
Ova 1: Recuerdos del vacío... Parte 4
Historia crossover vinculadas:
El Último Espíritu e Itsuka Legacy
Tentación y un voto de confianza.
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Tras las palabras del conejo, Tabitha se aleja de Saito, mientras se sonroja cuál remolacha fresca; queriendo disimular, salta encima de Junior para agarrarlo por el cuello, mientras jala sus orejas de forma muy cómica.
Tabitha: ¿Qué te dije sobre esos comentarios conejo...? Ahora verás -expresó todavía llena de rubor en sus mejillas.
AY DIOS... UNA KUUDERE, ME ATACA...
Con un grito de lo más cómico, Junior salta y se sacude tratando de escapar del agarre; lo cual, hace reír a los presentes... Sobre todo a Kirche, quien jamás había visto comportarse así a su amiga; aunque en el fondo, siente un gran regocijo por verla tan feliz.
Akane: Eso te pasa por chistoso -dijo, viendo feliz la escena.
Marina: Que recuerdos... Justo así reaccionó Origami cuando esté bruto le dijo a Álex que no fuera a ser como Shido y si le cumpla sus deseos más pervertidos -explicó, mientras se ríe por lo que Tabitha le está haciendo.
Akane: ¿En verdad le dijo eso, pero donde y cuándo pasó esto? -preguntó.
Marina: Luego que te salieras a platicar con Tenka y más otras, Origami aprovecho para decirle un par de cosas más; pues al fin este chico había aceptado su amor, pero no falta el conejo y sus comentarios -respondió, con una risita dibujada en el rostro.
Saito: Disculpen... ¿A qué se refiere el conejo con ese comentario que hizo? -preguntó algo confundido.
NO PUEDE SER...
ES TAN PRINCESO COMO SHIDO...
¿QUÉ NO ES OBVIO BRUTO...?
¡TABITHA QUIERE TODO CONTIGO...!
¡¡¡JUNIOR, QUÉ TE DIJE...!!!
AUXILIOOOOOOOOOOOOO...
Akane: Eso te mereces -expresó feliz.
JAJAJAJAJAJAJAJAJA
Una risa generalizada ante la escena cómica que tiene lugar en el patio, hace que Tabitha se calme un poco; por su parte, Louise quien no sabe cómo acercarse a Saito, solo llora en silencio, para luego irse corriendo.
Pasados unos minutos, Tabitha se para junto a Saito mientras se prensa de su brazo; tanto Marina como Akane, miran felices la escena.
Junior: Bueno, es hora de irme -dijo.
Akane: Entonces era en serio... -respondió.
Marina: No era broma la advertencia de este conejo, estamos atrapadas aquí; al menos en esencia, pues debemos resolver... -explicó de forma clara, antes que Akane se aproximara un poco a la peligris.
Akane: Lo sé y no me arrepiento, solo espero que Koji no se preocupe mucho por mí, pues van a ser meses de ausencia -manifestó, algo triste.
Junior: Tranquis Akane-chan, apenas salgan de esta dimensión, tú volverás al punto en el tiempo que desees -respondió.
Akane: Siendo así, está bien -expresó feliz.
Tabitha: Gracias, sobre todo a ti Akane, pues su ayuda nos será muy útil -interrumpió con un brillo en sus pupilas.
Tabitha: Salúdame a Álex cuando lo veas, no dejes que el odio lo consuma -añadió, viendo con cariño al conejo.
Junior: Descuida, ahora él tiene a un ángel a su lado... Aunque es algo Kuudere y un poco pervertida; pero ella daría su vida por Álex, no podría pedir mejor pareja para mi amigo, nos vemos chicas -respondió, mientras vuela hacia el sol para luego desaparecer.
Una vez que Junior se ha ido, las chicas solo se preparan para ingresar al colegio y poder hablar con el director; en eso, un carruaje se aproxima a la entrada, lo cual causa mucho desagrado en Tabitha y Kirche.
Dándose cuenta de esto, Akane y Marina se mueven detrás de Tabitha y Saito, el cual es llevado del brazo por esta; luego de un rato, todos llegan al despacho del director, quien es consciente de todo lo sucedido.
???: Vaya, así que ustedes 2 también vienen de otro mundo -expresó feliz, un hombre de barba blanca y túnica negra.
