Decoración Navideña
Kyouka y Atsushi estaban algo extrañados por el actuar de cierto castaño. Dazai llevaba ya dos semanas con un comportamiento extraño. No solo se ha mantenido tranquilo, también realizaba sus informes y papeleo sin emitir ni una protesta, cumplía con cada asignación de forma responsable, no hacia ni un gesto para molestar a Kunikida incluso había pasado por alto cada intento de provocación ejecutado por Chuya.
Con cada día que esa nueva actitud persistía la preocupación en los jóvenes novatos de la agencia se acrecentaba además de mantener expectantes a cada miembro de la agencia, esa actitud no podía significar nada bueno, según ellos.
Lamentablemente esa idea también se fue colando en el peliplata llegando al punto de hacer aflorar sus inseguridades.
Cada vez que Atsushi trataba de sonsacarle lo que sucedía el castaño simplemente le sonreía y evadía la pregunta de forma muy notoria.
Cuando era Kyouka la que le cuestionaba el mayor simplemente afirmaba que todo estaba en orden y que no debía preocuparse.
Pero las actitudes misteriosas se iban sumando hasta llegar al punto en el que prácticamente no comía con ellos y llegaban muy tarde a la casa que compartían los tres, acrecentando de esa manera las inseguridades de Atsushi quien comenzaba a creer que el suicida ya no estaba interesado en él.
La imaginación del peliplata se había puesto a trabajar a velocidades sobrehumanas creando situaciones en las que el de vendas estaba saliendo a escondidas con otra persona, ocultándoles a todos la situación para evitar hacerlo sentir mal, ya que siente mucha lástima por él no se anima a dejarlo aun.
Todos en la agencia menos, el portador de vendajes, habían notado que el ánimo del tigre estaba decayendo y varios comenzaron a sospechar el motivo.
La única razón por la que no habían interferido aun era que la adolecente que convivía con la pareja les aclaro que no había nada que confirmara las sospechas del peliplata. Pero eso no evitaba que intentaran ayudar a distraer al chico. Pero como nada daba resultado fue el presidente quien tomo el asunto en sus manos.
Cuando la tercera semana de ese raro comportamiento había iniciado Fukuzawa llamo a Atsushi a su oficina. Allí se dedico a aclarar que Dazai simplemente estaba más ocupado de lo normal, que nada de lo que su mente estaba creando era real y que tuviera paciencia pues el castaño pronto les explicaría lo que estaba ocurriendo.
Esa charla dejo al menor más tranquilo. Atsushi confiaba en el presidente y sabía que él no ayudaría a Dazai a engañarlo. Y aunque seguía algo preocupado por la situación ya su imaginación había dejado de elaborar complicados escenarios de mentiras e infidelidades.
Cuando el resto de la agencia vio que el rostro del pelipalata estaba más relajado también se tranquilizaron y continuaron con su habitual ritmo, pero no sin mantener un ojo en los que ocurría con esos tres.
El viernes de esa tercera semana la inquietud de los dos novatos se había acrecentado nuevamente pues desde el día anterior no sabían nada del castaño, pero trataron de desenvolverse en sus actividades como si nada sucediese.
A media tarde Fukuzawa los llamo a ambos y les encargo que llevaran un paquete.
La dirección de entrega estaba bastante alejada de la agencia así que les dijo que una vez completaran ese trabajo le enviaran un mensaje informándole y luego se retiraran a descansar.
A ambos jóvenes se les hizo un poco extraño el pedido, pero no mencionaron nada al respecto, solo confirmaron la dirección y luego emprendieron la marcha.
A medida que avanzaban la situación se les hacia aun más extraña ya que estaban llegando a una zona bastante rural y poco habitada. Les tomo varias horas el encontrar el lugar exacto donde debían dejar aquel paquete.
Cuando finalmente dieron con la dirección se encontraron frente a una especie de cabaña. Quedaron impresionados ante la apariencia que la vivienda les presentaba.
Toda su fachada estaba cubierta en luces y guirnaldas. También podían notar que tenía colocados diversos moños de colores verdes y rojos. Incluso podían ver algunos muñecos de nieve artificiales a cada lado de la entrada.
Asombrados por la dedicación a tanto detalle se acercaron al área de ingreso de la casa y mientras admiraban aun la decoración dieron un par de golpes firmes en la puerta.
En menos de un minuto pudieron escuchar pasos apresurados y luego el sonido del mecanismo de la cerradura accionándose.
Si la decoración los había impresionado no se podía comparar con la sorpresa que se llevaron al abrirse la puerta.
Un castaño con sonrisa picara y vendas en gran parte de su cuerpo les daba la bienvenida.
-Sí que se tomaron su tiempo, llevo más de tres horas esperándolos... - tanto Atsushi como Kyouka estaban con la boca abierta y sin poder emitir sonido- oh que bueno, trajeron la caja , pero vamos dejen de estar ahí parados como estatuas. Entremos de una vez que está haciendo frio y no dudo que en cualquier momento pueda empezar a caer nieve. –
Apenas termino de hablar tomo una mano de cada joven y los arrastro dentro de la vivienda.
La construcción estaba bien calefaccionada por una chimenea en la cual podían observar unas medias decoradas con los colores de la época colgando de ella.
También se encontraron de frente con un inmenso pino verde el cual ocupaba un área bastante amplia. Ninguno de los dos jóvenes podía entender de donde salió, pero allí estaba bien erguido dándoles la bienvenida y al detallar mas el sector donde se ubicaba descubrieron una caja llena de esferas de colores, guirnaldas bien mullidas, ángeles, palomas, replicas de bastones de caramelo, galletas de jengibre y muñecos de nieve además de varios juegos de luces multicolores.
Ante la clara confusión de su familia el castaño decidió explicarles.
-hace unas semanas los escuche hablar mientras veían una de esas clásicas películas navideñas. Los escuche muy emocionados sobre cada detalle que habían visto por lo que no pude evitar querer recrear, aunque sea un poco de todo eso.
Lo hable con el presidente quien acepto darnos unos días libres, además me contacto con los dueños de este complejo de cabañas...-
-estás diciendo que ¿todo este tiempo te lo pasaste preparando este lugar? –la voz del peliplata apenas si superaba un susurro una parte por la emoción y otro tanto por la culpabilidad de haber dudado de su pareja.
-sí, me llevo bastante tiempo tenerlo listo ya que debía evitar que ustedes se dieran cuenta y este lugar necesitaba algunos arreglos para que fuese habitable. Pero eso ya no importa. Lo que debe preocuparlos es ponerse ropa cómoda y venir a ayudarme. Como pueden ver ese árbol aun está libre de accesorios y una navidad como la de aquella película no está completa hasta que el árbol este rebosante de decoraciones. Por cierto, las habitaciones están por ese pasillo y allí van a encontrar unas maletas con su ropa. -
Apenas termino de pronunciar esas últimas palabras recibió un beso en cada mejilla y sus acompañantes lo dejaron solo sosteniendo el paquete que el presidente les había pedido entregarle.
Dazai no pudo evitar sonreír ampliamente ante el comportamiento de su familia.
Con cuidado se encamino hacia el árbol mientras abría la caja que habían traído Atsushi y Kyouka. En su interior se encontraban lo que le daría el toque final a la decoración. Una estrella dorada y brillante.
Tan brillante como la sonrisa de su novio y de su pequeña.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro