Capítulo 10.
El bullicio constante de la base resonaba en los pasillos. El General Jeon, con su porte firme y mirada afilada, recorría las instalaciones con la mente absorta en los asuntos militares, pero, en el fondo, un pensamiento constante lo perseguía: Kim Taehyung. No era habitual que su enfoque se viera comprometido, pero esa semana había sido especialmente dura. Las llamadas a la base se habían multiplicado y los días de trabajo se alargaban, robándole la oportunidad de pasar tiempo con la persona que ahora ocupaba su corazón.
Inclusive Mingyu le había llamado la atención, divertido al verlo distraído en sus ratos libres, tan absorto en sus pensamientos que había provocado leves sustos al llamarle y acercarse a él sin escucharlo. Jungkook solo se limitaba a bufar en su contra, excusándose que estaba pensando en sus próximos movimientos para la base, en lugar de pensar en el lindo profesor de ballet.
—Está bien si piensas en tu chico lindo, no tiene nada de malo.—La voz de su amigo retumbó en sus oídos, provocándole un gruñido.
—Como sea, debemos de estar enfocados en esto.—Haciéndose a un lado, se dispuso a volver al interior de la sala de reuniones, enfrentando todo el revoloteo que el lugar desprendía tan pronto como las puertas eran abiertas.
Mientras tanto, en su estudio de ballet, Taehyung guiaba con elegancia a sus alumnos a través de una coreografía fluida. Sus movimientos eran suaves, precisos, y su voz dulce se escuchaba claramente, corrigiendo con paciencia los errores. Sin embargo, tras cada corrección y sonrisa, había un leve rastro de preocupación en su mirada. Sentía cómo, poco a poco, la distancia con Jungkook se hacía más evidente. Las promesas de verse se postergaban, y aunque ambos sabían que el trabajo de Jeon era demandante, la incertidumbre comenzaba a pesar sobre los hombros de Kim.
Trataba de pensar con claridad y no dejarse llevar por los momentos en que sobrepensaba la situación, pero cuando se encontraba completamente solo y sin ningún límite para imaginar escenarios falsos, sus miedos hablaban por sí solos.
Los mensajes eran más frecuentes conforme el tiempo pasaba. Jungkook solía enviar pequeños textos a lo largo del día: un "¿Cómo va tu jornada?" o un "Espero que estés sonriendo". Para muchos, estos detalles podrían parecer triviales, pero para Taehyung eran la cuerda que mantenía su conexión viva. A pesar de la distancia, sentía que el General estaba a su lado en cada paso.
Una tarde, mientras terminaba de dar su clase, recibió un mensaje que lo tomó por sorpresa: "Hoy tuve un breve descanso y me acordé de ti. Es curioso cómo hasta en los momentos más caóticos, una parte de mí siempre regresa a pensar en ti." Taehyung sonrió, sintiendo una calidez en el pecho. Sabía que, aunque no podían estar juntos físicamente, Jungkook estaba haciendo un esfuerzo genuino por mantener su relación en pie.
Días después, Jeon tuvo una oportunidad de terminar su jornada más temprano. En lugar de regresar a casa para descansar, tomó su teléfono y llamó a Kim. Era una llamada corta, pero suficiente para que ambos escucharan la voz del otro y sintieran que, a pesar de todo, estaban conectados.
Taehyung se mantuvo ocupado con un próximo evento a la puerta, coordinando los siguientes ensayos y tratando de buscar los trajes que estarían utilizando. Aunque pudiera llegar cansado a su hogar y querer tirar todo al suelo, su motivación para el intercambio de palabras con el General, se había hecho una costumbre que era lo que más ansiaba en el día.
El zumbido de un mensaje en su teléfono sacó al castaño de sus pensamientos. "Espero que tu día esté yendo bien. No puedo esperar para verte de nuevo." Era un mensaje breve, como muchos el pelinegro solía enviar, pero suficiente para que una sonrisa se dibujara en los labios de Kim.
—"Tú también me haces falta..."—Murmuró para sí mismo, mientras respondía al mensaje con un pequeño.—"¡Ánimo con el día! No olvides comer."
Aunque sus interacciones se limitaban a mensajes y alguna que otra llamada cuando la ocasión lo permitía, había una sensación reconfortante en saber que, a pesar de la distancia, seguían presentes. Sin embargo, tanto Taehyung como Jungkook sabían que tarde o temprano tendrían que enfrentarse a la realidad de la situación: las demandas de la vida del General estaban interfiriendo cada vez más en su relación. No querían pensar en lo malo que podría sobrellevarse, teniendo la esperanza que el distanciamiento terminara y pudieran volver a verse, volviendo a su rutina.
