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Capítulo 04.

Jungkook se encontraba sentado frente a la ventana, con sus manos descansando sobre su estómago y manteniendo una postura rígida contra la silla de cuero. Manteniendo los ojos cerrados, trató de razonar los extraños sentimientos que había presenciado en los últimos días, tratando de encontrar una respuesta lógica.

No lo logró.

En todos sus años como adulto, había ignorado el sentimiento de sentirse atraído por una persona, y perduró durante su vida como general por su complicada labor que lo requería disponible durante todos los días y a toda hora, por lo que la idea de tener una relación la desechó sin siquiera presentarse la oportunidad. Estaba comprometido con su país, con su escuadra, aquellos hombres que dependían de él y de su liderazgo innato, demasiadas personas confiaban en él y ese peso caía sobre sus hombros, teniéndolo siempre presente y sin despegar su vista de su objetivo.

Inclusive se arrepintió por un momento durante la noche, a altas horas de la madrugada cuando no podía conciliar el sueño, de haber asistido a ese recital que habían conmemorado su labor. No podía cerrar los ojos y no imaginar a cierto castaño, desde la perfecta sonrisa cuadrada que brindaba al público que lo ovacionaba, sus movimientos tan naturales que pareciera que estuviera volando por el escenario, la fluidez con la que se trasladaba y terminaba la presentación. No hubo un solo minuto en el cual no pensara en él, demasiado mortificado por no poder concentrarse mientras anhelaba un próximo encuentro. 

Tan sumido estaba en sus pensamientos, que pasó por alto el molesto sonido de la puerta, siendo tocada con fervor, sacándolo de su nube cuando habló en un tono hostil.  

—Adelante.—No se giró, podía adivinar perfectamente de quién se trataba por el hecho de cómo insistían en entrar. 

—Levanta tu trasero en este momento, iremos por unos tragos.—La voz de Mingyu resonó en la silenciosa oficina, picoteando en su cabeza. 

El pelinegro giró la silla con pesar, clavando su vista en el hombre.—¿Debería recordar mi jerarquía aquí? Apuesto que lo aborrecerías. 

—Es domingo, por lo tanto es día de descanso y por hoy no hay títulos ni jerarquías.—Sonrió con burla. 

—Mi puesto y el tuyo no tienen descansos, no aplica para nosotros.—Rodó los ojos, juntando un par de documentos que reposaban sobre su escritorio. 

—¿No puedes olvidarlo solo por un rato? En verdad, siento que te caería bien un trago.—Tomando asiento en una de las sillas frente a su escritorio, cruzándose de brazos. 

—Sabes que no me gusta salir a ese tipo de lugares. Son muy públicos para mi gusto, demasiada gente y parloteo en todos lados. 

—Ese es el efecto de salir a un bar, conocer a nuevas personas y socializar.—Cuando recibió una mala mirada, cambió su comentario.—O tomar hasta caer sobre tu propio trasero y recordar tu vaga y solitaria existencia, eso te conviene mejor a ti. 

—Puedo recordar mi vaga y solitaria existencia en mi hogar, no es necesario salir a un bar.

—¡Vamos, Jeon! Solo un trago, prometo encontrar un lugar lo suficientemente tranquilo para que estés relajado, pero acepta ese trago, necesitamos salir de aquí después de regresar de la última misión. 

Observando al hombre delante suyo, Jungkook soltó un suspiro cansado. Recordando sus primeras pensamientos, creía que su amigo podría ser el indicado para escuchar sus lamentos. Desde sus días de academia militar, Mingyu había sido su confidente y apoyo incondicional, a pesar de su lazo desde la infancia, fue en la academia que realmente forjó la confianza que se tenían. Sabía que si alguien podía ayudarlo a navegar estos nuevos sentimientos, sería él.

Con un asentimiento, terminó de ceder.—Será mejor que encuentres el mejor maldito lugar para ese trago, porque tan pronto como vea una bazofia de lugar, te patearé el trasero y no volveré a salir contigo. 

