Capítulo 20.
Después del viaje que los llenó de energía y optimismo, la rutina volvió a imponerse en las vidas de Jungkook y Taehyung. Para Jungkook, los días se dividían entre la base y las interminables reuniones con su equipo de entrenamiento, mientras que Taehyung, como de costumbre, se entregaba por completo a los ensayos para su próximo recital. Sabía que este evento sería clave en su carrera y quería estar en su mejor forma.
Cada mañana, Taehyung llegaba al estudio temprano, ajustando cada detalle de su coreografía con precisión obsesiva. Su cuerpo estaba acostumbrado a los dolores musculares y la fatiga, así que ignoraba las señales que su cuerpo le enviaba. Tenía demasiado en juego. Los ensayos se intensificaron, las sesiones eran más largas y exigentes. Sus compañeros de baile lo notaban, pero Taehyung apenas se daba cuenta del agotamiento.
Una tarde, mientras practicaba un salto complicado que requería fuerza y equilibrio precisos, sintió una punzada aguda en su pierna. A medida que aterrizaba, el dolor se intensificó, como si algo dentro de su pierna se hubiera desgarrado. Intentó mantenerse de pie, pero una ola de dolor lo derribó al suelo. Los otros bailarines corrieron a su lado mientras él trataba de ocultar la gravedad de su lesión.
—Estoy bien, solo fue un tirón.—Murmuró, pero el sudor frío que recorría su frente y la rigidez en su rostro delataban que era mucho más que un simple tirón.
El coreógrafo insistió en que lo llevaran a la clínica. Taehyung, aunque con miedo, aceptó. No quería empeorar la situación.
(...)
Horas después, el diagnóstico llegó. La expresión seria del doctor no presagiaba nada bueno.
—Has sufrido una distensión grave en los músculos de la pierna. Aún estamos revalorando la gravedad de la lesión.—Explicó el médico con voz calmada pero firme.—Necesitarás reposo absoluto durante al menos las siguientes tres semanas, seguido de un par de ejercicios que ayudarán con la movilidad. No podrás participar en la próxima temporada de recitales, eso estaría exigiendo mucho a tu cuerpo y necesitas mantenerlo en calma.
Las palabras resonaron en la cabeza de Taehyung como un golpe sordo. Todo su esfuerzo, su dedicación... y ahora, justo en el momento clave, su cuerpo le fallaba. El silencio se apoderó de la habitación mientras el doctor le entregaba las instrucciones del tratamiento. Su mente estaba en blanco, pero una sensación de fracaso comenzó a invadirlo.
Cuando Taehyung llegó a casa, caminaba cojeando con una mezcla de dolor físico y emocional. No podía dejar de pensar en las palabras del médico. Sus sueños de participar en el recital se desvanecían, y no podía evitar sentirse responsable. Un mensaje breve fue todo lo que pudo escribirle a Jungkook: "Me lesioné."
Jungkook, que estaba en medio de una reunión en la base, leyó el mensaje y su estómago se revolvió. Aunque Taehyung no dio detalles, el tono del mensaje transmitía la seriedad de la situación. Sin dudarlo, se disculpó y salió de la base, conduciendo a toda velocidad hacia su casa. Al llegar, encontró a Taehyung sentado en el sofá, con la mirada perdida en el vacío. Su pierna estaba vendada, y su rostro reflejaba el agotamiento y la frustración.
—Tae, ¿Qué pasó?—Preguntó Jungkook con preocupación mientras se arrodillaba frente a él, tomando suavemente su rostro entre las manos.
Taehyung apartó la mirada, tragando el nudo que se formaba en su garganta.—Me lastimé durante el ensayo... el doctor dijo que necesito descansar durante tres semanas. No podré bailar en la próxima temporada.—Su voz se quebró al final, el peso de sus palabras hundiéndose en el aire.
Jungkook respiró hondo, buscando las palabras adecuadas. Sabía lo importante que era para Taehyung ese recital, y también sabía que ninguna palabra podría aliviar el dolor que sentía en ese momento.—Lo siento tanto, Tae.—Susurró mientras lo abrazaba con fuerza, sintiendo la tensión en el cuerpo de Taehyung.—Pero no es tu culpa. Las lesiones ocurren, no puedes controlar eso.
Taehyung negó con la cabeza, apartándose ligeramente.—Fue un descuido de mi parte. Sabía que estaba agotado y aun así seguí forzándome. Lo arruiné, Jungkook... trabajé tanto para esto, y ahora...—No pudo continuar, las palabras se le atoraban en la garganta, y los ojos comenzaban a llenarse de lágrimas que no quería dejar salir.
