Against the wall
El patrón estaba realmente complacido. Desde aquella primera misión en la que decidió enviar al Pilar del Agua y al Pilar de la Serpiente juntos, había notado cómo su relación mejoraba con cada paso. Su dinámica fluía con naturalidad, y aunque ambos tenían personalidades opuestas, parecían complementarse de una manera casi perfecta.
Fue por eso que, tras esa primera misión, empezó a enviarlos juntos cada vez que era posible.
Por segunda vez.
Por tercera vez.
Por cuarta vez.
Y así, muchas veces más.
Cuando había una misión que requería la cooperación de dos Pilares, ellos siempre eran su primera opción. Incluso cuando las tareas solo necesitaban a uno, encontraba alguna excusa para asegurarse de que ambos fueran.
Había considerado en algún momento enviar a Sanemi junto a Tomioka, con la esperanza de que pudieran resolver las tensiones que siempre existían entre ellos. Pero, sinceramente, prefería evitar los riesgos. La relación entre Giyuu y Obanai era mucho más estable.
Sin embargo, esta vez la situación era diferente. Había surgido un demonio inusual, cuyas víctimas eran encerradas como si fueran frutas en conserva, dejándolas morir lentamente. El patrón para no arriesgarse decidió enviar a tres pilares en vez de dos.
Por supuesto, Giyuu y Obanai eran sus primeros elegidos. Pero esta vez, añadió a Sanemi a la mezcla. La elección no fue del todo aleatoria. Aunque el Pilar del Viento tenía sus diferencias con Tomioka, el patrón esperaba que esta misión pudiera servir para limar asperezas. Además, estaba curioso por ver cómo los tres trabajarían juntos.
Cuando anunció la decisión, Obanai no dijo nada, limitándose a una ligera inclinación de cabeza en señal de aceptación. Giyuu, como siempre, tampoco protestó, aunque en su interior sabía que trabajar con Sanemi sería complicado. El único que parecía no estar del todo de acuerdo era el propio Sanemi, que cruzó los brazos y frunció el ceño.
—¿En serio yo tengo que ir con estos dos? —gruñó, dirigiendo una mirada de reojo a Tomioka.
—Es una orden, Shinazugawa —respondió el patrón con firmeza. Luego, con un tono más suave, añadió—: Confío en que podrán manejar esto juntos.
Aunque Sanemi resopló con desdén, no discutió más.
***
El viaje hacia el lugar de la misión fue silencioso, al menos en su mayoría. Giyuu, como siempre, mantenía su postura seria, observando el camino mientras sus pensamientos divagaban. Obanai caminaba al lado de Sanemi, de vez en cuando, dirigiéndole miradas rápidas al pelinegro. Sanemi, seguía con la misma actitud de siempre, lanzando chistes o palabras amargas que ahora Obanai ignoraba o solo se limitaba a responder con monosílabos. Marcando el ritmo con pasos firmes y enérgicos.
—No entiendo como el patrón dijo que son la pareja perfecta —comentó con sarcasmo, sin doble intención en su voz, cosa que Obanai no entendió y se quedó mirando fijamente al peliblanco en busca de respuesta. Al mismo tiempo que Tomioka inconscientemente se concentraba en la conversación que se llevaba a cabo frente suyo.
—¿De qué hablas? ¿Nosotros pareja?— Dijo mientras soltaba una risa nerviosa. No porque se avergonzara de Giyuu, solo no quería que su amigo se hubiera enterado por alguien que no fuera ellos.
Sanemi rodó los ojos, como si fuera la cosa más obvia del mundo, dijo: —Claro, crees que no me di cuenta de que el patrón los envía a todas las misiones juntos.
Los dos pilares soltaron un suspiro de alivio. Ganándose la mirada extrañada del pilar del viento.
—Será mejor que todos nos enfoquemos en la misión —añadió Giyuu, mirando al frente con seriedad.
Sanemi no respondió, pero el comentario pareció hacer que el ambiente se relajara, al menos un poco.
Al llegar a la ubicación, los tres notaron de inmediato que algo no estaba bien. El aire estaba cargado con una energía pesada, y el silencio era extraño. La entrada al escondite del demonio era una puerta vieja y desgastada.
—No nos separemos —dijo Giyuu con calma, colocando una mano en el mango de su espada.
Obanai asintió, quedándose a su lado, mientras Sanemi se colocaba detrás, vigilando los alrededores.
Cuando abrieron la puerta, un extraño destello los envolvió, y antes de que pudieran reaccionar, cayeron en una trampa. El demonio había activado una técnica que deformó el espacio a su alrededor.
De pronto, el suelo se desmoronó bajo sus pies. Giyuu y Obanai fueron lanzados juntos hacia un rincón del lugar, aterrizando torpemente.
Giyuu cayó encima de Obanai, sus rostros peligrosamente cerca.
—¿Qué haces, Yuu? —murmuró Obanai con un leve sonrojo, aunque no se apartó de inmediato.
