
1.- Faltan días para Navidad
«Tan soberbio como solo los "héroes" pueden ser, creí que la basura de Gótica esperaría al fin de esta creciente crisis»
La nieve azotaba con fuerza al otro extremo de la Antigua Montaña Wayne, cubriendo con aquella densa capa blanca la superficie de la misma, formándose así una borrosa vista a donde se viera, con ojo desnudo o con visores especiales, justo como los que llevaban dos hombres en motos de nieve, uno de estos llevando a un niño amarrado dentro de una cobija en la parte trasera de su moto; estos fueron por gran parte de la montaña bajo la intensa nieve, terminando por divisar de a poco la edificación "abandonada" en la lejania gracias a una notoria silueta más allá del velo de nieve. Entre un gorgoteante chillar, que era llevado por el fuerte sonar del viento, de sus motores, estos frenaron justo donde un día estuvo el estacionamiento del viejo teleferico, logrando ver que la entrada era cubierta por dos hombres con una vestimenta que combinaba el típico atuendo de los esquimales y el blindaje de un militar, ambos bien armados; aquel que llevaba al niño se lo llevó al hombro y como si nada, estos avanzaron por los restaurados y cálidos pasillos del lugar.
—¿Y bien? ¿Lo tenemos?— pregunto una gruesa y rasposa voz, mientras veía como bajaban con cuidado al niño, dejando que se azotara contra un colchón que habían puesto en el suelo, junto a un termo de café y pan —¿¡O de nuevo debo hacer recorte de personal!?
Aquel que hablaba, era Big Santa, líder criminal de Gótica tras la caída de los pesos pesados ante las manos del nuevo Batman, o su antecesor. Big Santa era un hombre enorme, siendo la mezcla entre músculos y gordura, el único adjetivo que lo describía a la perfección; mas el aspecto de este hombre no era un reflejo hecho palabras, pues su apariencia era un enorme overol de mezclilla color rojo, sobre de una camiseta negra a punto de reventar; en cuanto a su físico, en los brazos tenía tatuadas las palabras "Travieso" para el antebrazo izquierdo y "Bueno" para el derecho; esto a la vez que su calva sobresalía en la punta de cabeza, casi siendo tocada por sus enormes orejas, pero estas siendo separadas por su enorme y rebosante barba blanca y poca cabellera de igual color.
«Y claramente me equivoque»
—S-Si señor, aquí esta...— decía aquel que lo había llevado tras ver como su maliciosa mirada se vio encendida apenas fumo de su enorme puro. El infante que había sido sustraído de su casa mientras morfeo rondaba la tierra, era Howard "Howie" Slurm, famoso sobrino nieto de Mckenzie Slurm, un nonagenario famoso en Gótica por una refrescante y viscosa bebida sabor frutal.
—Faltan días para navidad, y este niño nos traerá muchos regalos— exclamó Big Santa, tras llevarse la mano a la barriga y reír como característicamente lo haría Santa Claus
—Baticueva.
En las entrañas de la tierra, al día siguiente de su arribo, Rick Flag y Thomas Wayne aún discutían sobre lo que el Santuario Índigo podía significar a largo plazo. Habían puesto todo tipo de fotografías en la mesa y vídeos en las pantallas, logrando así notar que lo único que parecía atar los cabos por toda Ciudad Gótica, era el hecho de que, en forma de graffiti o en pancartas, un símbolo púrpura se mostraba por toda la ciudad, sin importar el contexto económico o político, el símbolo, que consistía en un círculo y dos flechas apuntando hacia abajo y hacia arriba por sobre de este; de igual modo, y gracias a una escalofríante observación de parte del caballero oscuro, llegaron rápidamente a que el cuarto día de la semana, jueves, era importante, pues aquellos devotos al mensaje de "compasión" de parte del Santuario Índigo, se pintaban el símbolo con lo que tuvieran a la mano en la frente y acudían al Santuario Índigo.
«Debí ser atento. Debí meterme en esto tan pronto el Santuario Índigo coloco su símbolo sobre el Asilo Arkham»
—El jueves debe significar algo— decía Rick Flag, con una chaqueta puesta ante el frío de su primer invierno en Gótica —. Y la hora de las reuniones, 11:30. ¿Te dice algo?
—Jueves. Las 11:30 que se turnan cada semana entre AM y PM— enfatizó Thomas, aun tomado del mentón —, jueves es el cuarto día de la semana, de siete es el medio, y las once con treinta es como se divide en dos, aunque el color no es exactamente morado o púrpura...
