus insultos y trataba de llegar con Clownface

—¡Aléjate de Otik, maldito murciélago!— grito Harley, apuntando a Batman con una caricaturesca escopeta antigua, cuyo cañón parecía trompeta; mas su disparo fue evitado por Green Lantern, que sujeto el cañón del arma y la giro hacia abajo, disparando al suelo —¿¡Qué te pasa, linterna mantequilla!?

—¡El es uno de los buenos, Quinn!— exclamó molesto Green Lantern, viendo hacia aquella pelea

—¿¡Bromeas verdad!?— exclamó Quinn, arrebatandole el arma a Green Lantern de las manos —. El mato a...

—¿A tú pudin?— pregunto tajante Green Lantern, viendo con seriedad a Harley Quinn, quien se encogió de hombros apenada; tras esto, ambos miraron como Batman prácticamente barría el suelo con Commander Cold —, solo te recuerdo Quinn, que esa cosa también es una mala broma de muy mal gusto de tu pudin a Lady Clayface.— añadió Jason, mientras contenía su rabia interna

—¿¡Quién te envía!?— pregunto entre un grito Batman, sujetando ambos brazos de Commander Cold para atraerlo y darle un rodillazo en la boca del estómago

—Mira nuestra frente, Thomas Wayne— declaró al aire Commander Cold con una sonrisa, misma que, más que generar temor o nervios en Batman, le generó rabia y molestia, poco antes de que dos golpes más le fueran dados al rostro —¿¡Qué!? ¿¡Pensaste que el Santuario Índigo no sabría quien eres!? ¿¡O quien es Cassandra C...!?— si que terminará de decir el nombre de su compañera, los deformes puños de Clownface los interrumpieron a ambos, haciendo que ambos se separaran

—¡Aja! Te tengo, maldito fenómeno— declaró Commander Cold, revelando finalmente su rostro, todo era normal, hasta que se veía su frente y se notaba el símbolo del Santuario Índigo en él

—¡Otik!— gritaba Harley, tratando de zafarse del agarre de Green Lantern

—¡Déjalo en paz!— añadió Punchline corriendo hacia Commander Cold y acuchillandole la espalda, logrando que este dejara de atacar a Clownface

—¡Quítate de encima, maldito mimo!— ordenó Commander Cold, tratando de quitarse de la espalda a Punchline, poco antes de que Red Robin le golpeara la boca del estómago a Commander Cold

—¡Batman, tenemos un par de problemas en camino!— decía Rick Flag

—¿Qué ocurre, Flag?— pregunto con calma Batman, viendo de reojo a Harley Quinn

—Como podría explicártelo...— susurro incrédulo Rick Flag

«Y desde un seco reino, ellos vinieron por respuestas a una pregunta propia»

Commander Cold, Red Robin y Punchline fueron lanzados lejos tras un fuerte golpe de parte de Clownface, quien había unido sus dos puños para golpear con fuerza a Commander Cold. Apenas se levantaba el frío villano, cuando fue recibido por un golpe del rostro de Clownface, no había sido un cabezazo, no, había alargado repulsivamente su rostro para golpear al villano entre carcajadas, logrando hacer que, tras dejar un rastro de nieve arrastrada en los suelos, cayera rodando hasta los muelles del un día mar de Gótica, solo para llevarse una gran sorpresa.

—¿Pero que carajo?— se preguntó a sí mismos Cold, viendo a una tropa de guerreros, en una vieja formación griega, corriendo, subiendo la arena de la playa nevada cuál montaña

—¡Por Atlantis! ¡Traigan al terrestre!— ordenó aquel que parecía estar al mando de aquel pelotón de guerreros

Atlanteanos, bien equipados y con armas únicas de su especie, armas similares a rifles que convertían la humedad en plasma, lanzas y espadas; todas estas en compañía de su armadura que acemejaba a un crustáceo azul o a algún ser marino. Los furiosos guerreros de Atlantis llevaban en sus bocas y nariz, una especie de mascarilla con agua de mar, alguna especie de respirador inverso, y que no hizo más que extrañar a los terrestres, quienes vieron con intriga la llegada de los Atlanteanos; aquella situación fue aprovechada por Batman, que tomó el arma de Commander Cold y bajo su temperatura, disparandole por la espalda a Clownface, no matándolo, peor logrando que este se quedara frío cual estatua, estatua que aún movía los ojos. Entre gritos y caos, los Atlanteanos aprovecharon para lanzar cuerdas a los pies y brazos de Commander Cold, dejando que este cayera inmovilizado al suelo, quedando a merced de los guerreros de Atlantis, quienes sin aviso alguno, o sin siquiera una cordialidad mínima ante los héroes que, si bien no eran exactamente a quienes conocieron en alguna de sus visitas a Atlantis, eran lo suficientemente parecidos como para hacerse merecedoras de estas, tomaron a Commander Cold de las cuerdas con las que lo habían atrapado y corrieron de vuelta hacia donde una vez estuvo el mar, dejando ahí solos a los héroes, cubriéndose de la lluvia de artillería atlante.

—No hay mar, no tenían camuflaje alguno, Flag— regañaba con seriedad Batman, tras llegar al muelle y ver hacia el vacío océano —¿¡No pudiste verlos antes!?— pero no hubo mayor respuesta que un suspiro al otro lado de la llamada

—¿Tim?— pregunto Green Lantern, aterrizando a un lado de su compañero, y de Batman —¿Qué acaba de pasar, exactamente?

—Bueno...— inicio Red Robin, tras dejarse caer sobre una enorme roca en la playa y sentarse en ella

—...se lo llevó un grupo de atlanteanos...— termino Red Robin, incrédulo de lo que acababa de presenciar

«Y así como así, el hilo, no había hecho nada más que enmarañarse más»

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