—Perdón, fue sin querer... —dijo Giyuu, intentando levantarse, pero la estrechez de las paredes no le permitía pararse al cien porciento...
Obanai entrecerró los ojos, fingiendo molestia mientras ocultaba una pequeña sonrisa.
—Te juro que si esto fuera frente a Sanemi, nunca lo olvidaríamos.
Giyuu dejó escapar una risa ligera, aun sin bajar la guardia al mismo tiempo que intentaba pararse.
—Me aseguraré de que no vuelva a pasar... al menos no en público.
Obanai lo miro, sé bajo las vendas, y con una mano al rededor de la cintura lo jaló un poco hacia abajo, murmurando:
—Pero no creas que me molesta tanto cuando estamos solos.
Tomioka iba a volver a reír, pero un bulto que comenzaba a creer bajo él lo detuvo. —Oh Iguro Obanai, no me digas que ese bulto que siento es lo que creo que es...
—...
—...
—¿Y bien?—Pregunto teniendo la esperanza de que fuera cualquier cosa menos el pene de su pareja despertando. Ya que gracias a la poca movilidad que tenían y la cercanía de sus cuerpos, el estrecho lugar se calentaba de manera muy rápida.
—Me dijiste que no te dijera.— Dijo el heterocromático.
Tomioka, al no querer que la situación escalara de la otra manera debido a que seguían en la misión, se paró rápidamente sin calcular el dónde se encontraba el techo, logrando que se golpeara la cabeza y volviera a caer sobre el regazo del más bajo.
Los dos soltaron un jadeo por el contacto aun teniendo la ropa puesta.
—¿Un rapidín?— Pregunto Iguro con fingiendo inocencia, a la vez que repartía besos en los belfos rojos del más alto.
Luego de esos besos junto a toqueteos fugaces, el ojiazul respondió: —Te odio...
Con esas dos simples palabras, se cedió el permiso para comenzar su pequeña travesura.
La ropa comenzaba a molestar, pero no podían darse mucho lujo de retirar todo, por lo que cambiaron de posición, dejando al más alto contra la pared.
Sus manos quedaron aprisionadas entre su pecho y la barrera, mientras que su culo quedaba elevado a la altura perfecta para Obanai. Ya que debió obligarse a encorvarse un poco su postura para no chocar de nuevo con el techo.
En cambio, Iguro por primera vez agradecía su baja estatura, por el hecho de que lograra quedar perfectamente parado mientras rozaba un poco el techo.
Antes de bajar los pantalones de su pareja, retiro las katanas y las tiro al suelo para que no estorbaran y depósito pequeños besos en el cuello del más alto, logrando apoyarse en el mientras restregaba descaradamente su erección en el culo de este.
Entretanto desabrochaba su cinturón con las dos manos rodeando la cadera. Empleo la calentura del momento y aprovecho de dejar una marca en el cuello de Tomioka. Era su forma de marcar territorio.
Giyuu al estar completamente dispuesto a entregarse a la calentura del momento, recordó algo.
—¡Que Kaburamaru no vea!— Gimoteo contra la pared, su mejilla se había pegado a un más a esta el sentir la presión que ejercía contra su cuerpo.
Iguro reclamo entre dientes, quitando la serpiente de su cuello mientras lo dejaba junto a las katanas y lo tapaba con su haori.
Avergonzado, por la interrupción que el mismo provoco, quiso darse la vuelta, no obstante al sentir como su cabellera era agarrada y tirada, obligándole a ver el techo mientras cerraba sus ojos y su culo -ya desnudo- era masajeado sin vergüenza alguna supuso que ya no podía parar el momento.
—¿Necesitas que te prepare?— Pregunto con su voz ronca, la cual lo excitaba de sobremanera.
—Cariño, tenemos que hacer esto rápido, Ah~— Contesto sin reprimir los sonidos que salían de su boca.
Iguro asintió, soltando el agarre de su pelo para dirigirse a la trabajada cadera. Con su mano izquierda agarraba esa parte, a la vez que con su mano derecha aprovecho de depositar un poco de saliva en su miembro, masajeándolo para esparcir aquel líquido en todo el falo.
Al notar que el pre-semen ya comenzaba a mezclarse con su saliva, alineo con algo de rapidez la cabeza de su miembro en la entrada no preparada de Tomioka.
Poco a poco comenzó a abrirse paso en ese lugar. Los dos soltaban pequeños gemidos y jadeos por el placer que recorría todas partes.
—¡Ahg! Mierda s-si~— Dijo Tomioka al sentir como todo el falo se adentró en su interior, sus paredes se contraían apretándolo al mismo tiempo en que el pequeño ardor que sentir por la intromisión comenzaba a bajar y se convertía en un placer incontrolable.
Estuvieron así, casi estáticos, por unos segundos o minutos. Cuando inconscientemente comenzó a mover sus caderas en busca de más profundidad. Obanai entendió perfectamente las órdenes dadas y comenzó un vaivén lento, entrando y saliendo de su interior.
