Capítulo 09.
El profesor Kim no podía evitar sonreír al recordar la cita que había tenido con el General. Había sido una noche perfecta, y ambos parecían estar más cómodos el uno con el otro. Desde entonces, sus encuentros se habían vuelto más frecuentes, aunque cada uno seguía centrado en su trabajo. Se veían cuando podían: pequeñas caminatas después de las clases de ballet o cenas rápidas después de las largas jornadas en la base. Aunque el General se mostraba reservado, había abierto una puerta a una versión más cercana y vulnerable de sí mismo.
Taehyung se encontraba encantado con la cercanía que tenían, y aquello lo demostraba en cada una de sus clases de ballet. La energía y felicidad que desprendía no era nada nuevo para sus pequeños alumnos, pero la forma en que ahora los consentía con sesiones de bailes improvisados, la motivación de nuevos concursos y la idea de estar esforzándose continuamente los sorprendía. El castaño no podía contenerse en su propio espacio, inclusive SeokJin le había recalcado su evidente felicidad desde que comenzó a tener una relación casual con el pelinegro.
Con tan solo pensar en el nombre de Jungkook, comenzaba a suspirar. No había un solo día en que no tomara su celular y compartieran un par de mensajes, acordando su próxima cita. Taehyung solía ser muy expresivo, así como solía compartirle su día a día por medio de fotografías que se encargaba de tomar durante su recorrido, recibiendo mensajes positivos por parte del pelinegro, que contrario a él, Jungkook rara vez solía mandarle alguna fotografía, en su mayoría solo compartía su pasatiempo de estar en casa o si lograba entretenerse en algo.
Sin embargo, esa armonía comenzó a tambalearse.
Los mensajes del General se volvieron más escasos. Las respuestas tardaban horas, a veces días, en llegar. Las visitas que antes eran constantes se hicieron intermitentes, y el profesor comenzó a sentir un peso en el pecho, una duda que no sabía cómo expresar. ¿Acaso el General estaba perdiendo interés en él? ¿O tal vez se había dado cuenta de que su vida, tan estrictamente regulada por su carrera militar, no podía acomodar una relación? No pudo evitar sentir el miedo con el puro pensamiento.
Taehyung intentaba racionalizar la situación. Sabía que la posición del pelinegro requería sacrificios, pero no podía evitar sentir un vacío. Le preocupaba la idea de ser relegado a un segundo plano. A pesar de sus intentos por mantener la confianza, cada silencio prolongado hacía más grande su incertidumbre.
Por otro lado, Jungkook estaba atrapado entre la espada y la pared. Su puesto en la base había requerido más atención recientemente debido a una misión que demandaba toda su concentración. Entre reuniones, entrenamientos y planificación, apenas tenía tiempo para pensar, pero cuando lo hacía, su mente volvía inevitablemente al profesor. Le dolía la idea de que Taehyung pudiera malinterpretar su distancia, pero su deber era ineludible. ¿Cómo podía hacerle entender que lo último que deseaba era alejarse?
Su tiempo se veía consumido por la base, era rara la ocasión donde lograba regresar a su casa para siquiera dormir, permaneciendo en el lugar todo el tiempo que fuera posible para tener todo terminado antes de proseguir. La poca interacción que había comenzado a tener con el mundo estaba desapareciendo, su visión solo podía colocarse en uniformes y hombres que debía de entrenar día con día, planos y estrategias sobre la mesa y las ensordecedoras voces de sus colegas conforme debatían qué hacer.
Para ese entonces, Jungkook se sentía tan agotado que deseaba poder salir y tomar un poco de aire. Un par de meses atrás estaría tan acostumbrado que no habría queja sobre quedarse tanto tiempo en la base, pero ahora que había un nuevo factor en la ecuación, anhelaba poder salir y retomar sus días de descanso, aquellos atisbos de momentos que podía compartir con el castaño.
Sí, definitivamente lo extrañaba tanto.
Una tarde, después de días sin contacto, Taehyung decidió tomar la iniciativa y enviarle un mensaje, queriendo dejar la incertidumbre a un lado y confrontar la situación.
"Espero que estés bien. Entiendo que tu trabajo es complicado,
pero no puedo evitar sentirme un poco preocupado. No sé si hice
algo mal o si simplemente las cosas se están enfriando...
Avísame si podemos vernos pronto." — 20:45 pm.
El mensaje quedó sin respuesta durante horas, avivando la incertidumbre en el castaño. Justo cuando comenzaba a resignarse, su teléfono vibró con una llamada. Se trataba de Jungkook.