—El índigo es bastante cercano, veo a donde vas— confesó Flag, con una sonrisa que escondía preocupación —. El medio.
—Equilibrio pero, quizás uno distinto, mayormente el crimen en Gótica ha bajado, no es hay intermedios, o lo hay o no, y casi no lo hay ya.— declaró tajante Thomas, juntos antes de ver como un muro holografico desaparecía para revelar la entra a la habitación de Cassandra Cain —. Buenos días Cassandra. Tenemos visitas.
—Buenos días, Thomas— expresó desganada Cassandra, portando únicamente una camiseta, que tenía grabado "Dynamite: Infected", con una especie de parodia a Superman con ojos inyectados en rojo y una maniática sonrisa en él, y unas pataletas negras a rallas grises —¿Hiciste café? Cool... normalmente soy yo la que...— pero la presencia de Rick Flag le interrumpió y calló de golpe
—Hola, Señorita Cain— saludo apenado Flag, con la mirada sumergida en su investigación
—Flag.— saludo tajante Cassandra, suspirando con molestia y dirigiéndose directamente al tubo de cristal con su traje —Debiste decirme que había visitas— contestó desganada, y aun algo cansada, Cassandra
—Te dije— recalco sin interés Thomas, acercándose a la pantalla ante una imagen, en una pantalla más pequeña, de una llamada del Comisionado Jim Gordon
—Bueno, debí creerte— confesó Cassandra, tras sacar su traje y empezar a colocarselo
—Pensé que el sueño aquí era algo de otra vida, ella se ve bastante somnolienta—
—Desde que llego el Santuario Índigo, se duerme un poco más, o bueno, al menos yo lo hago— confesó Cassandra, colocándose finalmente el antifaz, ya como Black Bat
—Eso es a lo que ha venido, Cain, algo está mal con él— explicó Thomas, dándole una taza de café a Cassandra y alejándose para así poder responder la llamada —¿Gordon?
—He visto esto antes— explicó Cassandra, tocando con la garra de su dedo índice las fotografías en la mesa; esto intrigó a Rick Flag —. Es a todas luces un culto, no había visto lo de la pintura en las frentes, pero no le di importancia, Thomas creyó que era algo malo y yo, yo solo lo vi como algo bueno pata Gótica. Ya nos hacía falta.
—Ese es el problema, Black Bat, este problema se extenderá más allá de Gótica si no se frena y mira— explicó Flag, tras acercarle una especie de espectrograma con la energía que parecía emanar del meteorito que cayó hace unos meses, y el ahora recinto del Santuario Índigo —¿Qué tal eso?
—Son idénticos, casi diría que los mismos ¿Crees que son alien...?— pero esta se vio interrumpida por Thomas
—No hay tiempo de hipótesis— exclamó Thomas mientras los interrumpía
«Como dije, ellos no pararon. Y yo tampoco.»
—Gordon llamó, una familia multimillonaria perdió un niño de su habitación, Big Santa se lo llevó— explicó Thomas, mientras se colocaba la máscara de a poco —. Toma tus armas y apresúrate Flag, iras con nosotros, el niño necesitará ayuda...
—Es hora de trabajar— declaró tajante Batman, ya con su traje completo
—En algún lugar de Gótica.
Por las nevadas calles de Gótica, dos ladrones avanzaban con un par de sacos de enorme tamaño, entre risas y con gran orgullo por su acto de hace un rato; hace poco menos de una hora, habían asaltado a muchas personas, entre estas a dos padres, mismos que habían comprado juguetes para sus hijos esta navidad, juguetes que tragicamente no llevarían felicidad a los niños pequeños esta navidad, o al menos no a esos niños.
—¿Puedes creer lo fácil que es robar en estas fechas? Incluso antes de navidad los padres compran juguetes como locos— decía entre risas aquel ladrón de cabellera teñida de rosa
—Pero aún así ¿el día de noche buena no se compran los juguetes para tenerlos listos en navidad?— pregunto el segundo, que tenía la cabellera de color chicle
—Osea si, pero no se puede robar sin tanto tránsito en el rubro— decía el primero, pasando de largo la cafetería a la que iban a entrar y corrió hacia un callejón, señalando entre risas una pintura del símbolo del Santuario Índigo —¿¡Ves esto!? ¡Es por estos idiotas que el trabajo genera más!