—¡Más, oh, Más rápido!— Dijo entre gemidos, su voz era una mezcla de súplica y mandato.
El heterocromático soló una risa seca, y atendió sus órdenes. Las estocadas comenzaron a ser más rápidas y profundas, tocando la próstata de su pareja, el cual ya no podía decir más frases coherentes porque era interrumpido por sus propios gemidos o por los besos desesperados y sucios que se daban.
Sus cuerpos deseosos por más, comenzaban a mostrar pequeñas gotas de sudor, su pelo despeinado por la fricción y las pequeñas lágrimas por parte del mayor debido al fuerte placer, olvidándose completamente de la misión.
En un rapido movimiento, Iguro da vuelta a su pareja, apoyando la espalda de este contra la pared, sin quitar su miembro del interior.
Gracias a la sorpresiva acción del más bajo. Giyuu se agarro como pudo, rodeando sus piernas en la cadera de el.
Al sentir que las estocadas volvian, el placer se intensifico por la nueva posición. Le encantaba como su Oba lo follaba.
El pelinegro entierra sus uñas en la espalda de Iguro y succiona su cuello con fuerza, haciendo que haga una mueca que no pudo descifrar.
En cambio, Iguro sube un poco sus manos hasta llegar al trasero del más alto, para después comenzar a estrujarlo entre sus manos.
Sigue embistiendo con fuerza, haciendo que la espalda de Tomioka choque una y otra vez con la fria pared, logrando crear un sonido sordo.
—U-un poco ¡ahg~! más— Suplico entre gemidos y sin lograrse contener más, se corre manchando el traje de iguro, de igual manera Obanai llega a su orgasmo dentro de su pareja.
Con cuidado se retira lentamente de su interior, para bajarlo. Ve como las largas piernas del azabache flaquean un poco pero se mantienen firmes. Cuando ya se estabilizo unen sus labios por ultima vez disfrutando del dulce sabor.
Tomioka no lo queria admitir pero estaba agotado, más que nada por la adrenalina del momento.
Los dos comenzarón a vestirse nuevamente. Esperando ser liberados por el peliblanco.
—Siento que hayas tenido que escuchar eso Kaburamaru, tu amigo es un bruto— Dijo El más alto, sentado en una esquina para evitar que el semen que tenia aun en su interior se siguiera resbalando por sus piernas, ya que era algo incomodo y no tenia como limpiarse.
De pronto, con un fuerte estruendo el lugar colapso, mostrando la victoriosa sonrisa del de cicatrices.
—Al que deberian pedir perdon es a mi por dejarme solo.— Fueron las primeras palabras que se dirigieron al duo.
—Osea, ¿estas diciendo que necesitabas nuestra ayuda?— Contrataco de manera defensiva pero a la vez mezclada con algo de gracia.
—¿Que? Claro que no, yo pude solo y fue facil maldito enano.— Dijo apuntando con su katana al nombrado. —Por cierto, ¿Que mierda les paso? Se ven del asco.
Tomioka se tenso sin ser visto, hasta que se le ocurrio la excusa perfecta.
—El demonio fue más inteligente y puso pequeños demonios junto a nosotros y como el lugar era reducido fue complicado pelear sin des arreglarnos.— Comento con tranquilidad, ocultando el hecho que estaba rezando dentro de si para que se lo creyera.
Sanemi lo vio sospechoso, observando de arriba a abajo en busca de la mentira, pero simplemente levanto los hombros, se volteo y camino en la misma dirección por la cual venia.
Sin embargo
No paso por alto las marcas de pequeños moretones rojizos en el cuello de los dos, incluso podia jurar que habian pequeñas mordidas.
Más tarde investigará eso, ahora solo queria descansar.
Datos de la era Taisho:
La pareja estuvo aproximadamente media hora encerrada, les paso rapido el tiempo.
Kaburamaru no sabia que se podia traumar más de lo que estaba. Pues, supuso mal.
Datos:
No se que me paso, pero me inspire y termine este capitulo en una noche (Son las cinco de la mañana) y estoy tan cansada que intente poner numeros en mayuscula, ayuda.
Este capitulo si me gusto jeje.
Y sé que se dieron cuenta que este no es el capítulo de cambio de roles, lo que pasó es que me traspapele y confundí los días.
Por cierto, nadie me dijo que no puse la foto de los días, yo juraba que subí ese capítulo explicando todo 😪
Les tengo una propuesta, para hacer esto más justo, voy a poner una meta de comentarios y votos para el siguiente capítulo, ya que eso me anima más y a penas lleguen a la meta, el capítulo siguiente se subirá en menos de 12 horas ¿Qué les parece?
Un ejemplo: Cuando este capitulo llegue a los 100 votos y 80 comentarios, subire el siguiente (es un ejemplo para evaluarla las próximas metas que les pondre.)
Los amo mucho!!
Se despide: konavx
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro