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Chapter twelve

"¡Su alteza!" Exclamó Hye-jin-ssi a lo lejos. Su preocupación siendo palpable en el aire y es que logre entender que había sucedido cuando ya me encontraba en el suelo, tendido y con un dolor punzante en la espalda baja "Alteza, por favor no se mueva y manténgase en esa misma posición.."

Cerré mis ojos ante el malestar que nació en mi espalda, pero nada que no me impidiera ponerme de pie ese momento.

"Estoy bien, no fue nada" dije sin más, apoyando mi mano derecha en la zona afectada "Fue un error mío, no estaba lo suficientemente atento en la batalla" mire al soldado con el que estaba practicando, este dando una pronunciada reverencia a mi persona, su mano derecha puesta en el corazón "Reincorporate soldado" pedí.

"Perdóneme su alteza, pude haberlo lastimado" expreso con arrepentimiento "Asumire las consecuencias, mi príncipe"

"No te preocupes, no fue tu culpa, fue mi error. Debo prestar más atención a mi oponente la próxima vez, no se en donde tenía la cabeza" Despeje mi garganta "La práctica termina por hoy, iré a descansar" 

"Como usted ordené, su alteza" reverencio y se retiro de mi vista. Pase mi antebrazo por mi frente, secando el sudor que yacía allí, a vista de algunos soldados que no disimulaban para nada su preocupación y curiosidad al respecto. Con ayuda de mi amiga logre llegar más rápido a un lugar en donde podría tomar asiento sin que me molestarán, solté un jadeo y me senté.

"¿De verdad se encuentra bien, alteza?" Pregunto Hye-jin-ssi a mi lado. Abrí mis ojos y le mire con atención, asintiendo.

"Solo me duele un poco la espalda baja. Los últimos minutos no los tome en cuenta y obtuve los resultados por ello. Me confíe demasiado y subestime a mi oponente" deje salir todo el aire de mis pulmones, sintiendo como otra puntada me daba a un costado "Me avergüenza un poco haber fallado frente al resto, muchos me toman como un ejemplo a seguir Hye-jin-ssi ¿Tú lo sabías?" Ella asintió lentamente "No me voy a permitir descuidarme de esta manera. Me preocupa que no me puedan ver capaz de hacer cosas tan banales como protegerme en una pelea con soldados del palacio.."

Mire hacia al frente.
A lo lejos, mucho más allá de donde me encontraba practicando, veía a mi hermano. Su desempeño siendo envidiable hasta por los más veteranos del equipo.

"¿Esta seguro de que esa es su preocupación, alteza?" Le miré ante su interrogante, desconcertado de cierta manera "Lo que quiero decir, es que este tipo de equivocaciones las tiene personas de todos los rangos, nadie es cien por ciento perfecto y los errores son parte del día a día, de eso aprendemos su alteza real" mantuve mi mirada al frente "Aquello es nuestro incentivo a mejorar, pero sin olvidar y verlo como algo vergonzoso ¿Si?"

"Discúlpame, quizá fue mi error exagerar todo esto. He estado muy abrumado desde la ceremonia con los cuatro clanes y la fiesta que nos preparo la gente del reino"

"Se sometió a muchas buenas noticias, su alteza real" sonrió "Es natural sentirse así cuando tenemos en nuestras manos cosas que nunca imagino poder experimentar.."

Por un instante pensé en esa carta.
Sintiéndome ciertamente culpable por siquiera haberla aceptado y guardado en uno de mis cajones. Siendo algo que sabía que era incorrecto, y por sobre todo una falta al tratado propuesto hace siglos.

"Su tiempo de adaptación no tiene que ser el que usted piensa. No es una carrera su alteza real, que le tome el tiempo que usted necesite para sentirse absolutamente feliz y seguro por todo esto que su majestad le ha brindado. Y cuando eso pase, estaré acompañándolo en cada paso que haga.."

"Algo la atormenta su majestad y no quiere desahogarse conmigo" comentó el señor Sung mirándome atentamente.

Habían pasado cerca de quince minutos que un pensamiento del cual no sabía si debía hablar me había atacado por dentro. Y es que no entendía a qué se debía toda esta paranoia que sentía por algo de lo que no tenía certeza alguna, en absoluto.

"Se que quizá no es algo de lo que usted se sienta cómoda hablando con alguien, pero como su fiel compañero que he sido durante todos estos años, esta demás decir que puede confiar plenamente en mi, majestad y sabré aconsejarla muy bien"

"Siempre seré transparente ante sus ojos, ¿No es así señor Sung?" Indague con una sonrisa efímera "No puedo ocultarle nada porque me sabe leer mejor que nadie.." el hombre tomó asiento frente a mí "Tantos años acompañándome en este reinado, que debería saber todo lo que es capaz de atormentarme pero aún así no tiene idea"

"Si es así, es porque usted lo ha estipulado de esa manera, mi reina" bajo por un momento la mirada "No debe temer por esos monstruos en su cabeza, porque no son más que fantasías que nuestra propia mente crea para someter a cada alma existente en nuestro universo. La mente es nuestra mayor enemiga al saber hasta nuestro secreto más profundo, sabiendo cual es nuestro punto débil y no dudando en atacarlo de lleno sin remordimientos"

"A veces es inevitable no dejarse atacar por esos monstruos del pasado, señor Sung" dije en un suspiro tembloroso "Y es que ni siquiera entiendo porque de pronto estoy pensando en eso que por muchos años me mantuvo presa del miedo que me provocaba" tome una pausa "No siempre hice cosas correctas en mi vida, señor Sung. Alguna vez no seguí la voluntad de mis padres y las normas de este mundo, y cree mi propio destino.. uno catastrófico"

"Su majestad..-"

"Y ahora pago las consecuencias de mis actos, este terror que me carcome por dentro no se irá hasta que pueda afrontar a los involucrados, y lo peor es que no tengo la certeza de si algún día eso pueda llegar a ser posible, han pasado muchos años, tantos que hasta creo que dichas personas no se encuentran viviendo entre mortales"

"¿Entonces a que le teme en verdad, su majestad?" Pregunto el señor Sung, tan preocupado como yo en ese momento.

"A lo que puedan decir de mi si esto llega a revelarse" tragué saliva "A lo que mis hijos puedan pensar de su propia madre.." agaché la mirada y miré mis manos, tan delgadas y pálidas "Aquel pasado el cual una vez me hizo inmensamente feliz y creí que lo sería para toda la vida, ahora tan solo me queda ese amargo sabor y ese pavor porque todo el mundo sepa de eso"

"Su majestad, no termino de entender porque aquel recuerdo le atormenta tanto" habló el señor Sung "Y deseo ayudarla.."

"Por un momento pensé, que las personas involucradas en ese pasado, tienen que ver con la Orden de Calder, señor Sung.." Mire aquel cuadro colgado en la pared frente a mí escritorio, hermosos colores dándole vida a nuestros rostros, mis hijos y mi compañero de vida acompañándome a cada lado, nos veíamos felices. Regrese mi vista al señor Sung "Pero es ridículo ¿No es así? Siquiera imaginarlo ya es una absurda fantasía de mi mente trastornada"

"No se de quienes esta hablando su majestad, no tengo la más remota idea pero si se una cosa" aclaro su garganta "Que si tantos años han pasado y aquella disputa no ha vuelto a renacer del pasado, no lo hará ahora, usted debe mantener su mente fría y por sobre todo la compostura ante los demás, nadie puede verla así. No permita que la paranoia se apodere de usted su majestad, esta mezclando las cosas, estoy completamente seguro de que la orden de Calder y su pasado no son lo mismo" mire a sus ojos directamente y quise aferrarme a esa seguridad que los mismos me estaban transmitiendo.

Tome una gran bocanada de aire y con todas mis fuerzas disipe esos pensamientos que corrompian mi paz.

"Tiene razón, señor Sung. Estoy siendo paranoica y débil ante este problema del cual no se su propósito" expresé firme "Mezcle las cosas y es mi culpa, hablar con usted me ha ayudado a calmarme.." trate de sonreírle "Me conoce lo suficiente"

"Tuve la dicha de conocerla muy joven, su majestad" sonrió de vuelta. Me puse de pie y camine fuera de esa habitación. Mis pensamientos dispersos y el corazón agitado, titubeante a la idea de que solo se tratará de banales juegos de mi mente fantasiosa. ¿Porque pensar en ello cuando en ninguno de estos años después de que aquel encuentro se tornará un fracaso lo hice? ¿Qué fue lo que detonó todo esto?.

Me detuve a mitad del pasillo.

El señor Sung mirándome desde el umbral de la puerta de mi oficina.

Quería olvidar, pero sentía que cada momento pensando en ello me acercaba más a aquel tormentoso pasado.

Sentir que podía tener paz era una condición de la que muchos no podían gozar. Las razones podían ser infinitas, pero siempre eran las más cercanas a nuestro día a día las que nos mantenían con las manos completamente atadas.

Poder vivir entre la calma y sublimidad de este monte era algo a lo que me rehusó acostumbrarme del todo. Permitiéndome sentir esa plenitud una y otra vez como lo fue el primer día que los dioses me guiaron por este camino, se respiraba la paz en toda la extensión de los campos abiertos.

Me puse de pie y miré el sol resplandeciente en las aguas cristalinas hacia la colisión de las fronteras. Giré y me dispuse a caminar de regreso a casa pero la presencia inesperada de quien era un familiar demasiado cercano me detuvo antes que quisiera dar un primer paso.

"Me entristece informarte que tu estadía aquí por hoy a culminado" deje caer mis hombros con un suspiro largo de por medio "Mamá requiere tu presencia en el palacio" me puse de pie y gire para verle a la cara.

"¿Te ha dicho para que me necesita?" cruce mis brazos a la altura de mis costillas. Una sonrisa casi imperceptible se bordó en sus labios, no llamándome mucho la atención.

"Madre es de pocas palabras, lo sabes bien" aclaro, guiando su mirada hacia el alba en donde el sol se escondía, mientras sus brazos descansaban en su espalda "Solo me envió por ti, y unos soldados me dijeron donde podría encontrarte, vamos"

Hizo señal con su cabeza.
Pero me quedé quieto en mi lugar.

"Aguarda un momento, un atardecer como este no volverá a aparecer sobre nosotros" trate de sonar simpático, en el fondo queriendo convencer a mi hermano de hacerme compañía por unos minutos "Ven"

"No tengo tiempo para estas banalidades, ven ahora mismo si no quieres que madre nos reprenda a los dos por haber tardado" su tono de voz fue firme y claro "Que tengo asuntos importantes que atender ahora"

Deje caer mis hombros.

"¿Por qué tienes que ser así?" inquiri, encogiendome de hombros "Tan frío, tan distante. Como si le estuvieras hablando a cualquier desconocido, Jimin. Eres mi hermano mayor, y estoy tratando de que la relación que hay entre nosotros mejore"

"Jungkook por favor, ninguno de los dos quiere tener esta conversación una vez más" paso una de sus manos por su frente "Nunca hemos tenido una relación cercana de hermanos, y nos hemos acostumbrado a vivir de esta manera, no entiendo porque el afán de que sacar a la luz ese tema"

"Me cuesta aceptar tu indiferencia, Jimin"

"Toda la vida he sido de la misma manera, solo que tú nunca te habías percatado" respondió sin más "A tus ojos solo eres tu, y nuestros padres, Jeon Jungkook. No me hagas repetirlo nuevamente ¿De acuerdo?"

Y como cada vez que iniciaba una discusión entre nosotros, no supe hacer nada más que verle y guardar silencio. Lamentándome y reprochandome por no darle el lugar que él tanto necesitaba.









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