Capítulo 08.
El sol se estaba poniendo, pintando el cielo con tonos cálidos de anaranjado y rosa, cuando Jungkook llegó a la puerta del departamento de Taehyung. Se había preparado meticulosamente para esta cita, eligiendo un elegante traje oscuro que contrastaba con el tono más casual del de Kim. Se sentía una mezcla de nervios y emoción en el aire, como si cada instante de la noche pudiera convertirse en un recuerdo especial.
Después del beso que compartieron, el General no podía dejar de pensar en que debía de actuar de acuerdo a la situación. Por ello, tan pronto como el día siguiente llegó y sus pensamientos se encontraban claros, había decidido visitar al profesor en su estudio y pedirle una cita directamente, una digna de poder conocerse más y encontrar el rumbo en que podría ir su relación. Kim no dudó en aceptar, dispuesto a descubrir el rumbo que el pelinegro quería llegar con él.
El castaño abrió la puerta con una sonrisa radiante, vestido con una camisa blanca y pantalones oscuros que resaltaban su gracia natural. Sus ojos se encontraron y la conexión instantánea entre ellos hizo que el tiempo pareciera detenerse por un momento.
—Hola, General.—Saludó, molestando al contrario por el apodo.
—Buenas tardes, profesor.—Contraatacando a su saludo, devolvió con un gesto sonriente.—¿Estás listo para partir?
—Jamás estuve tan listo como el día de hoy.—Acomodando un abrigo largo sobre su brazo, y una cartera en su mano libre, salió del departamento con un aura deslumbrante.
Jungkook lo guió hasta su automóvil, abriendo la puerta para él antes de encaminarse al lado del piloto. Después de alistarse, acompañados de música de la radio y una trivial conversación en el interior del auto, ambos se dirigieron a un restaurante acogedor, conocido por su ambiente romántico y su comida exquisita.
El restaurante estaba iluminado suavemente por velas y luces tenues, creando un ambiente íntimo. La mesa reservada para ellos estaba en un rincón apartado, con vistas a un pequeño jardín iluminado por luces de hadas. La suave música de fondo y el aroma a comida deliciosa completaban la atmósfera perfecta para una velada especial.
Jungkook y Taehyung tomaron sus respectivos asientos, y la conversación fluyó de manera natural tan pronto como ordenaron su comida, como si ya se conocieran desde hace mucho tiempo. Compartieron historias sobre sus vidas, sus pasiones y sus sueños, encontrando una profunda conexión en cada palabra intercambiada. Jeon se maravillaba de la facilidad con la que Kim podía hablar de sus sentimientos y de su arte, mientras Kim estaba fascinado por las historias de Jeon y su dedicación a su trabajo.
La cena fue un festín para los sentidos. Taehyung eligió sus platos favoritos y el pelinegro, atento a cada detalle, se aseguró de que el castaño tuviera una experiencia inolvidable. Compartieron risas y miradas cómplices mientras disfrutaban de cada bocado, y el tiempo parecía volar mientras estaban en esa burbuja de felicidad.
—Sabes, me acuerdo de una vez en la que estaba en medio de una misión bastante complicada. Estábamos en una zona remota y tuvimos que hacer un despliegue rápido. Todo parecía estar yendo mal: el clima no cooperaba, el equipo estaba exhausto, y además, una de las radios dejó de funcionar justo cuando más la necesitábamos. Fue una de esas noches en las que parece que todo conspira en tu contra.—Relató el pelinegro, recordando rápidamente la situación que había enfrentado.
Taehyung, con una expresión curiosa, quiso saber más.—¿Cómo lo resolviste? Suena muy complicado de enfrentarlo.
—Bueno, fue una combinación de suerte y trabajo en equipo. A pesar de los problemas, logramos improvisar con el equipo de comunicación que teníamos a mano y utilizamos señales manuales para mantenernos en contacto. Finalmente, todo salió bien, pero la mejor parte de la noche fue cuando uno de mis compañeros, que solía ser un chef aficionado, decidió preparar una comida improvisada con las raciones que teníamos. Fue increíble, algo que definitivamente no esperaba en medio de todo ese caos.—Tomando un sorbo de su copa, prosiguió.—Siento que fue suerte e instinto hablando, a pesar de estar cansados, cuando vimos algo de esperanza, fue cuando todos volvimos a hacer lo que mejor sabemos, y con ello me refiero a la parte de cocinar y recuperar fuerzas.
—Eso es fascinante y memorable, lo que cuenta de esas situaciones es saber cómo las afronta uno y con quiénes.—Dejando sus cubiertos sobre la mesa, sonrió.—Mi experiencia en el escenario también tiene algo de caos, pero es un tipo diferente. Una vez, durante un ensayo crucial para una presentación importante, el sistema de sonido falló justo cuando estábamos a punto de hacer una parte clave de la coreografía. Nos quedamos sin música y tuvimos que improvisar. Todos los bailarines se miraron entre sí, y en lugar de detenernos, comenzamos a contar el ritmo en voz alta y a seguir adelante sin música.