—¡Sí, mi general!—Simulando un saludo, bajó su mano antes de salir disparado fuera del lugar, emocionado por la aceptación. 

Jungkook consideró si había sido una buena idea aceptar el trago, pero no tenía vuelta atrás. 


(...)


Esa noche, Jungkook y Mingyu se encontraron en un pequeño bar en las afueras de la ciudad, un lugar discreto donde podían hablar sin interrupciones. Después de pedir unas cervezas, Mingyu observó a su amigo con una mezcla de curiosidad y preocupación. 

—Me esmeré con el lugar, ¿No te parece? 

Arqueando una ceja, observó a su alrededor. Realmente su amigo se había esforzado, el bar se encontraba calmado y solo un par de personas estaban en la barra bebiendo un par de tragos, una banda tocaba en el fondo y la tranquilidad gobernaba en todo el lugar. Dejando su rango a un lado, trató de relajarse conforme el primer trago de cerveza se asentó en su garganta. 

—Es un buen lugar, lo admito. 

—Ahora, ¿Podrás decirme qué es lo que te está molestando? Te ves diferente desde hace días.—El contrario no esperó más tiempo para preguntar. 

Con un bufido, forzó una sonrisa en su rostro.—Deberías de ser más paciente, deja que el alcohol haga efecto. 

—Tienes alta tolerancia al alcohol, ni aunque espere toda la noche lograré verte borracho, así que prefiero acelerar las cosas.—Confesó, sin pudor alguno. 

—He estado pensando mucho últimamente, en muchos aspectos de mi vida y hasta donde he llegado.—Comenzó a hablar, tornándose en un espacio lleno de seriedad.—Siempre he fijado mi labor por encima de todo, dejé mi vida por servir al ejército y forjar un nombre que sea recordado, pero cuando llegamos esta última vez a la base y todo pareció estar en la normalidad, no me sentí satisfecho con mi trabajo, no sentí nada. 

—¿Ya no te sientes a gusto con tu labor? 

Negó.—No es eso, sino que todo parece ser tan monótono que no es una sorpresa vernos de vuelta, es como si ya no hiciéramos nada extraordinario, solamente una simple tarea más. Volver a casa tampoco se sintió bien, inclusive me sentía extraño estar en mi propio hogar, como si tuviera o esperara algo más, ¿Puedes entenderlo? 

—Te hace falta otra emoción, una razón para volver.—Contestó con confianza, asintiendo. 

Sin saber qué decir, pensó de la misma manera. Tener una razón para estar ahí, para volver a salvo y saber que será recibido, necesitaba un motivo para seguir existiendo. 

—¿Desde cuánto ocurrió ese sentimiento? 

Jeon suspiró, tomando un trago de su cerveza antes de responder.—Desde el recital que nos hizo la ciudad en honor a nuestra labor. 

Atando cabos en su mente, pudo imaginar cómo los engranajes de su cabeza comenzaban a girar y conectarlo todo. Supo que tenía la respuesta tan pronto como sus ojos se abrieron y dejó caer un mano contra la mesa, provocando un estruendo que sobresaltó a las pocas personas que se encontraban a su alrededor. 

—¿¡Es por el profesor de ballet!? ¿¡Es él quien te tiene así!? 

—¡Baja la voz!—Ordenó en un tono molesto, tomando un trago de la cerveza. 

—Oh, maldición. De todo lo que pude haber imaginado, jamás pensé que se trataría del profesor de ballet, ¿En verdad estás así por él? ¿Él te hizo reconsiderar tu estilo de vida? 

—Taehyung me parece una persona interesante, tuvimos una salida a una cafetería y recordar de lo que hablamos... No fue algo incómodo o repetitivo, simplemente hablamos hasta que el tiempo transcurrió. 

—¿¡Tuvieron una cita!? 

Cansándose de sus reacciones, se inclinó sobre la mesa para mirarlo de cerca, directamente a sus ojos.—Será mejor que dejes de exaltarte por todo, o juro que saldré de aquí y no volveré a tocar el tema. 