Jungkook lo miró con detenimiento, viendo cómo la frustración y el dolor lo carcomían.—No lo arruinaste. Has trabajado demasiado duro para dejar que esto te defina. Vas a recuperarte, y volverás más fuerte que nunca. Solo tienes que darte tiempo para sanar.—Las palabras de Jungkook eran reconfortantes, pero Taehyung no podía evitar sentir que todo estaba desmoronándose.
Los días siguientes fueron una prueba de paciencia y fortaleza para ambos. Taehyung estaba obligado a quedarse en casa, con su pierna inmovilizada, mientras su mente viajaba a todos esos escenarios posibles en los que su carrera podía verse afectada. A veces, la frustración se convertía en rabia, y otras veces, en una tristeza profunda que ni siquiera el apoyo de Jungkook lograba disipar completamente. Cada vez que Jungkook lo visitaba, encontraba a Taehyung más retraído, más atrapado en sus propios pensamientos. Aunque él trataba de ser el pilar de apoyo, sabía que esto era algo que Taehyung tenía que superar a su propio ritmo.
Una noche, después de un día particularmente difícil, Jungkook llegó a casa y encontró a Taehyung mirando por la ventana, sumido en sus pensamientos. Se acercó a él, rodeándolo por la cintura con sus brazos y apoyando la cabeza en su hombro.—Hey, ¿En qué piensas?—Preguntó Jungkook, su voz suave como el viento nocturno que entraba por la ventana.
—En todo lo que podría perder.—Respondió Taehyung en un susurro. El dolor de la pierna ya no era lo que más lo afectaba, sino la incertidumbre sobre su futuro.—Mi estudio, mis clases... Ni siquiera podré enseñar mientras me encuentre fuera del baile, es mi trabajo, es a lo que me dedico y tengo que dejarlo.
Jungkook lo giró suavemente para mirarlo a los ojos.—No vas a perder nada, Taehyung. Esta lesión no es el final, es solo un obstáculo. Te recuperarás, y cuando vuelvas, serás mejor porque habrás superado esto.—Hizo una pausa, acariciando su mejilla con suavidad.—Y yo estaré aquí, a tu lado, en cada paso del camino.
Taehyung apoyó su frente contra la de Jungkook, dejándose consolar por sus palabras. Aunque el miedo seguía ahí, la presencia de Jungkook le daba una sensación de seguridad que no podía encontrar en ningún otro lugar.—Gracias por estar aquí.—Murmuró, cerrando los ojos y dejándose caer en los brazos de Jungkook.
Esa noche, mientras ambos se acomodaban en la cama, Taehyung finalmente habló sobre sus temores más profundos.—¿Y si cuando regrese ya no soy el mismo? ¿Y si no puedo bailar como antes?—Preguntó, su voz rota por la duda.
Jungkook lo miró a los ojos, con una expresión serena pero decidida.—No serás el mismo, y eso está bien. Serás más fuerte, más sabio. Y bailarás con más pasión, porque habrás pasado por algo que no todos pueden superar.—Se acercó más, susurrando.—No importa lo que pase, Taehyung. Yo siempre estaré aquí, apoyándote.
El silencio que siguió fue cómodo, envuelto en el calor de sus cuerpos y la cercanía de sus corazones. Lentamente, ambos se dejaron arrastrar por la paz de la noche, sabiendo que, aunque los días por venir serían difíciles, no estarían solos para enfrentarlos.
Los días que siguieron al accidente de Taehyung se sintieron más largos de lo habitual. El dolor físico que sentía en su pierna era casi tan profundo como el que experimentaba emocionalmente. Sentía que todo su esfuerzo, toda la dedicación que había puesto en su próximo recital, se había esfumado en cuestión de segundos. Estaba atrapado en reposo forzado, y cada día que pasaba sin poder entrenar lo sentía como una carga pesada sobre sus hombros.
Jungkook, por su parte, hacía lo imposible por estar presente a su lado. Aun con la presión de sus responsabilidades en la base, sacaba tiempo para acompañarlo a cada cita médica y comenzando las sesiones de fisioterapia. Estaba ahí, siempre, ofreciendo palabras de ánimo, sosteniendo su mano, mostrándole que no estaba solo.
Una tarde, mientras caminaban lentamente hacia la clínica para una nueva revisión, Taehyung rompió el silencio que había caído sobre ellos.
—Jungkook... no tienes que estar aquí todo el tiempo.—Dijo con un susurro, evitando mirarlo a los ojos.—Sé que tienes cosas más importantes en la base. No quiero que descuides tus responsabilidades por mí.
