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Capítulo 29

Me despierto y me siento fría y vulnerable, y sé de inmediato por qué. ¿Dónde está? Me incorporo y me aparto el pelo de la cara. Aaron se encuentra en el diván, agachado.

-Que haces?-Le pregunto mientras me paraba estúpidamente de la cama con las sabanas pegadas en mi cuerpo para que no me vea,no es que no quiera pero me da pudor.

-Me abrocho los zapatos-Suspiro-Que acaso no puedes ver?-Dijo riéndose mientras se para y caminaba hasta a mi para besarme.

Un beso lento,dulce y decidido.

-Adonde vas?-Mierda ya parecía la novia en celos que controla a su novio o amante.

En este caso simplemente la persona que me gusta.

-Tengo que ir a trabajar-Dijo mirándome con una sonrisa de burla.

-Mierda se me olvido,puedo llegar tarde?-Lo mire con algo de suplica en mis ojos

-Eres divertida-Bufo guiñándome el ojo-Amor pareces una niña pidiéndole a su madre si puede llegar tarde al colegio-Me acaricio la mejilla-Pero hoy es domingo,yo tengo que hacer unos papeleos a la empresa,Espérame aquí si quieres-Me beso la punta de la nariz y después camino hasta la entrada del cuarto-Adiós Kate

-Adiós-Dije mientras lo veía salir de la pieza-Oye Aaron hoy saldré a una fiesta-Le grite fuertemente para que escuchara mientras el me daba un gruñida de desaprobación.

Me tire en su enorme cama suspirando y cansada de todo esto,bueno cansada de la vida,de la rutina de siempre,no de Aaron creo que nadie se cansaría de el.

Encendí la plasma que había en la habitación y como soy una puta gastadora de energía decidí llamar a una de mis amiga de que tenia en New York,Hace tiempo que no hablaba con Vanessa. Camine hasta la cocina y saque un poco de Vodka para después tomármelo.

Mientras sonaba el pitido de la llamada me pare de la cama y empece a caminar por la habitación.

Ja y la muy perra no me contestaba.

Para no malgastar el tiempo decidí por ir a bañarme,o hacerme un baño de 2 horas,si eso es lo mejor.Aunque tal vez los dedos me queden de abuelita,vale la pena relajarse un poco.

Tome el celular y los audífonos después obviamente empece a llenar la ducha.

********

Una hora después, me he secado y rizado el pelo, me he puesto crema por todo el cuerpo y estoy a medio maquillar.

No tengo ni idea de que puta hora es,asi que confirmo al tiempo que abro mi cajón de la ropa interior.

Dos segundos después, me cogen, me quitan la toalla de un tirón y me encuentro en la cama con un hombre gigantesco encima de mí.

¡Un momento! Estoy totalmente desorientada y todavía llevo en la mano las bragas que pensaba ponerme. No me da ocasión ni de verle bien la cara. Sus labios chocan con los míos y empieza a comerme la boca con ansia. Pero ¿qué coño pasa? No puedo ni intentar soltarme ni preguntarle qué hace aquí. Me pone a cuatro patas y desliza los dedos por mi entrada —sin duda para ver si estoy lista— antes de desabrocharse la bragueta y empotrarse en mí con un grito entrecortado.

Chillo y, como premio, una mano me tapa la boca.

—Silencio —masculla entre una y otra arremetida.

¡Joder! Estoy indefensa mientras él entra y sale de mí con energía y decisión. La profundidad a la que llega hace que la vista se me nuble de inmediato, la cabeza me da vueltas de desesperación y de placer. Me aparta la mano de la boca, la lleva hacia mis caderas y tira de mí hacia él para que reciba cada uno de sus duros avances.

—¡Aaron! —grito desesperada. No tiene piedad.

—¡Silencio he dicho! —ruge.

Mi placer aumenta sin parar y al final soy yo la que sale al encuentro de sus embestidas. Gime con cada envite y se adentra en mí a un ritmo trepidante. Choca contra mi útero y me envía a una neblina de euforia inesperada. Intento agarrarme a una almohada, pero estoy tan desorientada que sólo acierto a aferrarme a las sábanas.

No logro reunir las fuerzas necesarias para levantar la cabeza y mirar. Estoy totalmente indefensa. Siento que me agarra con más fuerza, que se tensa y se hincha en mi interior penetrándome más allá de lo imaginable. Es un polvo posesivo. Eso es lo que es. No es que me moleste. Estaré indefensa y a merced de su voluntad, pero aun así voy a tener un orgasmo atronador.