—"Santuario Índigo"— dijo en broma para si mismo el segundo, acercándose a su amigo sin percatarse que una mujer delgada salía de la cafetería —. Qué bola de idiotas, no han hecho más que darnos más trabajo con su estúpida compasión, tal vez hace un año, en estas fechas, no habríamos podido robar estos cosas.
—Juguetes, billeteras, tarjetas de crédito y...— pero el casi resbalar de alguien a sus espaldas los hizo girar de golpe —¿Tú que quieres lindura?
—¿Robaron juguetes? ¿De padres?— aquella mujer delgada, morena y de curvado cabello lacio, respondía al nombre de Cleo Cazo —¿¡En navidad!?— pregunto mientras llevaba la malo al interior de su bolso, en búsqueda de algo
—Creo que esta tratando de darnos un sermón— inicio el segundo, corriendo hacia Cleo y empujándola hacia el callejón, dándose cuenta al caer esta, que en la mano poseía ahora una especie de lámpara
—Se van a arrepentir— declaró tajante Cleo, mientras giraba su "lámpara"
—¿Qué eres? ¿Linterna Pobre?— pregunto sarcástico el segundo, mientras tronaba los dedos y el primero sacaba un enorme revolver colt y le quitaba el seguro en aras de intimidar a la mujer
Para sorpresa de todos, incluida Cleo, una ráfaga de brillantes puntos, de colores verde, rojo, amarillo, morado, azul, rosa e incluso naranja, cayeron cual lluvia sobre de aquel con el arma, atravesandolo y quemando su carne conforme estos pasaban por él, incluso quemando el muro y parte de la tela en los sacos que llevaban; aquel hombre obviamente había muerto, y ante los gritos de terror de las personas que pasaban cerca del lugar, todos se vieron distraídos, acto que Cleo aprovechó; con violencia esta giro su comunicador de ratas y llamó desde las alcantarillas y basureros, logrando así que cual enjambre, una cantidad enorme de ratas se llevarán entre chillidos y mordiscos al segundo ladrón hacía el fondo del callejón, dejando que el eco de sus gritos se fueran cada vez más guturales y de dolor puro, siendo lentamente cortados por los pasos de un oficial de policía, que los miró atentos a ambos, y estos sólo se pusieron guardia, sin siquiera imaginar cuál iba a ser la respuesta del policía.
—Descuiden, Cleo, Abner, sabemos que no fue un acto de ira, sino de compasión, te estaremos esperando— declaró el oficial de policía, alzándose el gorro en señal de despedida, dejando así ver que debajo del mismo, en su frente, había pintado con un índigo neón el símbolo del Santuario Índigo, haciendo sentir escalofríos a ambos por unos segundos, hasta que el oficial de policía se fue
—Ese hombre... ¿Nos...?— pregunto Cleo, preocupada mientras se ponía de pie y con rapidez tomaba uno de los sacos, al mismo tiempo que Abner lo hacía
—¿N-Nos llamo por nuestros nombres?— Cleo le asintió mientras ambos aceleraba el paso —Si. Vamonos de aquí, Cleo...
Tras caminar varias cuadras, e incluso avenidas, el panorama para ambos se hizo más y más notorio, era como si con cada paso que dieran en la dirección hacia la que estaría el Santuario Índigo, Gótica se volviera más tranquila y con un aura de paz y quietud que, de una manera insana y perturbante, transmitía inquietud; Cleo daba pequeñas patadas a su paso, golpeando los montones de nieve que se iban formando en la acera, a la vez que era observada con una sonrisa por Abner; tras caminar por varios minutos, Cleo y Abner lograron llegar hasta un oscuro rincón bajo de un puente, cubierto por los costados de nieve, un refugio con un enorme letrero escrito a pintura azul que anunciaba: Centro de caridad "Dewitt's Touch". Sonrientes ambos caminaron hasta el mismo, elegantemente decorado por luces navideñas y rotas esferas de colores al azar.
—¿Algo de ayuda que se necesite por aquí?— pregunto Cleo con una sonrisa que se vio apagada apenas entró al centro de caridad, notando con tristeza que había gente de sobra, incluso algunos durmiendo en conjunto en un solo catre —¿Elizabeth?— llamó Cleo, viendo a una delgada mujer castaña saliendo de entre la gente con una bandeja de platos ya carentes de sopa
—¡Ratita, Puntitos!— exclamó con alegría Elizabeth, corriendo hacia ambos y abrazandolos; Elizabeth vestía con un vestido idéntico al de uso elegante en los años cincuenta, con una falda y costados de intenso azul, y de escote blanco —¡Pudieron llegar!
