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Nadie me quiere ver vivo,
todos se ponen en mi contra,
nadie entiente lo que vivo,
todos se rien de mis contras.
Estoy harto de tanta maldita tristeza,
no soporto el río sin origen en mis ojos.
Tengo hambre de gloria, pero la flojera me impide abrir la nevera.
Detesto esta etapa, de pronto un niño, por ratos un viejo; amanezco ansioso, a las tres de la madrugada nada es hermoso.
Cuento mi sentir y me dicen que no sea así,
como si yo eligiera este estúpido mal.
Pido ayuda a gritos y siempre salen con cristo,
cuando digo que me voy a matar, sonrien y se van.
Y los que se quedan me dicen "exageras"
Aman la palabra tranquilo, odian a un deprimido.
¡¿Que mierda me pasa!?
Me siento bien mal,
oscuramente claro,
divinamente diablo.
Un témpano ardiente,
un pastor perdido,
un holgazán activo.
Estoy ido y ni he partido.
¡¡Ayúdenme, puta madre!!
Digan que me quieren, que me entienden, que mi dolor les duele. Quédense, aunque de flojera los llene, denme un abrazo, díganme te amo. Traguen tantita de mi hiel y a lo mejor, despues de mil pláticas, quizás me olvide de la lápida.
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