(Imagen simbólica).
Tabitha: Así es director Osman -respondió.
Kirche: Por eso deseamos pedirle que les dé asilo en el colegio -interrumpió.
Osman: Jo jo jo... No veo porque no, además ellas 2 son muy fuertes y como me atrevería a negarle ayuda al par que puso en su lugar a los Valliere -expresó feliz.
Saito: Momento, ósea que... -dijo, viendo con interés al director.
Osman: Joven Hiraga, esa familia quizás sea una de las más respetadas, aunque también son los más detestados; sobre todo Karin, la del viento fuerte, por años nos exigió que le enseñamos a Louise magia... Pero ella jamás entendió que se nace con este don, esa chica no tiene talento alguno; solo la magia que le da el vacío, es su único don... -explicó, antes de ser interrumpido por un zapatazo.
NO PUEDE SER, YA SE FUERON Y NINGUNO DE ELLOS ME QUITÓ ESTAS RUNAS...
Con miedo en su voz, Saito se lamenta por el trágico descubrimiento.
Osman: Te equivocas, solo se necesita que tú ya no desees ser familiar de ella -respondió.
Antes de poder decir más, un brillo brota de sus runas, las cuales desaparecen.
Saito: Soy libre -dijo feliz.
PUMP...
De forma agresiva, una bella joven irrumpe en el despacho; esta tiene el cabello morado y ojos color verde agua, así como una túnica.
(Imagen simbólica).
???: Saito-san, me alegra que estés bien -dijo, mientras se acerca a este.
Saito: Princesa Henrrieta -respondió, con un poco de apatía.
*Henrrieta: ¡Pero qué...! Él jamás había sido así de frío -pensó algo preocupada.
Saito: Podría decirme que hace aquí... Puede que no sea nadie para usted, pero en verdad me da curiosidad -añadió, alejándose.
Henrrieta: Deseo llevarte conmigo -expresó, con gran determinación.
Tabitha: ¿Con qué derecho deseas hacer eso Henrrieta? -preguntó, abrazando a Saito.
Ante esta acción, Henrrieta deja ver un poco de molestia en sus ojos; más por el hecho, de verla tan cercana a Saito.
Henrrieta: Sé cómo es Louise con él, así que decidí hablar con los Valliere para que ellos me cedieran a su familiar; es posible que ya estuvieran aquí y les dieran la noticia, pues claramente no quieren a Saito-san -dijo con firmeza en su voz.
Akane: De hecho vinieron a agredir tanto al pobre de Saito, como a Tabitha -interrumpió de forma sería.
Henrrieta: ¿Tú quien eres? -preguntó, de un modo desconfiado.
Marina: Ella es Akane, yo soy Marina Arusu, venimos de otro mundo como Saito -explicó, mientras se acerca a Henrrieta.
Marina: Te tardaste mucho en ayudarlo, solo eres una oportunista -añadió de modo dulce, aunque con cierta hostilidad en su voz.
Osman: ¡No le hables así...! Ella es... -replicó, antes de ser apartado por Akane.
Akane: Sabemos que es la princesa, solo así se explica lo altanera que es -respondió con indiferencia, para luego amenazarla con su katana.
Akane: Saito sufrió por meses, sintió mucho dolor y soledad debido a esa pecho plano, tú pudiste auditarlo en más de una ocasión; no eres más que una infeliz que dice amar a un buen chico, eres de lo peor -añadió, tocando su cuello con la cuchilla.
Henrrieta: Director... ¿Va a permitir esto, no hará nada? -preguntó nerviosa.
Osman: Lo siento princesa, pero ella tiene la razón en sus reclamos, usted pudo ayudarle al joven Hiraga; pero por su posición dentro del reino, nunca lo hizo, él ahora cuenta con el apoyo de la señorita Orleans... -manifestó, acercándose a los 2 mencionados.
Henrrieta: Entiendo, pero aun así yo quiero hablar con Tabitha y usted a solas; creo que no es mucho pedir, seré breve -respondió.
Osman: De acuerdo... Por ahora les asignaré a ustedes 2 la habitación que se encuentra a lado de la de señorita Orleans; quédense ahí por favor, le pediré a Siesta que lleve algo de comer, siéntanse cómo en su casa... -expresó de forma educada.
Akane y Marina: Muchas gracias/Pues ahora nos retiramos -respondieron amablemente y con una sonrisa tenue, mientras las 2 hacen una pequeña reverencia.
Luego de abandonar el despacho, Saito y las 2 chicas junto con Kirche y Colbert entran a la habitación; en esta puede verse una cama y muebles muy elegantes, además de mucho polvo dado lo abandonada que estaba.
Akane: Bueno, al menos no dormiremos a la intemperie -dijo, atando su cabello en forma de coleta.
Sin darle tiempo a moverse, Saito empieza a limpiar de forma diestra; lo cual impresiona a la misma Marina, quien lo ve fijamente.
Marina: Oye amigo, déjanos ayudarte con la limpieza -expresó, tratando de aproximarse a Saito.
Saito: No, déjenme hacer esto por favor, sin su ayuda seguiría de esclavo de Louise; esto es lo menos que puedo hacer -respondió sin un solo signo de duda en su voz.
Kirche: Déjenlo chicas, para Saito esto es un modo de decirles gracias por ayudarlo; pero ni pienses que te librarás de la conversación que tenemos pendiente... Mi amiga está muy enamorada de ti y necesito saber que sientes por ella -argumentó, parándose a su lado.
Akane: Eso no importa mucho ahora -dijo de forma tajante.
Kirche: ¡¿Cómo de que no?! -preguntó, llena de enojo.
Marina: La princesa quiere a Saito, pese a no haber hecho nada para ayudarlo, ya que ella prefirió guardar las apariencias... -intervino, mientras ve de reojo a las 2 chicas.
Con esto en mente, las 3 bajan la mirada por el predicamento que tienen entre manos; de la nada, la espada de Saito empieza a hablar.
Derf: Tranquilas, mi compadre sabe a quién ama y esa princesa no es un peligro; lo debo decir, Tabitha me agrada para él -respondió con sinceridad.
Saito: Derf tiene razón, Tabitha me ayudó en más de un sentido, platicamos cada noche y aún recuerdo las lecciones para entender su dialecto; le debo mucho, pero no solo es por gratitud esto que siento por ella, yo en serio la amo, y ahora que soy libre de estas runas puedo ser sincero -argumentó con una gran sinceridad, mientras ve sus manos.
Akane: Momento... ¿Insinuar que esas runas te restringían? -preguntó algo alterada.
Kirche: Es verdad, en un familiar normal, el poder de las runas hace que le sea imposible dejar a su amo; tienen algo que los esclaviza, los hace ser fieles aun si su deseo es alejarse de ellos, simplemente no pueden -respondió, cruzándose de brazos.
Mariana: Eso es horrible -expresó, antes que saltara sobre Saito para abrazarlo.
Saito: Duele mucho, cada vez que yo trataba de abandonar a Louise, las runas me hacían desistir de esas intenciones -respondió, muy resentido.
Saito: Un día, quise decirle a Tabitha que yo estaba enamorado de ella, pero estas runas me silenciaron con una onda de dolor; algo que me impidió pensar claro y terminé con un poco de amnesia... -añadió mientras toca su frente con su mano.
CLAMP...
Un portazo llama la atención de todos en la habitación, sobre todo de Saito quien voltea casi por inercia; justo al centro de la puerta, aparece Tabitha, la cual deja escapar un par de lágrimas de felicidad y una tenue sonrisa.
Saito: Tabitha -dijo algo nervioso.
Tabitha: Lo sabía -respondió feliz, mientras se acerca al pelinegro.
Sin pensarlo siquiera, la peliceleste lo atrae hacia ella para besarlo de forma muy dulce, aunque un poco torpe; en respuesta al bello gesto, Saito coloca su mano en la espalda de Tabitha, mientras corresponde al beso.
Pasados unos segundos, los 2 se apartan del otro para poder recuperar el aliento; lo cual les provoca un leve sonrojo.
Tabitha: Sabía que me amabas Saito, aunque jamás pensé que esas runas... -dijo, sin dejar de abrazarlo.
Saito: Tabitha, al fin puedo confesarte todos mis sentimientos; te amo tanto, como jamás creí amar a nadie -respondió besándola una vez más.
Kirche: Oigan tórtolos, no coman pan frente a los pobres -interrumpió con voz pícara.
Sonrojándose furiosamente, ambos se alejan un poco para ocultar el rubor de su rostro.
Akane: Por cierto... ¿Qué quería esa princesa de ti? -preguntó con voz inquisitiva.
Al oír estás palabras, Tabitha levanta de un modo agresivo su bastón para desatar unas olas de hielo; estas destrozan los muebles y parte de la ventana, dejando sin palabras a las presentes, pero más al mismo Saito.
(Imagen simbólica).
Marina: ¡Oye...! ¿Qué fue eso? -preguntó con algo de confusión.
Tabitha: Estoy tan modesta... Esa idiota, solo quiere quitarme... La detesto -balbuceó, algo enojada.
Tabitha: Hicimos un trato, tuve que aceptar, pues Saito es un plebeyo y ya no un familiar, él tendría que irse de aquí; yo al no ser nada en esta sociedad de nobles, no puedo pedirle al director Orman que te quedes -respondió, estrujando los puños.
Kirche/Marina/Akane: ¡Eso es una idiotez, y lo sabes amiga!/Es verdad, Osman dejó que nos quedemos/Lo hizo solo porque dejamos a los Valliere con vida -expresaron llenas de enojo.
Tabitha: Debemos irnos, no puedo explicar nada más, fue el trato... Saito, no importa lo que decidas; no me arrepiento de haberme enamorado de ti -manifestó triste, mientras le da un beso suave en los labios.
Entre lágrimas, Tabitha corre a través de los pasillos desolados hasta llegar al patio; antes que pueda avanzar más, Akane la detiene.
Tabitha: ¡Déjame! -gritó llorando.
Akane: ¿Qué pasó? -preguntó seria.
Tabitha: ¡Hice lo mejor por él! -replicó, más molesta.
Marina: ¿Renunciaste a él? -preguntó con un poco de temor.
Colbert: Temo decir que la princesa se valió de su poder para separarlos -interrumpió.
Akane: Explíquenos por favor -manifestó de forma áspera.
Tabitha: Henrrieta me dijo que de no dejar a Saito, haría que lo echen del colegio; por eso vino, quiere llevárselo... Pues según ella está enamorada de él; no pude hacer nada, yo no tengo algo que ofrecerle -manifestó con más lágrimas y sollozos.
Akane: Esa malnacida, voy a partirle la cara a esa princesa arrogante -respondió, viendo con odio hacia la ventana de la habitación.
Kirche: Si lo haces, el único afectado será mi Darling, así como Tabitha; ella no es de aquí, pueden echarla de esta nación... Temo decir que tampoco tiene un lugar a donde llegar y peor aún; tampoco la quieren allá, te lo pido chica, no te involucres -expresó, mientras se acerca a su amiga para abrazarla.
Marina: Ósea que vas a renunciar a Saito en pro de su bienestar -respondió sería.
Tabitha: Quiero confiar en él... Esta decisión me dirá si Saito realmente me ama o solo es agradecimiento -manifestó con voz triste.
Akane: Bueno -respondió.
En la habitación, Saito daba vueltas por todo el perímetro, pues quedó algo extrañado del comportamiento de Tabitha; a punto de salir corriendo, la perilla se mueve hasta abrir la puerta, dejándole ver algo inesperado.
???: Saito-san, debemos hablar -dijo una voz muy dulce.
Saito: Henrrieta... ¿Qué haces vestía así, o es una mala broma o qué...? -preguntó, girando el rostro.
Ante él, aparece la princesa en ropa interior y con un baby doll color lila que deja nada a la imaginación; esta se acerca lentamente al pelinegro, para lograr colocarse enfrente de este, sin pensarlo busca abrazarlo.
(Imagen simbólica).
Sin dudarlo, Saito la evade, dejando un poco enojada a la princesa.
Saito: No puede estar aquí, mucho menos en ese tipo de atuendos -dijo muy nervioso.
Henrrieta: Pero no tiene nada de malo, pues estas prendas me las puse pensando en ti, yo te amo y no pienso renunciar a ti -respondió con voz seductora y algo atrevida.
Saito: ¿Qué usted qué? -preguntó con mucha confusión en su voz.
Henrrieta: Dije...
¡¡¡QUÉ YO TE AMO SAITO...!!! -gritó de forma áspera y directa.
Continuará...
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