Día 1: Lidiando con los hábitos.
"Hotel Hazbin es Propiedad de Vivienne Medrano (Vivziepop)"
Frase: Muy tarde en la noche/ Muy temprano en la mañana.
La luz tenue que se colaba por la ventana, anunciaba que era un nuevo día en la mansión Morningstar, la estruendosa alarma sonó, golpeando sus sentidos, el rubio la apagó de golpe, habia estado tan plácidamente dormido, el cuerpo a su lado se removió incómodo, y ahora se puso de pie, dejándolo sin esa sensación de estar envuelto en terciopelo, era tan extraño, hace unas décadas, Lucifer se hubiera reído en la cara de cualquiera que mencionara que ese cuerpo lo envolvería alguna vez, incluso pudo haberlos quemado con fuego infernal, al pensar en algo tan disparatado; Sin duda nadie sabe el futuro de las cosas.
Pero sin meditar mucho al respecto, ahora una nueva alianza envolvía su dedo, y habia fotos nuevas en la habitación, bueno...en su nueva habitación.
Era el primer año que compartían juntos, y aun así, la rutina de ambos era complicada, Lucifer era de hábitos nocturnos, podía pasar noches trabajando en sus creaciones, y dormir por las mañanas, sin embargo, su ahora esposo, era una criatura madrugadora.
Eran las cinco de la jodida mañana, ¿Qué demonios hacía despierto a esa hora?
— Querido, deja de ver tu zapato — se burló de él, dándole el mejor café que habia probado, en su taza favorita, tenía un especiado que solo él sabía mezclar, el demonio le dio su sonrisa característica, sin embargo, con los años, Lucifer habia descifrado que esta era más genuina.
— ¡Joder!, son las cinco de la mañana, Alastor, eres un soberano, puedes dormir hasta las tres de la tarde, nadie te juzgará — dijo sobándose los ojos — y si lo hacen, los mataré a todos — soltó mientras le daba un trago profundo a su café, el sabor era excepcional, como la primera vez que el demonio de la radio se lo preparó, sintió la mano con garras del pecador acariciar su rostro, para despues levantar su mentón y mirarlo.
— ¡Deja de hacer berrinche! — comentó Alastor, apretando su rostro, sin hacerle daño — recuerda que te dije que fueras a dormir, pero preferiste desvelarte con ese proyecto tuyo.
Y era verdad, el demonio habia sido muy insistente, pero los hábitos antiguos no se olvidan, el soberano aun le costaba asimilar que ahora su vida era más activa, tenia una rigurosa agenda de compromisos sociales, después de que el proyecto de la redención de Charlie fuera un éxito, ahora se habia convertido en una embajada, y él junto con Alastor visitaban los siete anillos, dándole el mensaje al resto de los habitantes.
Eso era realmente agotador, sin embargo, su ahora esposo además de bueno con el diálogo, era sumamente diplomático, y un as social.
Pero el solo queria estar en paz, dormir, y tenerlo para él.
El rey más que orgulloso era egoísta, si, pero Alastor lo habia conocido así y lo amó a pesar de sus miles de defectos.
De un chasquido estuvo listo, el demonio de la radio prefería vestirse de forma manual, y habia elegido un traje rojo, sumamente elegante, con solapas estilo renacentista, y algunos holanes, al verlo, el rubio, eligió algo más a juego.
— Te vez muy bien — soltó Lucifer al mirarlo, arreglándose el sombrero a juego, desde que andaban juntos, el rey optó por trajes color vino, o algunos en tonos rojos, en esta ocasión en lugar de su blanco impoluto, habia optado por llevar un traje de color rojo apagado, con tonos blancos en las mangas.
— Lo sé — soltó con arrogancia el demonio, bueno, algunas cosas nunca cambiaban, pero era gracioso al menos intentar, el rubio le lanzó una almohada ante su mordaz comentario, Alastor la esquivó con sus sombras, y se quejó de lo infantil que era a veces, sin embargo, Lucifer lo vio reír.
— Lo siento, pero soy tu tonto infantil — le enseñó la alianza al demonio — ¡por siempre!
Alastor soltó un bufido, y le dio un suave beso en la mano.
—Se nos hace tarde, prometimos a Charlie recibir a la gente de ira a las seis, y sabes que son poco pacientes — explicó, mientras lo tomaba del brazo — ahora, si tu queja es la hora de levantarse, te lo recompensaré más tarde...
Alastor se inclinó, para decirle eso en el oído a Lucifer, una promesa sugerente, una que le aceleró el corazón.
¡Estúpido! Maldito venado y su sugerente voz, y sus sombras que lo ataban, y que ya conocía exactamente lo que le gustaba, con una sonrisa engreída se alejó de él.
— ¡Eso es un juego y un trato sucio! — le reclamó el soberano, tan rojo como su traje, mientras Alastor soltaba una risa burlona, y Lucifer remarcaba más que nunca el ligero puchero, él tambien odiaba esperar.
Esa tarde hasta esperar entrada la noche, iba a ser muy larga.
N.A. Esto serán una serie de Drabbles, no esperen mucho de mí, pero se hace el intento.
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