—Algo nos dijo que venir sería buena idea y bueno— Cleo entonces echo un vistazo a su alrededor y devolvió la mirada hacia Elizabeth —. Bueno, se necesita la ayuda aquí ¿No?
—H-Hay mucha gente estos días ¿No?— pregunto tajante Abner, viendo apenado a su alrededor
—Son fechas difíciles y somos de los únicos refugios que no tratan de convertirte— explicó con una mirada de rabia pura en sus ojos, tras su sonrisa
—¿Los índigos?— pregunto Cleo, dejando los sacos sobre el recibidor
—Se hacen llamar "Compasivos"— explicó Elizabeth —, dan miedo, hacen cosas buenas que a decir verdad, dan miedo— continuó, mientras abría los sacos para ver su contenido —¿Y esto?
—Atacamos a un par de ladrones en el camino, tratamos de ver de donde son las tarjetas de crédito y billeteras "vacías"— Abner y Elizabeth rápidamente acompañaron a Cleo en su sonreír mientras hablaba —, pero los juguetes bueno...
—Van a ser para los niños— ante eso Elizabeth sonrió y miró hacia ambos anti héroes —faltan días para navidad... ¿Cómo les puedo agradecer?
—Nuestros cuartos, dáselos a algunas de estas personas— pidió Cleo —, míralos al menos cinco de ellos podrían dormir en cada uno.
—Diez no son una diferencia— añadió Abner —, pero serán diez personas más que dormirán tan cómodas como sea posible...
—¡Elizabeth! ¡Elizabeth!— gritaba una pequeña niña con rayos azules en el cabello, que rápidamente se abrazo al vestido de Elizabeth —¡Es él, es el pulpo otra vez!— gritaba entre lágrimas
—¿Pulpo?— preguntaron al mismo tiempo Abner y Cleo
—En el patio trasero, una tubería se rompió y crée— pero la mirada de la niña rápidamente la mando a callar, e incluso corregir —, vio, y ella vio, a un pulpo queriendo salir de la alcantarilla...
—¿Cómo te llamas linda?— pregunto Cleo, mientras se agachaba hasta estar a su altura
—H-Haper, Harper Row— explicó aún temerosa
—Soy Cleo ¿Pero sabes como me dicen, Harper?— pregunto Cleo con una sonrisa que de algún modo logro calmar a la niña; la pequeña negó con la cabeza ante la pregunta —. Me dicen Ratcatcher, y hablo con las ratas— explicó Cleo, dejando que el rostro de la niña mostrará confusión, y una pronta sorpresa al ver salir a una rata limpia y con una pequeña mochila roja en la espalda —. Este es Sebastian, es un amigo ¿Ves?— apenas decía esto, Sebastian rápidamente alzó una patita y simuló saludar como lo haría una persona, haciendo sonreír a la pequeña —¿Te gustaría que Sebastian hiciera amigos y alejara a los pulpos malos?— Harper entonces, con una enorme sonrisa le asintió; de un momento a otro, Sebastian salto del bolso de Cleo, siendo seguido por Harper que corrió detrás de él hacia el patio —Seguro solo será un animal o alguna otra rata, pero si es algo, Sebastian se encargara...
—Eres un ángel, Cleo Cazo— declaró Elizabeth entre un abrazo para su vieja amiga —. Quédense en mi habitación, cuido tanto el lugar que duermo más en la recepción que mi cuarto, así que...
—¿S-Segura?— pregunto Abner, mientras miraba a su alrededor, viéndose todos interrumpidos cuando un fuerte toquido fue dado a las puertas del recinto
Elizabeth con furia miró a través del acrílico en las puertas, logrando ver una figura de pantalones blancos y un azulado saco morado. Elizabeth tomó un atizador y salió a paso veloz por las puertas, siendo seguida tanto por Cleo y Abner, como por varias personas del interior. Al salir tuvieron un vistazo directo al hombre que tocaba la puerta, y a su vez provocaba la furia de Elizabeth; su aspecto era elegante cuando menos; su saco era de azulado morado, al igual que los detalles presentes en botones, listón de sombrero y agujetas; su pantalón, zapatos y sombrero eran blancos, y en la solapa, el emblema del Santuario Índigo bordado sobre una servilleta lila.
