Día 2: Ira
"Hotel Hazbin es Propiedad de Vivienne Medrano (Vivziepop)"
Frase: Enemigos/acorralar
El demonio de la radio habia olvidado el enojo que le causaban personas tan burdas como los diablillos de ira. Lucifer era más paciente, pero él no estaba tolerando las miradas desdeñosas de Satanás, (quien parecía muy perplejo, por el hecho de que Alastor fuera la pareja y ahora, presunta consorte real del soberano) lanzaba hacia su dirección.
Satanás era tan imponente como lo imaginó, enormes pectorales cubiertos de fuego infernal, cuernos largos, y patas de golem, todo un demonio como te lo planteaba la cultura popular, sin embargo, el diablo original era Lucifer, el resto eran simples pecados, y nada se comparaba con la belleza etérea que irradiaba el rubio.
En aquella sala de conferencias en el territorio de Ira, todo se veía tan desprolijo, el entorno desértico habia cubierto de tierra rojiza los muebles, habia cactus en lugar de plantas, y aquel sitio parecía un bar de cowboys de mala muerte; Incluso su asiento, un trono por demás incomodó que el pecado habia fabricado, frente a un enorme escritorio de caoba raída, se veía fuera de lugar en aquella minúscula sala.
El rubio habia explicado a Alastor, que el pecado más intolerante era precisamente el de la ira, quien no estaba de acuerdo con que un pecador como Alastor (aunque este fuera un Overlord) fuera uno de los emisarios del infierno.
Pero a pesar de que Satanás era todo músculos, y poco cerebro, no parecía querer problemas con Lucifer, sabía que este podía ser un poderoso enemigo, y además este no dejaba de ser el más poderoso de todo el infierno.
Y eso le causaba un revuelo en el estomagó a Alastor, él era egocéntrico, pero tambien sentia mucha satisfacción de saber que un ser como el rey se dejara acorralar por él, sobre todo cuando el demonio de la radio habia cedido al fruto prohibido.
Los pensamientos en su mente se iban albergando, dejando que la palabrería sin sentido fueran un aliciente para sus deseos más profundos, tenia un collar nuevo, y algo de tiempo despues del tour, podía simplemente llevar las cosas al límite, y alejarse dejando a un confundido e insatisfecho Lucifer, el cual le haría pagar su atrevimiento de manera sorpresiva.
— ¡Oye! Tierra llamando a Alastor — dijo Lucifer, blandiendo una mano frente al demonio, quien se habia dejado guiar demasiado por sus deseos, el rubio lo miró divertido, Alastor a veces olvidaba lo perceptivo que era su esposo.
"Esposo". Meditó en esa palabra, la cual, aun le causaban cierto impacto.
— Lo siento querido, me distraje por un momento — comentó propiamente, mientras la sonrisa ladina del monarca se dibujaba en su cara, esa risilla malvada, él sin duda planeaba algo, y el demonio de la radio soltó un respingo, cuando pudo ver que, con magia, Lucifer se habia dividido, uno de sus clones habia ido con Satanás quien parecía discutir entre él y sus diablillos, y otro se habia colado debajo de la mesa, entre las piernas de Alastor.
La sonrisa del rostro de Alastor, pasó de la sorpresa a algo más retorcido, un fuego que le quemaba la garganta, puro y llano deseo.
— ¿Quieres darle a la corte de que hablar? — le sonrió Lucifer, agachándose entre las piernas, justo en el centro de Alastor, quien parecía a punto de golpearlo, imaginando que serian la comidilla de todos en Ira, pero... ¿Desde cuándo eso le habia importado?
— Sabes que eso nunca me ha importado — siseo Alastor, tomando el rostro divertido, que solo sacó una lengua larga y sinuosa.
Sin duda, Alastor estaba perdido.
N.A. Lilith, no te entendemos...
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