Capítulo 23.
El sonido suave de la música resonaba en la sala de prácticas, pero no lograba calmar la mente agitada de Taehyung. Cada vez que intentaba realizar un movimiento que antes hacía con facilidad, su cuerpo lo traicionaba. Su pierna, aún resentida por la lesión, no respondía como debería, y eso lo frustraba.
—No... así no.—Murmuró para sí mismo, repitiendo la secuencia una y otra vez frente al espejo.
El sudor perlaba su frente, pero no estaba dispuesto a detenerse. Sentía que cada segundo que pasaba sin mejorar lo alejaba más de su objetivo, de su regreso al escenario. Hacía semanas que había vuelto a entrenar, y aunque su cuerpo estaba curado, su mente aún no lo estaba.
Taehyung frunció el ceño, deteniéndose de golpe. El reflejo en el espejo no era el suyo. No el que conocía. Había una sombra de inseguridad en su rostro que no podía borrar.
Detrás de él, la puerta se abrió con un leve chirrido. Jungkook entró en silencio, observando la escena desde la distancia. No era la primera vez que lo veía tan empeñado en alcanzar la perfección, pero esta vez parecía diferente. La tensión que notaba en su novio le preocupaba.
—¿Te vas a detener en algún momento o planeas quedarte aquí hasta la madrugada?—Bromeó Jungkook, intentando aliviar la atmósfera mientras se acercaba lentamente.
Taehyung no respondió de inmediato. Solo dejó caer los hombros, en una postura de agotamiento físico y mental. Finalmente, se giró para enfrentarlo.
—No sé qué hacer, Jungkook.—Confesó con la voz cargada de frustración.—Esto no está funcionando como esperaba. No estoy mejorando lo suficientemente rápido.
El azabache, al escuchar esas palabras, sintió un tirón en el pecho. Era difícil ver a Taehyung tan desanimado, especialmente cuando sabía cuán apasionado era por su arte.
—Te estás exigiendo demasiado.—Caminó hasta él, colocando sus manos sobre los hombros del castaño, masajeándolos suavemente.—Tu cuerpo necesita tiempo para sanar completamente, y también tu mente. Si tu mente no está tranquila, entonces tu cuerpo lo seguirá resintiendo, es un equipo que debe de trabajar en sintonía.
—Pero siento que ya debería estar mejor.—Insistió, apartándose un poco.—La próxima temporada comenzará más pronto de lo que puedo imaginar, y si no estoy al nivel, no podré participar.
Jungkook lo miró a los ojos, comprendiendo la angustia que lo invadía. Decidió que esa noche sería el momento perfecto para llevar a cabo el plan que había estado preparando en silencio. Quería recordarle a Taehyung lo lejos que había llegado y lo que realmente importaba.
—Bien, será mejor que salgamos por un momento de aquí.—Dijo Jungkook de repente, tomando a Taehyung de la mano y tirando suavemente de él hacia la puerta.
—¿Qué?—Preguntó Taehyung, confundido.—No, espera, no he terminado...
—Ya entrenaste lo suficiente por hoy. Confía en mí.
Sin darle más explicaciones, Jungkook lo condujo fuera de la sala de prácticas, hasta el pequeño teatro que solían usar para los ensayos generales. Las luces estaban apagadas cuando entraron, pero en cuanto cruzaron la puerta, el espacio se iluminó suavemente. Taehyung se sorprendió al ver a algunos de sus amigos y colegas allí, junto con personas del equipo técnico y coreógrafos.
—¿Qué es todo esto?—Preguntó, con el ceño fruncido y una mezcla de sorpresa y confusión en sus ojos.
—Quería mostrarte algo.—El General sonrió de lado.—A veces, necesitas ver las cosas desde otra perspectiva.
La música comenzó a sonar de nuevo, y el grupo de personas que estaba allí empezó a ejecutar una coreografía. No era nada complicado, más bien parecía una versión simplificada de la rutina que Taehyung había estado practicando. Pero a medida que los pasos se sucedían, Taehyung se dio cuenta de algo: los movimientos eran suyos. Eran aquellos que había creado, aquellos que tanto le había costado perfeccionar.
Y entonces entendió lo que Jungkook estaba tratando de decirle. Todo su esfuerzo, toda su dedicación, no había sido en vano. Lo que había creado tenía valor, independientemente de si lo hacía perfecto o no.
—Esto es...—Taehyung se quedó sin palabras, con la mirada fija en cada detalle de la coreografía.
—Es tu trabajo. Es lo que has logrado hasta ahora.—Explicó Jungkook en voz baja, a su lado.—Solo quería que lo vieras desde fuera, para que entendieras que no importa cuán difícil sea el camino, sigues siendo increíble.