—Buenos días, Señorita Dewitt— hablo este hombre, poco antes de dar dos golpes en seco al sueño con su bastón; aquel bastón parecía un trozo de madera púrpura con una bombocha y ahuecada punta para iluminarse con una tenue luz propia —¿Ya considerado nuestra oferta?
—No— confesó tajante Elizabeth, dejando un largo silencio en espera de una respuesta que no iba a llegar
—Yo no he oído la oferta ¿Cuál es?— pregunto Cleo, mientras fingía dar una mirada interesada
—Financiaremos su oficio siempre y cuando estén dispuestos a esparcir nuestro mensaje— declaró este hombre con una sonrisa y mirada fija en Cleo
—¿Y el mensaje es?— añadió Abner, seguro de cual sería su respuesta
—La compasión por supuesto, en todas sus formas— expresó el hombre
—¿Y si no aceptamos que?— pregunto Cleo, activando su comunicador y atrallendo a todas las ratas, creando una especie de círculo alrededor del refugio —¿Dígame exactamente que es lo que va a pasar?
—Ya hemos discutido los términos con la Señorita Dewitt— expresó el hombre, dando un par de pasos hacia atrás
—¿Y que opinan los demás refugios, señor compasivo?— pregunto en respuesta Elizabeth; el hombre solo sonrió y se alejo, viéndose lentamente alejado de la luz creada por las luces navideñas y el faro de la calle, hasta llegar al otro lado de la calle, ante una fija mirada de los demás
La luz párpadeo entre un sonido cárnico que se hacía presente, pero ninguno de los presentes quería mirar, o siquiera podía, pues sus cuerpos no respondían; el hombre, apenas piso la acera del frente, se giro hacia ellos con lentitud, mostrando aquel aspecto responsable del sonido cárnico; su labios se habían roto desde las comisuras hasta sus orejas, dejando a la vista sus dientes, todos de tamaños desiguales y chuecos, sucios con masa de comidas anteriores y con múltiples lenguas de purpurezco color negro le que salían de entre sus dientes en las mejillas, o donde estaban, viéndose grotesca la escena hasta que paso, o no pasó. De un momento a otro, el hombre seguía como antes, frente a ellos y con un aspecto humano totalmente normal, la diferencia está vez eran las personas; aunque no había pasado ni un segundo técnicamente, múltiples gotas de sudor de hicieron presentes y escurrieron por sus frentes y mejillas ante el terror que no habian presenciado hace unos momentos.
—Ya no hay demás, señorita. Todos accedieron al evangelio de la tribu índigo.— confesó el hombre, finalmente sujetando el borde de su sombrero y despidiéndose de todos con un calmado y sincero —Nok.
—Teleferico abandonado de Gótica.
El bati-tanque, un pesado y más grande batimovil de color blanco, pareciendo más un enorme torpedo equipado con torretas y esquís, avanzaba imparable por la nieve y la cresta de la montaña, con el teleferico de Gótica en mente como único objetivo. En su interior, Batman, Rick Flag y Black Bat iban cada uno sentado en los asientos del mismo, viéndose iluminados por una notoria y dominante luz roja, siendo esta una especie de control térmico del ambiente dentro del bati-tanque.
—Y este Big Santa— inicio Rick Flag —¿Es mutante o algo así? ¿Meta humano o algo así?
—Es meta humano— explicó Batman, sin quitar la mirada del camino —, hijo del Pingüino y de Killer Frost.— aquello dejó perplejo a Flag
—Bromeas ¿no?— pregunto incrédulo Rick Flag —¿De cual de las tres Killer Frost hablamos?— pregunto tras cargar el cartucho de balas en su arma
—Esa información es desconocida— confesó Batman, haciendo reír a Black Bat
—¿Snow? ¿Frost? ¿Lincoln?— preguntaba Flag, esperando que con recitar a todas las portadoras del manto, una expresión en Batman le indicara la respuesta, pero esto no paso
—Ninguna lo dirá y todas lo negarán— confesó entre risas Black Bat —, por que las malas lenguas dicen que fue medio consensuado...
—¿Medio?— pregunto Rick Flag
—Se dice que la Killer Frost que haya sido, estuvo muy muy borracha, por lo que no fue forzado— expresó Black Bat, entre pequeñas risas
«Quizás es por eso que Bruce siempre se quedó con sus "Robins", lo mantenían humano, y aunque no lo demostrará, como yo, lo hacían reír»
—Creo que siendo el caso con el Pingüino, no la culparia— confesó entre una gran sonrisa Flag, logrando ver en la lejanía al teleferico —¿Es ahí?