La velocidad a la que entra y sale de mí aumenta. Me la clava una vez más, profunda y lentamente, y me parto por la mitad, acometida por un orgasmo explosivo que me obliga a enterrar la cara en el colchón para ahogar un grito de alivio. Su rugido de semental retumba en la habitación cuando se me une en este delirio maravilloso. Se desmorona sobre mí, jadeando con fuerza en mi oído. Tiembla y da sacudidas dentro de mí, y por todo mi ser.

Ha sido toda una sorpresa. Estoy agotada e intento inhalar todo el aire posible para darles un descanso a mis pulmones. Hoy han trabajado duro.

—Por favor, dime que eres tú —jadeo con los ojos cerrados y absorbiendo el calor de su cuerpo a través de su traje. No se ha quitado ni la chaqueta.

—Soy yo —dice sin aliento, y me aparta el pelo de la espalda y me lame la piel desnuda con la lengua.

Suspiro feliz y lo dejo morderme y lamerme a gusto.

—No te duches —me ordena entre lametones.

—¿Por qué? —Frunzo el ceño entre las sábanas. No iba a hacerlo detodas formas,lo acabo de hacer.

Me aplica una táctica nueva en la boca, hace remolinos con la lengua, gime dentro de mí y me mordisquea los labios. Es algo completamente distinto del feroz ataque que acabo de sufrir.

—¿Los hombres se sienten atraídos por las mujeres que acaban de follar? —pregunto con sus labios entre los míos.

—Esa boca. —Se aparta y me mira con desaprobación—. Has bebido.

«¡Mierda!»

—No. —Mi tono es de culpabilidad.

Me mira las muñecas cuando nota la tensión de mi reflejo natural. Luego me mira a mí con una ceja arqueada.

—Ni una más —me ordena con dulzura, y me da otro beso espléndido

—. Esperaba encontrarte cubierta de encaje de color crema —susurra en nuestras bocas unidas.

Me alegro de que no haya sido así. Ahora estaría hecho pedazos en el suelo y es un conjunto precioso. Quizá me compre más de ésos, puede que en varios colores. Me libera una de las muñecas y me pasa el dedo por el costado, por la parte sensible de mis caderas y allá donde se unen mis muslos.

—Lo habrías destrozado —jadeo cuando me mete dos dedos. Aún no me he recuperado del último clímax de locura y ya está en marcha el siguiente. Este hombre tiene mucho talento.

—Es probable —confirma mientras mueve los dedos en círculo, muy adentro, todo lo lejos que le permiten los dedos.

—Hummm —suspiro totalmente satisfecha y tensando las piernas debajo de él.

—Tampoco te pases con el modelito de esta noche.

Estiro el brazo para cogerlo del hombro y atraerlo a mi boca pero no me deja. Me mira expectante y me doy cuenta... de que está esperando que le confirme que he entendido sus órdenes.

—¡No lo haré! —grito desesperadamente cuando me ataca con una deliciosa pasada del pulgar por mi clítoris.

—Kate, ¿vas a correrte?

—¡Sí! —le grito en la cara. En cualquier momento, voy a tener un bis de mi orgasmo anterior y va a ser igual de satisfactorio y de alucinante.

¡Por favor!

Se aproxima, sus labios están todo lo cerca que pueden estar de los míos sin tocarlos.

—Hummm, ¿te gusta, nena? —Los mete más y empuja hacia arriba para acariciarme la pared frontal.

—¡Dios! —grito—. Por favor, Aaron.

Levanto la cabeza para intentar capturar sus labios pero los aparta.

—¿Me deseas?

Empiezo a arder, se me tensan las piernas cuando me acaricia.

—Sí.

—¿Quieres complacerme, Kate?

—Sí. ¡Aaron, por favor! —gimoteo.

Me quedo de piedra cuando extrae los dedos y se levanta de la cama.

«¿Qué? ¡No!»

Estoy a punto de caer del precipicio y, así, de repente, mi gran orgasmo inminente desaparece. Ha hecho que me sienta como una bomba sin explotar.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto; sigo de piedra.

—¿Quieres que termine? —Echa la cabeza a un lado y se abrocha los pantalones.

—¡Sí!

Su mirada se clava en la mía.

—No salgas esta noche.

—¡No!

Se encoge de hombros.

—Mi trabajo aquí está hecho. —Me lanza un beso mientras me mira

con sus estanques verdes de párpados pesados, y luego da media vuelta y se marcha.

Me quedo tumbada de espaldas, desnuda. Me siento como si me hubieran marcado y necesito alivio desesperadamente. No puedo creerme lo que acaba de hacer. Sé lo que ha sido eso. Ha sido un polvo para hacerme entrar en razón fallido, seguido de una masturbación fallida. Es una táctica de manipulación absoluta.

Me dan ganas de pegarle en los cojones a veces.




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