El corazón de Taehyung se llenó de gratitud. Miró a Jungkook, sintiendo una oleada de emociones que no podía contener.
—No sé qué decir...—Murmuró, conmovido.
—No tienes que decir nada.—Jungkook sonrió, acercándose para entrelazar su mano con la de Taehyung.—Solo quiero que recuerdes que no estás solo en esto. Que tienes todo el apoyo que necesitas, y que no importa lo que pase, siempre estaré aquí.
Taehyung apretó la mano de Jungkook, sus ojos brillando con una nueva determinación. Era cierto. Había estado tan enfocado en la perfección que se había olvidado de lo más importante: el proceso y las personas que lo rodeaban.
—Gracias.—Taehyung susurró, inclinándose hacia Jungkook y apoyando su frente contra la de él.—No sé qué haría sin ti.
—No tienes que saberlo.—Respondió Jungkook, su voz suave y cálida.—Porque no vas a estar sin mí.
El momento quedó en silencio, solo con la música de fondo y la conexión entre ambos. La tensión, el miedo, y las dudas que habían invadido el corazón de Taehyung comenzaron a disiparse lentamente. Sabía que todavía tenía mucho por delante, pero ya no se sentía perdido. Con Jungkook a su lado, sabía que podría enfrentarse a cualquier desafío, incluso aquellos que creía imposibles.
Cuando la música finalmente se detuvo, Taehyung se apartó ligeramente de Jungkook y miró a los que habían participado en la presentación. Todos lo miraban con sonrisas alentadoras, y por primera vez en semanas, sintió que podía respirar sin esa presión que lo había estado asfixiando.
—Esto significa más de lo que pueden imaginar.—Dijo el castaño en voz alta, dirigiéndose al grupo.—De verdad, gracias por todo.
Jungkook lo abrazó por detrás, rodeándolo con sus brazos mientras apoyaba la barbilla sobre su hombro.
—¿Ves? No estás solo en esto.—Su voz resonó cerca del oído de Taehyung, llena de amor y certeza.
Taehyung sonrió, relajándose en los brazos de Jungkook. Quizá no sabía cómo sería el futuro, pero en ese momento, estaba seguro de algo: no importaba cuánto tiempo tomara, lo lograría. Con el apoyo de aquellos que lo querían y, sobre todo, con Jungkook a su lado, sabía que nada era imposible.
(...)
Después del emotivo momento en el teatro, la pareja se dirigió de regreso a casa. La noche caía lentamente, y el ambiente en la ciudad estaba en calma, ofreciendo un respiro tras la jornada cargada de emociones.
Al llegar a su hogar, Jungkook se aseguró de que Taehyung estuviera cómodo antes de excusarse un momento para hacer una llamada rápida. Taehyung, sentado en el sofá con una manta ligera sobre sus piernas, miraba hacia la televisión que se mantenía apagada, sumido en sus pensamientos. Con el apoyo de Jungkook y de lo que había experimentado, una pequeña parte de él seguía sintiendo esa presión interna, pero era mínima con la inexplicable emoción que crecía en su pecho al tener presente el significado de lo que presenció aquel día.
Mientras pasaban los minutos, Taehyung se dio cuenta de que Jungkook seguía fuera de la habitación. Intrigado, se levantó lentamente, sus pies descalzos apenas haciendo ruido sobre el piso de madera, y se asomó por la puerta del pasillo. Jungkook estaba en la cocina, hablando en voz baja por teléfono. Sus palabras eran apenas audibles, pero Taehyung captó fragmentos de la conversación.
—Sí... ha sido difícil para él, pero estoy haciendo lo mejor que puedo. Creo que esta pequeña sorpresa lo ayudó a despejar su mente...—Dijo el azabache en voz baja, paseando de un lado a otro.—Pero aún estoy preocupado, siento que necesita algo más, algo que le devuelva la confianza por completo.
Taehyung entrecerró los ojos, sintiendo una oleada de emociones al escucharlo. Sabía que Jungkook se preocupaba por él, pero no había imaginado hasta qué punto. El azabache estaba haciendo todo lo posible para apoyarlo, incluso detrás de las escenas.
—Sí, te avisaré si noto algún cambio. Gracias por todo el apoyo... te mantendré informado, Jin.—Añadió Jungkook antes de despedirse y colgar la llamada.
En ese momento, Taehyung decidió entrar en la cocina, fingiendo no haber oído la conversación.
—¿Todo bien?—Preguntó con una pequeña sonrisa, tratando de disimular su curiosidad.
Jungkook se sobresaltó levemente, pero luego sonrió con suavidad, relajándose al ver a Taehyung.