—Si— contestó tajante Batman —, cuidado con él, Flag, su meta gen le da la habilidad de ser aún más fuerte de lo parece, y tiene aliento gélido.
—Por supuesto— declaró Flag, mientras quitaba el seguro de su arma y cargaba balas en una escopeta —¿Algo más?
—Tiene regeneración muy avanzada— informó Batman, frenando de lleno el bati-tanque apenas llegó a las puertas de la estación de teleférico —, puede sobrevivir a un disparo en la cabeza y volver al mes— confesó finalmente Batman, mientras salía del bati-tanque
—¿Y eso como lo sabes exactamente?— pregunto Rick, tras colgarse la escopeta a la espalda gracias a su correa y salió de un salto del bati-tanque, siendo seguido por Black Bat; esta última suspiro ante la pregunta de Flag
—Está es la tercera navidad que voy a matarlo.— finalizó tajante Batman, abriendo las puertas de una patada, solo para llevarse una extraña visión del pasillo —Wow...
Uno de los dos guardias de la entrada yacía muerto en los helados suelos, con su sangre ya cristalizada, por el frío, por debajo suyo y con una expresión de temor puro en su rostro, siendo lo más espeluznante, que el otro guardia, lucia en su frente el símbolo del Santuario Índigo, además de tener la chaqueta llena de sangre que no era suya, y un cuchillo en mano, poco antes de mirar a los héroes y empezar a recitar una especie de juramento a ojos cerrados, mientras se dirigía lentamente hacia ellos.
«No tengo tiempo para esto»
Batman no dudo ni un momento en llenar de plomo el pecho de su contrincante, derribandolo para así los tres seguir su camino mientras dejaban atrás aquella horrida escena. Con forme más avanzaban por los pasillos y escaleras del abandonado recinto, más y más guardias y matones aparecían con armas, siendo fácilmente sacados de combate. Los dos primeros en tratar de acabar con Batman, se vieron golpeados a los costados de la cabeza por los mangos de las armas de Batman, quien las soltó para tomar las cabezas de los matones y chocar las entre sí, empujándolos hacia atrás para así tomar sus armas antes de que estas tocaran suelo; Flag saco de combate a uno de ellos tras un golpe al rostro con su escopeta, mientras que Black Bat tomó impulso y, de un brinco, noqueo al segundo con un golpe de su rodilla. Los siguientes criminales, poco menos de diez segundos durarían ante tal brutal Batman; el primero tiro un golpe y Batman atrapó su puño derecho, flexionandolo hacia atrás para romperle la muñeca y, sin soltar su mano, dar un fuerte izquierdazo a este, dejándolo fuera de combate; el segundo, atemorizado por esto, no ataco a Batman con su bastón de esquí, dándole así tiempo al murciélago de tomar este y clavarselo al pie, solo para dar un puñetazo ascendente a este apenas se agacho para mirar su herida; el tercero y cuarto, fueron apaleados por el murciélago hasta llegar al "salón del trono" de Big Santa, sin que este les permitiera tocar el suelo; cada golpe los hacia retroceder y chocar con el muro, viendo se sangre salpicando los mismos, más esto no detuvo a Batman, quien rápidamente tomó del cuello a ambos y corrió hasta las puertas, abriendolas de golpe con ambos aún en sus manos, dejándolos caer apenas pudo ver a Big Santa, sentado en su enorme silla junto al niño, que estaba encerrado en una caja de regalo echa de cristal.
—¡Batman!— exclamó Big Santa, con una molesta sonrisa —¿Algo tarde, no? Pensé que solo uno de mis hombres llegaría con el niño, pero llegaron los dos...
—Deja ir de una vez al niño, y no te mataré este año— confesó Batman. Claramente mintiendo
—¿Y la diferencia cuál sería?— Big Santa entonces se puso de pie y de su enorme cinturón saco un pequeño machete —¿Te mato yo a ti?
