Capítulo 05.
El profesor Kim despertó esa mañana con una mezcla de nerviosismo y emoción. Su mejor amigo, siendo médico en la base militar donde trabajaba el General Jeon, lo había invitado a pasar el día con él en su trabajo. Era una oportunidad perfecta para conocer mejor el mundo en el que Jeon se desenvolvía y entender más sobre el hombre que había capturado su corazón.
Después de una tranquila mañana en el estudio de ballet, Kim se dirigió hacia la base. Al llegar, SeokJin lo recibió con una cálida sonrisa y un abrazo.
—¡Taehyungie! Me da gusto verte por aquí, te esperaba más tarde.—Comentó, envolviendo un brazo alrededor de los hombros del castaño.
—Fue una práctica rápida, pero debo de admitir que sí llegué antes de tiempo.—Con un leve rubor, aclaró su garganta.
—De todas maneras, me alegra tanto que hayas venido, Taehyung. Te mostraré todo lo que puedas ver en un día aquí.—Murmuró Jin, guiándolo hacia la enfermería.
Kim observaba con curiosidad mientras Jin le explicaba su trabajo, atendiendo a los soldados y asegurándose de que todos estuvieran en buen estado de salud. Aunque el ambiente era muy diferente al de su estudio de ballet, había una similaridad en la dedicación y el cuidado que Jin mostraba hacia sus pacientes.
Sabía que su lugar era tan importante como el resto de los puestos desempeñados en toda la base, también de la clase de peligros que existían por el simple hecho de ejercer su profesión. Taehyung siempre se encontraba enterado cuando SeokJin tenía que salir con alguna de las escuadras, pidiendo que regresara a salvo y que ayudara tanto como fuera posible. Su admiración por el mayor era grande, de solo imaginar en salvar vidas y traer de regreso a esos soldados a salvo le causaba un revoloteo, tener una vida en sus manos lo podría aterrar, pero a su amigo le apasionaba poder ayudar tanto como fuera posible.
—¿Cómo está el General Jeon?—Cuestionó Taehyung mientras caminaban por el pasillo, observando todo a su alrededor con curiosidad.
Jin sonrió, notando el interés en la voz de su amigo.—Está bien, como siempre. Es un líder increíble, y sus hombres lo respetan mucho. Estoy seguro de que te impresionará verlo en su elemento.
—Apuesto que es increíble en su labor, no tengo dudas de ello.
Justo en ese momento, un grupo de soldados pasó corriendo por el pasillo, dirigiéndose hacia el campo de entrenamiento. Jin miró su reloj y asintió.—Parece que están terminando su entrenamiento matutino. Vamos, te llevaré a ver, creo que te interesará verlo.
Taehyung siguió a su amigo hasta el campo de entrenamiento, donde el General Jeon estaba en medio de un grupo de soldados, dando instrucciones claras y precisas. Su presencia era imponente, y su voz resonaba con autoridad y confianza. El castaño se quedó observando, impresionado por la manera en que Jeon se desenvolvía, liderando con una mezcla de firmeza y apoyo. Los hombres a su alrededor parecían obtener su completa atención puesta en él, asintiendo y afirmando cada una de las oraciones que el pelinegro les ordenaba, las voces alzándose al unísono.
Jeon, sin darse cuenta de que Kim estaba allí, continuó supervisando el entrenamiento hasta que finalmente dio por concluida la sesión. Los soldados se dispersaron, algunos dirigiéndose hacia la enfermería para chequeos de rutina. Jeon se quedó atrás, revisando algunos informes cuando levantó la vista y vio a Kim. Taehyung se sintió atrapado por un momento, pero con un leve empuje de SeokJin, lo encaminó en dirección al General, bajo la mirada atenta del mismo.
La sorpresa y la alegría se reflejaron en su rostro.—Kim, ¿Qué haces aquí?—Cuestionó, caminando hacia él.
El castaño sonrió, sintiendo una calidez en su pecho.—Jin me invitó a pasar el día aquí, tenía curiosidad en la forma en que se desenvuelve el interior de la base.
Jeon miró al médico con curiosidad, sorprendido por la conexión.—No sabía que ustedes dos se conocen.
Jin sonrió y asintió.—Somos amigos desde hace años, suelo visitarlo en sus recitales cuando tengo tiempo libre.
Con un asentimiento, el General volvió su atención al profesor.—Bienvenido a la base, sé que no puede ser tan pintoresco como tu estudio o un teatro, pero también puedes ver la disciplina aquí.
