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hickeys

Unas semanas después de la confesión y los besos compartidos, la relación entre los dos pelinegros se tornó notablemente más amena y cálida. Aunque intentaban mantener cierta discreción en público, el repentino cambio en su dinámica no pasó desapercibido para las malas lenguas.

La complicidad entre Iguro y Tomioka era palpable. Hablaban con más confianza, se mostraban más cercanos en los entrenamientos y compartían gestos sutiles que revelaban su conexión creciente. Sus interacciones estaban llenas de pequeñas sonrisas compartidas y miradas cómplices que no pasaban desapercibidas para sus compañeros y superiores en la organización.

—Ara ara ¿escucharon los rumores?— Hablo la pilar más baja de todos. La pilar de los insectos

—¿Hablas de los extravagantes rumores sobre la repentina cercanía de Iguro y Tomioka?— Pregunto un peliblanco conocido como Uzui

—Si, si esos mismos ¿Ustedes creen que son verdad? ¿Acaso por fin son amigos?— Las palabras salieron con un tono de burla mezclada con clara diversión.

—¡No deberíamos meternos en la vida de nuestros compañeros y menos si lo hacemos por rumores!— Exclamó el pilar de la llama.

—Vamos rengoku esa actitud no es nada extravagante, diviértete un poco.— El peliblanco palmeo la espalda del recién nombrado para que según sus propias palabras "dejará de estar tan tenso" —Ya se. hagamos una apuesta.— Propuso.

—¿Nosotros tres?— Preguntó la chica

Una tarde cálida envolvía los alrededores de la finca, el lugar habitual para las reuniones mensuales de los pilares. Después de la reunión, los grupos que se formaban casi siempre eran los mismos.

El primer grupo incluía a Rengoku, Uzui, Shinobu y, en ocasiones, Mitsuri. Estos cuatro solían reunirse para charlar animadamente, compartiendo historias y risas.

El segundo grupo estaba compuesto por Sanemi e Iguro, quienes preferían discutir asuntos serios y compartir estrategias de combate, su vínculo fortaleciéndose con cada conversación.

El tercer grupo estaba conformado por Tomioka el cual por lo general, se encontraba solo después de las reuniones. Sin embargo, en contadas ocasiones, se unía a Mitsuri y/o Tokito, disfrutando de la compañía tranquila y las conversaciones más ligeras que ellos ofrecían.

Por último, el cuarto grupo estaba formado por Gyomei y Tokito. Ambos encontraban consuelo en la serenidad del otro, compartiendo una paz silenciosa.

En esta tarde particular, la calidez del sol y la atmósfera relajada ofrecían un contraste agradable con las intensas discusiones y planes estratégicos que habían ocupado la reunión. Los diferentes grupos se dispersaban por los alrededores de la finca, cada uno en su pequeño rincón de camaradería y descanso.

—Llamemos a Sanemi y Mitsuri para que se unan.—Respondió a la pregunta de la chica.

—¡Mitsuri-chan! —gritó Shinobu, llamando la atención de la chica de cabello rosado—. ¡Necesitamos que vengas, es algo importante!

Mitsuri escuchó el llamado de su amiga desde el otro lado del patio. Entendiendo la urgencia, se volvió hacia su compañero, algo apenada.

—Oh, lo siento, Tomioka-san —se disculpó.

—No te preocupes, Mitsuri, de todas formas ya me iba. Que tengas una buena tarde —respondió Tomioka con su habitual serenidad.

Mitsuri asintió con una sonrisa y se apresuró hacia donde Shinobu la esperaba. Mientras tanto, Shinobu también había llamado a Sanemi, quien estaba conversando con Iguro. Sanemi frunció el ceño, pero antes de marcharse, miró a Iguro.

—Parece que me necesitan. Nos vemos luego —dijo Sanemi, preparándose para irse.

—No te preocupes, Sanemi, yo también me iba ya —respondió Iguro con un leve encogimiento de hombros.

Sanemi asintió y se dirigió hacia donde Shinobu lo esperaba, dejándolos a ambos libres para regresar a sus propias ocupaciones.

—Chicos, ¿se han dado cuenta de la cercanía entre Iguro y Tomioka? —preguntó Shinobu, sus ojos violetas llenos de curiosidad.

—¿En serio me llamaste solo para hablar del cara de rata e Iguro? —replicó Sanemi, con tono irritable, aunque en el fondo también sentía curiosidad por el tema.

—Shinazugawa-san, por favor, no trate así a Tomioka-san —intervino Mitsuri, defendiendo a su amigo.

—Sí, los llamamos por eso, mi no tan extravagante amigo —dijo Uzui, ignorando completamente la intervención de Mitsuri—. Vamos a hacer una apuesta y queremos que se unan.

—¿De qué se va a tratar la apuesta? —preguntó Rengoku, su interés despertado.

—La apuesta es sencilla —explicó Uzui con una sonrisa traviesa—. Los que crean que Tomioka e Iguro se han vuelto amigos formarán un grupo, y los que no, formarán otro. El grupo perdedor tendrá que hacer lo que el grupo ganador exija.