—Lo siento mucho.—Se disculpó el General, su voz transmitiendo cansancio.—Sé que he estado distante y no he dado muchas explicaciones. No quiero que pienses que esto se debe a ti, en absoluto. Me han asignado a una operación importante y he estado absorbiendo cada segundo de mi tiempo, pero mi intención no era dejar pasar esto, solamente no he tenido un descanso decente para comunicarme contigo.
La disculpa fue inesperada para el castaño, pero se recompuso rápidamente ante sus palabras.—Entiendo que tu trabajo es exigente, pero me estaba preocupando no saber nada de ti.—Respondió, tratando de mantener la calma aunque la tristeza en su voz era evidente.—Es difícil cuando no sé si estás bien o si solo... decidiste que esto no es lo que quieres. Han pasado varios días, pero debí de pensar que algo como ello te mantendría ocupado, solamente fui imprudente por mis pensamientos, lo siento por importunar.
El General tomó aire profundamente antes de hablar.—Te aseguro que nada de eso es cierto. No he dejado de pensar en ti. Es solo que... nunca he sido bueno para manejar situaciones como esta. Me aterra la idea de que puedas pensar que no eres importante para mí. Quiero que sepas que, aunque estoy lidiando con muchas cosas en este momento, sigo queriendo avanzar contigo.
El profesor sonrió débilmente al escuchar las palabras sinceras de Jeon. Sabía que las circunstancias no eran fáciles, pero también entendía que no podía pedirle más de lo que podía dar. Aún así, necesitaba saber si podían encontrar un punto medio.
—Quizás, cuando tengas un momento, podríamos hablar más a fondo sobre esto en persona. Tal vez un día de la próxima semana, cuando las cosas se calmen un poco, podrías venir al estudio de ballet. Quiero que veas más de lo que hago y, al mismo tiempo, podamos tener un tiempo para nosotros sin tanta presión. O si prefieres y tengo permiso, podría visitarte si eso no interfiere con tu ética profesional, solamente considero que es mejor tratarlo en persona.
—Me encantaría eso.—Contestó el pelinegro, con un leve alivio en su tono.—Lo que más deseo es salir de aquí, así que será mejor encontrarnos en tu estudio. Prometo que haré lo posible por estar allí.
Intercambiando un par de palabras más, Taehyung colgó cuando agendaron su próximo encuentro. Su pecho se apretó, deseando que todo saliera bien con ello, pero cualquiera que fuera la decisión que tomaran, estaba convencido que sería lo mejor para los dos.
(...)
El estudio de ballet estaba vacío esa tarde, con la luz dorada del atardecer colándose por las ventanas y proyectando sombras suaves sobre el suelo de madera. Taehyung terminaba de organizar algunas partituras y ajustaba pequeños detalles antes de que Jungkook llegara. Habían acordado verse allí después de varios días de silencio, conscientes de que había algo importante que debían discutir.
Jungkook llegó puntualmente, su expresión serena pero con una ligera tensión en los hombros. El castaño lo recibió con una sonrisa cálida, aunque en el fondo también sentía un nudo de incertidumbre en el pecho. Sabían que las últimas semanas habían sido difíciles, marcadas por ausencias prolongadas y conversaciones interrumpidas, pero ambos estaban decididos a enfrentarlo con honestidad.
—Gracias por venir.—Murmuró, tendiendo una botella de agua en su dirección.—Creo que es momento de que hablemos de todo esto.
Taehyung deseaba preguntar sobre cómo estaba, conocer lo básico como si había conseguido alimentarse bien, cómo iban los entrenamientos y su trabajo en aquel nuevo trabajo en el que le estaba tomando todo su tiempo, pero también deseaba dejar los rodeos a un lado y enfocarse en la verdadera razón de su encuentro.
Jungkook asintió, tomando un trago mientras buscaba las palabras correctas. El profesor se apoyó contra la barra de ballet, invitándolo a hacer lo mismo.
—Sé que no ha sido fácil para ninguno de los dos.—Empezó Jeon, mirando al suelo por un momento antes de alzar la vista para encontrar los ojos del castaño.—Mi trabajo siempre ha sido demandante, pero últimamente ha requerido mucho más de mí. Quiero que entiendas que si me he distanciado, no es porque no me importe lo que tenemos. Al contrario, me preocupa tanto que no quiero arrastrarte a esta incertidumbre.
