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Capítulo 17.

La luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas, llenando la habitación con un brillo dorado. El aire aún tenía ese frescor de la madrugada, y todo el lugar estaba en silencio, salvo por el leve sonido de las respiraciones acompasadas de Jungkook y Taehyung. Estaban enredados en las sábanas, sus cuerpos entrelazados de manera instintiva, como si incluso en el sueño buscaran la cercanía del otro.

Taehyung fue el primero en despertar. Parpadeó suavemente, acostumbrándose a la luz del día, y al girar su cabeza, lo vio. Jungkook seguía profundamente dormido a su lado, su rostro tranquilo y relajado, como si por fin, después de todo el tiempo que estuvieron separados, encontrara paz. Taehyung no pudo evitar sonreír. Lo observó durante unos minutos, dejando que la calidez de ese momento lo envolviera.

"Es tan perfecto..." pensó para sí, sus dedos moviéndose despacio para acariciar el cabello oscuro de Jungkook, sin querer despertarlo aún.

Finalmente, después de unos momentos, Jungkook se movió un poco, murmurando algo inaudible mientras lentamente volvía a la conciencia. Cuando abrió los ojos, su mirada fue recibida por la de Taehyung, quien lo observaba con una mezcla de ternura y amor. Jungkook sonrió débilmente, todavía enredado entre el sueño y la vigilia.

—Buenos días.—Murmuró Taehyung con una sonrisa dulce en los labios.

Jungkook entrecerró los ojos, como si quisiera atrapar el momento antes de que desapareciera. Sin decir una palabra, extendió su mano para tocar la mejilla de Taehyung, trazando delicadamente su rostro con la yema de los dedos, sintiendo de aquella mañana un tanto especial y similar a días anteriores que había pasado a lado del castaño. 

—Buenos días...—Respondió Jungkook, su voz ronca por el sueño.—Me encanta despertar así.

Taehyung soltó una pequeña risa, dejando que sus dedos entrelazaran los de Jungkook sobre su rostro. El silencio entre ellos no era incómodo; era cálido, reconfortante, como si las palabras fueran innecesarias en ese instante. El mundo fuera de esa habitación no existía, solo ellos dos, enredados en la serenidad del nuevo día.

—Deberíamos levantarnos.—Dijo en voz baja, aunque sin muchas ganas de moverse.

—No, todavía no.—Jungkook tiró suavemente de él para que se acercara más.—Quiero quedarme así un poco más. 

Taehyung no protestó. Se dejó caer en los brazos de Jungkook, apoyando su cabeza en el pecho fuerte de su pareja. Escuchar el latido constante del corazón de Jungkook era su música favorita. Permanecieron así por varios minutos, en silencio, disfrutando de la intimidad que habían extrañado durante tanto tiempo.

Sin embargo, fue cuestión de minutos cuando el estómago de Taehyung gruñó ante la falta de comida, haciéndolos reír hasta que se convencieron que no podían postergar más su momento en la cama, debían de dejar la cama y buscar algo de comer. 

Finalmente, el hambre los empujó a levantarse. Ambos se dirigieron a la cocina, donde el sol brillaba aún más intensamente. Taehyung abrió la nevera, sacando algunos ingredientes para un desayuno sencillo. Mientras tanto, Jungkook, en un raro gesto juguetón, se acercó por detrás y envolvió a Taehyung en un abrazo, apoyando su barbilla en el hombro del mayor.

—¿Te ayudo?—Preguntó el azabache, aunque sus brazos seguían firmemente alrededor de la cintura de Taehyung.

—Bueno, si tu idea de ayudar es estar pegado a mí todo el tiempo, entonces no lo sé.—Bromeó Taehyung, pero no hizo ningún esfuerzo por apartarlo.

Prepararon juntos un desayuno improvisado: tostadas, huevos y un poco de café. Había algo especial en compartir estas pequeñas cosas cotidianas, como cocinar juntos, que hacía que su conexión se sintiera más real, más profunda.

Mientras desayunaban, Taehyung dejó su taza de café sobre la mesa, mirándolo fijamente.

—A veces siento que estoy soñando.—Murmuró, rompiendo el silencio que se había prologando por el desayuno.—Que esto... que nosotros... no es real.

Jungkook lo miró con curiosidad, notando la sinceridad en la voz de Taehyung.

—Yo siento lo mismo.—Admitió.—No pensé que pudiera encontrar a alguien como tú... ni que estaríamos aquí, compartiendo esto, juntos. Es raro, pero me hace feliz.

—¿Y cómo nos ves en el futuro?—Cuestionó Taehyung, con una mezcla de curiosidad y una pizca de nerviosismo ante la expectativa de su respuesta. 

Jungkook tomó un sorbo de su café antes de responder.

—Viviendo juntos, viajando cuando tengamos tiempo libre...—Dijo mientras pensaba en voz alta.—Tal vez en algún lugar tranquilo, alejado de todo el ruido. Solo tú y yo.

—Eso suena perfecto.—Respondió el castaño, sonriendo.—Yo también quiero eso. Pero me preocupa que...

Jungkook lo interrumpió suavemente, tomando su mano sobre la mesa.

—No pienses en eso ahora. Solo... disfrutemos el momento. Todo lo demás lo resolveremos cuando llegue.

Taehyung asintió. Estar con Jungkook siempre lo hacía sentir seguro, como si todo fuera posible, siempre y cuando estuvieran juntos.