La emoción y la anticipación llenaron el aire mientras los pilares consideraban la propuesta. Finalmente, se dividieron en dos grupos:

Grupo que apoya la amistad de Iguro y Tomioka: Mitsuri y Rengoku.

Grupo que no ve posible esa amistad: Uzui, Sanemi y Shinobu.

—Esto va a ser interesante —dijo Rengoku, con una sonrisa entusiasta.

—Sí, muy interesante —agregó Uzui, con una chispa competitiva en sus ojos.

Shinobu observó a ambos grupos con una sonrisa enigmática. —Supongo que tendremos que estar atentos para ver quién gana esta apuesta.

—¿Y cuál será el desafío para el grupo perdedor? —preguntó Mitsuri, mirando a Rengoku con curiosidad.

—Eso lo decidiremos después —respondió Sanemi, cruzando los brazos—. Primero, tenemos que asegurarnos de quién tiene razón.

Mientras los pilares discutían y bromeaban sobre la apuesta, el sol comenzó a ponerse, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y rosas. La atmósfera estaba cargada de camaradería y competencia amistosa, prometiendo que los próximos días estarían llenos de observaciones y conjeturas sobre la relación entre Iguro y Tomioka.

Al mismo tiempo, en la finca, Iguro y Tomioka seguían caminando juntos, sin saber que su creciente amistad se había convertido en el centro de atención y especulación de sus compañeros pilares.

—Nee Oba— Dijo el pelinegro mayor llamando la atención de su pareja. —¿Notaste lo extraños que estaban los demás?

—Ja pense que era el unico loco, sus miradas estuvieron todo el tiempo pegada en nosotros.— Dijo entrando de una vez a la finca del agua

—¿Sospecharan algo?— Pregunto algo consternado, la idea que los descubrieran le daba un poco de vergüenza.

—No se, pero sinceramente no me importa.— Respondió desinteresado. 

El ambiente que los rodeaba era tranquilo, una sensación de amor los rodeaba logrando que los dos entraran a una burbuja la cual ninguno quería salir.

—Hoy, tuve una misión y me acompaño un cazador, unos rangos más bajos— La actividad favorita de Tomioka era contarle sus misiones a Iguro, mientras que el otro le daba caricias en la cabeza. —No recuerdo su nombre pero fue muy amable conmigo.— Las alertas de celos del heterocromático se encendieron de manera peligrosa. —Me dio muchos cumplidos sobre mi apariencia, tengo que admitir que me incomodaron un poco— Las caricias lentamente fueron cesando.

Kabamaru al sentir que su dueño se estaba enojando, decidió arrastrarse lentamente fuera de su cuello para ir a otra habitación .

—Incluso me preguntó si estaba soltero.— Esa fue la gota que derramó el vaso

—Supongo que le dijiste que no, que estas saliendo con el gran pilar de la serpiente el cual si lo ve le va a patear el trasero de una manera que jamás olvidará.— Intervino, pero de pronto se escuchó una pequeña risa timidita. A Giyuu le gustaban los celos de su pareja.

—Le dije que no estaba disponible— Respondió a los celos de su pareja.

—Por buda, nunca pense que tendria que lidiar con tanta gente. Menos mal que yo soy mejor que todos esos idiotas— Dijo orgulloso, por otro lado Tomioka solo se limitaba a soltar risas mientras que sus manos se alzaron, con firmeza y ternura, para sujetar el rostro del otro. En un movimiento rápido pero delicado, bajó las vendas que ocultaban sus cicatrices. Con suavidad, comenzó a plantar pequeños besos en cada una de ellas, sus labios rozando la piel marcada con una devoción que hablaba de aceptación y afecto. Finalmente, sus labios se encontraron en un beso prolongado que lentamente se fue intensificando, Obanai mordió suavemente el labio inferior de su pareja, provocando que esta abriera la boca y permitiéndole introducir su lengua. Una pequeña batalla se desató dentro de la cavidad bucal de Tomioka, sus lenguas entrelazándose con una mezcla de pasión y urgencia. La mano de Iguro se deslizó hacia la cintura de Tomioka, tirando de él con firmeza hasta hacer que se sentara sobre su regazo. Con un movimiento decidido, Iguro levantó su mano y agarró un puñado de la cabellera de Tomioka, aferrándola con posesividad y profundizando aún más el beso.

Cada caricia y movimiento eran intensos, cargados de una emoción que ambos habían contenido durante mucho tiempo. Iguro podía sentir el calor del cuerpo de Tomioka contra el suyo, la cercanía amplificando la conexión entre ellos. Sus respiraciones se mezclaban, creando una sinfonía rítmica que llenaba la habitación.

El agarre en el cabello de Tomioka no era solo posesivo, sino también protector, como si Iguro quisiera asegurarse de que este momento de intimidad durará para siempre. El beso se profundizó aún más, sus lenguas explorando y descubriendo nuevos rincones.

Lamentablemente no todo lo bueno dura, por lo que el aire comenzaba a escasear y eso los obligo a separase. 