—De hecho, es impresionante. Gracias por la bienvenida, es un lugar particularmente interesante.—Sonrió, girando su rostro para seguir observando lo que los rodeaba.
—Logramos ver el final del entrenamiento, Taehyung quedó impresionado.—Codeando el costado del castaño, comprendió el significado detrás de sus palabras.
—Estoy impresionado, General Jeon. Es increíble en lo que hace. Puedo ver por qué sus hombres lo respetan tanto.
A Jungkook no le pareció tanta formalidad, ¿Dónde había quedado la confiada planteada en la cafetería? Deseaba cuestionarlo, pero tampoco lo creía correcto teniendo a su médico de la base tan cerca de ellos.
Alejando sus pensamientos, sintió un calor en su corazón al escuchar esas palabras.—Gracias, Kim. Significa mucho para mí que estés aquí y que puedas ver esta parte de mi vida.
Jin sintió que detrás de toda la palabrería, había un significado oculto, pero no cuestionó nada por el momento, ya tendría tiempo para después. Decidido, interrumpió suavemente.—Bueno, tengo que volver a la enfermería. Los dejo para que puedan pasar tiempo juntos. Taehyung, si necesitas algo, estaré en mi oficina, sabes dónde encontrarme.
Con eso, el mayor se retiró, dejando a Jungkook y Taehyung solos. Cuando el silencio pareció gobernar, el pelinegro actuó por inercia y tomó la mano del profesor, guiándolo hacia una pequeña área de descanso cercana. Taehyung tardó en comprender el cambio de atmósfera, pero su corazón latió desbocado al percatarse de la soledad en el lugar, pasando una mano por su cuello tratando de disimular el sonrojo que quería avecinarse en su rostro.
—¿Cómo te sientes estando aquí?—Preguntó Jeon, genuinamente interesado.
Kim miró a su alrededor, tomando un momento para responder.—Es diferente a todo lo que estoy acostumbrado, pero me alegra haber venido. Puedo entenderte mejor y ver cómo te desenvuelves, fue deslumbrarte viendo como todos te tienen respeto y hacen lo que ordenes, es una imagen que no puedo describir lo suficientemente bien.
—¿Te apetece seguir conociendo la base? ¿El médico Kim terminó de darte el recorrido?
Negó.—Solo conocí los alrededores de la enfermería, cuando veníamos a la explanada fue cuando se percató que tu entrenamiento terminó, así que no pude ver más.
Percatándose del cambio en la manera a que se refería a él, una pequeña sonrisa surgió en las esquinas de sus labios.—Allá me trataste de manera diferente, pensé que habíamos dejado las formalidades a un lado.
—No sé de qué manera hablarte mientras estés en tu traje, en la cafetería no estabas en servicio, pero aquí estás en tu ambiente. Además, estaba Seokjin y no sabía si era correcto llamarte por tu nombre estando él presente.—Confesó, jugando con sus manos en un acto de nerviosismo.
No lo mal entiendan, estaba disfrutando de ver al General frente suyo y conversar, pero tampoco podía negar que su aura lo estaba intimidando un tanto. Se sentía diferente tratarlo fuera de la base a estarlo viendo dentro de su labor, casi quería dar una reverencia completa y pedirle permiso para hablar con él.
—Está bien, no fui lo suficientemente claro la última vez en que podrías llamarme por mi nombre, independientemente si estoy en servicio o no. Pero si te sientes cómodo llamarme de tal manera, hazlo, no me molesta a como te refieras a mí.—Alzando su mano en dirección a la salida del área de descanso, preguntó.—¿Quisieras que te diera el resto del recorrido? Puede que te interesen varios lugares que hay en la base, prometo que será entusiasta.
Con una sonrisa, asintió.—Me encantaría seguir con el recorrido.
Pasaron el resto del día juntos, Jeon mostrándole diferentes aspectos de la base y compartiendo historias de su tiempo en el ejército. Con cada momento, se acercaban más, entendiendo y apreciando las diferencias y similitudes en sus vidas.
Al final del día, mientras el sol comenzaba a ponerse, Jeon y Kim se encontraron de nuevo en el campo de entrenamiento, ahora vacío y tranquilo. El General miró a Taehyung, y fue en ese momento en que comprendió la magnitud de sus sentimientos. No solo se trataba de mostrarle su trabajo, sino hacerlo parte de su vida, un pensamiento que se aferró en su mente cada que robaba miradas en su dirección.
Con esa idea en mente, se quedaron allí, disfrutando del silencio y la compañía del otro, sabiendo que este era solo el comienzo de un viaje lleno de amor y descubrimientos compartidos.
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