—Los tenemos rodeados— confesó uno de los matones, mientras Flag le apuntaba con la escopeta
—Tal vez, pero las hemos tenido peores— decía entre una confiada sonrisa Black Bat
—Y tal vez mate a la niña, así igualare el tablero con el Joker, ese bastado se fue a la tumba con dos mantos en la cuenta— se mofaba Big Santa, riendo como Santa Claus y con la mano en la barriga
«Pide a gritos que le muestre sus intestinos antes de volver a matarlo»
—Se que ella no es un Robin, pero, creo que servi...— antes de que este pudiera terminar, dos balas se clavaron en su barriga, haciéndolo retroceder adolorido, e iniciando el combate
Aquella pelea grupal inició de manera encarnizada; Black Bat salto sobre el pecho uno de estos matones de mayor tamaño, golpeando repetidamente su cabeza hasta lograr que cayera inconsciente, haciendo uso de su enorme cuerpo para impulsarse y de un brinco, caer sobre un secuaz más, dejándolo inconsciente tras estrellarle la cabeza contra el suelo, solo para tomar su cabeza y con esta romper la caja de regalo de cristal en la que se mantenía preso el pequeño niño; está le sonrió amigable en aras de calmarlo. Rick Flag por su lado, disparaba contra todo aquel que se le acercaba, dejandolos caer entre chorros de sangre, solo para accionar el guardamanos de su arma y cargar una bala más, disparando hacia Big Santa, pero fallando al este esquivarle.
«Después de todas las veces que he peleado con él. Ya debería ser sencillo vencerlo»
Big Santa tomo aire y dio un fuerte soplido, dejando salir aquella ráfaga helada que era su aliento gélido, creando escarcha y témpanos de hielo hacia donde soplará, amenazando con casi congelar a Batman, quien fue rápido; entre un salto y giro hacia a un lado, Batman disparo sus dos armas predilectas a Big Santa, no pudiendo herirlo bien al este cubrirse con los brazos golpear el suelo en aras de hacer temblar el mismo. Big Santa entonces marchó con furia hacia Batman, tratando de embestirlo, pero nuevamente el murciélago fue rápido, y logró treparsele en la espalda al pachon villano, logrando clavarle las cuchillas de sus antebrazos en la espalda, poco antes de que Big Santa lo tomara de un brazo y se lo quitara de la espalda, haciéndolo chocar contra el suelo, poco antes de tratar de cortarlo con su machete; Batman se logró mover y aprovechó el impulso de Big Santa para así golpearle la cara, causando que este le rozara las costillas del murciélago; Batman respondió con un codazo a la tráquea, mismo que le costó ser lanzado lejos por el puño de Big Santa
—¡Muere, maldito bastardo travieso!— declaraba al aire Big Santa, tratando de cortar a Batman con su machete; este solo esquivaba entre acrobacias
—¿¡Qué estás esperando!?— pregunto Big Santa, al ver que uno de sus hombres solo susurraba a un nivel inaudible, sin lograrse escuchar una voz —¡Mata a estos malditos!— mas este no pareció oírlo, pues miraba hacia el techo con las pupilas inyectandosele de una especie de plasma índigo color neón
«Ese hombre, está en una especie de trance»
—Siento equilibrio gracias a él, su abrazo de varios brazos— decía este matón, mientras dejaba escurrir de su ojo una lagrima
—¿Qué dijiste?— pregunto confundido Big Santa, justo antes de ser pateado en el rostro por Batman, que le lanzó un afilado batarang al pecho, dejandoselo clavado a este matón, que sólo se hizo para atrás entre un gesto que asqueo tanto a Batman, como incluso a Big Santa, pues parecía disfrutarlo, sobretodo tras tomar el batarang en su pecho y presionarlo, no sólo haciendo que escurriera su sangre, sin embargo, ahí no se detuvo, pues de mórbida manera se llevó la mano a la entrepierna, comenzando a frotarse a si mismo. Nadie decía nada, parecían estar en shock
—¿Q-Qué es la compasión, sino un amor hacia el dolor ajeno o propio? ¿Y qué es el amor, sino lujuria emocional?— continuaba en su agónico disfrute. Nadie decía nada aún
«Extrañamente, hace algo de sentido»
—Tor lorek san, bor nakka mur— murmuraba entre una calma que parecía errónea, e incluso imposible dado al batarang que tenía en su pecho —; Natromo faan tornek wot ur; Ter lantern ker lo Abin Sur— está vez ya no lo recitaba entre bajos murmuros, sino que ahora lo decía en voz alta, llamando la atención de todos los presentes, buenos y malos, siendo lo más aterrador, que el símbolo en su frente empezaba a brillar, al igual que el bate de baseball que tenía comenzaba a teñirse a un maderozo lila —¡Taan lek lek nok... Formoorow S...!— mas su rezo, que ahora era un grito, fue callado de golpe por un escopetazo a la cabeza de parte de Rick Flag
—¿¡Qué demonios con tus hombres de este año!?— pregunto Black Bat, con el niño en brazos
—Y-Yo...— las palabras no lograban salir de la boca del villano pachon, siendo esto notado por tanto sus secuaces, como los héroes —, yo no lo se, fue anoche a la ciudad, a un bar y volvió esta mañana dif...