—Yah, entiendo. Volvamos al punto principal.—Aclarándose la garganta, alzó sus manos sobre la mesa.—Tuvieron esta cita, hablaron a tal grado que te generó una crisis de cómo es tu vida y ahora no sabes qué hacer, ¿Adiviné bien? 

—Es la mejor manera que pudiste resumirlo. 

—Lo llamas por su propio nombre, ya ni siquiera como "profesor", fueron a una cafetería y estás delirando a su alrededor. ¿Cuál es el problema aquí? 

—No puedo dejar de pensar en él. Pero no sé cómo acercarme más sin arriesgarme a lastimarlo o a hacer algo mal. 

Mingyu levantó una ceja, sonriendo con comprensión.—Así que finalmente te has enamorado, ¿Eh? No te preocupes, todos pasamos por eso. Dime más sobre él. 

El pelinegro se relajó un poco y comenzó a hablar sobre Taehyung, describiendo su gracia, su pasión por la danza y la conexión que sentía cada vez que estaban juntos, aunque fueran contados esos momentos, no podía negar que sentía algo ahí. Mingyu lo escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando.

—Jeon, de lo que me estás diciendo, parece que ya tienes toda su atención.—Comentó Mingyu finalmente.—Kim parece estar interesado en ti tanto como tú en él. Lo que necesitas hacer es ser tú mismo y mostrarle que también estás dispuesto a conocerlo profundamente. 

Jeon frunció el ceño, inseguro.—¿Pero y si lo hago mal? No quiero arruinarlo.

Su amigo se inclinó hacia adelante, mirándolo directamente a los ojos.—Jeon, has liderado tropas en situaciones mucho más peligrosas que esta. Tienes la capacidad de adaptarte y aprender. Solo necesitas aplicar la misma determinación y sinceridad que usas en el campo de batalla. Muéstrale que estás dispuesto a esforzarte por esta relación, que puedes ver un futuro en esto. 

El contrario asintió lentamente, empezando a sentirse un poco más seguro.—¿Y cómo sugieres que lo haga?"

—Empieza por ser honesto con él sobre tus sentimientos.—Sugirió, tomando un trago.—No tienes que tener todas las respuestas de inmediato. Kim apreciará tu sinceridad. También, encuentra maneras de compartir tu mundo con él, así como él lo ha hecho contigo. Invítalo a ver cómo es tu vida, tus intereses fuera del trabajo. Eso ayudará a construir una conexión más fuerte. Tú pareces conocerlo, ver cómo se desenvuelve en su zona de confort, ahora es tu turno en presentarle la forma en que te desenvuelves todos los días, saber que tiene todo el conocimiento a lo que te enfrentas y lo a lo que él se enfrentaría en un futuro si las cosas se dan, tener un panorama amplio aunque pueda parecer apresurado. Solamente es un adelanto de las cosas, todos necesitamos estar preparados para un paso grande como este. 

Con una sonrisa divertida, Jungkook bufó.—Pareces ser todo un experto en este tema, tentaste mi corazón para seguir un buen camino en esto. 

—Habla la voz de la experiencia, te sorprendería cuán lejos he llegado aplicando todo esto. 

—¿Tan lejos como para seguir soltero? 

Con la frente fruncida, maldijo.—Simplemente no he encontrado a nadie que me convenza de tenerla en mi vida, solo eso. 

Soltando una carcajada, siguió molestando a su amigo mientras las cervezas se acababan de sus manos, los tragos se fueron asentando y la conversación fluyó de manera normal, sintiéndose relajado en su presencia. 

Esa noche, mientras Jeon caminaba de regreso a su casa, se sintió más decidido. Sabía que abrirse a Kim y mostrarle su verdadero yo sería un desafío, pero estaba dispuesto a intentarlo. Quería que Kim supiera que, detrás del uniforme y la autoridad, había un hombre dispuesto a amar y ser amado.

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