—¿Cómo resultó? Creo que eso suena como escena de una película, y todo resultó bien con ello.
El castaño soltó una carcajada, asintiendo.—Tienes razón, pero sorprendentemente, salió muy bien. La audiencia estaba tan cautivada por la energía del momento que no notaron la falta de música. Fue una de esas veces en las que te das cuenta de cuánto puedes lograr cuando confías en tu instinto y en el equipo que tienes a tu lado. Al final, el recital fue un éxito, y todos nos reímos de lo absurdo que había sido improvisar en el último minuto. También nos dimos cuenta que solo fue un pequeño error que se corrigió rápido, así que nos pudimos evitar esa pena, pero decidimos continuar.
—Parece que, aunque nuestras profesiones sean muy diferentes, ambos hemos tenido que enfrentar situaciones inesperadas y aprender a adaptarnos. Es genial escuchar cómo encontraste una solución creativa en tu momento de crisis.
—Definitivamente. Creo que esas experiencias nos enseñan a mantener la calma y a encontrar la belleza incluso en el caos. Y escuchar tus historias me hace admirar aún más el trabajo que haces. Las situaciones inesperadas pueden ser difíciles, pero también son las que a menudo nos enseñan las lecciones más valiosas.
Tras la cena, el pelinegro propuso dar un paseo por el jardín del restaurante. La noche estaba fresca, y la luna llena iluminaba el paisaje de manera mágica. Caminaban juntos, hombro con hombro, admirando el entorno y disfrutando de la compañía del otro. La conversación continuó, pero ahora había un toque de serenidad y tranquilidad en el aire, amplificado por la belleza del lugar.
Finalmente, se detuvieron frente a un pequeño estanque con nenúfares. Taehyung se inclinó hacia el borde para observar el agua, y Jungkook, siguiendo su ejemplo, se acercó lentamente. La tranquilidad del lugar y el suave murmullo del agua crearon un ambiente perfecto para un momento íntimo.
—Sabes.—Comenzó el castaño, su voz suave y contemplativa.—He estado esperando este momento desde que te conocí. No sabía que mi vida cambiaría tanto en tan poco tiempo.
Jungkook se volvió hacia él, sus ojos reflejando la luz de la luna.—Yo también he sentido lo mismo. Este tiempo contigo ha sido... increíble.
Taehyung se giró hacia Jungkook, buscando en sus ojos la misma profundidad de sentimientos que él sentía. Sin una palabra más, Jeon tomó la mano del castaño, entrelazando sus dedos. La conexión entre ellos era palpable, y Taehyung, sintiendo el calor de su mano en la del pelinegro, no pudo evitar sonreír.
El General se inclinó hacia adelante, y Kim respondió con la misma inclinación. El beso fue lento y profundo, lleno de ternura y emoción. La suave presión de los labios de Jungkook sobre los de Taehyung transmitía todo el amor y la devoción que sentía por él. La brisa nocturna acariciaba sus rostros, haciendo que el momento fuera aún más mágico.
Cuando finalmente se separaron, compartieron una una expresión de felicidad pura.—No puedo imaginar estar en un lugar más perfecto en este momento.
El pelinegro sonrió, sintiendo una profunda satisfacción en su corazón.—Estoy de acuerdo. Esta noche ha sido más de lo que podría haber imaginado, y me alegra profundamente que sea de esa manera.
Después del paseo, Jungkook llevó a Taehyung a su departamento tan pronto como sintieron que se hacía demasiado tarde. Con un trayecto corto para su gusto, pero acompañándolo hasta su puerta, mientras subían las escaleras, Taehyung se tomó un momento para detenerse y mirar a Jungkook. La confianza y el cariño en sus ojos eran evidentes, y Jeon sintió una oleada de emoción.
—Gracias por una noche tan maravillosa, Jungkook.—Agradeció con una sonrisa, antes de abrir la puerta de su apartamento.
—Gracias a ti por compartirla conmigo.—Respondió, tomando la mano del profesor con una sonrisa cálida.
Se despidieron con una última mirada, rozando sus manos mientras sentían el calor y la conexión entre ellos. Taehyung entró en su departamento, y Jungkook se alejó con el corazón lleno de alegría y esperanza por el futuro que se abría ante ellos. Ambos sabían que esta noche había sido solo el comienzo de una historia hermosa que estaban ansiosos por explorar juntos, porque no estaban dispuesto a dejarlo en una sola cita, planeaban compartir tantos momentos juntos como fuera posible.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro