¡Hola Davis! Estoy feliz de que me hayas aceptado como parte de tu círculo de amistad, bueno en esta carta redactaré como ocurrió el suceso...

Luego de la fiesta del sábado (dos días después), fuiste a mi pupitre y me devolviste mi reloj, al parecer apareció en tu bolsillo “misteriosamente”, yo no lo puse ahí te lo aseguro, creo que Paul tiene algo que ver con eso, o sucedió por accidente; debido a eso comenzamos a hablar sobre lo que ocurrió ese día y las bromas y la buena comida...bueno fuero muchas cosas, hasta que al final de la clase me dijiste: —Oye Jonatan ¿y no somos amigos? Vamos a almorzar a la cafetería.

Yo me quede tipo: “¿Qué le digo?” y mi cara de orangután confundido.

Eso fue hace medio mes, y ya sé cuál es tu color favorito, el verde, y yo de idiota dije esa vez: “Me encanta el azul de tus ojos”.

Me miraste serio y luego volviste a tu expresión graciosa y agradable (luego que dije que era un chiste) de seguro que pensaste que era un marica ¿Aunque...lo soy? Es una buena pregunta, ya que mi gusto hacía ti fue a primera vista y no por tus defectos y virtudes, que no me sé con totalidad aún, pero verás que en otro folio te detallaré con lujo y detalle tus puntos fuertes y débiles.

Me pareces lindo, pero aún no sé si a esto lo puedo llamar amor, aunque tampoco obsesión ya que no te quiero para mí solo, ni que fueras la mascota del maestro de física.

Hablando de física, me tengo que ir. Mañana toca examen.

Con lo que sea, adiós. Estoy con falta de frases, buscaré unas en internet y te las escribiré.