—Sí, solo estaba haciendo algunas gestiones.—Respondió, caminando hacia él y rodeando su cintura con un brazo.—Estaba viendo cómo podíamos planificar lo que viene. Quiero asegurarme de que tengas todo el apoyo que necesitas, tanto para tu recuperación como para tu regreso.
Taehyung se dejó caer en sus brazos, apoyando la cabeza en su pecho mientras suspiraba. Aunque se sentía mejor, aún había algo en su interior que lo mantenía inquieto.
—Sé que estás haciendo mucho por mí.—Murmuró.—Pero a veces me siento como una carga. No quiero que toda tu vida gire en torno a mi recuperación.
Jungkook acarició suavemente su cabello, besando su frente antes de hablar.
—Cariño, no eres una carga. Estoy aquí porque quiero estar contigo, en cada paso del camino. No se trata solo de tu recuperación física, también es tu bienestar emocional lo que me importa. Y si hay algo que puedo hacer para que te sientas mejor, lo haré.
Taehyung levantó la mirada, encontrándose con los ojos oscuros de Jungkook. Había una sinceridad abrumadora en sus palabras que lo reconfortaba, pero también le generaba cierta culpa.
—Solo... no quiero que sacrifiques tanto por mí.—Mencionó, bajando su tono de voz.—Ya tienes tus responsabilidades en la base, tus entrenamientos. No quiero que te preocupes tanto por mí que termines descuidando lo tuyo.
Jungkook sonrió con ternura, apretándolo un poco más contra su pecho.
—No te preocupes por eso. Todo está bajo control.—Aseguró con un guiño.—Y, hablando de la base, justo hoy me pasó algo curioso. Quería contártelo para distraerte un poco de todo esto.
—¿Ah, sí?—Taehyung levantó una ceja, interesado.—Cuéntame.
Jungkook soltó una pequeña risa y lo guió de vuelta al sofá, donde ambos se acomodaron.
—Resulta que hoy, durante el entrenamiento, uno de los reclutas novatos se quedó dormido en medio de una práctica. Es un tipo grande, muy fuerte, pero al parecer la noche anterior se quedó viendo películas hasta tarde.—Comenzó Jungkook, la diversión reflejada en sus ojos.—Así que en medio del entrenamiento, estamos todos haciendo flexiones y de repente escucho un ronquido. Al principio pensé que me lo había imaginado, pero luego me doy cuenta de que viene de él.
—¿En serio?—Taehyung soltó una risita, ya anticipando lo que vendría.
—Lo juro. El tipo estaba completamente fuera de combate, dormido boca abajo en el suelo.—Jungkook agitó la mano en el aire, aún divertido por el recuerdo.—Lo gracioso es que, cuando me acerqué para despertó, se levantó tan rápido que ni siquiera se dio cuenta de que había estado roncando en primer lugar. Todo el mundo estaba aguantando la risa, tratando de no delatarlo, pero fue imposible. Al final, inclusive tuve que reírme por su cara de confusión, no entendía porque todos se estaban riendo.
—Pobre tipo, debió haberse muerto de la vergüenza cuando se enteró.—Dijo Taehyung entre risas, imaginándose la escena.
—Oh, definitivamente. Pero lo bueno es que se lo tomó con humor. Aunque ahora tiene una nueva reputación como el "dormilón oficial" del grupo.
Ambos rieron juntos, el ambiente ligero y despreocupado, lo cual era justo lo que Taehyung necesitaba. Durante esos momentos de risa y complicidad, el peso de sus preocupaciones comenzó a desvanecerse, aunque fuera por un rato.
Después de un rato, cuando las risas se apagaron, Jungkook lo miró de nuevo, más serio esta vez.
—¿Ves? A veces, incluso cuando todo parece difícil o fuera de control, suceden cosas que nos recuerdan que no todo es tan malo como parece.—Dijo suavemente.—Y aunque las cosas no estén saliendo como esperabas con tu recuperación, eso no significa que no estés avanzando. Yo te veo, Taehyung. Estás dando lo mejor de ti, y eso es más que suficiente.
Taehyung lo miró a los ojos, conmovido por la sinceridad de sus palabras. Jungkook siempre sabía cómo decir lo correcto, cómo calmar su mente y hacerle ver las cosas desde una perspectiva diferente.
—Gracias, Jungkook.—Susurró.—De verdad, no sé qué haría sin ti.
Jungkook le sonrió antes de inclinarse para depositar un suave beso en sus labios, dejando que el silencio cómodo llenara el espacio entre ellos. Ambos sabían que aún había retos por delante, pero también sabían que, mientras estuvieran juntos, podrían enfrentarlos.
Y con esa certeza, Taehyung se permitió descansar, sabiendo que no tenía que cargar con todo solo.
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