El mencionado lo miró con una mezcla de incredulidad y preocupación. Sabía que Taehyung no lo decía en serio, pero la inseguridad en su voz lo preocupaba.
—Mi mayor responsabilidad es estar contigo, Taehyung.—Respondió con firmeza.—La base puede esperar. Tú eres lo más importante ahora.
Taehyung intentó esbozar una sonrisa, pero la frustración lo invadía de nuevo. No quería sentirse como una carga, no quería que Jungkook sintiera que debía elegir entre él y su trabajo. Pero antes de que pudiera decir algo más, llegaron a la clínica y fueron recibidos por el doctor.
Los días siguientes fueron duros, tanto física como mentalmente. Cada ejercicio parecía recordar a Taehyung lo lejos que estaba de volver a su rutina, de regresar al escenario. Sin embargo, cada vez que sentía que no podía más, alzaba la mirada y veía a Jungkook observándolo desde el otro lado de la sala, con una sonrisa de aliento y una mirada que le decía: "Tú puedes".
Una noche, después de una de esas agotadoras sesiones, ambos volvieron al apartamento. Jungkook parecía más cansado de lo habitual, su rostro reflejaba la fatiga acumulada de días de entrenamientos intensos en la base.
—¿Estás bien?—Preguntó Taehyung, mientras se acomodaba en el sofá con una bolsa de hielo sobre su pierna.
Jungkook asintió, pero el agotamiento en su mirada lo traicionaba. Se dejó caer a su lado, pasando una mano por su rostro.
—Sí...—Respondió con un suspiro.—Solo ha sido una semana dura en la base. Hay mucho que hacer y el entrenamiento ha sido más intenso de lo que esperaba. Pero no importa.—Dijo rápidamente, forzando una sonrisa.—Lo importante es que tú estés bien.
El castaño lo miró detenidamente. Sabía que Jungkook estaba intentando ser fuerte para él, pero no podía ignorar el cansancio en su expresión, el peso que parecía llevar sobre sus hombros.
—Kook...—Dijo suavemente, tomando su mano.—No tienes que ser el fuerte todo el tiempo. Está bien si necesitas un respiro también.
El azabache cerró los ojos, asintiendo levemente. Sabía que Taehyung tenía razón, pero había algo en él que no le permitía bajar la guardia. No cuando su pareja lo necesitaba tanto. Pero en ese momento, sentado en la oscuridad de la sala, sintió cómo todas las barreras que había levantado comenzaron a desmoronarse. Todo el cansancio, el estrés y la preocupación lo inundaron de golpe. Temía tener un momento de tranquilidad, porque sus pensamientos se arremolinaban y sus preocupaciones se volvían a asentar en su sistema, sin poder dejarlo descansar realmente.
—A veces siento que no estoy haciendo lo suficiente.—Admitió en voz baja, su mirada perdida en el suelo.—Entre la base y estar contigo... siento que no puedo equilibrarlo todo. Quiero ser todo lo que necesitas, pero no sé si estoy logrando hacerlo bien. Quiero ayudarte, pero no sé de qué manera hacerlo sin agobiarte a ti también, las palabras comienzan a parecer repetitivas.
Taehyung lo escuchó en silencio, su corazón apretándose ante las palabras de Jungkook. Nunca lo había visto tan vulnerable, tan inseguro. Con cuidado, se inclinó hacia él y apoyó su cabeza en su hombro.
—Estás haciendo más de lo que podrías imaginar.—Le susurró, entrelazando sus dedos.—No tienes que ser perfecto. Lo único que necesito es que estés aquí, conmigo. Y eso ya es suficiente. Inclusive si no puedes estar aquí por tus deberes en la base, lo comprendería y sabría que tu trabajo llama, no tienes porqué sentirte diferente ante ello, entiendo que tus responsabilidades siguen siendo las mismas, tú sigues teniendo mucha carga sobre tus hombros y no quisiera agobiarte más.
Jungkook soltó un suspiro profundo, como si al fin hubiera soltado el peso que llevaba. Se quedaron así, en silencio, apoyados el uno en el otro. Poco a poco, el cansancio fue tomando control y, sin darse cuenta, ambos se quedaron dormidos, reconfortados por la presencia del otro.
A la mañana siguiente, fueron despertados por el suave sonido de la alarma. Era el recordatorio de que la realidad los esperaba, de que había más sesiones de ejercicios por delante para Taehyung y nuevas responsabilidades en la base para Jungkook. Pero a pesar de todo, sabían que podían sobrellevar cualquier cosa mientras se mantuvieran juntos.
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