Taehyung asintió, apreciando la sinceridad en las palabras del General.
—Lo sé.—Respondió con suavidad.—He estado pensando mucho en esto. Entiendo lo que implica tu trabajo, y no te culpo por ello. Es más, admiro lo que haces, pero también he sentido cómo esta distancia empieza a crear dudas en mí, aunque sé que no es lo que tú deseas y tampoco es como si fuera tu verdadera intención hacerlo. Sin embargo, lo que más me asusta no es la distancia en sí, sino no saber cómo podemos seguir adelante si esto se convierte en algo habitual. Sabemos el rumbo que queremos tomar, comprendo que nuestras salidas y encuentros lo han demostrado, pero nunca hemos conversado sobre esto, ¿Qué pasará en los días en que somos consumidos por nuestros trabajos? No tuvimos una antelación sobre esto.
El General sintió un leve dolor en el pecho al escuchar eso. Sabía que las preocupaciones de Kim eran válidas, y aunque tenía las mejores intenciones, no podía prometerle que las circunstancias cambiarían pronto.
—Tienes toda la razón en sentirte así.—Afirmó el pelinegro, con la mirada fija en la de Taehyung.—No quiero que pienses que te estoy alejando a propósito. Lo último que quiero es perder esto que apenas estamos construyendo, pero también sé que sería injusto pedirte que sigas adelante sin saber cuándo podré ofrecerte más tiempo o estabilidad.
El castaño lo observó con una mezcla de ternura y comprensión. Sabía que Jungkook no estaba acostumbrado a exponer sus vulnerabilidades, y esa apertura era una muestra de lo mucho que realmente le importaba su relación.
—Creo que lo importante aquí es que seamos honestos sobre lo que podemos manejar.—Murmuró suavemente, una sonrisa posándose sobre sus labios.—Estoy dispuesto a intentarlo, aunque sea complicado. No voy a mentir, claro que me gustaría verte más, pero también entiendo que ambos estamos en momentos diferentes de nuestras vidas. Si seguimos adelante, tendrá que ser con la certeza de que haremos lo mejor que podamos, aceptando que habrá días en los que la distancia nos pese más de lo esperado.
Jeon sintió un peso menos en los hombros al escuchar eso. Taehyung no lo estaba presionando ni exigiendo algo irrealista, sino que estaba dispuesto a encontrar un punto medio.
—Entonces, ¿estamos en la misma página?—Cuestionó el General, con una leve sonrisa que mostraba tanto esperanza como gratitud.
—Lo estamos.—Respondió Kim, acercándose un poco más.—Pero solo si prometes que, cuando haya tiempo, lo aprovecharemos al máximo. No se trata solo de mantener contacto cuando sea posible, sino de asegurarnos de que cuando estemos juntos, realmente estemos presentes.
El pelinegro asintió, sintiendo un renovado sentido de propósito. Aunque sabía que no podía controlar todos los aspectos de su trabajo, podía comprometerse a hacer todo lo posible por equilibrar su vida personal. En ese momento, la conexión entre ellos se sintió más sólida, como si al exponer sus preocupaciones hubieran dado un paso importante hacia la madurez de su relación.
Taehyung se permitió una pequeña broma para aligerar el ambiente.—Eso significa que no puedes desaparecer sin avisar, ¿De acuerdo? Si lo haces, iré a la base y te sacaré a rastras si es necesario. Practicaré ballet, pero te puedo asegurar que tengo un buen rendimiento tanto como tus hombres, pelearé con quien sea necesario para sacarte de ahí.
Jeon soltó una risa, relajándose un poco más. Esa ligereza que Taehyung aportaba era justo lo que necesitaba en su vida, una mezcla de comprensión y cariño que le hacía sentir que estaba en el lugar correcto.
—Tendré eso en cuenta.—Respondió, acercándose más al contrario.—Y te prometo que haré todo lo posible por no ponerte en esa situación.
Ambos quedaron en silencio, saboreando ese pequeño momento de entendimiento. Las cosas no serían fáciles, pero estaban dispuestos a enfrentar los desafíos juntos. Taehyung, mostrando su faceta más segura, se inclinó un poco más hacia Jungkook, como si quisiera medir la reacción. El pelinegro no se apartó, dejando que la cercanía volviera a envolverlos en esa tensión palpable.
Pero esta vez, ninguno hizo un movimiento apresurado. Era suficiente por ahora saber que ambos estaban dispuestos a seguir adelante, con sus miedos y esperanzas expuestos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro