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Wrong.

Tal vez casarse fue una pésima idea.

Es común que con el paso del tiempo las personas, las cosas y los sentimientos se deterioren. Es un hecho que con los días, los meses e incluso años lo que en un principio nos hace tanta ilusión termine siendo algo banal; podría decirse que también algo aburrido o algo de lo que preferiríamos pasar. La energía se esfuma, dejándonos con una especie de vacío que en algún momento nos veremos en la obligación de llenar. Las ganas desaparecen, y con ellas la seguridad que teníamos al creer haber elegido la opción correcta.

Pero en Jungkook las ganas no habían desaparecido del todo.

Empezó a sentirse carente de algo cuando con los meses lo que parecía ser su propio cuento de hadas comenzó a ser una traza de averno. Taehyung, quien juró brindarle amor eterno, no parecía tener el mismo interés de en un principio. Y de eso se dio cuenta tan solo días atrás. El otro tiempo lo había empleado en justificarlo; en inventar excusas que llevaran consuelo a su doliente corazón.

Las cenas románticas habían sido reemplazadas por noches heladas en soledad. Los fines de semana de ocio y caricias saturadas de amor habían sido reemplazados por días vacíos de inconformidad. Los cálidos besos matutinos habían sido reemplazados por hirientes frases que de alguna u otra manera ya se había acostumbrado a escuchar: «vuelvo en la noche. No me esperes despierto».

Tenía esperanzas, sin embargo.

Tal vez solo era su relación pasando por una mala racha. Eso ocurría en todas las parejas, y en efecto no era motivo para desistir. Había llegado muy lejos y, ante su perspectiva, el matrimonio era algo para tomar en serio.

Esperaba que Taehyung pensara igual, porque esa noche había preparado algo especial.

Nada del otro mundo. Solo le dio un ambiente más hogareño a la zona del comedor e hizo una buena comida, misma en la que esperaba poder dialogar. Quizá si los dos ponían de su parte las cosas pudieran volver funcionar.

Supo que estaba siendo iluso cuando sus párpados comenzaron a pesar. Estaba sentado en la mesa, con la comida todavía servida, sus codos apoyados en la superficie y su rostro siendo vagamente sostenido por las palmas de sus manos. Inspiró hondo, parpadeó en reiteradas ocasiones y entonces se reincorporó, luchando contra el sueño.

Observó el reloj a uno de los costados pegado en la pared, el cual marcó la 1:05 a.m.

La comida para ese entonces ya debía estar completamente fría. Y su corazón completamente roto.

Entre sollozos que hizo el esfuerzo de no soltar, recogió todo con la mayor de las tristezas y simplemente lo echó la basura. Incluso uno que otro cubierto fue a dar allí, mas no podía importarle menos.

Quería dormir. Luego pensaría en qué hacer con Taehyung.

Taehyung...

A mitad de las escaleras la puerta principal fue abierta. Jungkook se devolvió rápidamente, el sueño fugándose de su cuerpo como por arte de magia. Ahí estaba Taehyung, con una expresión tan neutral que hizo a su corazón doler un poco más.

—¿Qué haces despierto, Jungkook? —Cuestionó, en tanto resguardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón. Por la distorsión en su voz, tal parecía que había estado bebiendo.

—Estaba esperándote. ¿Por qué tardaste tanto?

—Tuve mucho trabajo en la oficina.

—No sabía que a las cantinas se les llamaba "oficina".

—¿Vas a empezar con tu paranoia? No hago nada malo, Jungkook —dijo con evidente fastidio—. No te vendrían mal un par de sesiones con el psicólogo. Ves cosas donde no las hay y eso ya me tiene harto.

—¡Tú me tienes harto! —Taehyung carcajeó.

—Vale, precioso, entonces te jodes porque estamos casados y no te vas a deshacer de mí tan fácilmente. Reflexiona —llevó su índice a un costado de su cabeza, tocando ligeramente—, ¡reflexiona! —repitió en un grito—. Iré a ducharme.

Y eso hizo tras subir las escaleras, despojarse de su vestimenta y dejar sus cosas tiradas por la cama.

Por mientras, Jungkook quiso prepararse para ir a dormir. Quiso, porque el teléfono celular abandonado de su queridísimo "esposo" se veía realmente codiciable.

Se preguntó si realmente valdría la pena. Misma pregunta que mandó al carajo una vez se acercó. Tomó el aparato con manos temblorosas y con los mismos nervios intentó descifrar la clave, mas nada surgió.

Tal vez era su día de "suerte" porque no fue necesario desbloquearlo. Un mensaje que recién llegaba iluminó la pantalla, y fue relativamente sencillo leerlo; también de confirmar sus aprensivas sospechas.

«Dile que el amor se acabó, que ya no lo quieres y ya. No es tan difícil. Estoy ansioso por que estés conmigo. No soporto verte con él».

Ganas de llorar no le faltaron.

Intentó calmarse, pero el dolor ya estaba actuando por él. Rebuscó debajo de la cama aquella escopeta que tenían únicamente para emergencias y la cargó con sus respectivas balas.

Siquiera estaba pensando. Por su mente solo pasaba la idea de acabar con Taehyung, porque era suyo, porque lo seguía amando y no lo quería compartir con nadie más. Lo prefería muerto antes que verlo con alguien más.

—Jungk... —calló al instante al salir del baño, apreciando con estupefacto a su esposo apuntándolo—. ¿¡Qué haces, loco!?

—Hijo de puta.

Eso fue lo último que dijo antes de disparar. La sangre salpicó por todos lados y ni habiendo acabado con todo pudo llorar. Sus manos sudaban y pese al frío del ambiente sentía un calor infernal.

Sabía lo que había hecho, pero no le encontró sentido. No se sentía mal. Podía incluso jurar que encontró alivio en aquella sangre derramándose por todo el pavimento.

En una especie de trance, bajó a la cocina a limpiarse el rostro en las zonas que le había caído sangre. También se cambió de ropa y de ahí no supo qué hacer. El sueño se había esfumado, y tampoco le hacía mucha gracia dormir con el cadáver de Taehyung a pocos centímetros.

El sobresalto que tuvo fue descomunal luego de escuchar la puerta principal sonar. Se encaminó a ella y la abrió con una normalidad aterradora, encontrándose con Namjoon, el mejor amigo de Taehyung.

—¡Hola, Jungkook! Lamento la hora. Hoy hubo mucho trabajo en la oficina, fueron unos socios del jefe, prácticamente nos obligaron a beber y creo que debido a los efectos del alcohol Taehyung tomó mi celular y yo el suyo —sonrió apenado, extendiendo el celular que era de Taehyung—. No es necesario que lo despiertes, pero por favor recuérdale mañana devolverme mi teléfono.

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