Pasaron el resto del día de manera relajada, paseando por la ciudad, tomando café en una pequeña cafetería que Taehyung amaba, e incluso dando un paseo por el parque. Todo era tranquilo, sin grandes eventos ni planes complicados. Eran solo dos personas disfrutando de la compañía del otro, sin prisas.

De vuelta en casa, al final del día, después de disfrutar una noche tranquila en casa, ambos se recostaron en el sofá. La luz suave de una lámpara iluminaba apenas la sala, creando un ambiente acogedor y relajante. Taehyung se acomodó, apoyando su cabeza en el pecho de Jungkook, mientras él jugaba distraídamente con sus dedos, sintiendo la calidez de su cercanía.

—¿Sabes?—Comenzó Taehyung, rompiendo el silencio en un tono suave.—Nunca hablamos mucho de nuestras familias, ¿Verdad? A veces siento que sé todo sobre ti... pero hay cosas que no he escuchado de tu propia voz.

Jungkook lo miró con una sonrisa leve.—Es cierto.—respondió, recordando que rara vez se detenían a compartir ese tipo de detalles.—Mi relación con mis padres siempre ha sido... un poco distante, creo. Ellos apoyaron todas mis decisiones, pero no siempre estábamos de acuerdo en lo que yo quería hacer con mi vida. Mi madre... quería que siguiera un camino más tradicional.

Taehyung lo escuchaba atentamente, curioso por conocer más sobre el hombre al que amaba.

—¿Y cómo fue eso?—Preguntó, animándole a continuar.

Jungkook suspiró, mirando hacia el techo mientras sus dedos seguían trazando suaves círculos en la piel de Taehyung.

—Desde que era joven, siempre quise ser militar.—Murmuró.—Pero mi madre... no le gustaba la idea. Ella prefería algo más seguro, más... ordinario. Quizá un trabajo de oficina, algo con menos riesgo. Mi padre, por otro lado, respetaba mi decisión, pero no hablaba mucho. Creo que fue una lucha interna para ellos, aceptar que me alejaba para hacer algo tan impredecible.

—Debió ser difícil, ¿No?—Comentó el castaño, su voz era un susurro calmante.

El General asintió ligeramente.—Sí, pero creo que me hizo más fuerte. No todo fue malo. Mi padre me dio su apoyo cuando más lo necesitaba, aunque fuera de manera silenciosa. Mi madre también terminó aceptando mi decisión, pero no fue fácil para ella.

—Puedo imaginarlo.—Taehyung lo observó con ternura.—A veces, me pregunto si yo habría sido capaz de seguir mis sueños si mis padres no me hubieran apoyado.

Jungkook lo miró con curiosidad, queriendo saber más sobre él.—¿Cómo fue para ti?

Taehyung suspiró suavemente, recogiendo algunos recuerdos de su infancia.—Mis padres... siempre fueron muy abiertos. Cuando les dije que quería dedicarme al ballet, me apoyaron desde el principio. Claro, no fue fácil tampoco. Tenían preocupaciones, pero nunca me frenaron. Mi madre solía decir que lo único que deseaba era verme feliz, incluso si eso significaba verme fallar algunas veces. Y mi padre...—Se rió.—Él siempre fue mi mayor fan.

El azabache sonrió al imaginar a Taehyung de pequeño, bailando con la libertad y pasión que lo caracterizaban.

—Eso suena... increíble.—Comentó, admirado.—Tener ese tipo de apoyo debe haber sido algo hermoso.

Taehyung asintió, sus ojos se llenaron de un brillo nostálgico.—Lo fue. Siempre me decían que si bailaba con el corazón, no importaba qué tan lejos llegara, porque ya estaba haciendo lo que amaba. Y creo que eso fue lo que me mantuvo en pie, incluso cuando las cosas se pusieron difíciles. ¿Sabes? A veces pienso que esa pasión fue lo que me trajo aquí... lo que nos trajo aquí.

—Estoy seguro de eso.—Respondió el azabache, besando suavemente su frente.—Esa misma pasión es la que me enamoró de ti. Cada movimiento que haces tiene vida propia. Eres increíble, Taehyung.

Taehyung levantó la cabeza para mirarlo, sus ojos brillaban con una mezcla de cariño y emoción.—Gracias... aunque creo que yo también me enamoré de la fuerza que tienes. Todo lo que has superado para llegar aquí, para ser quien eres.

Un silencio cómodo se instaló entre ellos, lleno de entendimiento mutuo. Las historias de sus vidas, aunque diferentes, ahora se unían en un solo camino.

—¿Sabes qué es lo curioso?—Cuestionó el castaño después de un momento.

—¿Qué cosa?

—Nunca pensé que encontraría a alguien que me entendiera tanto, que me apoyara incluso en mis momentos de inseguridad. Pero aquí estás tú, haciéndome sentir que todo está bien, que no importa lo que pase, siempre estarás aquí. Y eso... eso me hace querer ser aún mejor, por ti.

Jungkook sonrió con suavidad, su pecho se llenaba de calidez ante esas palabras.

—Lo mismo siento yo.—Respondió, susurrando cerca de su oído.—Y no importa lo que venga, siempre te voy a apoyar, Taehyung. Siempre estaré aquí, para ti.

Se quedaron así, en silencio, disfrutando de la cercanía, de la conexión que parecía más profunda con cada palabra compartida. Y mientras las horas pasaban, sabían que esos momentos íntimos, esas pequeñas confesiones sobre sus vidas, los acercaban aún más.

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