«Ayer fue jueves»
Un disparo en seco atravesó el ojo del malévolo Santa Claus, terminando con su vida en la presente noche. Batman había acabado por tercera vez con dicho villano, solo que esta vez no hubo más petición de información, no hubo interrogatorio o golpiza tal que incluso el se sintiera dolido, nada, un sentimiento parecía haber reemplazado la rabia y determinación de Batman por unos fugaces segundos, una especie de primitivo temor, tan profundo e indescriptible, que sólo pudo acallarse apenas le disparo a Big Santa, dejando incrédulos a sus compañeros.
«Feliz navidad, Santa»
—Baticueva.
Cuando el niño había sido devuelto a su respectiva familia, y los oficiales de policía habían hecho su trabajo con los criminales arrestados, y los cadáveres recogidos, Thomas Wayne bebía whisky en lo profundo de la cueva que hace mucho tiempo, se había vuelto su hogar. Rick Flag, sin camisa y mientras terminaba de ponerse una venda, pronto irrumpió en el alcohólico silencio de Thomas, quien con molestia suspiro.
—¿Por qué no te pones una camiseta, Flag?— pedía Thomas, sin mirar a Rick
—¿Por qué no dormimos en los cuartos de arriba en lugar de las habitaciones temáticas de los Picapiedras?— pregunto Rick, señalando vagamente hacia el techo de la cueva, mientras dejaba la toalla en la mesa y se colocaba una camiseta que llevaba consigo
—La única parte de la casa que me incumbe, esta bien, se la dejare a los muchachos como Bruce habría querido— explico desganado Thomas, mientras miraba de reojo a Rick
—¿Los muchachos?— pregunto Rick, aunque en el silencio de parte de Thomas, unió puntos con rapidez —¿Los dos Robins y Batgirl?
—Dick, Jason, Bárbara y...— Thomas alzó la mirada y con disimulo miro hacia la habitación sobre el barandal —Cassandra.
—Sabes, oí que el que sea Red Hood de ellos, emulo a su padre, y abuelo al parecer— inició sonriente Rick, desviando por unos segundos su mirada hacia la habitación de Cassandra —, escuché que tiene un aprendiz, bajo el original nombre de Red Robin ¿Puedes creerlo? Se va un par de años a Ciudad Rotica con Batgirl y ya tienen un Robin...
«Debo estar tan ebrio, oí Rotica»
—Supe que le va bien allá— explicó sonriente Thomas, poco antes de borrar la sonrisa de su rostro y dar otro trago a su copa, solo para mirar hacia el cuadro familiar que tenía sobre la chimenea que se había instalado en la cueva
—Vaya que si, de vigilante a Lantern, una visita a Rotica y se me reinicia la vida supongo, tal vez algún día vaya, escuche de un restaurante de hamburguesas— decía Flag, tomando asiento junto a Thomas, en aras de animarlo
«¿O el estaba cansado? Por que lo oí claro. Él dijo Rotica.»
—Las hamburguesas más deliciosas del mundo según me han dicho, Thomas— explicó Rick, poco antes de que una estela de relámpagos rojos los interrumpiera, alertandolos con rapidez, al menos hasta que Thomas fue consciente de que no era una irrupción, sino una visita
—¡Alto, no dispares Flag!— advirtió Thomas, tan pronto el velocista paro frente a ambos
«Le he dicho miles de veces que toque antes de llegar así a mi cueva. Maldito chico»
—¿¡Enserió!? ¿¡Balas para recibirme!?— pregunto bromista aquel velocista, parando rápidamente y dejando a la vista su aspecto
El velocista portaba un traje negro sin mangas, con detalles en rojo como el cinturón y los relámpagos de las orejas, además del significativo símbolo del héroe de Central City dentro, o sobre, un círculo blanco. Sus grandes botas también era de aquel eléctrico rojo y a su vez, aquellas especie de aletas en los antebrazos también lo eran, perdiendo brillo conforme su speedforce se disipó.
—¿Cómo le va, Doctor?— esta estela de relámpagos, era el mismísimo Barry Allen, alias Flash.
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