Habían pasado varias noches cuando el pelinegro tuvo la oportunidad de escapar de la rutina y llamó a Taehyung. El sonido de su voz trajo un destello de alegría en medio de un día agotador para ambos. Aunque la conversación fue breve, fue un respiro para los dos.
—Lamento no haber tenido tiempo para vernos últimamente.—Se disculpó el General, con un tono de disculpa en su voz.
Taehyung, siempre comprensivo, respondió con la calidez habitual:
—Lo sé. No tienes que disculparte, Jungkook. Estoy orgulloso de lo que haces, pero solo recuerda que tienes un lugar aquí cuando todo termine. Te estaré esperando.
Las palabras de Kim hicieron que Jeon se detuviera un momento. Había estado tan enfocado en su deber que no se había dado cuenta de cuán importante era para él escuchar eso. Era reconfortante saber que el castaño estaba dispuesto a esperar, pero también sentía una creciente presión interna. ¿Cómo podría mantener ese equilibrio entre su responsabilidad y lo que sentía por Taehyung?
Enfocándose mejor en la calidez que sus palabras habían provocado en su pecho, trató de disimular la sonrisa que escapaba de entre sus labios. Aclarando su garganta, intentó contestar lo mejor que pudo, como si sus palabras no hubieran afectado su sistema completo.
—Prometo que mi siguiente llamada será para volver a vernos, las cosas comienzan a calmarse poco a poco, solo dame un par de días.
Asintiendo a pesar de que no pudiera verlo, sonrió.—Está bien, estaré esperando por tu llamada.
Finalmente, un domingo por la tarde, lograron coordinar un pequeño encuentro para un café. Jungkook llegó directamente de la base, sin tiempo de cambiarse, con su uniforme impecable, mientras que Taehyung vestía de forma sencilla pero elegante. Se saludaron con una sonrisa contenida, sabiendo que habían deseado este momento más de lo que estaban dispuestos a admitir.
La conversación fluyó entre temas cotidianos y anécdotas ligeras tan pronto como tomaron asiento y tuvieron sus bebidas frente suyo. El pelinegro habló sobre los desafíos recientes en la base, mientras que el profesor le relataba las novedades en el estudio de ballet. Sin embargo, había una tensión latente en el aire, un tema que ambos evitaban tocar.
—¿Has estado bien con todo este ajetreo?—Cuestionó Taehyung, manteniendo un tono bajo en su voz.
El General lo miró con seriedad, percibiendo el peso detrás de la pregunta. Sabía que Taehyung se estaba refiriendo a algo más que simplemente los días ocupados.
—Lo estoy intentando.—Admitió Jeon, tomando un sorbo de café para ganar tiempo antes de continuar.—No quiero que sientas que no eres importante para mí. Estoy... acostumbrado a lidiar con las cosas por mi cuenta, pero estoy aprendiendo. Solo dame tiempo.
Taehyung sonrió con ternura, asintiendo.—Lo sé, y no estoy esperando que cambies quién eres. Solo quiero que sepas que puedes confiar en mí. Estoy aquí.
Las palabras de Taehyung cayeron como un bálsamo para Jungkook. Por un momento, el peso de sus responsabilidades se alivió y permitió que su expresión se suavizara. A pesar de la tensión que ambos sentían por la incertidumbre, había un mutuo acuerdo en seguir adelante, enfrentando los desafíos como vinieran.
La conversación siguió fluyendo hasta que tuvieron que despedirse, donde Jungkook tenía que regresar a la base y Taehyung volvería a su departamento con la satisfacción de haberlo visto por un rato. Con una despedida prometedora de un próximo encuentro, compartieron un pequeño ademán antes de que el castaño subiera a un taxi, mientras que Jungkook se aseguraba desde la calzada que partiera en orden.
Esa noche, mientras Taehyung terminaba de revisar las coreografías para su clase y Jungkook analizaba informes en su oficina, ambos pensaban en lo mismo: ¿Qué tan lejos estaban dispuestos a llegar para mantener su relación? Taehyung sabía que había entrado en la vida de alguien cuyo mundo estaba lleno de responsabilidades, y Jungkook era consciente de que el ritmo de su vida podría alejar a cualquiera. Pero a pesar de todo, ambos estaban decididos a continuar.
—Supongo que nada que valga la pena es fácil.—Murmuró el castaño para sí mismo antes de dejar su bloc de notas a un lado, listo para dormir.
Jungkook, en su propia oficina, dejó escapar un suspiro antes de enviarle un último mensaje a Taehyung por la noche: "Gracias por entenderme. Eres increíble. Descansa, buenas noches."
Ambos se fueron a la cama con la certeza de que, aunque el camino no sería sencillo, estaban dispuestos a seguir caminándolo juntos.
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