Tomioka pensó que lo iban a pasar nada más, hasta que de repente sintió la boca de su pareja en su cuello dejando pequeños besos.

—Oba no es necesario ponerte celoso de alguien que voy a ver solo una vez en mi vi; ¡Mgh!— Soltó un fuerte jadeo al sentir la boca de su pareja succionar su cuello, las manos del contrario seguían aferradas a su cabellera pero esta vez jalandolo para hacer que su cabeza se hechara para atrás  y dejar uno de sus puntos débiles expuestos, su cuello.

—Oba, para, eso va a dejar marca— Puso sus manos en el pecho de su pareja tratando de aplicar algo de fuerza para alejarlo, cosa que le fue casi imposible por la atención que estaba recibiendo su cuello.

—Eso es lo que quiero lograr, tontito— Lo insulto pero de manera cariñosa. Su mano libre tomó las dos manos de su pareja, que intentaban forcejear sobre su pecho, y las guió hacia sus propios hombros.

—Mgh, es injusto que solo tú dejes marca.— Reclamo sumido en el placer que le generaba los besos y chupones.

—Nunca Dije que tú no podías hacer— Le respondió antes de dejar una mordida en la clavícula del contrario.

Iguro se apartó para admirar su obra maestra: Tomioka sentado encima de su regazo, con el cabello despeinado, los labios hinchados algo entreabiertos, pequeñas lágrimas acumulándose en sus ojos de océano, y por último pero no menos importante el cuello adornado con marcas rojas de sus chupones junto a los besos y alguna que otra mordida.

Tomioka, al notar que su pareja se había distraído, decidió tomar la iniciativa. Se lanzó hacia adelante con algo de fuerza, dejando que su peso recayera sobre el contrario. Ahora, la escena había cambiado: Iguro se encontraba debajo de Tomioka.

—Ahora es mi turno— Dijo el más alto, para proseguir a dejar besos mezclados con chupones en todo el cuello de su pareja. La escena se volvió algo más calurosa y la ropa comenzaba a molestar.

—Yuu, te ves jodidamente hermoso así— Aprovechó la situación para darle un cumplido a su pareja, sabía que ese era uno de sus puntos débiles. —Te juro que si sigues así no me voy a con— No alcanzo a terminar por qué una voz ajena a la situación los interrumpió.

—Caw Caw. Misión para el pilar de la serpiente Caw—

—¡Joder!— Gritaron los dos al unísono.

—Cuando regrese, retomaremos justo donde lo dejamos —dijo Iguro a su pareja mientras se levantaba y trataba de arreglarse. Tomioka asintió, sus ojos aún brillando con emoción y excitación del momento, observando cómo Iguro se alejaba. Antes de salir por completo, Iguro se inclinó y le dio un último beso.

—No tardes mucho —susurró Tomioka, todavía sintiendo el calor de Iguro en sus labios.

Iguro sonrió —No lo haré.

(...)

Al día siguiente, Tomioka salió de su finca para despejar la mente con una caminata. Sin darse cuenta, todos los pilares presentes (exceptuando los de la Niebla, Roca y Serpiente) tenían la mirada fija en las marcas y pequeños detalles que Iguro había dejado en su cuello.

—¡Parece que te divertiste, Tomioka! —gritó el Pilar del Sonido en su dirección, y en ese momento Tomioka se dio cuenta de la situación. Sonrojándose intensamente al ser descubierto, sólo atinó a cubrirse con su mano derecha el cuello y caminar -correr- más rápido en otra dirección, intentando escapar de las miradas inquisitivas.

—¿Tomioka-san tiene pareja y no me había enterado? Que clase de pilar del amor soy si no logré descubrir eso— La cabello de Mochi fingió llorar en los brazos de su maestro.

—Ara Ara~ parece que vamos a tener una nueva apuesta— Inquirió la pilar de los insectos.

—A mi no me interesa— Mentira, Sanemi estaba curioso de todos los cambios que estaban pasando con el pilar que tanto odiaba.

—No mientas sanemi.— Le recriminó el rubio. —Parece que la nueva apuesta va a ser. Descubrir quién es la pareja de Tomioka. Pero en esta ocasión solo habrá un ganador— dedujo aún abrazando a su ex pupila. —Y me temo decirles mis amigos que seré yo— Gracias a lo último dicho comenzaron una pequeña pelea entre todos.

Datos de la era Taisho:

Iguro le pone apodos a Tomioka aunque algunos se pueden malinterpretar ya que son insultos, pero cariñosos en su manera. Los que más usa son: Tontito, bobo, hermoso y Yuu (Tomioka le dice Oba)

Tomioka ama pero AMA los celos de Iguro, sabe que cuando está celoso saca su parte más dominante y caliente.

Los dos son unos calenturientos de clóset, se dieron cuenta el segundo día de su noviazgo.

Datos:

Me encanta recalcar q son pareja ok

Tomioka y yo somos iguales. Los dos masoquistas.

Los amo mucho, se despide konavx

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